sábado, 24 de agosto de 2024

En nombre del amor


Abriste tu mano, en ella tenías una piedra, y en la otra mostraste un ramo de flores algo marchitas, pero preciosas. 
La piedra cayó al suelo y en tu mirada se apreciaba el miedo que estabas sintiendo, era la primera vez que hacías esto, que soltabas todas tus armas y mecanismos de defensa y que de verdad sentías lo que era desnudarse; dentro de ti una niña especial se asomaba al borde de tus ojos con curiosidad, la misma que te había convencido de coger ese ramo de flores en nombre del amor; ni tú ni ella teníais 
ni idea de qué era el amor en aquel momento y, aún sabiendo que no saldría bien, quisisteis jugar un rato más a eso de quererse sin la necesidad de contar con escudos ni espadas para defenderse.
En momentos, se veía a dos niñas preciosas bailar juntas como si nunca nadie antes les hubiera hecho daño, sonreían sin querer, fueron capaces de llorar con la cara al descubierto y hablar durante horas de sus mayores sueños e ilusiones. El mundo parecía haberles permitido cierta tregua, cierto tiempo muerto en el que no existiera nada más que ellas dos. 
El roce de sus cuerpos y sus dedos entrelazándose generaba una risa nerviosa en ambas que no se esforzaban por disimular, las miradas se fueron transformando en caricias silenciosas llenas de sentimientos y estas, a su vez, en tímidos besos a escondidas entre pequeñas sonrisas, parecía tan sencillo todo que hasta se sentían algo ridículas por todo el miedo que habían experimentado antes.
La gente ahí fuera seguía agarrando piedras con sus manos y lanzándoselas al otro ante la mínima señal de alerta, pero ellas no, ellas bailaban y se regalaban flores en nombre del amor; lástima que con eso no sea suficiente.
Todo acabaría saltando por los aires y volverían a agarrar esa piedra con más ganas, con más rabia, como si ese baile nunca hubiera existido, a ambas les quedaba todavía un largo camino de aprendizaje y crecimiento. El sentirse vulnerables y ridículas por haber soltado la piedra les generaba más ganas de lanzarla para nunca más volver a sentirse así. Y es que durante tiempo buscaron historias de amor fuera olvidándose de mirar dentro de sí mismas, así era imposible.
Un día, una de ellas se desahogaba durante horas y debatía con una de sus amigas acerca del amor, cuando terminó de hablar, su amiga le recordó todas las cosas que le hacían ser preciosa, le secó de manera dulce las lágrimas de sus mejillas y besó su frente lentamente. 
Ella todavía no lo sabe, pero ese beso era toda una lección acerca del amor verdadero, ese en el que esa niña que cogió esas flores siempre había creído sin importar los rasguños. 


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