viernes, 19 de mayo de 2023

A las amigas con las que compartí llantos, risas y recreos

 

A veces echo de menos mis raíces, los lugares donde crecí y las personas que me rodeaban en esos momentos. Algunas de esas personas siguen hoy a mi lado y otras dejaron de estar o dejé de estar yo ahí. Hay lugares e instantes tan bonitos y tan mágicos en el pasado que a veces tengo ganas de volver a ellos, de hacer como si el tiempo no hubiera pasado y disfrutar un ratito más de ellos, pero no puedo, ya no; y de veras que lo siento, pero en todo grupo hay una rarita, una que sale de la norma, una que necesita conocer tantas realidades distintas como pueda y empaparse bien de cada una de ella para sentirse viva, me tocó a mí ser esa, y menos mal que así fue. 

En un pasado esos lugares y esas personas eran mi refugio, mi sitio, mi zona segura y mi espacio, pero siempre supe que no podría quedarme allí, sabía que en cuanto pudiera necesitaría salir ahí fuera y descubrir por mí misma nuevas historias y nuevos personajes que ahora son quienes me escuchan y me acompañan en el día a día. Y esto no significa que haya dejado de cuidar a las primeras personas que merecieron la etiqueta de "amigos" o incluso "mejores amigos", sigo queriéndoles como el primer día, pero hay algo que ya no, hay algo que me hace sentir triste y feliz a la vez que me hace pasar por esos rincones de visita y no con expectativas de quedarme, aunque me encantaría querer quedarme, pero es que me ahogo, me siento pequeñita al imaginar mi vida en un mismo punto intentando ignorar todo lo que hay ahí fuera, sé que es complicado de entender(me) y no pretendo que lo hagáis. 

Me muero de ganas de descubrir en esta vida y en las que me queden tantos mundos, historias y realidades como pueda, pero me encantaría no perder nunca las ganas de visitar aquellos lugares y personas que me vieron crecer. El día que se abrieron de par en par esas ventanas de mi habitación yo no dudé en llamar a mi dragón y viajar muy lejos, pero la valentía para llevar a cabo un acto tan disparatado como importante como ese me la dieron las mismas personas que me vieron tiempo atrás caerme una y otra vez y que siempre encontraron las formas de hacer que me volviera a levantar o que se tumbaron a mi lado haciéndome sentir realmente querida. 

Siempre estaré eternamente agradecida a las personas que me vieron sintiéndome tan pequeña y que me hablaban contínuamente de qué veían en mi con la esperanza de que yo algún día me lo creyera, todavía estoy en ello, pero ni os imaginas lo feliz que he sido estos años descubriendo distintos reinos y distintas personas que quisieron conocer qué había aquí dentro, he tenido y sigo teniendo el enorme privilegio y suerte de conocer de vez en cuando a personas tan fáciles de querer que me hacen desear haberlas conocido antes.

Pero todo esto, las historias y personas que ahora me abrazan fuerte entre sus brazos haciéndome sentir tan querida, valiosa e importante han llegado a mi vida gracias a vosotros, a quienes me conocieron encerrada en mí misma asustada y con miedo a salir de mi habitación y a quienes permanecieron al otro lado de la puerta para enseñarme, poco a poco, que fuera había mucho que descubrir; a vuestro lado aprendí a salir de mi caparazón, aprendí a mostrarme tal cual era, aprendí a dejarme querer y aprendí a saltar al vacío sin estar segura de si llevaba o no paracaídas en mi mochila, habéis sido y sois una importante parte de mí que me ayudó a descubrir el gran mundo que tenía dentro de mí, y eso jamás voy a olvidarlo.

Es por esto por lo que no quiero que esto parezca una despedida, porque no lo es, esto es un recordatorio, pata vosotros y para mí misma, de que siempre volveré a los rincones que me vieron crecer y, aunque siga viajando sin parar de aquí para allá el resto de mi vida, siempre llevaré dentro de mí algo muy especial de cada uno de vosotros.

Gracias por ayudarme a ser la persona que hoy soy.

Os quiero 



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