miércoles, 19 de junio de 2024

La magia invisible de los lugares más comunes


Ayer pasé por la calle, desde hace unos meses, prohibida, y tuve miedo de posibles secuelas y recaídas; sentía el ritmo de mi respiración agitado y el silencio era ensordecedor, me sentía como si estuviera en la escena de un antiguo crimen sin resolver. El asesino, un puñado de recuerdos resplandecientes, y su arma, una nostalgia capaz de colarse hasta en los rincones más recónditos; le dejé entrar, te dejé entrar durante un ratito en mí y desordenarlo todo; mientras, una diminuta sonrisa brillaba con ternura y a unos ojos temerosos se les metía algo de nostalgia en su interior haciéndoles llorar. 
Los lugares en los que hemos sido felices siempre poseerán en su interior cierta magia especial; para gran parte de las personas de ahí fuera seguirán siendo sitios corrientes a los que apenas prestarán atención, pero para quien una vez se paró a ser feliz allí no. A mí me dan miedo, y no sé si es por todo lo que te pueden llegar a hacer sentir cuando creías haber ya pasado página o por ser consciente de que, a veces y sin darnos cuentas, dejamos especiales partes de nosotros en esas personas y en esos lugares en los que fuimos felices.
Parte de nuestro legado reside en esas personas y en esos lugares; la manera en que aparecemos allí, lla manera en la que nos permitimos ser y sentir y la manera de irnos, aunque esta última no nos guste, dice mucho de quienes somos, y en temas de despedidas yo no soy quien para dar lecciones, pues un puñado de emociones siempre me agarra en este tipo de momentos haciéndome sentir algo torpe en las mismas. 
Pero ya no tengo miedo a pasar por esa calle, algunos domingos o días de bajón sigues estando en ese banco con tu maldita sonrisa preciosa y tus aparentes ganas de descubrir que había aquí dentro, la nostalgia siempre consigue estrujar mi corazón y,  a veces, hacerme llorar, pero he vuelto a caminar por esa calle y a sonreír por haber tenido la suerte de coincidir contigo.
Hay lugares corrientes en los que se queda a vivir cierta magia de esa que llevamos en nuestro interior y que se ve desde fuera cuando somos muy felices, párate, mira y siente, prometo que si duele es señal de que está curando, prometo que mañana dolerá menos, y te prometo que algún día ese lugar ya no nos hará llorar y solo provocará en nosotros una sonrisa nostálgica por haber podido vivirlo y sentirlo todo bien adentro. 

miércoles, 5 de junio de 2024

Las personas de siempre en el lugar de siempre.

 

Las mismas personas y el mismo lugar de siempre, pero todo, absolutamente todo, diferente. 

Entre estas paredes fuimos, durante un rato, invencibles y eternos en el tiempo; cada Viernes por la tarde jugábamos a ser quienes quisiéramos ser, soñábamos despiertos, nos ilusionábamos al ver lo que estábamos construyendo y nos emocionábamos con cada abrazo en el que el mundo parecía nuestro patio de juegos en el que seguir jugando y avanzando cogidos de la mano, y del corazón. Nos emocionamos, nos abrazamos, nos sentimos, nos enamoramos, nos desenamoramos, nos ilusionamos, nos reconstruimos, nos observamos y nos construimos como una familia preciosa en la que poder llegar hasta las estrellas juntos, a veces llegamos a vivir instantes tan mágicos y especiales que dudábamos de si esto era real o solo un sueño del que despertaríamos en algún momento. El tiempo ha pasado y muy lejos quedó todo esto, pero siendo sinceros debemos reconocer que nos ha quedado una historia preciosa, prometo que algún día la tendréis en vuestras manos escritas. La sensación es algo rara al comienzo, he vivido y sentido tanto por, gracias y a través de estas personas que me es imposible no tenerles un cariño especial, les quiero mucho y sé que les voy a querer toda la vida sin importar la distancia existente entre los caminos que estemos recorriendo cada uno. Siento una ternura estrujando mi corazón. un beso cálido en mi mejilla, un "que bien verte", unas carcajadas sonoras siendo la melodía perfecta de nuestro encuentro y miradas brillantes entre unos y otros con cierta pizca de nerviosismo e ilusión en su interior. 

Hay ocasiones en que al mirar a algunas personas no ves tanto rostros, sino cofres repletos de recuerdos, supongo que por eso siguen brillando tanto siempre sus miradas y ellos mismos, jolín, les quiero tanto a cada uno de ellos, siempre van a ser algo especiales y diferentes al mundo de ahí fuera y esto si que es para siempre, la ternura y el amor poniéndome la piel de gallina, mis ojos aguantando las lágrimas al escuchar recuerdos pasados y felices y mis ganas de verles seguir cumpliendo sueños y siendo felices, se lo merecen, se merecen ser realmente felices y explotar de amor una y mil veces más, yo lo hice, salté al vacío y acabé volando rodeada de estrellas. 

Creo que ya vi esta película tiempo atrás y no me gustó el final, nunca estamos preparados para despedirnos de quien ha sabido querernos bien y bonito, pero las despedidas son parte inevitable y necesaria de seguir creciendo, y sin ellas hoy no estaríamos viviendo este reencuentro. 

Os quiero mucho y os llevo siempre conmigo allá donde voy, en muchas ocasiones me dijisteis varios de vosotros que llevaba aquí dentro cierta luz especial y que por eso era fácil quedarse cerca de mí, creo sinceramente que parte de esa luz no era nada más que el reflejo de quien tenía delante, gracias por aquellos años, por explotar de amor e ilusión y animarme a lanzarme al vacío, durante un rato fuimos imparables y eternos y eso me lo voy a llevar siempre conmigo, al igual que a cada uno de vosotros.

Menuda historia más bonita y especial me está quedando.

martes, 21 de mayo de 2024

Gestionando despedidas con buena letra y a paso lento

 

Me imagino una calle desierta, una sonrisa preciosa y un silencio ensordecedor, roto tan solo por dos nudos en la garganta de quienes coincidieron por el camino durante un pequeño ratito. Me imagino un "hace tiempo que no nos vemos" y unos ojos llenándose de lágrimas por los abrazos pendientes que quedaron, me imagino un "te he echado de menos" que ni me importa saber si fue recíproco o no. Me imagino un último café, una conversación pendiente que con el tiempo dejará de sentirse tan pendiente y un "que suerte he tenido de cruzarme contigo".

