miércoles, 27 de diciembre de 2023

Respira y mírame


Hoy me ha estado acompañando durante el día cierto nivel de ansiedad que hacía tiempo que no tenía; no he profundizado en ella, estaba cansada y no me apetecía meterme en esa movida, pero creo que una parte procedía de las emociones desagradables de un menor con el que traté en el trabajo y que se me acabaron pegando más de la cuenta.

Al comienzo sentí culpa por haberme implicado tanto y por los respectivos pensamientos saboteadores, los cuales yo misma he alimentado. Ahora, por la noche, estoy intentando hablarme más desde el amor y menos desde el juicio mientras recuerdo que a veces estas cosas, como ser humano que soy, pasan y no pasa nada. La ansiedad no es que haya disminuido demasiado tras esta especie de tregua conmigo misma, pero me ha ayudado un poco a reconciliarme con esta imagen de mí.

La que tiene ansiedad en exceso en ocasiones, la despeinada, la de las ojeras marcadas en ese pálido rostro y la que a veces pierde el control quedándole como única vía de escape confiar en ella misma y en que todo irá bien. 

Me sigue, a veces, asustando esa pérdida de control, ese "fluir", por alguna que otra mala experiencia pasada, y mirarme al espejo en estos días, pero me hace sonreír verme sonreír en el espejo hasta en estos días, me recuerda un poco la importancia de seguir siendo capaz de ver la belleza que hay en mí y a mi alrededor hasta en el día más caótico.

A veces la "vida adulta" se me hace bola y la ansiedad hace mayor acto de presencia del que me gustaría, en verdad yo sé que esto no es más que una sana señal de mí para mí pidiéndome, por favor, que mire para dentro, lo haré, de verdad, tengo ganas de tener una cita conmigo misma. 

Buenas noches, espero que mañana sea un día más tranquilo. 


viernes, 1 de diciembre de 2023

Abuela, abuelo, os quiero muchísimo, feliz navidad.


Hola Abuela, te escribo con el pecho lleno de felicidad, supongo que ya sabrás las razones. 
Te echo de menos, eso siempre me seguirá ocurriendo, y lo seguiré sintiendo en ese rincón de mi corazón en el que hay una puerta en la que se lee: la casa de la abuela. Pero, una de las cosas buenas del paso del tiempo es que tu ausencia ya dejó de doler, y ahora te recuerdo desde el más profundo amor, ese con el que siempre me recibías y me tratabas en vacaciones. 
Abuela, lo he conseguido, estoy trabajando de psicóloga con distintos grupos de menores que no han tardado en robarme el corazón, pese a que aún les cuesta eso de dejar de hablar cuando les pido silencio; y seguro que no me lo reconoces, pero estoy segurísima de que desde ahí arriba has movido algunos de tus hilos mágicos para que esté hoy donde estoy, a ti hace años se te daba muy bien hacer punto, hacías verdaderas obras de arte, así que es imposible que no hayas hecho de las tuyas en este tema, sin duda alguna es el mejor regalo de navidad que podría haber recibido, gracias.

Estas son las segundas navidades sin ti, tu ausencia sigue arañando por dentro cuando en los anuncios de la tele hablan de reunirse con la familia o cuando alguno de ellos nos toca la fibra sensible, en este momento del año siempre fantaseo con como eran las navidades contigo: subir a Galicia, el olor de tu perfume el día de la comida familiar, el sonido de tus manoletina por el pasillo, tus abrazos, tan calentitos y tan refugio, y tu sonrisa de felicidad al estar con los tuyos. Este año mamá ha decidido que no subiremos a Galicia, no he querido presionarla mucho porque sé que el momento en que volvamos al norte y ya no haya una "casa de la abuela" esperándonos será duro, pero aún así me gustaría ser capaces de volver a juntarnos en la tierra que tantos años ha sido y sigue siendo hogar, volveremos en algún momento, te lo prometo.
¿Qué tal las cosas por ahí?, ¿qué tal el abuelo?, ojalá estéis bien y felices, os lo merecéis más que nadie por todo el corazón que entregasteis por aquí. Te quiero mucho abuela, tú y yo siempre hemos sido algo reacias a decírnoslo por vergüenza o por sentirnos demasiado vulnerables, pero ambas sabíamos que lo sentíamos, y así nos lo decíamos a través de los abrazos de bienvenida y despedida en vacaciones, me parece que también es una forma bonita de expresarlo.
¿Sabes?, a lo largo de la formación académica y personal de cada persona se nos muestran distintas figuras referentes que destacaron en distintas áreas como la psicología, el deporte, la música, etc... todas ellas hicieron grandes cosas para llegar a ser quienes fueron, pero nunca se habla de quienes estuvieron cuando todavía no eran conocidos, sus padres, sus abuelos, sus amigos de la infancia y de la adolescencia... me parece injusto que no sean ni nombrados.
A mí de mayor me gustaría poder tener un corazón como el tuyo y sentir y hacer sentir tanto amor como tú nos hiciste sentir a cada una de tus nietas, es verdad que, como buena intensita y activista de causas sociales, siempre intentaba flexibilizar tu forma de pensar en referencia al colectivo LGTB, al feminismo o a personas y colectivos que se salieran de la norma social, pero sé que la mayoría de tus pensamientos fueron otorgados por otros y por la época que viviste y que no nacieron en ti. 
Tú, abuela, siempre has tenido el pecho lleno de amor y sé que ese amor es infinito, independientemente del camino que tomemos cada una de tus nietas, ya nos lo decías a veces: "yo lo que quiero es que os vaya bien y seáis felices".
Pues abuela, gracias porque lo soy, he cogido a esos miedos de la mano y he salido ahí fuera con ellos y con sacos llenos de ilusión, mientras me decía por dentro: Soy mucho, valgo mucho y merezco mucho. 
Gracias abuela, las vacaciones en la casa de la abuela siempre fueron hogar, refugio, y el lugar donde me convertí en la adulta que hoy soy, una fiel creyente del amor en todas sus formas y manifestaciones que fantasea, a veces, con llegar a tener el corazón que tenían sus abuelos maternos, fuisteis y siempre seréis mis mejores maestros en temas del amor.

Os quiero y os echo de menos, feliz navidad, nos vemos dentro de una vida de la que siempre seguiréis formando parte. 

martes, 28 de noviembre de 2023

Procesando


De alguna manera, algunas piezas van encajando con otras desprendiendo cierto brillo, a la vez se abren las ventanas de par en par para mostrarme nuevas tierras que ahora observo con algo de temor, pero también con ilusión. 
Hay mucho por descubrir; voy trazando un camino con pasos indecisos pero con la seguridad de que es mi propio camino y con la alegría de haber empezado a caminar aunque desconozca el destino, ¿y si no lo hay?... conozco a muchas personas que mueven tierra y cielo por encontrar el camino que les lleve a un destino concreto y, al final, es tanto el temor y la presión a no encontrarlo que terminan sin atreverse a dar un solo paso.
Pero yo lo he hecho, observé ese abrirse la ventana justo cuando la puerta se cerró y decidí empezar a caminar por un camino nuevo para vivir una nueva aventura. La vida a veces puede generarte tanta ilusión como vértigo por vivirla, estoy volando sobre un nuevo bosque lleno de misterios, retos y nuevas historias por escribir, me tiemblan las manos y las piernas a causa de una emoción mezclada con unas gotitas de miedo, respiro hondo y decido seguir caminando, lo voy a hacer bien, confío en mí. 
Acabo de aterrizar, todavía estoy descubriendo mi alrededor, observándolo y sintiéndolo, estoy aprendiendo a bailar al ritmo de nuevas melodías y a emocionarme al ver a mi propia niña interna entrar segura de sí misma en este colegio, quien lo diría...
Las piezas van encajando, al juntarlas empiezo a distinguir algunos colores, algunas nuevas emociones y, aunque hoy ha sido un día en el que nada sale como quieres, sigo recordando sobre todo en estos momentos que las piezas van y seguirán encajando, y que sino siempre podré deshacerlo todo y volver a empezar para descubrir nuevos caminos. 

jueves, 19 de octubre de 2023

Rumbo a ninguna parte


Llueve, no sé todavía si dentro, fuera, o en ambos a la vez, pero lleva horas lloviendo y parte del frío externo ya se me ha colado entre los huesos. A veces me da miedo que se quede en silencio mi alrededor porque eso significa escuchar el ruido de aquí dentro, y me da miedo, tal vez por eso llevo este último mes escapando de ese ruido a través de no parar y de que haya el suficiente ruido externo como para creer que el de dentro ya no existe.
Pero existe, está aquí, lo siento en los momentos más bonitos y felices de este último mes, y lo odio, porque por su culpa ya no son bonitos y felices del todo, o tal vez sea yo la que no anda bonita y feliz del todo, pero... ¿para qué querría estar bonita y feliz si ni siquiera sé exactamente dónde estoy?, ¿estoy en algún rincón?, ¿dónde estoy?, ¿hacia dónde voy?.
Que sí, que estoy en la edad perfecta para perderme una y mil veces, para fallar, para cambiar y para empezar de cero en una hoja nueva, pero que esté en el momento idóneo para ello no reduce la incomodidad y complejidad de estas sensaciones, intento tolerarlas o que ellas toleren la desorganización de mis movimientos, pero no nos llevamos bien y acabamos con pequeños reproches que esconden grandes miedos.
Me he empezado a mover, es algo, no suficiente ya que me gustaría ser capaz de moverme más, pero me he empezado a mover, todavía desconozco la dirección de mis pies o los posibles destinos a los que estos me llevarán, pero me vuelvo adicta a la sensación de sentirme realizada, aunque solo sea unos minutos, es como escapar de todo.
No se me da muy bien hablar de esto con nadie o casi nadie, a veces creo que apenas he mejorado en el tema de socializar con las personas, pero no es eso, es únicamente que a veces no sé cómo se hace, no sé cómo salir de esa sonrisa y aparente constante ilusión que otras personas tienen tan asociadas a mi persona, me gusta los lugares en los que puedo abandonar toda careta y ser real, es más, me gusta estar con personas con las que pueda ser real, me ayuda a ver las cosas con algo más de claridad en ocasiones.
Joder, y ahora lloro, y lloro más, aumenta mi ritmo cardíaco y me viene la maldita de la ansiedad a besarme sin aviso ni permiso. Necesito parar de nuevo y volver a mirar aquí dentro, y me da rabia porque apenas siento que me haya desplazado del punto de partida de hace unos meses, pero me siento perdida y a veces esto me hace llorar cuando menos quiero hacerlo, bueno, en verdad me siento también un poco sola, tengo a mi lado a personas que me quieren, pero no sé... a veces me siento a kilómetros de distancia de absolutamente todo mi alrededor.
¿Dónde estoy?, ¿hacia dónde voy?, menuda puta mierda esto de la incertidumbre, nunca se me ha dado bien gestionarla ni tolerarla, no sé cómo se hace, hay muchas cosas últimamente que no sé cómo van.
A veces me pongo nostálgica y triste a la vez; pienso en cuando mi única preocupación era llevar los deberes hechos o volver a casa a las ocho y media y sonrío de recordarme con mis dos o tres amigas incondicionales siendo feliz, tal vez lo recuerdo con aún más cariño por cómo estoy ahora. A la vez pienso en el mismo instante y cierta tristeza emerge desde mi interior al ver a una niña muy atenta al resto de personas para cumplir todas las normas, sociales y de otros, y que así le quisieran. Con el tiempo me liberé de cadenas impuestas y de esa aparente felicidad constante y me permití una mayor libertad de experimentar y compartir mis emociones, todas sin excepción, quité el veto a alguna que otra y les di paso a todas. 

Siento muchas cosas a la vez, miedo también, pero no sé exactamente hacia qué, supongo que a la incertidumbre de no saber si estoy o no caminando o hacia dónde estoy yendo, y vuelta a llorar, cláramente tengo un día tonto... ya lo tengo, bueno tengo una ínfima parte de lo que tendré que seguir explorando, tengo miedo a quedarme en silencio y escuchar lo que hay aquí dentro, me necesito de nuevo, aunque a penas me haya movido, necesito volver a mirarme bien y decirle con cariño a la niña de aquí dentro que todo irá bien, que estoy con ella a muerte, y que su ritmo y ella misma están bien y son válidos, aunque hoy nos cueste creérnoslo.

