Creo que no hay mejor manera de gestionar el dolor, la tristeza y la nostalgia, procedentes de momentos felices, que dejándose, a veces, hacer y sentir; creo que tan malo es dejar que te devore como tratar de encerrarlo dentro de ti o negar su existencia.
Aún así, y pese a todo, es una sensación que en ocasiones se me hace cuesta arriba, pero también me hace sonreír al pensar en la infinidad de momentos preciosos y felices que guardo aquí dentro, supongo que esta no es más que una manera algo distinta de volver a experimentar aquellos instantes en los que fuimos muy felices.
Os echo de menos; a ti, al verano, y a quien soy cuando estoy a vuestro lado, sois más mágicas que la Navidad, os echo de menos bastante algunos días; echo de menos vuestras ideas disparatadas, vuestras miradas llenas de amor y cariño, vuestros abrazos hogar, vuestra manera de sacarme a bailar, vuestras sonrisas en las que columpiarse hasta las nubes, el sonido de vuestras risas... ¿cómo se puede echar tanto de menos un sonido?, os juro que pagaría por escucharos reír el resto de mi vida, sois las mejores compañeras de vida que podría tener.
Me resulta imposible no sonreír sin querer cuando pienso en cada una de vosotras y en este verano, tengo aquí dentro a una niña ilusionada saltando de estrella en estrella mientras una adulta se emociona observándola con ternura, me encanta el equipo que formamos, me encanta la persona que soy cuando estoy a vuestro lado, cada día me cuesta un poquito menos creerme del todo que sigo siendo esa persona siempre.
Y lo sé, sé que seguís aquí cerquita, a mi lado, ¿quién sino acaba de hacerme sentir tan arropada y querida en mitad de toda esta gente que corre veloz por el metro?, seguís aquí en tantos momentos que acabo volviendo al presente siendo una persona realmente valiente que siente que puede con todo, tenéis algo tan mágico en vuestro interior que ni la distancia ni el tiempo logran cambiar, gracias.
No es tanto dolor lo que siento, él solo aparece en el momento del impacto, en el momento de volver a la realidad; ahora lo que siento es más una tristeza y una nostalgia, tan mezcladas entre sí y con un sabor tan dulce, que cuesta identificarlas como tal, pero sé que voy bien. Me dejo en momentos hacer y sentir, agradezco todo lo vivido con un corazón tembloroso y una niña bailando esa canción que le emociona, y juntas volvemos a casa a prepararnos un Colacao hablando de todo lo que queremos hacer y lograr esta semana.
Buenos días.
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