 Respiro hondo, me permito romperme una vez más y aceptar tu recuerdo como la señal de vida, la prueba de que estoy viva y de que puedo sentir. Como una especie de maga sin trucos te colaste aquí dentro, o me colé yo en el interior de un castillo rodeado por murallas en el que dentro había una niña aprendiendo de sí misma; a este tipo de regalos me refiero cuando digo que sí merece la pena deshacerse de corazas y armaduras y mostrar, corazón y entrañas, a quienes creas que sabrán cuidarlo bien.

No te preocupes, pequeña, por lo que ahora toca desinfectar, curar y soltar; el miedo sigue pisándote los talones y probablemente él haya participado en tu huida mientras fantaseabas con ese "vamos a hablar, quédate un rato más"; no ocurrió, y quien sabe, aunque te cueste horrores comprenderlo hay personas que pasan para quedarse un ratito, aprender ellas de ti, tú de ellas o largarse juntas a respirar un poco de los miedos y del ruido de ahí fuera, me gustó la sensación, y por ello ya he ganado mucho más de lo que me imaginaba.

Ahora, pequeña Sunshine, frena y siéntelo todo sin miedos ni agonías, hemos venido a sentirlo todo, ¿recuerdas?, pretender hacerlo solo con lo bueno sería una utopía que nos impediría seguir creciendo, seguir aumentando el tamaño de la habitación que tenemos a la izquierda de nuestro pecho, nos está quedando una habitación y un reino precioso lleno de colores que brillan sin parar; las avispas de mi interior vuelven durante unos minutos a transformarse en mariposas capaces de volar bajo la tormenta, se transforman varias veces al día cuando pienso en el pasado, pero supongo que es parte del proceso. 

"Eres suficiente", "lo hiciste lo mejor que sabías con la libertad que los miedos te permitían", "suficiente", "suficiente", "suficiente", deja de pensar, al menos durante un rato, y respira, hazlo tantas veces como necesites y permítete romperte en los brazos que sigan queriendo acompañarte, estás exactamente donde debes estar y, aunque a veces se te olvide, estás muy lejos de donde estuviste tiempo atrás. 

Me imagino una calle desierta que se va llenando de gente, de ruido, de copas brindando y de música lejana procedente de un banco perdido, pero especial; una sonrisa preciosa acompañada de unos ojos que contienen un jardín secreto me observan, otros ojos tímidos se llenan de lágrimas por los abrazos pendientes, maldito nudo de mi garganta. Me imagino un "me ha gustado coincidir contigo", un "espero que todo te vaya bien, que seas muy muy feliz" y, seguido, un "sé que te irá bien, sé que serás muy feliz, o al menos te lo mereces". 

Vivir sin corazas es una aventura con ciertos riesgos, pero realmente emocionante, me gusta ser así, me gusta descubrirme siendo más valiente de lo que creía que era; miro al cielo, me emociono con facilidad algunos días en que pienso en mi abuelo y en mi abuela, cojo un corazón temblando entre mis manos y les digo orgullosa: "mira abuelo, mira abuela, soy capaz de sentir todo esto". 

Bendita escritura; ni me acuerdo cómo respiraba, sentía, soltaba y crecía antes de ella.

Gracias ♡

viernes, 17 de mayo de 2024

Cuando me permito los cuidados


Ayer lloré entre los brazos de una de esas amigas que siempre sabe lo que hacer cuando todo se desmorona, me permití romperme entre sus brazos y dejarme acariciar en esas zonas que aún están en proceso de curación.
Le hablé del regreso de la ansiedad descontrolada y del miedo a que se quedara atada de nuevo aquí dentro, le hablé de mi abuela y de como la vida se volvía realmente sencilla y preciosa cuando entrabas en esa "casa de la abuela" del norte, le hablé del amor y de mi manera de amar a las personas, le hablé de quien fue capaz de hacerme sentir a salvo durante un ratito y de la nostalgia que sigo sintiendo cuando pienso en ella, le hablé de mi mejor amiga y de lo orgullosa que estoy de ella, le hablé de mis sueños y miedos, le hablé de lo que me gusta querer y cuidar a otros y de mis dificultades cuando otros lo intentan hacer conmigo, le hablé de mis pensamientos, a veces catastróficos, y de esta mezcla de tristeza y cansancio que aún seguía acostándose conmigo alguna que otra noche. 
Ella me escuchaba atenta y con un mirada dulce, sus brazos me acercaban a su pecho y sus labios me besaban la frente con sacos repletos de amor y ternura. 
Tras un silencio largo, pero cómodo en el que refugiarse, me ayudó a mirar aquí dentro y a empezar a parar toda la maquinaria para dedicarme únicamente a empezar a observar, hacía tiempo que no lo hacía y se notaba, luego me recordó que ya había estado aquí y que esto también pasaría.
"Esa tristeza que llevas ahí dentro no se va a ir hasta que no le dejes quedarse un tiempo en alguna de tus habitaciones, hoy pensarás un poquito en esas cosas que te ponen triste, no te preocupes, es parte del proceso, mañana pensarás un poquito menos y tendrás que seguir aceptando su existencia, pero en algún momento, antes o después, llegará la noche y te darás cuenta de que no has tenido tiempo para pensar nada en ello, será entonces cuando la tristeza ya se haya ido al comprobar que ya no es capaz de hacer tanto ruido. Mientras escribe pequeña, escribe tanto como necesites y de lo que necesites, escribe de lo que has sentido, de lo que sientes y de lo que te gustaría sentir, esa siempre ha sido tu mejor forma de mirarte hacia dentro sin hacerte demasiado daño.

Ya os dije que es una amiga que siempre sabe qué hacer y/o decir cuando todo se desmorona; no sabía que responderle, tan sólo permanecí unos minutos más escuchando el latido de su corazón y le dije que me gustaba sentirme cuidada y querida, ella me respondió que aprendió a hacerlo de la mejor y, entonces, nos fue imposible no rompernos a la vez.
Tengo a personas en mi vida a las que quiero con todo el corazón, que suerte sentir esto que siento con ellas y de que sigan estando muy cerquita de mí, algo muy bueno debí hacer en otro vida para seguir sintiendo sus brazos rodeándome hasta cuando soy más complicada de acompañar. 