Menuda movida esto de crecer. 

sábado, 23 de septiembre de 2023

Estrella fugaz

Suena "el fin del mundo" y me parece una buena excusa para ponerme intensa y una inevitable razón por la que volver a echarte de menos, a ti y a toda tu maravillosa esfera de colores especiales.

Como si de una estrella fugaz se tratase apareces de pronto en el mismo rincón de siempre como si nada hubiese cambiado, es entonces cuando nuestras niñas internas vuelven a ser realmente felices mientras te abrazan sin parar sintiéndose de nuevo en casa. Es una casa preciosa con paredes llenas de dibujos y en los que el amor se siente en cada abrazo haciéndote sentir invencible y realmente feliz entre esos brazos que abrazan, cuidan y reconstruyen durante unos minutos. 
Te quiero mucho, y te he echado y te echo de menos mucho más de lo que me gustaría hacer, recuerdo los últimos días a tu lado con un sabor dulce por tenerte a nuestro lado, pero también con cierto sabor amargo porque no te habías ido y ya te echaba de menos, todo es cuestión de volver a acostumbrarse, lo sé, pero siempre cuesta alejarse de nuevo de quien te hace tanto bien.
Sabía desde el primer día que en estos contextos hay dos opciones, puedes disfrutar de los reencuentros manteniendo cierta distancia de seguridad para cuando toque alejarse de nuevo o puedes entregarte y vivir intensamente hasta los más pequeños y fugaces instantes porque sabes que estás viviendo un constante de primeras y últimas veces hasta el verano siguiente. Yo, obviamente y como buena persona intensita y emocional , debía y quería la segunda opción aún sabiendo que las primeras semanas después de que te fueras serían algo durillas, te echo de menos, pero es raro porque también echo de menos cosas que no ocurrirán, como poder quedar contigo cualquier día del año, obligarte a cumplir tu promesa de que por una vez seas tú quien vengas hasta Torrejón y no al revés, celebrar la Navidad y cumpleaños juntas, o celebrar la vida a tu lado porque merece ser vivida y celebrada intensamente.
Verte de nuevo en persona, poder abrazarte y poder tenerte a nuestro lado ha sido, con diferencia, el mejor regalo de este verano, gracias por seguir estando con nosotras independientemente de los kilómetros.
Eres una amiga increíble y una persona maravillosa, no lo olvides nunca por favor, lo has hecho bien, lo estás haciendo bien de verdad, te admiro y te quiero mucho por ser capaz de viajar al otro lado de la luna y no dejar de mirarnos, mimarnos, cuidarnos y querernos. 
Gracias por todo, por hacer de este tiempo un verano eterno repleto de recuerdos preciosos que ya tengo en el lado izquierdo de mi pecho, a veces te miro siendo tal y como eres, tu mirada color chocolate espeso, tu facilidad para reírte hasta en las situaciones más serias, tu dulzura cuando abrazas y cuidas a alguien que te importa, tu impuntualidad desesperante, pero imposible de hacernos enfadar por todo lo que te queremos, y me digo: jo, que suerte tengo; he debido de hacer las cosas muy bien tiempo atrás o en otra vida para ahora poder tener a mi lado a una persona que nos llena de tanto amor, emoción, colores preciosos e historias en los que el final siempre es un abrazo especial que nos hace un spoiler acerca del futuro indicándonos que este no es el final y que aún nos quedan muchísimas más historias que escribir y que vivir. 
Ojalá tenerte toda mi vida a mi lado, me haría realmente feliz, pero, por si acaso te guardaré también aquí, entre estas palabras, para poder sentirte un poquito más cerca ahora que te echo de menos más de lo que me gustaría y para dejar reflejado de alguna forma la infinidad de colores preciosos de esa estrella fugaz que acaba de pasar. Cierro los ojos, me pierdo y sonrío en el interior de ese abrazo sanador, durante unos segundos olvidé que se trataba de una despedida, y pido un deseo. Aquí dentro aún se ve y se siente el efecto de esa estrella que acaba de sobrevolar todo nuestro cielo, así que ya está, deseo cumplido. 
Gracias por ser tal y como eres y, sobre todo, gracias por volver a casa y por ser hogar a la vez, te quiero mucho y, aunque te eche de menos, sé que sigues aquí, muy cerquita de mí, muy cerquita de nosotras, demostrándonos que el poder de un abrazo llega incluso hasta el otro lado de la luna.

Gracias por todo y hasta pronto. 

martes, 12 de septiembre de 2023

Últimos días a contrarreloj


Hay algo precioso y a la vez duro en las decisiones que sabes que conllevan cierta cantidad de dolor inevitable al final. 
Tiene un componente precioso desde el punto, masoquista y poético, de que son decisiones que te llevan por caminos de sentirlo todo tanto como puedas, abrazar cada instante con tanto amor como te quepa en el pecho, y jugar con la ternura y la felicidad sin miedos ni precaución alguna, hay unas vistas preciosas desde aquí de hasta los detalles más insignificantes, es como vivir en el interior de una película en la que hasta los silencios te hacen sonreír y en los que vives, o intentas vivirlo, todo intensamente porque estás en un constante de primeras y últimas veces hasta dentro de mucho tiempo, que según pasa el mismo se transforma en una amarga cuenta atrás que me hace llorar cuando estoy sensiblona.
Y es aquí justo donde se encuentra el componente duro, en que según se va acercando el momento de despedirse vas teniendo más dificultades en seguir centrándote únicamente en disfrutar, jugar y abrazarlo todo tanto como puedas y vas esforzándote más en memorizarlo todo mental y emocionalmente mientras el nudo de tu garganta te hace un spoiler de lo que se viene, a la vez que escuchas las manecillas del reloj girar velozmente, hace unas semanas ni me había parado a escuchar el sonido de su movimiento, es más, es como si nos hubiesen concedido el deseo y se hubieran detenido unos minutos.
¿qué cómo me siento?, pues no lo tengo demasiado claro; me siento como si llevara horas a toda velocidad en un coche asomada por la ventanilla; he sentido el viento en toda mi cara, he cantado temazo tras temazo a pleno pulmón, he disfrutado de las vistas y me ha encantado el viaje, pero ahora he visto en mitad de la carretera un muro de cemento y el miedo empieza a acechar. 
Sabía desde el primer día que ese muro estaba ahí, pero verlo de nuevo siempre vuelve a imponer y asustar un poco. 
En verdad como me gusta meterme de lleno tal dramaqueen en toda zona sensible o en obras, pero este no va a ser uno de esos golpes mortales ni mucho menos, es más, es el resultado de haber sido muy feliz y haberme sentido muy cuidada y querida, pero aún así también me da miedo, he soltado el volante y relajado mis pies y ahora tan sólo me intento tapar bien y quedarme un ratito más en cada recuerdo guardado aquí dentro intentando que el tictac del segundero no me haga llorar. 

Se avecina la temida y esperada colisión, pero sé que estaré bien, todo volverá a estar bien, aunque la nostalgia apriete demasiado el nudo de mi garganta cuando piense en este verano que ojalá fuera eterno. 




lunes, 11 de septiembre de 2023

La escurridiza hora del recreo

¿En qué momento acepté todas estas aparentes rígidas normas, estos "debería" y estos "elimina esta sensación ya"?, no lo sé. 
Pero me encuentro en ocasiones tan atada a ellas que ni siquiera soy capaz de ejecutar movimiento o palabra por fuera, es como un mecanismo de sobreprotección ineficaz que al final acaba oprimiendo más de lo que aparentemente debería proteger. Le pido, como si fuera mi niña interna la que hubiera cogido el control, un recreo entre tanta exigencia interna y estúpida, que me dejen hoy probar a jugar un poco más con mi libertad escurridiza, a veces lo consigo, aunque sean tiempos muy breves. 
Disfruto de la velocidad con la que se eriza mi piel, el sonido y ritmo de mi respiración, mi imaginación haciendo de las suyas, el tacto de mis labios cortados con mi lengua, y cada mayor y menor sensación desde la curiosidad de alguien tentado a descubrir un nuevo lugar especial. 
Pero la tregua finaliza rápido, y como si se tratara de un desproporcionado castigo por haberme escapado de mi caparazón durante un rato, los miedos, los "deberías", la vergüenza, la culpa y alguna que otra inseguridad atacan de nuevo. Muerden, en ocasiones duele, y me obligan a volver a mi caparazón sin darle espacio a lo que he sentido y vivido ahí fuera, ¿por qué lo siento como algo tan negativo si no lo es?, ¿por qué yo no puedo jugar con mi libertad, disfrutarla y sentirla sin represalias?.
Aún queda mucho por hacer aquí dentro, pero a veces estoy harta, agotada, y solo miro al resto de personas con cierta envidia de lo libres que parecen ser olvidando que tal vez alguna de esas personas también fue como yo tiempo atrás.
En fin... ya tendrás más tiempo y calma para la introspección, pero ahora, en la recta final, más te vale tatuarte bien adentro cada instante y sensación, pues todos estos son los recuerdos con lo que tendrás que construir lazos y puentes cuando la distancia vuelva a interponerse. 
Ojalá los recreos fueran algo más largos, ojalá cinco minutos más de libertad, ojalá no sentirme tan prisionera y dejar de tapar con tantas ansias lo que merece incendios, ojalá no tener miedos, o mejor aún, ojalá convencer a estos temores de que no hay nada malo ni peligroso en sentir, que esto no es nada más ni menos que estar viva. 



lunes, 4 de septiembre de 2023

Pequeña gran revolución


Tal vez el truco es ponerle más corazón a todo y no tanto cabeza, tal vez está justo ahí, en ser lo suficiéntemente valiente como para decir lo que sentimos mirando a los ojos y no tanto a una pantalla, quitarnos escudos y máscaras y mostrar esa vulnerabilidad, esa sensibilidad y esas áreas de nuestro cuerpo cuya piel es de gallina y decir(nos): estamos vivos, esto es lo que me hace sentir y estar viva. 
Y claro que da miedo, todos tenemos a personas en nuestro pasado que decidieron arañar cuando lo que necesitábamos era una caricia, a veces puede parecer un acto suicida desnudarse ante otro, y no hablo de ropa. 
Pero, ¿ y si ese aparente acto suicida termina con esa caricia deseada, con ese "todo está bien" necesitado o con ese abrazo salvavidas?, ¿acaso no merece la pena jugárnosla por esta posibilidad?, pues sinceramente, aunque no siempre haya sido capaz de dar ese salto de fé en nombre del amor y de la vida creo que la respuesta es que sí, que quiero que mi vida esté repleta de eso, de actos de amor y de valentía en los que, orgullosa, muestre mi desnudez, mi verdad, y jugármela por todo y todos aquellos que me enseñen a sentir la primavera dentro de mí.
Y es que Rozalén tiene razón y es aquí justo donde reside la mayor y verdadera belleza, en este acto de valentía que no es más que el intentar ser uno mismo entre tantos espectáculos de títeres, emprender ese viaje, aparentemente, hacia la nada y tener la certeza de que la mayor belleza siempre nacerá y habitará en el fondo de aquella mirada que ante nuestra propia desnudez consigue hacernos sentir en mitad de un eterno verano. 

Estoy viva, lo sé, lo siento, lo ves. No hay prueba más fiable que esta, sentir lo que siento al bailar ante otros con los ojos cerrados y atreverme a descalzarme como si acabara de llegar a casa. 

Pequeña Laura de mi corazón, aún nos queda mucho que aprender, caminar y volar, toda una vida nos queda, pero lo estás haciendo bien. ¿Ves?, te lo dije, que hayamos sido el campo de batallas de otros y de sus ausentes o malos cuidados no implica que no podamos coincidir por el camino con otras manos, otras miradas, otras historias y otras personas que vean en nosotras campos de flores en los que quedarse a descansar y quien sabe si a vivir. 

