Hoy he terminado de leer un libro que se ha convertido en uno de mis favoritos, me he quedado unos minutos abrazada a él como si quisiera retener un poco más todo lo que me ha hecho sentir aquí dentro, como si todavía no lo hubiera terminado del todo. Es un libro que empecé a leer a comienzos de verano, y el terminarlo se ha sentido, también, como ser aún más consciente de que ya terminó el verano del todo.
Ha sido una mezcla de sensaciones agridulces y bonitas a la vez, por un lado la tristeza de terminar un libro que ha sido mucho más que un libro, he reído con él, he llorado, he sanado, he parado y he vuelto a él para seguir (re)descubriéndo(me) a través de mi propia historia, mis propias vivencias; por otro lado la alegría y la paz de haberlo vivido y sentido todo bien adentro, no sé hacerlo de otra manera que no sea así, he conocido la historia de la autora de este libro y, a la vez y de algún modo, ella también ha conocido la mía, hemos caminado juntas, nos hemos emocionado, nos hemos roto y nos hemos vuelto a levantar más fuertes que antes, este libro ha sido todo un viaje interno.
El libro que tengo entre mis manos hablaba de los cuidados y del amor en su máxima plenitud, hablaba de la violencia que sentimos y que no siempre identificamos bajo este nombre, hablaba de la complejidad de las relaciones humanas y, a su vez, de la magia de no sólo coincidir, sino también conectar con el otro y con esa niña que habita en nuestro interior, hablaba de la salud mental y de que sin ella es imposible que el resto esté bien del todo, hablaba de normas impuestas y de poder escribir unas nuevas, hablaba de planes de futuro, de sueños, del perdón, del significado de "hogar" y del valor de nuestras propias vidas.
Me he sentido identificada en muchas partes con ella y, a veces, he tenido que parar, respirar, cuidarme y permitirme mi propio ritmo, ha sido en ocasiones un libro doloroso y complicado, en otras ha sido un abrazo fuerte, una caricia tierna, un beso en la frente y un "te mereces todo este amor, toda esta ternura, todos estos cuidados y toda esta belleza y vida explotando en ti", ha sido un viaje precioso leer este libro.
Voy mirando por la ventana del autobús, sigo abrazada al libro que acabo de terminar y noto mis ojos humedeciéndose mientras sonrío, a mi alrededor no hay más que ruido, pero aquí dentro hay toda una orquesta de emociones y sentimientos, algunos procedentes de este libro, otros del propio verano que ya ha concluido, ha sido tan precioso y mágico todo...
Observo a las personas, algunas pérdidas en pantallas, otras suspirando o refunfuñando por el tráfico que hay, y otras con miradas cansadas y rostros tristes, por un momento siento mi sensibilidad como un superpoder que me permite escapar de todo esto, o no tanto escapar, pero sí ver más allá todos los colores, niños y niñas internos y emociones que nos acompañan en este autobús, a veces es complicado ser como soy, pero me gusta tanto ser así...
Guardo mi libro con cariño en mi bolso, sonrío para mis adentros saboreando un poco más cada sensación y llamo a una de mis compañeras de trabajo para preguntarle qué tal va su martes y si necesita que vaya a por un café, es hora de volver al presente.
Ah, y por si tenéis curiosidad, el libro es: "Me lo merezco. Historias se ternura, sanación y buenos tratos" de Anita Doinel, es todo un viaje y un abrazo salvavidas, al menos así lo he sentido yo.
Hasta pronto.
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