Gracias ♡

miércoles, 15 de mayo de 2024

A quien está por llegar


No me conoces, ni tú a mí ni yo a ti, pero ojalá poder conocernos pronto y crear una esfera, aunque sea un ratito, en la cual el mundo y la vida parezcan algo más sencillas de lo que son en realidad. Te voy advirtiendo que no soy fácil de conocer ni de cuidar/querer, intento ponerlo fácil, te lo prometo, pero sigo sin conseguirlo, supongo que por esto mismo me hace tan feliz fantasear con la posibilidad de conocer a personas con ganas de hacerlo, no sé, me gusta la posibilidad de conectar con las personas y sentir cada emoción y sentimiento tanto como mi corazón y tripas me permitan.
Es cierto que, al igual que lo bueno lo siento aquí dentro intensamente, con lo malo me pasa igual y a veces algunas zonas me duelen más de lo que me gustaría, pero no me arrepiento de ser como soy, desde hace años conseguí reconciliarme con mi sensibilidad del todo y apreciar toda la belleza que esta me muestra, un mundo invisible a los ojos de gran parte de personas.
No quiero pedirte nada, no quiero pedirte que te quedes, ni que me entiendas, ni que todo te parezca bien ni una atención desmesurada, solo quiero pedirte algo.
Tengo aquí dentro a una niña preciosa pintando corazones y flores en las paredes de una habitación llena de luz, a veces perceptible por parte de otros;
algunas personas nunca han entrado aquí, otras entraron tras años de ternura y cuidados, y otras con tan sólo una sonrisa, tres o cuatro de mis amigas ya son capaces de llegar a esa niña sin problemas, son expertas en mimarla y quererla bien. 
No sé si tú conseguirás llegar, ni siquiera sé si en algún momento nos conoceremos o no, pero... por favor, si quieres irte despídete antes. No hacen falta gestos grandilocuentes ni actos muy formales, sólo despídete, como quieras o como puedas, sé que no nos han enseñado demasiado esa movida de soltar, pero hazme ese pequeño favor, me suele costar el tema de soltar a quien me hace sentir a salvo de los monstruos de aquí dentro, y las despedidas, aunque no las gestione bien, me lo ponen algo más fácil.
Ah, y gracias, porque si me cuesta soltarte es porque antes hemos sabido agarrarnos desde el amor y la ternura, y eso vale todo malestar y sufrimiento de la despedida. 
Ya te he dicho que he venido a sentirlo todo bien adentro, sé que no es lo habitual y que si de algo sirven las corazas es de autoprotección, pero es que mi abuela me enseñó el amor así, permitiéndose sentirlo todo para que así, en el momento de la despedida, me quede un corazón repleto de amor, ternura y de pequeñas y mayores historias realmente preciosas. 
No nos conocemos, ya lo haremos, antes tengo mucho que limpiar y ordenar, pero por favor, hazme ese favor si algún día nos toca despedirnos.

Gracias y hasta pronto. 

sábado, 20 de abril de 2024

Tercios de cervezas sobre zonas sin desinfectar


Tras varios meses tocando la herida (porque no me quedaba otra) he conseguido identificar que aún hay aquí dentro pequeñas áreas que necesitan mucha atención y cuidados. Con ello he llegado al punto de descubrir que estoy en un momento en el que no quiero tanto un polvo, sino un abrazo, un beso en la frente y hacer la cucharita, estoy en un punto en el que quiero sentirme cuidada y querida por nuevas personas. 
¿Y quien sabe?, tal vez esto no es más que la proyección en otros de la ausencia de cuidados que he tenido hacia mí misma, tal vez vaya por ahí...
Me encanta mi trabajo y me encanta también cuidar de mis amigas y personas importantes, pero se me da horrible dejarme cuidar, suelo estar siempre con el temor a que, si me dejo cuidar, el otro aprovechará para hacerme daño, que es cierto que no siempre es así, pero ahora mismo todavía estoy cuidándome y mimándome despacio y con esmero para limpiar toda esta habitación de emociones caóticas.
Es como que no siempre estoy disponible para cuidar o sostener al otro, y esto a veces me hace sentir culpable; así de hipócrita soy a veces, en mis sesiones como psicóloga digo que es tan importante cuidar como dejarse cuidar, pero luego en la práctica patino en la parte de dejarse cuidar. 
A veces siento mucho miedo a que el otro me haga daño porque me estoy dando cuenta que cuando alguien consigue entrar de verdad en mí me cuesta muchísimo luego tolerar, aceptar su ausencia y como medio gestionar el dolor o emociones desagradables que esta me haya causado; ojalá ponerme un cartel en el pecho antes de saltar al vacío en el que pusiera algo tipo: porfi, no me hagas daño, soy una persona muy sensible que siente todo intensamente (lo bueno y lo malo).
Llevo unas semanas usando las cervezas para taponar heridas; a veces cuando mi cabeza está ruidosa o cuando estoy a punto de llorar por nostalgia o tristeza le pego un gran sorbo a la cerveza y me repito: hacia delante tía, que ya hemos llorado mucho por esto.

Sé que no es una forma nada saludable ni adecuada de procesar algunas de las emociones que no me gusta sentir, pero me está costando pisar el freno.
Debería parar pronto y mirar hacia dentro con más calma y esmero, abrazarme bien fuerte hasta que las lágrimas sean inevitables y el dolor ya no me asuste, y comprobar que sigo respirando, prometo que lo seguiré haciendo más y mejor.

Es hora de cuidarse tía, llevas ya un tiempo huyendo de ti misma, pero toca volver a ti y abrazarte fuerte, ánimo preciosa, ya hemos estado aquí antes y siempre hemos sabido transformar ese dolor y tristeza en crecimiento, volveremos a hacerlo.
Escucho la canción de "Mía" de Belén Aguilera tumbada en mi cama, me da vueltas la cabeza, mierda de cervezas... de pronto, empiezo a llorar, ahí estoy, volviendo a mí. 
La canción canta: y es una suerte poder sentirme mía...
Tranquila pequeña, estamos haciéndolo bien, confía en esa luz que tenemos aquí dentro y que a veces se ve desde fuera. 