Gracias por atreverte a salir de tu madriguera, ojalá lo hicieras más, confía en nosotras mi pequeña gran revolución, todo irá bien.


domingo, 3 de septiembre de 2023

Domingo de resurrección


Hoy me he despertado con algunos miedos mordiéndome por aquí dentro y no he podido evitar llorar ante su presencia mientras me quedaba cinco minutos más en la cama que han acabado siendo más de cinco.
Aún así en momentos he sido feliz al ser consciente de que han disminuido mucho su tamaño y su fuerza desde que les dedico cierto espacio y tiempo a escucharles y mostrarles que el mundo no es un lugar tan peligrosos como ellos se imaginan, pese a esto siguen intentando inhibir mis bailes, mis actuaciones improvisadas y mis ganas de ser real. Así, sin más, permitirme ser sin importar el lugar o las personas que me rodean y disfrutar, aunque solo sea unos minutos, de apagar la mente y entregarle el control a corazón y cuerpo, como me gustaría poder hacerlo más. 
He tocado con las yemas de mis dedos zonas de mi cuerpo que aún están curando, y al llorar he sentido como me escocía al desinfectarlas un poco más a fondo, he acariciado el borde de mi ropa interior y he disfrutado unos segundos la libertad de sentir sin censuras y sin prohibiciones, he abrazado mi almohada con fuerza y he imaginado con puñados de amor que abrazaba a quien tanto echo de menos o a quien echaré de menos en un futuro cercano, pero los miedos volvían a colarse entre mis sábanas haciéndome sentir pequeña y asustada o haciéndome creer que no debería sentir lo que siento, que es mejor esconderlo y mantenerse fría y distante.
Pero es que estoy cansada, es agotador sostener tantas falsas prohibiciones y la careta de alguien racional cuando yo siempre he sido más emocional, a veces entre mis mayores fantasías está la de poder alargar un poco más el tiempo en que soy libre y en que me permito jugar y disfrutar con todo lo que siento, que envidia me dan las personas que saben hacer esto con otras personas, ojalá fuera tan fácil...
Esta mañana lo he conseguido, he encontrado bajo mis sábanas un escondite suficiéntemente bueno como para que a las inseguridades y temores les costase más encontrarme, durante este tiempo he sido libre, me lo he permitido y he acabado llegando al orgasmo a la vez que me rompía a llorar, no sé si esto último ha sido por un exceso de felicidad o por haber coincidido con el instante en que los miedos me habían descubierto, pero me ha gustado la sensación experimentada. 
El temblor de mis piernas y el sonido del nudo de mi garganta deshaciéndose ha sido una manera bonita de sentirme viva y repleta de colores preciosos bajo este cielo gris y oscuro que amenazaba, también, con romperse en cualquier momento. 
Tenía ganas de más, de más libertad, más colores, más vida y más muestras de valentía ante ese puñado de miedos temblorosos, pero de pronto un pitido ensordecedor procedente de mi móvil me ha traído de nuevo a la realidad anunciándonos la emergencia de unas tormentas torrenciales como si se tratase del fin del mundo.
Al final del día ese puñado de miedos seguía ahí dificultándome el tema de las relaciones interpersonales e interfiriendo en mi propia libertad y sentir, pero ni yo me he privado del placentero derecho de seguir intentando ser completamente libre ni el mundo se ha acabado, como de costumbre los miedos siempre tan exagerados y dramáticos, y más los Domingos, menos mal que yo soy más real, más valiente y más grande que ellos. 

miércoles, 30 de agosto de 2023

Familia de girasoles


Te admiro mucho y desde hace tiempo, creo que nunca te lo he dicho, pero lo hago en silencio y mientras sonrío escuchándote hablar en tus días buenos y abrazándote, si me dejas, o mimándote en tus días no tan buenos. 
Te admiro y aprendo de ti cada vez que te comprometes con algo que te importa dándolo todo; corazón, entrañas, sentimiento y sacos repletos de emoción e ilusión, aunque a veces intentes aparentar que no das tanto como realmente das. Eres intensidad en todas sus formas y manifestaciones, eres abrazos regalados, sonrisas que son como cunas en las que mecerse cuando algo te preocupa, mimos reales y cargados de amor, estrellas fugaces que viajan de unas miradas a otras y un montón de melodías preciosas que llevas dentro de ti.
Y es por esto por lo que te admiro, porque estás dispuesta a darlo todo sin olvidar cómo se hacía eso de soltar, porque es hora de soltar y tú eres la primera y la mejor que sabe esto, ya está compañera, es hora de soltar, no puedes quedarte en un lugar en el que ya se han ido, es hora de soltar, agradecer y curar, pero ni se te ocurra pensar que hay algo malo en darse por aquellas personas y razones que nos hagan sentir vivos y en las que creamos, lo has hecho muy bien amiga mía, lo haces muy bien amiga mía, pero es hora de soltarnos de nuevo de quien ya dejó de sostener. 
Ahora toca cuidar y dejarse cuidar, respetar tus propios tiempos y aceptar el dolor como una parte inevitable de la vida y como consecuencia de estar vivos. 
Amiga mía, no te puedo librar del dolor ni de sentirlo, pero te prometo desde el más absoluto amor y admiración que, aunque haya momentos en los que hasta por dentro sientas que se acerca la Navidad yo siempre intentaré llenar todo nuestro mundo del color de la primavera. 
Te admiro y te quiero amiga mía ♡. 


jueves, 24 de agosto de 2023

Real como la vida misma


Escucho el barullo de voces de las personas de mi alrededor mezclándose, el ladrido de felicidad de varios perros siendo libres durante un rato, el sonido de las ruedas de los vehículos pasando por la carretera, la brisa del viento que, pese a ser caliente, disminuye un poco la sensación de calor del ambiente. Miro a lo lejos el centro comercial de Madrid Río, a estas horas ya es de noche y es lo que está más iluminado junto a la terraza de varios bares. 
Bajo volumen externo y empiezo a mirar hacia dentro sin dejar de ver todas las luces del centro comercial que tengo enfrente. 
Ojalá encontrara silencio, no lo hay, hay ruido compuesto por múltiples sinfonías difusas; miedo, vergüenza, amor, deseo, rabia y algo de curiosidad encerrada en las mazmorras de mi castillo queriendo explorar lo desconocido.
¿Cómo va esto?, ¿cómo se hace?, no tengo ni la menor idea y tengo miedo a que, por querer mirar más allá, pierda lo realmente importante y lo que de verdad me hace feliz tener, cuidar y querer, no sé cómo va ni qué hacer, el miedo en ocasiones me paraliza y se transforma en una rabia amarga por inhibir ese abrazo, ese beso o esa caricia por temor a que todo se desmorone o a encontrarme desnuda frente a la verdad, ¿es posible vivir este momento de vulnerabilidad sin dolor o en realidad somos nosotros los culpables del mismo por la infinidad de películas mentales que nos montamos en vez atrevernos a abrirnos las ventanas que nos hacen visibles ante los de ahí fuera?.
Pero, al menos, cuando ese dolor viene de nuestros miedos e inseguridades, nosotros somos quien lo controla (o quien cree que lo controla); la maldita falsa necesidad de tener el control como mecanismo de defensa, que complicado es...
Y es que lo que realmente me asusta de esta situación es eso, no tener el control, tengo un puñado de emociones haciéndome en ocasiones llorar y en otras lo contrario, pero siento que van por delante de mí y que cuanto más las intento silenciar más jaleo armán aquí dentro para que no me olvide de su existencia, ¿qué hago?, el tema de fluir nunca ha sido mi punto fuerte, necesito como cierta organización, cierta protección o arnés en el que agarrarme si me tiemblan las piernas.

Mira que es guapísima la idiota, ya le vale desequilibrar mi estantería así sin ni saber yo en qué momento exacto empezó a tambalearse la misma, tiene una niña interna realmente preciosa, bueno, en realidad varias de mis amigas tienen dentro de ellas niñas preciosas, jamás me cansaré de verlas jugar entre ellas, me da cierta envidia la facilidad con la que parecen hacerlo, ojalá apagar la mente durante un rato y usar únicamente cuerpo y corazón, a veces todo sería más fácil así.

¿Pero por qué narices le doy tantas vueltas a todo?, ¿qué importancia tiene esto?, al final estamos hablando de algo púramente físico, lo realmente valioso y especial para mí sigue intacto e igual que siempre, pero me da miedo que pueda verse influido y/o alterado de algún modo.
Ojalá se me diera hablar con las personas, por lo menos, la mitad de bien que lo que se me da escribir, aún así sigo pensando en que soy capaz de conectar, cuidar y querer a las personas, así me lo he ido demostrando estos últimos años. 
En fin, que no sé que coño me pasa exactamente ni lo que hacer al respecto, y sé que esto no ha sonado muy poético que digamos, pero ha sonado como es, real, y a veces con eso es suficiente. 

lunes, 21 de agosto de 2023

Redes irrompibles


Que mal se me da a mí esto de soltar el timón, perder el control y confiar en que las olas nos acaben llevando a buen puerto, me cuesta todavía esto de confiar. 
Confío, en general, poco en todo proceso que me obligue a dejarme llevar y bailar con los ojos cerrados, pero, a la vez me encantan las veces en que he conseguido hacerlo y he podido comprobar que no morí, que seguí respirando tras él. 
Es literal como saltar de un avión en marcha sin haber comprobado si llevaba en la mochila el paracaídas; el corazón a tres mil por hora, el temblor de mis manos, mi respiración agitada, el dolor de mi mandíbula, todo el ruido de mi mente deseando ser expresado y ese puñado de ganas de llorar por lo lejos que me siento de mi zona segura, mi zona de confort; una amiga mía llama a este pequeño gran salto "un salto de fé", nombre muy apropiado ya que, a veces, es eso justo lo que hay que hacer, confiar, respirar y seguir confiando. 
Pero a mí me sigue costando horrores a veces, se me llena la cabeza de "y si..." que tal vez ni ocurran o de "a ti esto no se te da bien" como frontera a tierras desconocidas que, aunque me atemoricen, me encantaría poder pisar y tumbarme sobre ellas.¿Cómo se hace?, voy pasito a pasito en un constante modo de alerta por si algo me indicara que no es una buena opción la de lanzarse, a veces siento que estoy deseando encontrar una excusa para huir o no deshacerme de mi caparazón.
Pero, últimamente a mi alrededor encuentro todo lo contrario, encuentro ojos brillantes, abrazos, sonrisas, amor y cofres enteros de ternura en la entrada de mi habitación cuando decido deshacerme temporalmente de mi escudo o abrir la puerta a los de ahí fuera, gracias. 
Aquí dentro aún queda mucho por hacer, una niña de mirada color caramelo y con una ilusión especial no deja de observarlo todo atenta tapada con la colcha de su cama como si fuera su mayor y mejor arma ante nuevos ataques. Me acuesto muchas veces a su lado acariciando su cabello oscuro y le hablo con sacos llenos de ilusión y amor de las nuevas personas en quienes encontré familia y casa, de reojo le veo sonreír y emocionarse, pero sigue prefiriendo estar gran parte del tiempo callada, aunque se muera de ganas de expresar lo que lleva dentro, lo que siente y lo que piensa, ojalá lo vaya haciendo cada vez más, se merece ser escuchada, ¿me escuchas?, te lo mereces, que en alguna otra ocasión hayamos dejado nuestro cuerpo en manos con más experiencia en morder la carne que en querer no significa que otras manos, otras personas y otras niñas no vayan a saber dibujar flores en esas marquitas de tu pecho que aún te acomplejan, la ternura es revolucionaria, no lo olvides. 


jueves, 10 de agosto de 2023

Tolerancia al dolor y a una tristeza con apego ansioso


Dicen que, a veces, el dolor continuado de una situación y las acciones no muy limpias de una persona pueden hacer tambalear tus valores, tus creencias en torno a las personas, tu visión del mundo y, en definitiva, a ti misma.
Reconozco que estuvo cerca de lograr algunas de estas cosas, durante unos meses lo consiguió hasta que vi en otros miradas y palabras de odio, de rencor y de ganas de venganza; no les faltaba razón en el afecto que ahora mostraban hacia ti, pero no quise ir por el camino fácil. Quería reafirmar y confirmar en que tú y yo somos personas muy diferentes y eso suponía un esfuerzo mayor que el que conllevaba pensar cómo devolver mayor dolor del que a ti te han causado.
¿Qué se hace con el dolor cuando no quieres devolverlo ni pasárselo a otros?, transformarlo, el dolor al igual que el amor se transforma y, por paradójico y complicado que parezca, puede ser transformado en cosas y aprendizajes preciosos, sólo que el esfuerzo que este proceso implica es mucho mayor que el necesario para devolverlo o pasárselo a otro, supongo que por esto gran parte de personas eligen la opción fácil en vez de la que de verdad podría transformarles en personas mejores, o al menos, en personas más sanas.

