viernes, 18 de octubre de 2024

La danza de las margaritas silvestres

A veces no es nada fácil ser como soy, ni mucho menos tratar y existir con esta sensibilidad. A veces un gran poder, otras un martirio. Pero sigo respirando, intento no olvidarme nunca de eso.

He leído una frase que decía: 

<<Quédate donde puedas vivir, no sobrevivir>>.

El problema viene cuando ni yo misma me encuentro, cuando me exijo de más, cuando me escucho de menos, cuando me encierro de más, cuando me quiero de menos. 

La ternura y el amor siempre serán mis dos líneas de vida, son mis pruebas de que sentir de más no es ni malo ni peligroso, mis pruebas de que las caricias y mimos siguen existiendo, al igual que las personas que te besan antes la frente que los labios como una manera preciosa de pronunciar ese "te quiero". Ven y vuélveme a besar y a mirar, me gusta sentirme aún más deseada, querida, valiosa y real a través de esa mirada curiosa y dulce que me obliga a confesarle mis verdades.

Quiero margaritas en el pelo.

Quiero flores sobre mi cuerpo.

Quiero besos, caricias y mimos.

Quiero que te quedes a dormir.

Quiero un nuevo abrazo y que jamás sea el último.

Quiero emocionarme de alegría con la cara al descubierto.

Quiero perder el control.

Confiar en que alguien ahí fuera sabrá qué hacer.

Sacar a los miedos fuera y que les de el sol.

Leerles un cuento a los monstruos de debajo de mi cama.

Respirar, respirar, respirar. Darle un beso en la frente a la niña de aquí dentro, decirle que estoy aquí, que esto es parte del proceso. Quiero un abrazo fuerte que me rompa y reconstruya, quiero un "te quiero a mi lado", pero, sobre todo, quiero creerme que me lo merezca.

Ese abrazo y ese "te quiero".

Quiero no olvidarme de respirar, sentarme en la incomodidad de verme rota, verme desnuda, y tener ganas de quedarme esta noche conmigo. Quedarme a mi lado y confiar en que pronto todo irá mejor. Me gustaría no tener miedo, pero aceptando ya su existencia, me gustaría demostrarles del todo que hay vida después de este instante al que tanto temen, que por favor confíen algo más en mí. 

Quiero margaritas en mi pelo y campos eternos en los que correr y bailar, sentirlo todo bien adentro y jamás frenar ante un puñado de malas hierbas o zarzas, quiero aprender a confiar en el proceso, sentirme merecedora de ese abrazo, de ese "te quiero" y de ese "hoy quiero quedarme abrazada a ti", creerte, creerme y que juntas sigamos bailando y corriendo como si nuestra única preocupación fuese que llueva y no tener donde refugiarnos.

¿Qué más da?, que llueva, que llueva bien, y que limpie y me ayude a sanar todo aquello de lo que hace un tiempo que no hablo. 

Quiero vivir, no sobrevivir. 

Elijo vivir, no sobrevivir. 

Confía en el proceso. 



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