jueves, 4 de abril de 2024

Pensamientos revoltosos


De pequeña me decían que si algo por dentro nos dolía había que echar agua de mar o permitirse llorarlo para que así, por un camino u otro, acabara dejando de doler; de pequeña las vacaciones eran más largas y existía una casa de la abuela en la que los miedos y preocupaciones quedaban fuera, podía pasar todo el día en la playa dejando que el mar y las olas hicieran conmigo su efecto curativo y mágico.
Ahora las vacaciones ya no son tan largas y ya no existe esa casa de la abuela, por lo que me he vuelto más llorona de lo que ya era, a veces odio sentir tanto por todo, es como que me implica una gestión interna y un trabajo emocional constante y,  a veces, no fácil de llevar a cabo, pero me siento orgullosa de todo lo que he ido mejorando y creciendo por aquí dentro sin soltar la mano de esa niña, que suele tener siempre la cabeza en las nubes. 
Y es que crecer es perfectamente compatible con ser una llorona, con seguir encontrando formas en las nubes, frenar el coche ante cualquier campo de girasoles para bailar entre ellos o jugar con las margaritas a ese juego de que nos quieran mientras seguimos aprendiendo cómo va eso de quererse bien a una misma; me gusta seguir creciendo sin soltarle nunca la mano a mi niña interna, es algo complicada llegar a ella a veces, pero también es especial.
Echo de menos a mis abuelos, con el fallecimiento de mi abuela he aprendido en carne propia que el duelo no es tanto superar la ausencia de alguien, sino aprender a vivir con esa ausencia, hay personas realmente preciosas ahí fuera con las que ojalá siempre nos quedara un abrazo pendiente para así no despedirnos nunca de ellas, pero en fin...
Me estoy enamorando hasta las trancas de mi trabajo, me siento muy orgullosa de mí misma y del papel que juego; desde hace meses llevo siendo el abrazo de un niño al que le da miedo la oscuridad, la profesora de una niña que está aprendiendo a trabajar la dislexia, el brazo en el que apoyarse un niño que no acaba de encontrar su sitio en el colegio, la mirada hacia una niña que crece en una casa que poco tiene de hogar, la guía de otra niña en el trastorno bipolar, y el de otro niño en la enfermedad del cáncer; formo parte de muchas historias de crecimiento, superación e inmenso amor; porque eso es lo que hago, trabajar con amor y con el amor obteniendo juntos cambios realmente grandes, lo estamos haciendo bien, pasito a pasito.
 
A veces, me enfado conmigo misma y se me olvida eso de intentar ser compasiva y tratarme desde la aceptación y no tanto desde el juicio, pero es que no sé porqué las personas intentamos tanto controlarlo todo si al final, a veces, todo sale por los aires. ¿No os ha pasado que, en ocasiones, para protegeros os habéis puesto en la peor de las opciones y os la habéis repetido mentalmente para ir aceptandola, pero cuando realmente ocurre os duele como si no hubierais hecho ningún tipo de preparación previa a ese dolor?
Bienvenidos al asqueroso universo de los pensamientos catastróficos y del autosabotaje, a veces tengo etapas en que me impresiono de lo bien que va todo y de mi capacidad de dejarme ir y saltar al vacío, pero otras soy una experta en cuanto a boicots, aún así sigo diciendo que estoy feliz por todo lo que estoy creciendo, porque lo estoy haciendo, paso a paso. 
Yo debería irme a dormir en algún momento, pero aquí ando, con mis avispas en la tripa y mi mente en una montaña rusa, el cansancio general ya le está pidiendo que se baje, pero ahí sigue la sinvergüenza. 
Tengo ganas de volver a la playa, a Galicia, ya no habrá ninguna casa de la abuela esperando, y es algo que me da muchísimo miedo, el instante en que llegue a esa calle y ya no... pero, tengo ganas de bañarme en el mar, dejarme columpiar por el balanceo de las olas y que no exista nada más que ese mágico y curativo momento, ojalá pronto. 

Rin, rin, rin...
Fin de la atracción, bájate y vámonos ya a dormir, es tarde y mañana madrugo. 

Buenas noches. 

miércoles, 27 de marzo de 2024

Trasteros solitarios


Tengo una habitación escondida que está vacía, a veces ruge, y ya sé que te estarás preguntando cómo puede rugir una habitación, pues no lo sé, pero lo hace, y yo lo siento a través de un viento gélido procedente de mi interior. 
Es como una especie de alarma molesta que me recuerda que hace ya bastante tiempo que no freno, apago la alarma y le pido a mi productividad cinco minutos más de resultados como mecanismo de escapar de esa habitación vacía.
No me da miedo, hace años que aprendí a habitarla y a sentir ese silencio como hogar también, me ha enseñado, en ocasiones, mucho más ese silencio que el resto de habitaciones, más llenas de vida y más ruidosas. 
Pero, por alguna extraña razón, hoy su presencia me ha incomodado; tienes razón, estoy de un evitativa insoportable y, tal vez por eso estoy buscando en la agenda de mi trabajo más sesiones, para encontrar un entretenimiento que me libere de tener que entrar en esa habitación. 
Hoy hace un tiempo de mierda y el viento sopla con rabia colándose entre los pequeños espacios de ventanas y puertas, estoy segura de que él ha sido quien ha reventado la puerta de mi habitación abriéndola de par en par.
Prometo entrar en ella, prometo volver a habitarla más de aquí en adelante, llevo tiempo sin entrar y, en cierta manera, lo echo algo de menos, eso o que siento que lo necesito, como una especie de limpieza interna para, posteriormente, poder disfrutar más de todo lo externo. 
Es una habitación pequeñita, y tal vez no esté del todo vacía, pero hace tiempo que no voy a ella como para poder asegurarlo, lo que sí sé es que ruge como fiera encerrada solicitando atención.
Pero, si os soy sincera, recuerdo que hace tiempo, en este tipo de momentos, cuando entraba en ella y le hablaba de toda mi semana y de las emociones que en ella habían existido, dejaba de rugir y aparecían infinidad de flores pintadas en las paredes. 
Por eso sé que no es una habitación ni fea ni malvada, tan sólo es una habitación distinta en la que volver a encontrarme desnuda y sin caparazón.

martes, 26 de marzo de 2024

Carta de buenas noches...

Estoy evolucionando y creciendo en poco tiempo muchísimo, en diferentes áreas y aspectos, siento que me voy acercando a ser la mejor versión de mí misma, y eso me hace sentir realmente orgullosa de mí misma. 
Pero, también estoy algo asustada, porque siento que, para avanzar, la vida me pone el peaje de tener que soltar versiones anteriores de mí, en mayor o menor medida, y así descubro de pronto que ya no tengo apenas nada que ver con esa chica que se escondía tras una libreta escribiendo y que temblaba fácilmente. Guardo cofres de ilusión, luz y magia aquí dentro intactos, pero hay mucho que se ha transformado aquí dentro y a mi alrededor porque debía hacerlo, porque es imposible seguir evolucionando sin deshacerse de varias capas.
Me miro en el espejo siempre unos minutos antes de acostarme y sonrío, a veces me emociono al hacerlo al comprobar todo lo que he cambiado, lo estoy haciendo bien, lo sé, y ya no tanto por logros externos sino por el tipo de persona que soy. 
Me gusta la persona que soy hoy porque soy la mujer que de niña admiraba o que deseaba que le hablase; cuido mucho y muy bien mi energía y el mundo que tengo aquí dentro y, aunque a veces toca vivir recaídas o seguir curando viejas heridas, siempre uso cada bache para coger impulso, lo estás haciendo bien, lo estamos haciendo bien. 
No sé muy bien en quién me estoy convirtiendo, pero estoy acercándome a ser alguien a quien quiero cada día más y a quien admiro profundamente; algo de miedo siempre hay cuando te ves logrando algunos de esos sueños por miedo a que sigan siendo sueños y despertar en cualquier momento, pero pasan los minutos y las horas y descubro que esto es real, que la oportunidad la tengo en mis manos y que la estoy aprovechando. 
Había una vez una niña con una infinidad de miedos, pero tenía tantas tantas ganas de conocer el mundo que consiguió coger a todos esos miedos de las manos y demostrarles que no hay miedo tan grande como para frenar sus ganas de descubrir. 
Sigue así, lo estamos haciendo bien. 