Dejaste aquí dentro, en la habitación de la niña que habita el lado izquierdo de mi pecho, cajas de cartón llenas de odio, rabia, rencor, miedo y tristeza; al comienzo me abrumé ver tanta oscuridad en las mismas manos de quien me había dejado percibir algo de luz, algo de ganas de querer y dejarse querer. Después fui entendiendo que esta era tu manera de mostrar tus miedos, tu pérdida de control y tu tristeza, no por ello te estoy justificando, pero esto me ayudó a reducir parte del odio y rabia que me habías enviado. Sentí algo extraño, mitad lástima, mitad ganas de dejarte ganar para que, aunque fuera con ciertas trampas, te sintieras por primera vez la protagonista de esa historia de amor y la niña ilusionada que podría seguir guardando más detalles preciosos en sus cajas de cartón.

Cogí todas esas cajas de odio, rencor y rabia que me habías dejado y que me fuiste dejando los meses siguientes creyendo que podría con ello, y fue el contenido de esas cajas el que durante un tiempo se apoderó de mí, me quitó la ilusión, las ganas de moverme, algunas de mis creencias en el amor e hizo tambalear mi idea de que las personas, en su gran mayoría, son buenas personas. 

Me asusté y me dio tanto miedo que las escondí en el trastero confiando en que ellas solas acabarían desapareciendo sin necesidad de que yo les dedicase mayor atención que la de un par de visitas de vez en cuando, me equivocaba. He vuelto a subir todas estas cajas a mi habitación, ha sido doloroso, pero tuve la suerte de que cuando las subí por primera vez dos de mis amigas más especiales me abrazaron fuerte para que no tuviese tanto miedo, escuché el contenido de estas cajas, intenté comprenderlo, conocer su verdadero origen, lo abracé intentando que no tuviesen tanto miedo, pero acabé yo haciéndome más daño, por lo que decidí escribir acerca de todo lo que encontré y del dolor que generó en mí, decidí bailar encima, inspirarme para mis propios proyectos y aprendizajes y, tras todo esto, dejo desde hace unas semanas la puerta abierta con un montón de cajas de cartón vacías que van desapareciendo sucesivamente, lo estoy consiguiendo y estoy realmente feliz, no me acordaba de lo fuerte que era, que soy. 
He transformado un montón de oscuridad en luz y arte para quienes saben o están preparados para contemplarlo, no sé exactamente cómo lo estoy haciendo, pero lo estoy consiguiendo.
De nuevo, espero que todo te vaya bien, aquí ya no quedan apenas cajas de cartón de las que me dejaste. Reconozco que golpeaste muy fuerte, tambalearon hasta mis rincones más íntimos y tesores más preciados, pero no, no lo conseguiste.  

Sigo creyendo en las personas y en el amor tanto o más de lo que ya lo hacía; al final esto es una de las pocas cosas buenas que nos ofrecen las malas personas o las personas con mucho más miedo que valentía, enseñarnos en quienes no queremos convertirnos y a qué lugares no queremos volver.

Me queda mucho por limpiar, curar y trabajar aquí dentro, pero lo estoy haciendo bien, lo estamos haciendo bien, tengo a mi lado a unas amigas que me quieren y cuidan bien y muchísimo, y eso siempre ayuda bastante, sobre todo para volver a atreverse a dejarse querer y cuidar sin morir en el intento, os quiero. 

Y a ti, que decirte... no vuelvas por favor, pero de corazón espero que todo te vaya muy bien. 



sábado, 5 de agosto de 2023

Carboncillo


En este apartamento, desde mi ventana, se ve una gran terraza perteneciente a la casita de enfrente, allí un gatito negro, que desconozco si tiene dueños o no, se pasa las horas yendo de un sitio para otro, jugando con las hojas caídas de los árboles o durmiendo plácidamente al sol, a veces desaparece y veo a lo lejos como se va por la calle principal de este pueblo pesquero en busca de aventuras o de nuevas terrazas por descubrir; llevo viéndole desde mi ventana varios días, por lo que he decidido ponerle nombre como si fuera mío, se llama Carboncillo, o al menos mientras yo esté aquí. 

Eso sí, me he dado cuenta de algo, todos los días, cuando empieza a anochecer, Carboncillo vuelve a esa terraza que hay enfrente de este apartamento y se sienta mirando a la entrada de la terraza, tras unos minutos sale de la casita una señora de cabello canoso y rostro tierno y sonriente caminando hacia la terraza, cuando llega va directa a Carboncillo, le coge entre sus brazos gorditos para abrazarle y la curvatura de su sonrisa aumenta, siendo el elemento principal y más bonito de su rostro, Carboncillo estira sus patitas entre los brazos de esa señora y mueve con dulzura su cabeza como si llevara todo el día pensando en este instante. Llevo aquí una semana, y los siente días he visto la misma escena, hay algunas noches en las que Carboncillo se queda a dormir en la terraza y otras en las que, tras su rutinario y especial abrazo, sale de allí con sus elegantes movimientos felinos. 

No sé si es porque en vacaciones echo más de menos a mi abuela de lo normal o porqué, pero me transmite mucha dulzura esa señora que sale religiosamente a abrazar al gatito de su terraza, el primer día en que vi esta peculiar escena deseé ser ella para abrazar a Carboncillo, pero ahora a veces desearía ocupar también el lugar de ese gato negro. 

Es curioso, ¿no?, desde pequeños se nos potencia la autonomía, la independencia, y según vamos creciendo deseamos que nuestros padres nos vayan dejando hacer más cosas solos, salir solos, viajar solos, vivir solos, etc. Pero, un día cualquiera, vemos a una dulce mujer de cabello canoso abrazando a ese gato negro que ves por tu ventana y entonces no sabes si le envidias más a ella o al felino.

Me parece bonita la metáfora; que haya un montón de personas ahí fuera acusando a los gatos negros de su mala suerte en la vida y que esta señora, ajena a todos y a todo, salga cada noche a abrazarle y darle las buenas noches.

Creo que el amor y la felicidad tiene mucho que ver con este instante que presencio cada día desde mi ventana, tal vez por eso fantaseo a veces con tener de mayor cierto parecido a esa señora tan pero tan preciosa. 

Buenas noches Carboncillo, hasta mañana. 

jueves, 3 de agosto de 2023

Despacito y con buena letra


Estoy aprendiendo a entender que aún estoy aprendiendo, que aún estoy conociéndome, creciendo y evolucionando. Miedos de siempre y nuevos miedos me siguen de cerca, pero han reducido mucho su tamaño desde que les dedico parte de mi tiempo para enseñarles que no hay tanto que temer y que las cosas que no nos salgan bien hoy serán anécdotas que contar mañana con las amigas.

Llevo unos meses intentando aprender cómo va eso de dejarse llevar, querer y cuidar, no está siendo tarea sencilla, desde muy pequeñita yo he sido siempre más de intentar tener el control y ser yo quien cuidaba de otros, me gusta mucho hacerlo, aunque en ocasiones ha sido más el escapar de mí misma lo que me motivaba a hacerlo, algo no muy sano la verdad. 

Recuerdo mi infancia con bastantes momentos felices, pero también con frases como "no llores", "tienes que poder hacerlo tú sola", "imagina que nadie está a tu lado, ¿qué harás entonces?", también recuerdo que sólo ante aprobados académicos escuché frases como "estoy orgullosa de ti" y que antes suspensos o noticia malas lo que había eran reproches, violencia y tras esta un silencio ensordecedor que podía durar varios días, esto junto a otros recuerdos no tan bonitos de mi infancia me enseñó en esa casa que poco tenía de hogar que sólo con ser yo no era suficiente para que las personas de mi entorno se sintieran orgullosas de mí, era necesario que hiciese algo, que aportase algo; y que ante malas noticias o cosas feas en mí o a mi alrededor no habría nadie que se fuera a quedar carca de mí. 

Con el tiempo descubrí que me equivocaba de lleno y que hay personas, a las que actualmente tengo la suerte de llamar amigas, que se sienten realmente orgullosas de mí por ser yo tal como soy y que me quieren y cuidan como pocas personas habían hecho hasta el momento, pero supongo que por cosas así aún encuentro dificultades en esa movida de dejarse querer y cuidar, aún así sigo intentándolo, pero antes de adentrarme en un reto como este debo, con toneladas de miedo y pánico, romper un montón de expectativas por si el afecto de alguien estuviera basado en las mismas. 

Allá voy. 

No puedo más, yo voy primero, y eso no significa dejar de ser una buena persona, pero sí que significa echar de mi vida a todas aquellas personas, por cercanas que sean, que no respeten mis normas y límites, significa que no quiero cuidar de alguien cuando en realidad lo que necesito es cuidar de mí misma, significa que necesito llorar a mares lo que llevo aguantando, más o menos, durante meses, significa que quiero empezar a ser la protagonista de mi propia vida, escribir mi propia historia por miedo que me de, bailar sin parar en el centro y emborracharme cualquier noche con mis amigas sin sentirme culpable por si después alguna hace lo mismo y me necesita para volver a casa, significa, mamá, que no quiero sentarme como una señorita ni mucho menos comportarme como una señorita si eso me resta libertad, que quiero jugar sin parar en tantos mundos como pueda fantasear, hoy quiero ser la dulce y romántica Blancanieves que cree en el amor y mañana quiero ser maléfica y fantasear en la cama y fuera de ella con cada persona que me remueva por dentro, que ambas versiones son compatibles y que ambas están bien, significa que quiero seguir conociéndome y aprendiendo a amar cada vez más libremente, que una mala persona no me va a hacer creer que no sea posible dejarme cuidar y querer por personas que se mueran de ganas por conocerme física y emocionalmente (por miedo que me de), significa que mi sensibilidad resultó que no era un defecto, sino mi mayor fortaleza, y que gracias a ella soy capaz de ver la infinita belleza de las arruguitas de los rostros de mis amigas cuando sonríen, las formas de las nubes y el olor de las flores que me llevan a recuerdos preciosos, se están perdiendo todo un mundo aquellos que me decían que me iría mal siendo tan sensible. 

Significa que soy mucho más que la chica mona y algo tímida, que sí, que me acojona abrirme a personas nuevas y ahora mucho más que antes, pero no soy sólo una cara bonita; soy la divertida, la alegre, la fantasiosa y la risueña, pero también soy la pervertida, la cachonda perdida cada vez que alguien que me gusta me mira más de dos segundos a los ojos, la perra que luchará por su espacio en la psicología y que no permitirá que ningún  unga-unga le arrebata el puesto por ser hombre, tu bollera favorita, la feminazi que te señala como te atrevas a decir que tú, Manolo, eres feminista y que por eso ayudas a tu mujer en casa y tu mayor enemiga como creas que por querer ser una buena persona voy a permitirte que me hagas daño, esto ya no va así, como ya he dicho: yo voy primero.

En resumen, soy un partidazo, y perdonad si sueno algo creída pero es que llevo tanto tiempo, tanto tiempo esforzándome por ser tantas versiones diferentes que la gente esperaba de mí que me he agotado y, aunque sigo con algunos miedos de abandono o insuficiencia procedentes principalmente de recuerdos algo feos de la infancia, me toca a mí, me elijo a mí hoy y siempre siendo la chica más mona y dulce de la fiesta y también la más pervertida cuyo lema antes de cualquier fiesta es: "el perreo hasta el suelo y la autoestima hasta el cielo". 

Estoy enamoradísima de estas dos versiones de mí misma y estoy dispuesta a enamorarme de tantas versiones de mí misma como me queden por conocer.

Llevo un año realmente complicado personal y emocionalmente, he visto como se tambaleaba todo mi mundo y yo con él, pero también  ha sido un año de renacer, de redescubrimientos, de aprender sin parar infinitas cosas aquí dentro y por fuera, y de mucho mucho amor propio y entre todas mis amigas, que suerte he tenido con ellas. 

No ha sido nada fácil el camino hasta aquí, sigo actualmente intentando sanar muchas más heridas de las que creí que tendría con 24 años, voy bien. Soy fuerte, soy valiosa y soy merecedora de todo el amor y cosas buenas que me pasen, cometí el error de olvidar esto durante unos meses, pero he vuelvo a recordarlo e interiorizarlo, he vuelto conmigo sin miedo a futuras recaídas. 

Me siento feliz, aún sintiéndome en pañales en esta nueva etapa en la que estoy, por todos los avances y aprendizajes realizados hasta ahora, todo va a ir bien.

Eso sí, ya no quiero seguir siendo la musa que se esfuerza por resultar agradable, dulce y ecantadora para quien decida mirarla con la esperanza de recibir cierta aprobación externa, soy la artista que está empezando a decidir sobre ella misma y a ser la protagonista de su propia historia. 

