martes, 15 de octubre de 2024

Cuando las voces vuelven...


Me tiemblan las piernas de vez en cuando, se me acelera el corazón, noto la presión del nudo de mi garganta, y mi parpadeo es continuo para contener ese puñado de lágrimas; como de costumbre, no estamos en el momento para ponernos así. 
Pronuncio un "bien" con un hilo de voz, pero con rotundidad para que no vengan más preguntas después, ni me lo creo yo misma, sé que en algún momento deberé mirar aquí dentro, pero no ahora.

En mi interior no dejan de suceder cosas, algunas ciudades se derriban, otras nuevas se crean, el ruido es ensordecedor en algunos momentos del día, y yo no dejo de subir el ruido de aquí fuera para evitar oír el de dentro.
"No es suficiente" me repito varias veces al día, en momentos yo misma me vuelvo mi peor enemiga haciéndome llorar; las noches, por lo general, son los peores momentos cuando aquí dentro no están las cosas estables o bien, intento centrar toda mi atención en mi respiración, en momentos como estos siempre me atemoriza la idea de volver a tener la ansiedad descontrolada, me reprocho que llevo ya algún tiempo sin mirar hacia dentro, tengo razón, debería hacerlo.
En ocasiones me consuela el pensar que todo lo que aquí dentro está pasando me llevará a una versión más libre y real de mí misma, el problema está en que a mí esto de valorar y respetar mi propio proceso y ritmos siempre me ha costado, con los de otros no tengo dificultad alguna en cuidar, respetar y acompañar los mismos, pero conmigo misma no soy tan buena compañía.
Me siento culpable varias veces al día por demasiadas cosas por las que soy consciente de que no debería sentirme culpable, pero sobre todo lo siento cuando percibo en esta habitación a una niña encogida llorando sobre su cama y diciéndome que no sabe cómo hacerlo mejor, me hace sentir mal el pensar que yo soy quien, a veces, le ha hecho sentir así; algunos días de tregua me acuesto detrás de ella, le abrazo fuerte y le susurro que lo estamos haciendo bien, no siempre nos lo creemos, pero siempre nos hace sentir algo mejor.

Me he tatuado hace unos días nuestras siluetas de la mano, el proceso de hacerlo fue realmente bonito, mi niña interna se emocionó varias veces y la adulta que soy le miraba con orgullo sonriendo. Te quiero, quiero tenerte el resto de nuestra vida conmigo.
Están siendo semanas algo complicadas, y como de costumbre yo me alejo de todo y de todos para evitar molestar o preocupar, los mismos pensamientos obsesivos con sus mismas distorsiones cognitivas, en el fondo conozco a varias personas que querrían también poder acompañarme en estos momentos, pero me sigue costando dejarles estar cuando pierdo el control.
Respiro, lo vuelvo a hacer de manera más profunda e intento respetar y confiar en mi propio proceso y en que de aquí saldré algo distinta, pero también saldré viva y algo mejor de lo que estaba antes de todo este tornado.

Confía, confía, confía...

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