viernes, 15 de marzo de 2024

Niñas guerreras


La niña grita, y no sólo eso, ruge.
La niña intenta acariciar y araña sin querer, queriendo aún así que le quieran bien.
La niña defiende, lo suyo y a los suyos, contra viento y marea sin haber perdido todavía el miedo a la oscuridad. 
La niña es rebelde y revolucionaria ante cualquier injusticia o cosa que no entienda del todo. 
La niña llora en el baño y se besa con un cualquiera en público. 
La niña patalea cuando algo le duele y muestra la rabia como el eterno disfraz de la tristeza.
La niña juega a sentirse deseada en brazos expertos en agarrar y en bocas expertas en morder, pero a ella lo que le gustaría es algún día recibir una caricia y un beso en la frente. 
La niña escribe en su piel una carta de auxilio que nunca llega a enviar. 
La niña es la marioneta de adultos que nunca tuvieron tiempo para ser niños.
La niña es la moneda de cambio de dos adultos que mucho saben de sexo y de facturas en común, pero que poco saben de ellos mismos y del amor. 
La niña es la superviviente de una casa que nunca fue hogar. 
La niña es la tirita de una herida no desinfectada.
La niña es el reflejo de una realidad aplastante sobre una lista de sueños de una madre a la que nunca le dejaron ser niña. 
La niña es fuerte y protestona, y eso incomoda a una sociedad que la quiere muda y sumisa.
La niña es la promesa fallida de un padre que ya no está aquí.
La niña es muchas cosas que no debería ser.
Pero, sobre todo, la niña es niña, y como niña que es, sólo quiere jugar y que, por la noche, unos brazos gorditos y grandes le lleven del sofá a su cama por arte de magia. 

jueves, 29 de febrero de 2024

Estrellas fugaces


Hay personas que son, cómo diría una de mis primas pequeñas, más mágicas que la Navidad. 
Son como las hadas de las que habla una de las canciones de Rozalen, a veces pueden pasar por tu lado y no darte ni cuenta, pero en otras ocasiones, y si tienes suerte, puedes identificarlas.
Son personas que te sacan, durante un ratito, del caos de tu día a día, y a veces también del de tu mente, haciéndote reír por los motivos más absurdos, reconectar con las cosas más sencillas, y sentirte a su lado un poco como el instante en que llegas a casa después del trabajo, te descalzas y te acuestas por fin a ver cualquier serie, por fin...
Hazme caso y aprovecha, disfruta y aprende mientras puedas tanto como puedas de estas personas, nunca sabemos cuando estamos dando un abrazo o un beso por última vez, y es algo que me sigue dando mucho miedo en ocasiones.
Voy a hablarte, o mejor dicho, a escribirte ahora a ti, perdóname por hacerlo, pero es mi manera de sentir, curar y procesar todo lo que ocurre en mi mundo emocional, no es fácil en ocasiones gestionar el sentir tanto por todo. 
Me he sentido realmente cómoda y segura a tu lado, y es algo que apenas suelen conseguir las nuevas personas que conozco; la mayoría de personas llegan a la superficie, luego o se van o me voy yo, y no siento en exceso su ausencia porque es como que no llego a sentirme del todo yo o no llego a sentirlo realmente lugar seguro, pero contigo sí me he sentido así y, aunque me hubiera gustado que te quedaras un poquito más a mi lado, te agradezco mucho que me hayas hecho sentir que soy alguien fácil de conocer y tener cerca, me has ayudado un poquito a curar zonas que aún están sensibles, en definitiva, me ha gustado mucho tener la suerte de haberte conocido, ojalá volver a coincidir más adelante.
Hay que estar muy atentos, pues no siempre nos damos cuenta que las personas mágicas las tenemos mucho más cerca de lo que creemos; descúbrelas, disfruta con ellas y de ellas, aprende de su capacidad de hacerte sentir en calma durante esos ratitos y no tengas miedo a cuando toque aceptar su ausencia, recuerda que cada persona tiene su camino y su historia, no podemos obligar a nadie a elegirnos como una de sus A.A o a pedirle que se quede, pero podemos, mientras quieran estar aquí, dejarnos querer y cuidar y sentirlo todo tanto como podamos, no existe mejor manera de pintar recuerdos preciosos que esa, no tengas miedo. 
Y a ti, gracias por pasarte por aquí, me hizo ilusión que me dejaras conocer un poquito qué había debajo de esa coraza.

miércoles, 28 de febrero de 2024

Reconciliaciones y pañuelos usados


Hace muchos muchos años una de mis profesoras del colegio escribió en mi agenda una nota a mi madre diciéndole que quería reunirse con ella para contarle que tal iba en el curso. 
Esa fue la primera reunión en la que le dijeron a mi madre de manera clara que su hija lloraba demasiado y que tenía que hacer que dejase de llorar para ser una mujer fuerte en el futuro; mi madre, como buena madre que quiere lo mejor para su hija, me dijo esa tarde que no podía llorar por tonterías porque sino cuando llorase por algo verdaderamente importante nadie me haría caso, en ese momento la conversación quedó ahí, pero por dentro me quedé con ganas de preguntarle quien se encargaba de decidir qué temas eran importantes y cuáles no lo eran. 
Con el paso del tiempo fui aprendiendo, de diversas formas y a través de distintas personas de manera más o menos directa, estrategias para protegerse y ser fuerte; no llorar, o no delante de otros, fue la primera lección que nunca llegué a comprender del todo ni se me daba demasiado bien. Otras lecciones eran no mostrar demasiado las cosas que te hacían ilusión, sobre todo si era una persona la que te generaba esa ilusión, ni ir detrás de nadie pidiendo atención o afecto ya que lo importante eras y eres tú y tu prioridad debes ser siempre tú.
Hay infinidad de eslóganes que hacen referencia a esa individualidad que te hace llegar a tu mejor versión, a cuidar de ti, a no necesitar nada de nadie, a potenciar el amor propio y tu propio camino ante todo y ante todos, y está bien todo esto, no debemos olvidarnos de nosotros nunca, pero tampoco debemos olvidarnos del otro. 
¿Dónde están los eslóganes y libros que hablan de acompañar al otro, de sostnerle cuando lo necesite, de ayudarle sin pedir algo a cambio y de celebrar, incluso más de lo que lo hace el otro, cada triunfo que logre?.
Necesitamos del otro, y esto no es malo, es malo el extremo de sentir que sin el otro nos morimos, que no somos nadie sin él o que valemos menos sin su presencia en nuestras vidas, cuidadito con esto, pero es que entre el blanco y el negro hay una escala de grises que no son negativos, sino que dom naturales, necesitamos del otro, necesitamos la paz de saber que podremos contar con esa persona en las malas, necesitamos la estabilidad que nos permita seguir creciendo individual y colectivamente y necesitamos el amor hacia nosotras, y también hacia el otro, que nos haga sostenerle en las malas y ayudarle a seguir avanzando hasta las estrellas en las buenas.