Estoy aprendiendo a entender que aún estoy aprendiendo, que aún estoy conociéndome, creciendo y evolucionando, y está bien, no voy ni más lenta ni más rápida que otros, voy a mi propio ritmo, así que sé, por fin, que lo estoy haciendo bien. 




domingo, 30 de julio de 2023

Gracias por existir


Hoy, 30 de Julio, es el día de la amistad y la excusa perfecta para hablaros de ellas.
Tengo la gran suerte de haber acabado rodeada de personas a las que admiro y quiero con todo el corazón, cada una de ellas tienen en su interior una cosita muy especial y unas niña preciosas siendo felices. 
Algunas de ellas te abrazan y te miman con tanto cuidado y amor que te sacan del mundo un ratito para jugar contigo a esa movida de quererse con todo el corazón, otras continen en sus ojos familias de luciérnagas preciosas que te hacen sentir como cuando por fin llegas a casa y que ponen todo tu interior patas arriba cada vez que te miran de esa forma tan bonita, otras tienen la capacidad de hacer que a su lado siempre sea primavera aunque se aproxime la Navidad, y su risa es la melodía perfecta en la que descansar de la rapidez y complejidad de la vida, otres tienen enormes sonrisas que son como columpios en el que llegar hasta las estrellas cada vez que tienes la suerte de poder conocerles un poquito más de cerca, y otras tienen su rostro lleno de estrellas que hacen que quieras abrazarlas sin parar para estar un poco más cerca de ellas. 
Siempre he dicho que a mí esto de abrirme a personas nuevas no se me da del todo bien, siempre he intentado ir a un ritmo más rápido que el mío por miedo a que cuando me abriese no quedara nadie a mi lado, pero con ellas es todo distinto.
Me cuidan, me miman y me quieren tanto y tan bien que a veces hasta dudo de si yo les estaré aportando tanto como ellas me aportan a mí, estoy consiguiendo abrir un poquito más el lado izquierdo de mi pecho ante ellas, cada vez que lo hago me tiembla todo el cuerpo y se me acelera la respiración de miedo, pero estoy aprendiendo de la mano de cada una de ellas que sí hay personas que se merecen saber qué hay aquí dentro, me agradecen cada paso que doy en el proceso de abrirme con infinidad de abrazos, sonrisas y muestras de amor y a mí me cuesta encontrar las razones por las que lo valoran tanto, pero supongo que será por haberme conocido también intentando permanecer cerrada ante todo y ante todos por miedo a sufrir daños. 
¿Sabéis una de las cosas más bonitas que me di cuenta ayer hablando con una de esas amigas tan preciosas?, que tras haber retrocedido y empeorado en varios procesos internos por haber pasado por alguna que otra persona y etapa durilla de gestionar estoy volviendo a ser yo, curándome y hasta mejorando en los brazos de varias de mis amigas, me están enseñando de nuevo que el haber coincidido con alguien que te haga daño no implica que no existan otras personas que no vayan a saber valorar(te) y querer(te) bien, tenía muchísimas ganas de volver a ser capaz de abrirme, en la medida de lo posible, el pecho y compartir con otras personas mi mundo interno, me encanta poder conectar con nuevas personas pese a mis dificultades para ello, y ellas me lo ponen tan fácil... hasta me permiten decidir el ritmo al que lo hago y el camino que sigo, no sé, les admiro y les quiero muchísimo y con todo el corazón. 
Cada una de ellas me hacen ser un poquito mejor de lo que soy y sus abrazos, miradas, formas de ser y cantar son últimamente mis rincones favoritos del mundo; tienen unas niñas internas preciosas que me sacan a bailar y me animan a conquistar juntas el mundo, jolín, tal vez me estoy pasando de intensa pero me encantaría pasar el resto de mi vida conociéndoles más, me encantaría saber hasta si son más de usar zapatillas en casa o ir descalzas, que suerte y privilegiada me siento de poder decir que estas personas tan bonitas son mis amigas. 
Desde aquí, gracias por acompañarme y acercarme, cada vez que estoy a vuestro lado, a estar un poquito más cerca de la mejor versión de mí misma. A vuestro lado ese "salto de fe" es más fácil de dar.
Y yo creyendo hace años que sólo existía un tipo de historias de amor posible...
Os quiero, con todo el corazón. 

domingo, 23 de julio de 2023

Nos estamos perdiendo, pero mi vida abarca mucho más


El intento de indiferencia con el paso de los años pasó a ser nuestra forma de convivir bajo el mismo techo sin morir en el intento; llevábamos muchos gritos, mucha violencia y muchos conflictos a nuestras espaldas y ambos sabíamos y sabemos que somos personas complétamente diferentes como para poder tener mayor relación que la que tenemos. 
Tienes una cabeza tan rígida, unas ideas y valores tan inflexibles y un miedo tan grande a no ser un buen padre que al final se te olvidó como ser un padre real a secas. 
Recuerdo que esos años negros que pasamos fueron el motivo por el que fui por primera vez a una psicóloga, no sabía muy bien hasta que punto me podía ayudar a curar heridas profundas que llevaba arrastrando y escondiendo al salir de casa durante tantos años, pero mi objetivo no era tanto el lograr tener una relación idílica e imposible de padre e hija, sino abandonar el odio hacia ti, no quería que ese sentimiento me invadiera y menos que me atase a ti; lo conseguí, o al menos en gran medida, aunque no lo creas. 
No he olvidado apenas ninguna de nuestras discusiones ni momentos negros, no puedo ni podré, y en ocasiones me sigue afectando en mi manera de ser y comportarme, pero me gusta (tras años de terapia, crecimiento y descubrir el mundo que había fuera de mi habitación) verte como un niño pequeño a quien le vino grande el tema de la paternidad y quien, por tanto, lo hizo lo mejor que pudo con las herramientas que tenía, ojalá mamá y tú hubiérais ido a un buen psicólogo juntos y por separado antes de querer ser padres, tal vez así yo no tendría que haber ido, o no para trabajar temas que deberíais haber trabajado vosotros. 
El último día que visité a mi psicóloga hace muchos años me dijo unas palabras preciosas que me hicieron llorar frente a ella: "Tu padre se está perdiendo a una hija preciosa, pero ahí fuera encontrarás mucha más vida y miembros de una familia mucho más especial y fuerte que la que ahora tienes."
Tenía razón, ahí fuera encontré personas realmente especiales a quienes me siento enórmemente orgullosa de poder decir que forman parte de mi familia, me descubrí y me encontré en rincones preciosos ahí fuera, pero lo que también es cierto y mi psicóloga nunca me dijo directamente fue que yo también me estaba perdiendo a un padre, tras varios meses de nulos avances nuestro trabajo en terapia pasó de un intento por conectar y conocer a mi padre a protegernos de él, no fue una decisión nada fácil, pues desde fuera podría parecer una rendición, pero fue abrir la ventana de mi ventana ante una puerta cerrada y descubrir todo el potencial y mundo interno que tenía yo misma por dentro. 
No creo que nunca vayamos a llevarnos especialmente bien y dudo de que algún día podamos sentarnos frente a frente, la mayoría del tiempo suelo decir que no me importa, que mi vida va más allá de estas cuatro paredes de mi habitación, pero si te soy sincera me duele en un pequeño rincón de mi pecho estar perdiéndonos el uno al otro, sé que tal vez ni tú ni yo sepamos hacerlo mejor, pero ojalá todo fuera distinto en ocasiones. 
Papá, yo misma soy la mujer de mi vida, mi mayor apuesta y la historia más emocionante que estoy escribiendo y que escribiré, eres una pequeña parte de mi mundo, pero mi mundo abarca mucho más, si algún día quisieras visitarlo desde dentro, conocerlo y aprender a amarlo la puerta estará abierta, aunque si decides no hacerlo lo entenderé, yo tampoco sabría como enseñártelo. 
Te escribo todo esto escuchando la canción de Vanesa Martín de "Te has perdido quien soy", hay partes de esta canción que siempre me recordarán a ti.

Te quiero, o eso creo, aunque me cueste explicarte la forma en que lo hago. 




sábado, 22 de julio de 2023

Es momento de la remontada, pero esta vez no podrás sola


Me da miedo dejarme cuidar por temor a que no haya nadie que de verdad quiera cuidar de mí o que no esté dispuesto a quedarse aquí el tiempo necesario. 
Cuando eres tú quien cuidas de otros puedes tener cierto control, pero el tema de dejarse cuidar supone soltarse de ese precipicio y confiar en que alguien está sosteniendo durante un rato tu línea de vida, menudo miedo me da joder. 
Y por esto mismo estoy muerta de miedo, porque por mucho que lo haya intentado no he podido y no podré, necesito volver a aprender a dejarme cuidar por quienes crean que sabrán hacerlo, estoy intentando esconder bajo la cama todo lo que haga ruido o no sea de colores positivos y ya no caben más cosas, pero estoy realmente asustada. 
Yo ya había pasado por aquí y había conseguido grandes logros tras cada bache, pero ha sido un año muy complicado y siento en mis propias carnes el retroceso en varios procesos internos, llevo varias semana como en una especie de rabieta, silenciosa por fuera y ensordecedora por dentro, negándome a caminar por zonas por las que ya lo hice, algunos de estos procesos fueron realmente dolorosos... pero aquí estoy de nuevo, agotada ante mis esfuerzos de evitar lo inevitable y dispuesta a mirar a ese puñado de miedos a la cara de una vez por todas. Estoy cansada de estar apagada, triste, evitativa o aparentemente silenciosa, vale, lo reconozco, no voy a poder volver a donde estaba ni seguir avanzando yo sola.
Hay una parte del camino de auto-escucha, limpiar, curar, trabajar y construir que debo realizar a solas, pero para mí no es esa la parte complicada.
Lo realmente complicado y necesario a lo que me estoy enfrentando es que necesito romperme varias veces más ante otros y confiar en que sabrán acompañar con cuidado, necesito abandonar los malditos "bien" cuando me pregunten cómo estoy, necesito rodearme de personas que se mueran de ganas de conocerme, que ya sé que no es fácil, pero me encanta y me derrite un poco mi corazón y todos mis mecanismos de defensa cuando me demuestran que quieren escucharme hablar hasta de las cosas más insignificantes.
No estás sola, pero estás encerrada en un castillo en el cual nadie puede entrar, sal de ahí, sé que no ha sido fácil el camino hasta aquí, pero es hora de la remontada, de volver a levantarnos y volver con más ganas, amor e ilusión que nunca. Si en temporadas pasadas has necesitado tener tu propio mundo fuerte y valiente, ahora lo necesitas sentir mucho más cerca, no te preocupes por escaparte a él de vez en cuando, pero cuando vuelvas deja a otros entrar en él, en el pasado nos hemos encontrado con personas que destrozaron partes, pero ahí fuera también hay personas que te ayudarán a que crezca y crezcas, dales una oportunidad por favor, esta vez no vas a poder tú sola con todo, déjate cuidar y querer, eres suficiente y merecedora de ello sin necesidad de demostrar nada a nadie.
Te quiero pequeña, confía en mí, en nosotras, toca ir de nuevo hacia arriba, toca esta vez apostarlo todo por nosotras mismas. 
Te quiero.

martes, 18 de julio de 2023

Intento de una dulce poesía.

Amor ante su odio.
Indiferencia ante su burla.
Y saber soltar en el momento idóneo.

Ojalá decirte que dejaste de doler.
Ojalá dejar de esperar explicación de quien no volveré a ver.
Ojalá que supieras avanzar sin demoler.

No importa, la guerra ha terminado.
No soy yo quien se queda con ese odio guardado.
Y, mucho menos, la que retrocederá en lo caminado.

Fui creciendo, me hice fuerte y aprendí a soltar.
Hace tiempo esto fue una habitación que poder destrozar.
Hoy es mi riconconcito y templo especial.

Tras cada insulto, un paso más grande.
Tras cada burla, más fuerte que antes.
Tras cada intento de derribo, más parecido a un diamante. 

Pásate cuando quieras, destroza paredes y mesilla.      No importa.
Yo estaré en el coche de cualquier amiga cantando a pleno pulmón por la ventanilla 
mientras el odio os dirige a ti y a tu cuadrilla.

Supongo que es complicado soltarlo.
Al tener gran experiencia en adiestrarlo y amarlo.
¿Que más da?, al final tu mayor talento siempre fue por dentro conservarlo.

