miércoles, 17 de julio de 2024

Última vuelta


Me abrazan tan fuerte que me derriten la aparente coraza, que distancia más de lo que protege, y me generan un terremoto aquí dentro de emociones preciosas, tanto como lo son ellas. 
Noto ya la presión de la cuenta atrás, el miedo a la despedida inevitable y me escondo en un baúl lleno de recuerdos con los que me acuesto cada noche; me intento dejar querer y cuidar, sigo sin ponerlo fácil, pero ellas lo hacen con tanto amor y ganas que lo consiguen siempre.  
La niña de aquí dentro siente algo de miedo a que todo haya sido un sueño o a que todo vuelva a desvanecerse, se queda un rato más asomada a esa ventana viendo como le abrazan, le besan, le miman y le quieren y se emociona varias veces al día al sentirse tan feliz, a veces le sigue costando creer que la persona tan preciosa de estas última semanas sea ella, pero lo es, sí lo es, ellas tienen ese superpoder de acercarla a ser la mejor versión de sí misma.
Juntas nos agarramos de la mano, cerramos los ojos, respiramos hondo como cada vez que estamos a punto de sentir algo de dolor, y nos emocionamos al darnos cuenta de que seguimos siendo capaces de poner todo el corazón en cada instante, hay momentos en los que logramos durante unos segundos parar el tiempo y es algo realmente mágico.
Que suerte he tenido, algo muy bueno debí hacer en otra vida por poder haber coincidido con ellas en esta, me quedaría toda la vida en el fondo de esos ojos con preciosas constelaciones o en el columpio de la curva de su nariz; estos instantes son algo parecido a saltar al vacío sin paracaídas y notar, en el mismo momento en el que creías estar cayendo, unas manos rodeándote e impulsándote hasta las estrellas. 
Les quiero muchísimo, y ojalá hacerme vieja agarradita de sus manos. Noto ya que me cuesta disfrutar del todo por la presión de que esto se acaba, a veces me limito a observarlas en silencio y disfrutar de la infinidad de detalles especiales que guardan en su interior. Joder, no te has ido y yo ya estoy echándote de menos, tengo un poquito de miedo, pero me siento orgullosa de haberlo vivido todo con el corazón en la mano y la cabeza en las nubes, gracias por seguir estando a mi lado y por no irte nunca, ni hasta cuando llegue ese temido y maldito abrazo de despedida.

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