Otra de las ridículas lecciones que me dieron cuando era pequeña fue la de guardar toda información íntima o demasiado personal dentro de nosotras y no poner fácil su acceso por parte de los de fuera; de este modo, la persona tendría menos herramientas con las que hacerte daño si lo intentaba o no dolería tanto su ausencia si en algún momento se marchaba.

Un día, en unas vacaciones en la casa de mi abuela, esta me abrazó con tanto amor que me sacó alguna que otra lágrima, esta me miró preocupada y me preguntó la razón por la que lloraba, yo le dije, sin pretender ser distante ni aparentemente "fuerte" que lloraba porque le quería mucho. 
Mi abuela entonces me miró con orgullo y con esa sonrisa tan dulce que tenía y dijo señalando mi pecho con su dedo índice:
- tienes aquí dentro un corazón muy grande capaz de sentir cada emoción intensamente, está bien que llores, que rías, que ames, que te ilusiones... estamos aquí de paso, así que siéntelo todo tanto como puedas. 

Mi abuela acarició ese día la superficie de una herida que empezaría a desinfectar y curar durante dos años en terapia. Uno de los mayores regalos que me hizo mi abuela antes de marcharse fue el de enseñarme a querer con todo el corazón, ella también lo hacía muy bien, y en terapia, sin lugar a dudas, uno de los mayores regalos fue el de reconciliarme con mi vulnerabilidad, con mis emociones y encontrar en ellas mi mayor superpoder.

Lo he pasado muy mal y he sufrido mucho desde que decidí empezar a vivir el día a día sin corazas, pero también he vivido momentos e historias preciosas en los que el amor y la felicidad no me cabía en el pecho, no me arrepiento de mi manera de sentir, es más, estoy orgullosa de ser capaz de sentir tanto cada emoción y sentirme, en definitiva, viva a través de ellas. 

Me gusta ilusionarme hasta cuando veo flores nuevas en el campo, me gusta romperme a llorar siempre que lo necesite (aunque me siga dando miedo hacerlo), me gusta abrazar, acariciar y besar con los ojos cerrados y con puños repletos de amor y de ganas de cuidar y de dejarme cuidar, me gusta cuando conozco a alguien que me hace sentir bien anotar que cosas le gustan para regalárselas en su cumpleaños si sigue aquí, me gusta emocionarme con las canciones de siempre y con la última que acaba de salir, me gusta creer en el amor y usarlo para acercarme a la mejor versión de mí misma, me gusto mucho, aunque aún quede aquí dentro mucho que limpiar, trabajar y seguir construyendo. 

Soy capaz de llorar con la cara al descubierto, reconocer mi dolor, permitirme sentirlo y acunarlo por las noches y transformarlo en ganas de volver a querer vivir nuevas aventuras ahí fuera con el amor y la ilusión como mis mayores fortalezas. 

Siempre he sido una niña muy llorona y, después de todos estos años, menos mal que lo era y lo soy. 

miércoles, 14 de febrero de 2024

Hoy es San Valentín y yo tenía ganas de escribir acerca del amor

Creo en el amor, yo creo, sí creo. 
Creo en el amor porque sé como yo soy capaz de querer, y por eso mismo creo y creeré en el amor hasta el último aliento. 
Pero no estoy hablando de un tipo de amor concreto o de esas historias de amor de película que poco parecido tienen con la realidad; estoy hablando del amor como esa energía capaz de acercarte a la mejor versión de ti misma y llegar a cambiar el mundo de muchas personas.
Mi manera de querer no siempre ha sido fácil de entender, pero a mí me parece una manera preciosa de hacerlo. Formo parte de muchas historias de amor a la vez y me siento realmente afortunada por ello, estoy enamorada hasta las trancas de una persona que me enseñó que el amor siempre gana, y también tengo amigas con las que voy escribiendo día tras día historias de amor preciosas, dicen que hay amigas que son el amor de tu vida, pero en amigas, estoy de acuerdo, tengo amigas con las que ojalá poder envejecer hasta el último suspiro.
Es un amor precioso el que siento aquí dentro por cada una de ellas, pero lo mejor es que es un amor real que nos permite acercarnos a ser cada una de nosotras la mejor versión de nosotras mismas.
Y no, por mucho que quiera no quiero prometernos ese "para siempre" idílico y ficticio, nosotras creemos más en el "mientras sea sano y mientra nuestros caminos puedan estar cercanos".
No sé si seguiré al lado de ellas el resto de mi vida (me gustaría), pero si algún día toca separarnos nos quedaremos con el consuelo de que nos quisimos lo mejor que supimos y que, al final, el verdadero "para siempre" es lo que dejamos en el corazón de otras personas, tengo el enorme privilegio de poder decir que hay algunos corazones en los que ya me he vuelto inmortal.
Creo en el amor, así como en que la ternura es revolucionaria, pero creo en el amor real, el que siento cuando veo a la niña de aquí dentro bailar cuando supera un miedo, el que siento cuando veo a esa mujer preciosa acurrucarse en mi pecho cuando duerme, el que siento cuando me abrazan mientras lloro, el que siento cuando me besan o me acarician zonas de mi cuerpo que me asusta dejar al descubierto, el que siento cuando me invitan a una cerveza los días de mierda, el que siento cuando me piden que les avise cuando llegue a casa, el que siento cuando se alegran más ellas de mis éxitos que yo misma, el que siento cuando confían en mí, el que siento por quien está los domingos y no tanto los sábados.
Estoy escribiendo muchas historias de amor a la vez que me hacen realmente feliz y que no necesitan ni flores ni bombones un 14 de febrero, porque son de ese otro tipo de amores que me regalan en cada abrazo, en cada beso y en cada mimo un "sal ahí fuera y cómete el mundo, yo te prometo que seguiré aquí por la noche para que me cuentes emocionada todo lo que has vivido".
A todas las personas que quisieron averiguar qué había en el lado izquierdo de mi pecho y que siguen queriendo descubrirlo día tras día:
Os quiero con todo el Corazón, gracias por estar ahí cerquita siempre.
Y a vosotros, abuela y abuelo, gracias porque no pude tener mejores maestros en temas del amor que vosotros dos, os echo de menos.