Destrózalo todo si así eres feliz.
Yo ya no estoy ahí.
yo ya me elegí a mí.

¿Sabes?, tengo unas amigas que son la ostia.
Me quieren, me miman y no les va ese rollo de ir repartiendo hostias.

Te lo vuelvo a decir, espero que todo te vaya bien.
Que algún día el odio te deje ver y verte bien.
Y ya de paso que puedas superarlo tú también.

No voy a meterme en la suicida misión de salvarte. Tan solo seguiré avanzando para alejarte.
Y, algún día, me verás en las estanterías de alguna librería en forma de obra de arte. 

Porque eso mismo es lo que voy a hacer hasta morir.
Escribir, escribir y escribir.
Aprendí antes a escribir que a vivir.
Y eso es lo que haré con todo lo que, para bien o para mal, me haga sentir. 

Seguiría aquí contigo, pero tengo puñados de vida y sueños que disfrutar, empezaré, como la buena puta pija que soy, yéndome a ver la película de la barbie con mis amigas.
Y luego, si hay suerte, me zamparé con mis amigas un plato de migas.
Mientras espero que algún día de estos lo superes y ya no nos tengas como enemigas. 

Tras todo esto, adelante, sigue destrozándolo todo, que a lo que de verdad importa ya no puedes llegar.
Y, aunque sigas hiriendo en ocasiones, de ti cada día un poquito más me puedo liberar. 

Jaque Mate puta pija chunga, y ánimo, lo superarás.
Estoy segura de que no es la primera relación que intentas boicotear. 



domingo, 16 de julio de 2023

Bolas de cristal

 Hay momentos en que los vives en tu cabeza como: "ahora no, ahora no, ahora no" por miedo a mostrarte vulnerable, porque sientes que no es el momento ni lugar y, como de costumbre, porque tú puedes hacerlo sola, spoiler: mentira. 

Fue un momento en el que sentí que esa bola de cristal en la que me "protegía" (encerraba) se rompió, la presión de su interior ya era demasiada como para seguir ahí dentro y los fragmentos de cristal que antes eran paredes ahora eran alfileres sobre la piel. Pánico, miedo, cierta vergüenza y puñados de vulnerabilidad expuesta, supongo que es porque, cuando aguntas tanto y tantas cosas dentro de ti, en el momento en que salen disparadas dependes de que haya alguien, de que haya unos brazos que vayan a recogerte, que vayan a eliminarte un poquito los miedos y que hasta te feliciten de haber salido de tu burbuja, aunque por dentro sepan que en realidad has salido porque no podías aguantar más. 

Amo a mis amigas con todo el corazón, a veces siento que no me merezco tener a personas tan especiales y preciosas a mi lado o que se llevarán una decepción si les dejo conocerme más, voy quitando capas con manos temblorosas y cerrando mis ojos esperando su retirada, al cabo de un rato los abro de nuevo y veo que siguen ahí, su ojos brillan como si tuvieran toda una familia de luciérnagas en su interior, su sonrisa es preciosa y me anima a que siga quitando capas, les quiero con todo el corazón.

Queda mucho por limpiar, organizar, curar y sanar aquí, la niña pequeña de aquí dentro empieza a respirar un poco más tranquila sin creérselo del todo; se estaba rompiendo, ahí, en el lugar y en el momento en que menos quería hacerlo y unos brazos le rodearon con cariño mientras esas sonrisas tan preciosas que tienen sus amigas le basaban las mejillas enrojecidas, estamos dando todavía los primeros pasos de la remontada a los miedos e inseguridades, pero este ha sido un paso importante, o al menos para mí.

Y es que, a veces, el momento en que más vulnerable te sentías y que viviste con más miedo es el momento en el que dejas entrar a la habitación del lado izquierdo de tu pecho a alguien, reconociéndole con pánico que tú también necesitas ser cuidada, y por fin te das cuenta que a veces todo comienza con escuchar desde dentro a una de esas amigas tan especiales diciéndote que todo va a ir bien.

Gracias. 

domingo, 9 de julio de 2023

Mediodía

Su cintura se movía al ritmo de una canción lenta que, fácilmente, podría ser la nana de un bebé, sus pasos eran lentos, pero constantes, y todo su cuerpo seguía aquella familiar melodía ante mi atenta mirada. 
No sé si es envidia o admiración, pero me pone la peña que hace lo que le da la gana sin importar si hay alguien viéndoles o no.
Se tumbó sobre la cama y los muelles de esta emitieron un crujido como si fuera un gemido placentero, doloroso o tal vez una mezcla de ambos, su respiración era agitada y la mía se entrecortaba cada vez que me sonreía, debería ser ilegal tener una sonrisa tan bonita como esa. 
Me senté sobre su cintura y sus manos rodearon la mía con firmeza, no dejaba de mirarme a los ojos de esa manera tan suya y era algo que me enloquecía por dentro. 
Un par de botones; esa era la distancia entre mi aparente y falsa tranquilidad y el volcán que llevaba dentro de mí intentando que no entrara en erupción del todo, pero... ¿por qué coño me estaba esforzando por disimularlo?, me moría de ganas de que me hiciera confesarle todo esto que me hacía sentir, quería que me tocara, que notase la humedad de mi respiración con su propia piel y sentir yo la suya. 
Acaricié con mi índice las curvas de su cuello y luego desabroché esos botones de seguridad, con sus manos me acercó más hacia su pecho y pude notar su forma y su calor, ya era tarde, ya no podía seguir manteniendo aquella aparente serenidad y frialdad que había intentado mantener desde que había entrado en esa habitación.
En tan solo unos minutos toda nuestra ropa estaba tirada por el suelo y la vergüenza o el miedo no se habían atrevido a aparecer aún, una de sus manos sujetaba mis muñecas sobre mi cabeza y con la otra jugueteaba por mi interior, su boca me mordía con ganas de verme perder el control y mis gemidos eran su perfecto columpio en el que balancearse de la misma forma en que lo hacía sobre mis caderas. 
Todo parecía ser caótico, no tener orden alguno, pero en realidad todo se movía y sonaba en el momento exacto en el que debían hacerlo, como si juntas fuéramos una orquesta sinfónica y, a la vez, el público de la misma. 
Dicen que cuando perdemos alguno de nuestros sentidos el resto se agudiza, creo que es cierto, pues en el momento en que mis ojos quedaros a oscuras sentí esa gran orquesta por dentro, mis costillas vibraban cada vez que con sus dedos las acariciaba como si fueran las teclas de un piano, mis piernas se abrían un poquito más ansiosas por sentirlo todo sin arnés ni paracaídas, mi boca buscaba la suya en mitad del calor sofocante de aquella habitación y de mi garganta salía una melodía que se entremezclaba a la perfección con otra parecida en la que mi nombre aparecía de vez en cuando entrecortado.
Tras la última canción del concierto disfrutamos de la intimidad que habíamos generado, nos reíamos al mirarnos sin querer, y la piel de gallina de ambas mostraba la necesidad de varias caricias y besos que nos ayudasen a dormir. 
Me habló un poco de su historia, de su recorrido hasta llegar al momento presente y, con algo de temor a que mi opinión fuera distinta, me dijo que había sido un buen polvo, le sonreí mientras me acercaba contra su pecho, luego me prometió que en unas horas, tras dormir un poco, iríamos a cualquier bar y me seguiría contando su vida con pelos y señales. 

Me acerqué a su cuello algo nerviosa y, con temor a que pudiera observar mis mejillas enrojecidas, entre risas le confesé que había sido un polvazo y que, si quería, podríamos repetirlo con esa amiga tan especial de la que me había hablado. 





sábado, 8 de julio de 2023

Mensaje de esperanza para el futuro que se aproxima


Todavía estoy sanando, y no me refiero únicamente a errores del pasado, sucesos concretos, relaciones que se merecían despedidas que no existieron, problemas familiares o de amistades, o expectativas inalcanzables; estoy sanando algo mucho más interno y necesario.

Estoy empezando a sanar de nuevo las heridas de una niña que no debí descuidar, las de una niña que me pedía algo de atención, una pausa y un abrazo que nunca llegó a recibir. Reconozco que estos últimos meses y ante la intensidad de algunos momentos me pasé a un modo como de supervivencia, me puse en automático, disociación en el ámbito de la psicología, para poder seguir esforzándome por terminar un máster que ni me interesaba y dejé todo lo emocional de lado al percibirlo como peligrosos estímulos distractores.

Terminé el máster, me sentí orgullosa, muy orgullosa, pero no tanto por la finalización del mismo, sino por la fortaleza mental que me he demostrado tener este año, no ha sido un año fácil. Y ahora el momento temido, silencio afuera, ruido por dentro. Respira, tranquila, lo estás haciendo bien, es el momento de no sólo echar una ojeada por aquí dentro sino pasar una temporada con esa niña ilusionada y algo cansada que acaba de abrirte la puerta, hay mucho que trabajar, limpiar, organizar y crear en esta habitación, pero antes de hacer nada he estado varios días jugando y bailando con ella, en ocasiones nos hemos vuelto a sentir esa superheroína capaz de conquistar el mundo, iré despacio, no es fácil el nuevo camino que emprendemos, pero antes de nada es importante recuperar toda la confianza y amor que teníamos por nosotras mismas, vamos a necesitarnos fuertes para creernos de verdad que podemos hacer mucho ahí fuera, aunque ahora todavía nos cueste creérnoslo. 

Estoy sanando desde los inicios, desde las bases que estaban tambaleándose, desde el miedo a no conseguirlo, desde la incertidumbre, desde la pérdida del control y desde lo más profundo y real de mi ser. Lloro varios días a la semana, a veces estoy muy mal y otras me emociona sentirme tan feliz, y está bien, todo está bien, estoy donde debo estar y no tengo prisa por llegar a un destino que ahora mismo desconozco, pues si algo debo sanar y aprender de nuevo es que desdr la incertidumbre, desde la pérdida de control y desde ese precipicio desde el que acabaré saltando también se pueden escribir y vivir grandes historias que aún están por venir. 

Tengo miedo, la niña de aquí dentro también lo tiene, no pasa nada, es hora de parar, de sanar, de volver a conectar con quien realmente somos y recuperar nuestro poder de ser nosotras mismas hasta el final. 

Estoy sanando, ni siquiera he empezado a organizar cosas o a escribir porque aún estoy vaciando esta habitación para bailar en ella vacía, y está bien, todo estará bien.




martes, 13 de junio de 2023

La melancolía de un puñado de recuerdos


Te echo de menos, y me prometí no volver a decírtelo porque sé que ni te importa saber si te echo o no de menos, pero lo hago en muchas más ocasiones de las que me gustaría. Te echo de menos.

Me sigue doliendo tu ausencia, y más tu ausencia de ruidos y explicaciones a la hora de irte, dicen que cuando alguien se va sin hacer ruido y sin avisar es porque estaba deseando irse o porque no le importaba mucho estar o no estar, me duele pensar en esta opción pero cada día dueles un poquito menos.

Y lo voy haciendo, asumo que ya no estás a mi lado para que te cuente mis noticias buenas y malas, mis novedades y mis ideas, ni para que tú me cuentes las tuyas, la verdad que me gustaba la capacidad que siempre tenías de hacerme sonreír con tus bromas, las echo de menos, te echo de menos, ojalá no te hubieras ido. Hoy me acordé de ti escuchando esos acordes de guitarra y me dieron ganas de llamarte, de hablarte ilusionada como si nada malo hubiera pasado y darnos la despedida que nos merecíamos, que me merecía; sigo sin saber si tu silenciosa despedida fue más indiferencia respecto a nuestra amistad, miedo o desconocimiento de cómo hacerlo, pero poco a poco intento quitarle importancia y seguir con quienes quieren seguir estando a mi lado.

Pese a todo gracias por acompañarme durante el tiempo que lo hiciste y por haber sido la gran amiga y compañera que fuiste, fuiste de las importantes y supongo que por eso mismo cuesta soltarte del todo.

Ojalá que puedas aprender a despedirte mejor con las personas que te importan de lo que lo hiciste conmigo, creo que no me merecía esto independientemente de las razones que te motivasen para irte, pero ni siquiera fui capaz de entrar del todo en ti, siempre has sido una persona complicada a la que llegar, pero no por ello me arrepiento de haberme llevado tantas cosas buenas de ti, gracias. 

