jueves, 3 de agosto de 2023

Despacito y con buena letra


Estoy aprendiendo a entender que aún estoy aprendiendo, que aún estoy conociéndome, creciendo y evolucionando. Miedos de siempre y nuevos miedos me siguen de cerca, pero han reducido mucho su tamaño desde que les dedico parte de mi tiempo para enseñarles que no hay tanto que temer y que las cosas que no nos salgan bien hoy serán anécdotas que contar mañana con las amigas.

Llevo unos meses intentando aprender cómo va eso de dejarse llevar, querer y cuidar, no está siendo tarea sencilla, desde muy pequeñita yo he sido siempre más de intentar tener el control y ser yo quien cuidaba de otros, me gusta mucho hacerlo, aunque en ocasiones ha sido más el escapar de mí misma lo que me motivaba a hacerlo, algo no muy sano la verdad. 

Recuerdo mi infancia con bastantes momentos felices, pero también con frases como "no llores", "tienes que poder hacerlo tú sola", "imagina que nadie está a tu lado, ¿qué harás entonces?", también recuerdo que sólo ante aprobados académicos escuché frases como "estoy orgullosa de ti" y que antes suspensos o noticia malas lo que había eran reproches, violencia y tras esta un silencio ensordecedor que podía durar varios días, esto junto a otros recuerdos no tan bonitos de mi infancia me enseñó en esa casa que poco tenía de hogar que sólo con ser yo no era suficiente para que las personas de mi entorno se sintieran orgullosas de mí, era necesario que hiciese algo, que aportase algo; y que ante malas noticias o cosas feas en mí o a mi alrededor no habría nadie que se fuera a quedar carca de mí. 

Con el tiempo descubrí que me equivocaba de lleno y que hay personas, a las que actualmente tengo la suerte de llamar amigas, que se sienten realmente orgullosas de mí por ser yo tal como soy y que me quieren y cuidan como pocas personas habían hecho hasta el momento, pero supongo que por cosas así aún encuentro dificultades en esa movida de dejarse querer y cuidar, aún así sigo intentándolo, pero antes de adentrarme en un reto como este debo, con toneladas de miedo y pánico, romper un montón de expectativas por si el afecto de alguien estuviera basado en las mismas. 

Allá voy. 

No puedo más, yo voy primero, y eso no significa dejar de ser una buena persona, pero sí que significa echar de mi vida a todas aquellas personas, por cercanas que sean, que no respeten mis normas y límites, significa que no quiero cuidar de alguien cuando en realidad lo que necesito es cuidar de mí misma, significa que necesito llorar a mares lo que llevo aguantando, más o menos, durante meses, significa que quiero empezar a ser la protagonista de mi propia vida, escribir mi propia historia por miedo que me de, bailar sin parar en el centro y emborracharme cualquier noche con mis amigas sin sentirme culpable por si después alguna hace lo mismo y me necesita para volver a casa, significa, mamá, que no quiero sentarme como una señorita ni mucho menos comportarme como una señorita si eso me resta libertad, que quiero jugar sin parar en tantos mundos como pueda fantasear, hoy quiero ser la dulce y romántica Blancanieves que cree en el amor y mañana quiero ser maléfica y fantasear en la cama y fuera de ella con cada persona que me remueva por dentro, que ambas versiones son compatibles y que ambas están bien, significa que quiero seguir conociéndome y aprendiendo a amar cada vez más libremente, que una mala persona no me va a hacer creer que no sea posible dejarme cuidar y querer por personas que se mueran de ganas por conocerme física y emocionalmente (por miedo que me de), significa que mi sensibilidad resultó que no era un defecto, sino mi mayor fortaleza, y que gracias a ella soy capaz de ver la infinita belleza de las arruguitas de los rostros de mis amigas cuando sonríen, las formas de las nubes y el olor de las flores que me llevan a recuerdos preciosos, se están perdiendo todo un mundo aquellos que me decían que me iría mal siendo tan sensible. 

Significa que soy mucho más que la chica mona y algo tímida, que sí, que me acojona abrirme a personas nuevas y ahora mucho más que antes, pero no soy sólo una cara bonita; soy la divertida, la alegre, la fantasiosa y la risueña, pero también soy la pervertida, la cachonda perdida cada vez que alguien que me gusta me mira más de dos segundos a los ojos, la perra que luchará por su espacio en la psicología y que no permitirá que ningún  unga-unga le arrebata el puesto por ser hombre, tu bollera favorita, la feminazi que te señala como te atrevas a decir que tú, Manolo, eres feminista y que por eso ayudas a tu mujer en casa y tu mayor enemiga como creas que por querer ser una buena persona voy a permitirte que me hagas daño, esto ya no va así, como ya he dicho: yo voy primero.

En resumen, soy un partidazo, y perdonad si sueno algo creída pero es que llevo tanto tiempo, tanto tiempo esforzándome por ser tantas versiones diferentes que la gente esperaba de mí que me he agotado y, aunque sigo con algunos miedos de abandono o insuficiencia procedentes principalmente de recuerdos algo feos de la infancia, me toca a mí, me elijo a mí hoy y siempre siendo la chica más mona y dulce de la fiesta y también la más pervertida cuyo lema antes de cualquier fiesta es: "el perreo hasta el suelo y la autoestima hasta el cielo". 

Estoy enamoradísima de estas dos versiones de mí misma y estoy dispuesta a enamorarme de tantas versiones de mí misma como me queden por conocer.

Llevo un año realmente complicado personal y emocionalmente, he visto como se tambaleaba todo mi mundo y yo con él, pero también  ha sido un año de renacer, de redescubrimientos, de aprender sin parar infinitas cosas aquí dentro y por fuera, y de mucho mucho amor propio y entre todas mis amigas, que suerte he tenido con ellas. 

No ha sido nada fácil el camino hasta aquí, sigo actualmente intentando sanar muchas más heridas de las que creí que tendría con 24 años, voy bien. Soy fuerte, soy valiosa y soy merecedora de todo el amor y cosas buenas que me pasen, cometí el error de olvidar esto durante unos meses, pero he vuelvo a recordarlo e interiorizarlo, he vuelto conmigo sin miedo a futuras recaídas. 

Me siento feliz, aún sintiéndome en pañales en esta nueva etapa en la que estoy, por todos los avances y aprendizajes realizados hasta ahora, todo va a ir bien.

Eso sí, ya no quiero seguir siendo la musa que se esfuerza por resultar agradable, dulce y ecantadora para quien decida mirarla con la esperanza de recibir cierta aprobación externa, soy la artista que está empezando a decidir sobre ella misma y a ser la protagonista de su propia historia. 

Estoy aprendiendo a entender que aún estoy aprendiendo, que aún estoy conociéndome, creciendo y evolucionando, y está bien, no voy ni más lenta ni más rápida que otros, voy a mi propio ritmo, así que sé, por fin, que lo estoy haciendo bien. 




No hay comentarios:

Publicar un comentario