Feliz día, que viva el amor, hoy y siempre. 

martes, 30 de enero de 2024

La magia de los detalles

Me da igual que estés o no cualquier Sábado, quiero más que estés conmigo el domingo. 
Quiero que estés los domingos a mi lado, cuando me toca soportar la resaca, preparar el trabajo de la semana o abrirle la puerta a cierta tristeza, procedente de una dulce nostalgia, o a una ansiedad, procedente de una mente que ya tiene la lavadora puesta. 
No quiero flores ni bombones un 14 de Febrero, quiero verte a la salida de mi trabajo o en mi portal un día cualquiera que se vuelva especial con tu presencia; no quiero un gran regalo en mi cumpleaños, quiero que me reserves ese finde para celebrarlo conmigo; no quiero conciertos caros, quiero cantar canción tras canción en tu coche camino de un viaje a través del cual escapar de todo; no quiero un testamento por WhatsApp o que me lleves de fiesta cuando esté de bajón, quiero que aparezcas en mi casa con un paquete de pipas dispuesta a escucharme el tiempo que necesite en cualquier banco; no quiero que me lleves a la ciudad más brillante y ruidosa del mundo, quiero que me lleves a cualquier campo lleno de flores y que me hables de ti mientras las estrellas nos observan; no quiero un "eres la persona más increíble que he conocido", prefiero un "avísame cuando llegues a casa, te quiero"; no quiero ir a ese nuevo restaurante que cuesta más por lo que aparenta que por lo que es, quiero ir a alguno menos lujoso y en el que se coma mejor.
No quiero fuegos artificiales ni grandilocuentes ni que te esfuerces por estar en las buenas, te prefiero en las malas y en los momentos más cotidianos del día a día.
Todo el mundo es capaz de brillar y hacerme brillar rodeada de luces, pero no todos son capaces de lograrlo cuando todo está a oscuras. 
Acompáñame en mitad de la oscuridad, aprendamos juntas a crear luces aquí y ahora, ese será nuestro superpoder, esas son las personas con las que quiero envejecer. 

lunes, 29 de enero de 2024

Tolerancia a la incertidumbre

 Si nadie nos enseña a recibir amor o cuidados cuando estamos rotos o sanando todavía, ¿por qué deberíamos saber hacerlo?, ¿y si todo el amor que ofrecemos a otros en realidad es lo que nosotros mismos estamos necesitando?, ¿Se puede ofrecer a otros y sentir que al mismo tiempo te lo estás dando a ti misma?, ¿es esta una prueba de que estamos en un lugar seguro en el que podemos desnudarnos?, ¿por qué las personas están tan obsesionadas en quitarse la ropa y la hipersexualización de los vínculos y temen/evitan tanto el desnudarse ante la mirada del otro?, ¿Qué es lo que me está removiendo en realidad; la exposición a la desnudez/vulnerabilidad o a mis propios miedos?, ¿acaso no es lo mismo?. ¿Cómo se apaga durante un rato tu propia cabeza?, ¿seguirían mis amigas llamándome valiente si pudieran verme por dentro?, ¿estoy siendo valiente o suicida?; acabo de recibir un abrazo en donde aún duele, en donde aún se percibe el rastro de una herida, entonces, ¿es este un espacio seguro?, ¿aquí se puede descansar de los problemas de ahí fuera?, ¿y todo esto como se lo explico a la niña de aquí dentro?, la tía es una cabezota de mucho cuidado y demasiado miedosa en ocasiones.

Echo de menos a demasiadas personas importantes para mí, algunas están demasiado lejos, otras andan más cerca, ando algo sensible y todavía no sé exactamente la razón por la que estoy así, pero me permito sentirlo, sentirme.

Abrazo el dolor y a los miedos mientras le susurro a la niña de aquí dentro que lo está haciendo bien, que estoy orgullosa de ella y que le quiero mucho. Pese a no tener ni idea de casi nada me sigue encantando ser tan intesita pese a las llorera de esta mañana. No pasa nada por improvisar un poco, este es un espacio seguro, respira, confía, todo irá bien.



jueves, 25 de enero de 2024

A mis niños y niñas perdidos de NuncaJamás


Mi nombre es el mismo siempre, pero no suena siempre igual, ellos lo pronuncian de una forma más bonita, tal vez sea por el puñado de ilusión con el que van descubriendo el mundo, o por el puñado de inocencia y verdad con el que aún tienen la suerte de contar. 
Sus ojos me observan, y la niña de aquí dentro, esa que cuida y mantiene mi luz intacta, se cuela en el corazón de cada uno de ellos dispuesta a enseñarles la magia y el superpoder de ser ellos mismos y de cuidar siempre, ante todo y ante todos, esa ilusión y ganas de descubrir el mundo desde el amor y la bondad, ojalá advertirles que crecer no siempre será fácil, que habrá momentos en los cuales todo se desmorone, pero yo creo en cada uno de ellos y de ellas, y por eso mismo disfruto tanto verles crecer agarraditos, cuando lo necesitan, de mi mano.
Sus miradas son limpias, claras y brillan tanto como las luciérnagas en la noche; unas manos chiquititas me agarran de mi jersey para que vaya a su sitio, otras rodean mi cuello encontrando refugio en mi hombro derecho mientras les abrazo fuerte para transmitirles que estoy a su lado, que no me moveré de aquí ni hasta cuando toque despedirnos. Otras manos acarician mi rostro con ternura mientras conocen y juegan con mi niña interna.

Al terminar la jornada termino con un rostro repleto de besos y caricias, que tienen el mismo olor que una cama con las sábanas recién cambiadas, y con un corazón lleno de amor, ternura e ilusión.  Algunos de ellos tienen la suerte de tener en sus casas hogares en los que crecer bien y a su ritmo, otros tienen a su alrededor o dentro de ellos historias más complicadas, pero cada uno de ellos está empezando a descubrir el mundo desde la mayor curiosidad e ilusión posible, aprendo mucho más yo de ellos que ellos de mí, lo estoy haciendo bien, lo estamos haciendo bien.