Ojalá que te vaya todo tan bien como sea posible y que nunca dejes de lado esos acordes de guitarra que te hacen ser tan tú, lo haces de miedo, aunque ya no estés aquí para que te lo pueda decir. 


domingo, 11 de junio de 2023

La incertidumbre sobre el papel

 

No sé muy bien qué me ocurre, pero algo aquí dentro araña, duele y entristece, lo peor siguen siendo mis dificultades para abrirme el pecho y mostrar esto ante la maldita pregunta de "¿qué tal?", acabo llorando sin querer cuando intento pronunciar el "bien" y me doy cuenta de lo evitativa que he sido estos meses y de todos mis esfuerzos por esconder bajo la cama a miedos que solo querían y necesitaban ser observados. 

Desde hace unos meses me siento un poco sola en gran parte de momentos, no sé muy bien por qué, pero así me siento, como a kilómetros de distancia de infinidad de personas y de mí misma, en ocasiones cuando estoy cansada de sostener tantas fronteras y mecanismos de defensa me relajo y me dejo abrazar y ser por quienes me miran con tanto amor y/o ganas de conocerme, me da miedo enseñarles todo esto, me agobian las expectativas y la incertidumbre, y esto último acaba de llegar y sé que, en mayor o menor medida, se quedará aquí. 

Necesito volver a mí, seguir curando heridas propias por haber considerado "hogar" la boca del lobo, y volver a confiar en los de ahí fuera, que pánico la verdad; dejarme cuidar, abrazar, querer y llorar a mares en quienes de verdad quieran estar aquí cerquita para demostrarme de nuevo que, aunque cayera en unas manos ausentes de amor, eso no significa que el resto vayan a ser igual.

Necesito volver a creer en mí, ser como soy y volver a ser consciente de mi valor, me siento diminuta últimamente y, en ocasiones, transparente, pero cuando alguien me ve, cuando alguien me mira a los ojos soy yo la que evita cualquier acercamiento por miedo a nuevas heridas o a que no encuentre nada interesante aquí dentro. 

Vacío. He vuelto a perder el control de muchos procesos internos y ahora esa palabra me acojona escribirla, leerla y escucharla; supongo que es por la intensidad y frecuencia con la que la siento o por haber llegado el momento en que tener que exponerme a la ausencia de un camino claro al ser yo la única que puede decidir por dónde ir. Miedo de nuevo, pero sigo respirando, eso es importante. 

¿Y ahora qué?

Tal vez ahora no haya nada más que esto, abandonar mi modo automático de supervivencia, dejar de evitar lo inevitable y volver poco a poco a tener esas citas preciosas que antes tenía con la niña y mujer del espejo, ¿seguirá ahí?. Tengo muchísimas ganas de seguir siendo capaz de abrirme el pecho ante nuevas personas, aunque no lo parezca, me encanta conectar con nuevas personas, pero he descubierto que esto va a llevar tiempo, y es que últimamente tengo más ganas de que me cuiden, me escuchen y me quieran bien que de un polvo rápido sin apenas miradas de verdad.

Hay un lugar que sigue intacto, que sigue conservando toda su magia sin importar que esté ocurriendo fuera, los teatros. Es de los pocos lugares donde puedo volver a ser yo, donde vuelvo a ser inmensamente feliz y donde acabo emocionándome al sentirme parte de él. Se apagan las luces, se abre el telón y vuelvo a ser invencible, cada día estoy un poco más enamorada del teatro. 

En fin, sigo sin saber qué me pasa, pero espero volver a mí pronto y que todo vaya bien.


martes, 6 de junio de 2023

Abrazos de algodón


Hay personas que con estar a su lado unos minutos ya te hacen desear haberlas conocido antes,  te muestran así que sí es posible echar de menos a alguien que todavía no conocías, yo ya le echaba de menos, yo ya tenía ganas de conocer a alguien que te abraza o te mima unos segundos y te hace sentir a salvo de cualquier guerra, de cualquier tormenta. 

Y es que ella abraza mucho antes de rodearte con sus brazos o de apoyar su cabeza en tu hombro, sonríe bonito y mira con los ojos de esa niña curiosa en su primer día de colegio que se muere de ganas de hacer nuevas amigas; miré unos segundos en el fondo de esos ojos oscuros, y antes de apartar la mirada por miedo a ponerme nerviosa o a que mis mejillas cogieran un color rosado, vi en su mirada un sofá en el que poder descalzarse, ponerse cómoda y juguetear con los cojines, este era un espacio seguro, o eso parecía, era un rincón precioso en el que poder refugiarse del mundo dejándose querer o queriendo estar a su lado un ratito más. 

Se acercó con el máximo cuidado y  ternura, traía cofres enteros de ambos que probablemente ella misma los guardaba en su interior, al poco rato su sonrisa se convirtió en el columpio de un parque donde el miedo no existía y donde la ternura iba y venía jugueteando sin parar mientras hablábamos.

Es como la noche en que esperábamos al ratoncito Pérez de pequeños, te hace feliz y es inevitable no empezar a quererle sin querer queriendo quedarte un ratito más a su lado, pero casi nunca se queda demasiado, va de aquí para allá sin parar y su agenda está más llena de personas y eventos que la de cualquier famoso random, supongo que es porque tiene muchas personas a las que demostrar que la ternura, al igual que el amor, mueve el mundo. 

Una vez me agradeció que me abriera un poco el pecho para mostrarle partes pequeñitas de mi mundo, me dijo que a ella lo emocional le costaba y que por eso valoraba cuando alguien le mostraba sus emociones, me morí de ganas de decirle que sin apenas conocerle sentía que en su interior llevaba una infinidad de emociones preciosas y que tal vez estaba viendo en otros lo que ella tenía dentro de sí misma. 

Sigo teniendo algo de miedo a  las nuevas personas  y a que me puedan hacer daño, pero cada vez que tenemos la suerte de coincidir con ella nos introduce en su burbuja con esa sonrisa en la que columpiarse hablando de cualquier cosa, luego nos abraza con esa ternura tan característica de ella, te aprieta un poquito a su pecho y te sale una sonrisa sin querer deseando que dure un poquito más este instante o que no pase mucho tiempo hasta volver a estar a su lado, y no sé cómo la hace, pero entre esos brazos el miedo y el ruido de ahí fuera desaparece y sólo se escucha la canción de dos corazones explotando de ternura y amor.


lunes, 22 de mayo de 2023

Cuando me ves, pero no me miras

 

Cuando todo se desmorone, cuando llore, cuando me rompa, cuando olvide mi valor o cuando pierdo durante horas mi mirada en una pantalla sin saber que estoy viéndola tan sólo por escapar de la realidad, cuando los miedos se hacen grandes y la valentía destaque por su ausencia. 

Respira, no dejes de respirar, y ten contigo el mismo amor y comprensión que muestras hacia otros, todo está o estará bien, crecer también es aprender a perder el control sin dejar de respirar, crecer también es aprender a que habrá momentos en los que necesitaremos de nuevo esos ruedines para avanzar, no te exijas tanto, abandona toda comparación y quiérete aquí y ahora, justo en estos momentos es cuando más nos necesitamos y menos estamos para nosotros, no pretendas cuidar de nadie bien si olvidas cómo hacerlo contigo. 

Aprende a abrazarte aquí, en la soledad, en la incertidumbre, en el miedo, en la envidia peligrosa y en la comparación odiosa, sorpresa: eres humana. Todo esto está bien, todo esto es necesario para crecer, nadie que realmente merezca la pena se alejará de ti tan solo por verte siendo una persona real, coge a esos miedos de la mano y dales un abrazo, enséñales la belleza de lo real y la belleza de atreverse a ser aún con esa montaña de miedos haciendo ruido. 

A veces tengo miedo, a veces me hago tan pequeña que ni me encuentro en el espejo, a veces vuelvo a engañarme diciéndome que solo estoy algo cansada ignorando el resto de ruidos incómodos, paso entonces a juzgarme con dureza, a castigarme por no cumplir los "deberías", a intentar amoldarme a unas normas o a un molde que no es el mío. 

Para, respira, es justo en estos momentos cuando más amor necesitamos darnos.

Nadie lo hará tanto ni tan bien como lo harás tú cuando te vuelvas a encontrar en ese espejo de nuestra pequeña habitación escondida. 

Respira, ante todo pronóstico, eso nos mantendrá a salvo. 

viernes, 19 de mayo de 2023

A las amigas con las que compartí llantos, risas y recreos

 

A veces echo de menos mis raíces, los lugares donde crecí y las personas que me rodeaban en esos momentos. Algunas de esas personas siguen hoy a mi lado y otras dejaron de estar o dejé de estar yo ahí. Hay lugares e instantes tan bonitos y tan mágicos en el pasado que a veces tengo ganas de volver a ellos, de hacer como si el tiempo no hubiera pasado y disfrutar un ratito más de ellos, pero no puedo, ya no; y de veras que lo siento, pero en todo grupo hay una rarita, una que sale de la norma, una que necesita conocer tantas realidades distintas como pueda y empaparse bien de cada una de ella para sentirse viva, me tocó a mí ser esa, y menos mal que así fue. 

En un pasado esos lugares y esas personas eran mi refugio, mi sitio, mi zona segura y mi espacio, pero siempre supe que no podría quedarme allí, sabía que en cuanto pudiera necesitaría salir ahí fuera y descubrir por mí misma nuevas historias y nuevos personajes que ahora son quienes me escuchan y me acompañan en el día a día. Y esto no significa que haya dejado de cuidar a las primeras personas que merecieron la etiqueta de "amigos" o incluso "mejores amigos", sigo queriéndoles como el primer día, pero hay algo que ya no, hay algo que me hace sentir triste y feliz a la vez que me hace pasar por esos rincones de visita y no con expectativas de quedarme, aunque me encantaría querer quedarme, pero es que me ahogo, me siento pequeñita al imaginar mi vida en un mismo punto intentando ignorar todo lo que hay ahí fuera, sé que es complicado de entender(me) y no pretendo que lo hagáis. 

Me muero de ganas de descubrir en esta vida y en las que me queden tantos mundos, historias y realidades como pueda, pero me encantaría no perder nunca las ganas de visitar aquellos lugares y personas que me vieron crecer. El día que se abrieron de par en par esas ventanas de mi habitación yo no dudé en llamar a mi dragón y viajar muy lejos, pero la valentía para llevar a cabo un acto tan disparatado como importante como ese me la dieron las mismas personas que me vieron tiempo atrás caerme una y otra vez y que siempre encontraron las formas de hacer que me volviera a levantar o que se tumbaron a mi lado haciéndome sentir realmente querida. 

Siempre estaré eternamente agradecida a las personas que me vieron sintiéndome tan pequeña y que me hablaban contínuamente de qué veían en mi con la esperanza de que yo algún día me lo creyera, todavía estoy en ello, pero ni os imaginas lo feliz que he sido estos años descubriendo distintos reinos y distintas personas que quisieron conocer qué había aquí dentro, he tenido y sigo teniendo el enorme privilegio y suerte de conocer de vez en cuando a personas tan fáciles de querer que me hacen desear haberlas conocido antes.

Pero todo esto, las historias y personas que ahora me abrazan fuerte entre sus brazos haciéndome sentir tan querida, valiosa e importante han llegado a mi vida gracias a vosotros, a quienes me conocieron encerrada en mí misma asustada y con miedo a salir de mi habitación y a quienes permanecieron al otro lado de la puerta para enseñarme, poco a poco, que fuera había mucho que descubrir; a vuestro lado aprendí a salir de mi caparazón, aprendí a mostrarme tal cual era, aprendí a dejarme querer y aprendí a saltar al vacío sin estar segura de si llevaba o no paracaídas en mi mochila, habéis sido y sois una importante parte de mí que me ayudó a descubrir el gran mundo que tenía dentro de mí, y eso jamás voy a olvidarlo.

Es por esto por lo que no quiero que esto parezca una despedida, porque no lo es, esto es un recordatorio, pata vosotros y para mí misma, de que siempre volveré a los rincones que me vieron crecer y, aunque siga viajando sin parar de aquí para allá el resto de mi vida, siempre llevaré dentro de mí algo muy especial de cada uno de vosotros.

Gracias por ayudarme a ser la persona que hoy soy.

Os quiero 



sábado, 13 de mayo de 2023

Escudos de papel

 

Hay algo de ti que sigue aquí dentro, y te juro que no te quiero cerca, y menos dentro de mí, pero aquí sigues, en forma de cierto dolor mezclado con miedo y con unas gotas de rabia que me hacen escapar de todas aquellas miradas y abrazos que no me resulten familiares.