Tengo un trabajo que me permite cuidar cofres repletos de amor, ilusión, inocencia, emociones y ternura; sé que no todo será de color de rosa, que la propia vida les irá enseñando por un camino u otro el significado de la fortaleza, la resiliencia y el esfuerzo, pero también sé que juntos somos imparables y que, mientras no pierdan nunca al niño o a la niña que hoy son, todo irá bien. 

Les quiero, sí, les quiero muchísimo. A comienzos de curso prometí que tendría cuidado con los sentimientos ya que el año que viene, probablemente, tenga nuevos grupos de menores, pero siendo sincera, ya me han robado el corazón entero con cada abrazo de oso y cada beso de esquimal que me dan.

Son ellos mismos siempre y, poco a poco, irán descubriendo que ese es su mayor superpoder. 

Ya quisiera Batman, Spiderman o la patrulla canina parecerse a cada uno de ellos, algún día se darán cuenta que los mayores y mejores superhéroes siempre fueron ellos mismos. 

lunes, 22 de enero de 2024

Lunes de nuevo


Es curioso, se me da realmente bien y disfruto mucho cuidando a otros, sobre todo, si son personas a las que quiero; me encanta escucharles con atención, sentir en mi propio cuerpo cada una de sus emociones, abrazarles, mimarles y acompañarles durante un rato intentando hacerles ver el vaso medio lleno; me gusta hablarles y tratarles desde el más absoluto amor incondicional y desde la ternura y el cariño como mis mayores cualidades frente a los miedos y problemas de ahí fuera o de aquí dentro, no sé si aprendí a cómo hacer esto en algún momento concreto, pero me recuerdo desde muy pequeña siendo quien más y mejor cuidaba a sus personas importantes.
El problema, como ya me descubrió mi psicóloga hace años, viene cuando me tienen que cuidar a mí. Mi psicóloga me dijo que había muchísimas personas que debían aprender a cuidar al otro ya que les resultaba algo complicado de hacer, y más en una sociedad tan individualizada como esta, pero me dijo que yo estaba en el otro grupo, en el que les cuesta dejarse cuidar y querer llegando, a veces, a preferir hundirse y romperse en completo silencio y a solas para que el resto no se enterase. 
Pasado el tiempo descubrí que gran parte de la dificultad en estos temas procedía de un temor inmenso, y a veces irracional, a que me hicieran daño, no sé muy bien de qué manera, pero me asusta mucho que el otro me hiera o sentirme vulnerable ante unos ojos que no sean los míos.
Pero en el fondo, justo lo que más miedo me da es lo que más me gusta experimentar, mostrarme ante unos ojos nuevos, dejar al descubierto la vulnerabilidad y recibir un abrazo donde aún se perciben ciertas heridas en proceso de curarse, me dan pánico esos momentos, pero a la vez sé que la única manera de superar un miedo es exponiéndose frente a él.
Lo intento, lo hago... pero la manera en que me hablo a mí misma en ciertos días es muy diferente a como hablaría a cualquiera de mis amigas, a veces soy mi peor enemiga y siento un montón de granadas cargadas de odio, reproche y etiquetas explotando dentro de mí; con el tiempo he aprendido a reducir los momentos en que me hablo de esta forma, pero aún lo sigo haciendo cuando estoy asustada, pero al menos sigo aquí, frente al miedo, dispuesta a superarlo, ¿esta mierda cómo se hace?, ¿voy bien?.
Intento no autoboicotearme y cada vez consigo más, en mayor o menor medida, callar las voces de aquí dentro, pero acabo realmente agotada, que complicado es a veces tocar lo de dentro y dejarse cuidar, lo hago/intento y, a veces, recibo un abrazo en donde aún se percibe la señal de un disparo.
Estoy algo cansada y con los miedos a flor de piel ciertos días, pero creo que voy bien, aunque sea a un ritmo más despacio de lo que me gustaría. Mi mejor amiga me llena de mimos, aunque sea a distancia, y me llama valiente mientras me mira con cariño, como le echo de menos, pero menos mal que me decía la verdad cuando me prometió que estaríamos juntas hasta ser dos viejas riéndose de la vida, hay personas que me quieren y cuidan como lo hago yo con otros, tal vez por eso merezca la pena seguir siendo valiente. 

martes, 2 de enero de 2024

Valientes de sofá de fondo


La única manera de curarse del dolor que te haya provocado alguien es volviendo a salir ahí fuera y permitirte temblar, de miedo y emoción, entre los brazos de una nueva persona, confiando en que ella sí sabrá sostener, cuidar y acompañarte durante el proceso de volver a confiar en los otros. 
Tiene unos ojos preciosos, son como un rincón secreto y especial con un pequeño lago en el interior de un profundo bosque en el que jugar sin parar a tantos juegos como queramos; me gusta ver mi reflejo en ellos, me veo más bonita en su interior que lo que soy, probablemente, en realidad. 
Intento que no se me note desde fuera el puñado de nervios, miedo y atracción que siento por ella, pero acaba de acercarse más de la cuenta y me siento como en la parte más alta de una montaña rusa a punto de caer al vacío; jugueteo con sus ojos, con su cabello o empiezo a hablar de cualquier tontería sin parar intentando esconder un poco lo que siento, pero entonces en su rostro aparece una sonrisa que aumenta su tamaño muy despacio tentándome a subirme, como si esa sonrisa fuera un nuevo columpio y como si esto no fuera más que un inocente juego de niñas pequeñas. 
Jolín, ¿por qué tiene que tener una maldita sonrisa tan bonita?, así es imposible hacerle creer que  aquí dentro esté todo en calma.
Pero me da igual; durante unos minutos me han dado igual el torbellino que tengo aquí dentro, el color de mis mejillas, probablemente ya enrojecidas, mis nervios incontrolables o mi dificultad para sostener esa mirada llena de estrellas; me siento cómoda, segura y contenta mientras me escondo en su hombro entre beso y beso; me gusta, me gusta mucho, pero sin lugar a dudas una de las cosas que más me gusta es haberme permitido ser yo de nuevo con lo bueno, lo malo y mi vulnerabilidad, medio al descubierto, y haber recibido un abrazo en el que sentirme más valiente de lo normal en esto de abrirme el pecho ante nuevas personas realmente preciosas.
Sigo temblando, me cuesta controlar estos nervios cada vez que se acerca o me mira más de la cuenta, pero me encanta sentirme entre sus brazos como si estuviera en el sofá de mi casa descalza viendo alguna de mis películas preferidas. 
Ven y vuélveme a besar, lo estoy deseando.