Me da pánico volver a cometer el error de quitarme la armadura ante alguien que tenga mucha más experiencia en golpear que en curar, el miedo a sentirme como me sentí contigo cuando todo explotó por los aires me paraliza; desconocía que existen personas capaces de abrazarte desnuda hoy y mañana mostrarte que tú nunca fuiste importante en esta historia, que sólo fuiste un entretenimiento, el cuaderno de pintar usado por un niño al tener cargando su móvil y su PlayStation y no poder usar estos, 

Tal vez peco desde el privilegio de quien, como me dicen algunos, no ha sido suficientemente golpeada como para tener una visión más realista de las personas, o tal vez peco de inocente e ilusionada al esperar cuidados y amor siempre que tú los ofrezcas antes. Lo que sí tengo claro es que has herido, me has dolido mucho más adentro de lo que yo creí que te había dejado llegar, no sé... tal vez sigo siendo demasiado romántica o detallista, pero si hay que cuidar a todas las personas, a las que se desnudan ante ti. ya sea metafóricamente o literalmente, también hay que cuidarlas, sino los daños a posterior pueden ser lentos y dolorosos. 

Todo esto me desnuda de nuevo miedos e inseguridades que creía olvidados, entro en mi interior pocas veces, grito y escucho el eco de mi voz, ¿hay alguien aquí? pregunto mientras lloro, desde que la guerra terminó he intentado invertir parte de mis esfuerzos en reparar daños y volver a construir los cimientos de ese mundo tan bonito y especial que guardo dentro, pero reconozco que no suelo invertir mucho tiempo, me da miedo perderme en laberintos de los que creía haber salido. A veces me agoto y no tengo energía, en días como estos me limito a llevar a mi niña interna de la mano a palacio y observarlo todo sin hacer nada, solemos recordar con nostalgia partes de nosotras que ahora ya no están, pero que espero volver a encontrar, aunque ya no sean exactamente iguales a como eran antes. 

Me suelo sentir sola en muchos más momentos de los que me gustaría, no sé la razón por la que me siento así, desde fuera una niña preciosa no deja de decirme que me quiere y que no se va a marchar, muchas otras me miman al reconocer en mi mirada que ese "bien" que acabo de responder a la pregunta de cómo estaba no es del todo cierto. Me siento libre, pero a la vez me siento atrapada por el miedo, hace tan bien su trabajo que ni siquiera sé exactamente verbalizarlo sin ponerme a llorar, lo único que me repito en momentos de crisis es que no quiero volver a sentirme tan vulnerable y desprotegida ante alguien que no quiera más que llevarse un trozo de carne a la boca, pero a la vez me muero de ganas de reconocer que me equivoco y que el hecho de haber coincidido con alguien como tú no me asegura que todas las personas vayan a comportarse igual. 

Intento sincerarme con amigas y personas cercanas, pero me cuesta horrores, puta ansiedad y sensibilidad, acabo evitando cualquier atención dirigida hacia mí o limitándome a decir que tengo ganas de conocer y conectar con nuevas personas, sin hacer mención a la montaña de miedos que eso me sigue conllevando, sonrío mucho, me río mucho, e intento en ocasiones evitarme a mí misma prestando atención a otros, pero en el bus de vuelta a casa nace la verdad, nace mi mayor fantasía asociada a mi mayor miedo.

Me encantaría conocer a personas que se tomaran un café conmigo, de esos en los que el camarero te hace un dibujo bonito en la superficie porque es muy majo, y que me escuchasen hablar toda la tarde porque se mueran de ganas de conocerme, me cuesta mucho últimamente creer en que haya personas así, pero, siendo sincera, es mi mayor fantasía desde que te fuiste, demostrarme que me equivoqué contigo, pero que no todas las personas son como tú. Confío fielmente en que también existen personas que se siguen arriesgando a dejarse cuidar y desnudarse ante quienes creen que merecen la pena, en vez de golpear primero solo por haber tenido una vida en la que la que coincidieron con personas equivocadas. 

Y no te confundas, no te guardo rencor, no quiero que ninguna emoción ni nada parecido me una a ti, pero reconozco, aunque me mate la rabia, que sí me sigues doliendo, te lo reconozco porque en la carrera de psicología nos dicen que lo primero para curar es aceptar y reconocer la realidad, así que aquí está, aquí estás, presente en forma de un dolor punzante y de una tristeza en forma de nudo a la altura de mi cuello. 

He vuelto a ser muy miedosa con las personas nuevas por miedo a volver a equivocarme, me encantaría ser capaz de volver a desnudarme y mostrarme, pero el miedo me paraliza y lo escondo todo bajo una sábana en forma de "no se me dan demasiado bien las personas", no creo que sea verdad, o no del todo, pero me ayuda a evitar al miedo y al dolor, aunque sepa de sobra que esta no es la solución.

Ojalá hubieras tenido algo más de cuidado, ojalá no haber olvidado que desnudarse no tiene nada que ver con quitarse la ropa y haberte pedido después que te desnudases, que yo no iba a golpear, que en momentos preferí irme yo y que vieras que las cosas sí te pueden salir bien antes de que fueras tú quien disparases el arma haciéndose más fuerte tu idea de que debías hacerlo para defenderte. 

Somos personas muy distintas, yo prefiero la herida y tú evitar que te la puedan provocar a toda costa, por eso no quiero volver a coincidir con alguien como tú, porque al final con el tiempo sí he aprendido a protegerme de algún modo. Alejarme de ti fue mi vía de protección. Por ahora sigues aquí, una pequeña y dolorosa parte de ti la sigo teniendo en mi interior cada vez que quiero salir de mi zona segura, pero volveré algún día de estos, no a ser la misma ya que eso es imposible, pero volveré.

Volveré a conquistar este reino de aquí dentro, volveré a abrazarme y encontrarme, volveré a hacerlo, volveré a creer en el amor y abriré la puerta a todas aquellas personas que se mueran de ganas de descubrir qué hay aquí dentro, merece la pena, merezco la pena. He estado a punto de volver a perderme del todo, olvidarme y sentirme realmente pequeña, llegué a pensar que tal vez no se pueda sacar de mí más que eso, un par de polvos sucios, en ocasiones caigo de nuevo en esa creencia, pero sé que no es verdad, y que tal vez lo que de verdad ocurrió es que te asustó que alguien de verdad estuviera dispuesta a quererte y cuidarte esas heridas que traías de batallas pasadas. Espero que alguien te demuestre que eres tan merecedora de amor como el resto de personas, y que descubras a ese alguien mirándote en un espejo, pero conmigo no cuentes, soy o intento ser buena persona, pero no soy tonta, tal vez debí decírtelo al comienzo, la gente suele confundir ambos términos con frecuencia. 

Que te vaya tan bien como tú desees que le vaya al resto de personas. 


miércoles, 3 de mayo de 2023

Miedo a volver a las andadas

 

Este Viernes no sólo actúo en la obra de teatro que hemos estado preparando, sino que lo vivo también como un reencuentro muy especial con mi niña interna, serán unas horas de juego, libertad, magia, vulnerabilidad e ilusión junto a ella y junto a un montón de niños y niñas especiales a los que me he encariñado mucho a lo largo de este año. Una de las cosas más especiales que el teatro tiene es que en él no existe el miedo, en él puedo ser la mejor versión de mí misma e identificarme con esa versión, estoy enamoradísima del teatro desde la primera vez que me hizo sentir todo aquello que sentí y siento. 

Quiero abrazar a mi yo de hace unos meses y decirle segura que no se merecía todo eso, que no se merecía sentirse tan invisible y tan pequeña. Cometimos el error de buscar cuidados, mimos y conexión en quien sólo quería un par de polvos, pero no por ello ya eres inaccesible a recibir esos cuidados, mimos y conexión; sé que el tema de abrirse a nuevas personas, y más después de todo esto, siempre ha sido de nuestras asignaturas más complicadas, sé que sientes que tu ritmo está mal y que hay algo mal en ti, pero no es así, no vuelvas a tu castillo de barrotes de hierro, cree y confía en el amor, ese que te hizo descubrir reinos fantásticos y también meterte en la boca del lobo. 

Ya sabíamos ambas que no iba a ser fácil, y sé que aún queda mucho por recorrer para volver a ser la misma que antes, aunque ya no podamos volver a ser exactamente la misma que antes, pero confía y respeta tu propio ritmo, prometo no volver a olvidarme de ti nunca más. 

Este Viernes no tengo nada que decirte, pues tú mandas sobre los escenarios y eres la que brillas realmente, déjales a todos boquiabiertos, y sobre todo, mírate a ti misma y vuelve a ser consciente de tu valor, vales mucho, no permitas que unos ojos que nunca llegaron a verte y unas manos que nunca llegaron a saber cuidar vuelvan a hacerte creer que eres invisible sólo por no hacer ruido.

Tú haces mucho más que ruido, tú haces magia con tu propia vulnerabilidad en el escenario y fuera de él, eso es todo un regalo y tesoro de los que apenas ya nadie puede presumir. 

lunes, 17 de abril de 2023

El ritmo equivocado


El mundo va a velocidad rápida y yo he vuelto a encerrarme en mi castillo por miedo a que alguien me toque, queriendo o sin querer, justo ahí donde todavía duele. 

A veces intento seguir un ritmo que no es el mío y acabo agotada intentando encajar ahí, termino al final aceptando que yo soy distinta, que mi ritmo es otro y que, aunque sea más complicado de seguir o requiera de mayor compromiso, es mi ritmo y así está bien. Pero el problema o la solución está en que acabo de leer aquello que sabía que estaba escrito y que no quería leer, debes parar.

A veces dedico tanto tiempo a otros para justificarme diciendo que no tengo tiempo para observar mi propio castillo por dentro, al final esto en ciertos días no es más que una forma de evitarme, de evitar sentir lo que siento.

Aún tienes varias heridas abiertas, varios duelos no superados del todo y un puñado de dolor o necesidad a la que sólo tú puedes dar respuesta. Es hora de cuidar(se), es hora de mirar aquí dentro, mirar a los ojos a esa niña, aún sin saber cuál de las dos está más asustada y dedicar tiempo y amor a esas heridas para que en un futuro puedan ser basadas y acariciadas. Ya conoces este momento, ya has recorrido en historias pasadas estos caminos, esto no es un "volver a empezar", esto es un "reconstruir tu castillo" para que el amor lo pueda volver a iluminar y vuelvas a ser consciente de tu poder, de tu valor y de que aquí dentro hay un tesoro mucho más valioso que cualquier obra de arte.

No tengas prisa, nuevas personas volverán a querer entrar, volverán a abrazar y besar justo ahí donde duele, y querrán quedarse a dormir para escucharte hablar de ti más que por un par de polvos sucios y rápidos. Pero antes toca el temido silencio externo para escuchar el necesario ruido interno, antes toca volver a tener una cita contigo misma, recuperar tu reino, cuidarlo y mimarlo, ser consciente de que personas que nunca han tenido uno no sabrán valorar el de otros y permitirte sentir esto que sientes, sé que no siempre es agradable, pero es necesario para seguir avanzando.

No corras, no te fuerces ir a un ritmo que no es el tuyo, no pretendas mostrarte rápido por miedo a que si tardas más ya no haya nadie que quiera averiguar que hay dentro de esa chica de piel blanquecina y mirada nerviosa si la observas más de unos segundos seguidos. 

El otro día conocí a alguien a quien no sé si volveré a ver, pero que me hizo sonreír de verdad. Hablaba con ella sin soltar armadura, hasta que de pronto me reí en mitad de la conversación, nos sonreímos unos segundos y la coraza rodó por el suelo, sentí tanto vértigo que fui veloz a por ella, pero fui feliz durante esos segundos y ojalá poder volver a vivir más en esos instantes.

Tú eres tú, tu ritmo es tu ritmo, tu dolor es tu dolor y hasta que no les abraces como abrazas a otros no podrás salir de tu castillo sin miedo a que te vuelvan a herir, quítate esa armadura de "soy algo tímida" o "no se me dan bien las personas" y en el momento en que decidas volver a salir sal de la única forma en que tú sabes hacerlo, con el corazón dispuesto a sentirlo todo como si nada ni nadie nos pudiera hacer daño. 

Al final esa siempre será tu mayor virtud y tu peor defecto.