jueves, 10 de agosto de 2023

Tolerancia al dolor y a una tristeza con apego ansioso


Dicen que, a veces, el dolor continuado de una situación y las acciones no muy limpias de una persona pueden hacer tambalear tus valores, tus creencias en torno a las personas, tu visión del mundo y, en definitiva, a ti misma.
Reconozco que estuvo cerca de lograr algunas de estas cosas, durante unos meses lo consiguió hasta que vi en otros miradas y palabras de odio, de rencor y de ganas de venganza; no les faltaba razón en el afecto que ahora mostraban hacia ti, pero no quise ir por el camino fácil. Quería reafirmar y confirmar en que tú y yo somos personas muy diferentes y eso suponía un esfuerzo mayor que el que conllevaba pensar cómo devolver mayor dolor del que a ti te han causado.
¿Qué se hace con el dolor cuando no quieres devolverlo ni pasárselo a otros?, transformarlo, el dolor al igual que el amor se transforma y, por paradójico y complicado que parezca, puede ser transformado en cosas y aprendizajes preciosos, sólo que el esfuerzo que este proceso implica es mucho mayor que el necesario para devolverlo o pasárselo a otro, supongo que por esto gran parte de personas eligen la opción fácil en vez de la que de verdad podría transformarles en personas mejores, o al menos, en personas más sanas.

Dejaste aquí dentro, en la habitación de la niña que habita el lado izquierdo de mi pecho, cajas de cartón llenas de odio, rabia, rencor, miedo y tristeza; al comienzo me abrumé ver tanta oscuridad en las mismas manos de quien me había dejado percibir algo de luz, algo de ganas de querer y dejarse querer. Después fui entendiendo que esta era tu manera de mostrar tus miedos, tu pérdida de control y tu tristeza, no por ello te estoy justificando, pero esto me ayudó a reducir parte del odio y rabia que me habías enviado. Sentí algo extraño, mitad lástima, mitad ganas de dejarte ganar para que, aunque fuera con ciertas trampas, te sintieras por primera vez la protagonista de esa historia de amor y la niña ilusionada que podría seguir guardando más detalles preciosos en sus cajas de cartón.

Cogí todas esas cajas de odio, rencor y rabia que me habías dejado y que me fuiste dejando los meses siguientes creyendo que podría con ello, y fue el contenido de esas cajas el que durante un tiempo se apoderó de mí, me quitó la ilusión, las ganas de moverme, algunas de mis creencias en el amor e hizo tambalear mi idea de que las personas, en su gran mayoría, son buenas personas. 

Me asusté y me dio tanto miedo que las escondí en el trastero confiando en que ellas solas acabarían desapareciendo sin necesidad de que yo les dedicase mayor atención que la de un par de visitas de vez en cuando, me equivocaba. He vuelto a subir todas estas cajas a mi habitación, ha sido doloroso, pero tuve la suerte de que cuando las subí por primera vez dos de mis amigas más especiales me abrazaron fuerte para que no tuviese tanto miedo, escuché el contenido de estas cajas, intenté comprenderlo, conocer su verdadero origen, lo abracé intentando que no tuviesen tanto miedo, pero acabé yo haciéndome más daño, por lo que decidí escribir acerca de todo lo que encontré y del dolor que generó en mí, decidí bailar encima, inspirarme para mis propios proyectos y aprendizajes y, tras todo esto, dejo desde hace unas semanas la puerta abierta con un montón de cajas de cartón vacías que van desapareciendo sucesivamente, lo estoy consiguiendo y estoy realmente feliz, no me acordaba de lo fuerte que era, que soy. 
He transformado un montón de oscuridad en luz y arte para quienes saben o están preparados para contemplarlo, no sé exactamente cómo lo estoy haciendo, pero lo estoy consiguiendo.
De nuevo, espero que todo te vaya bien, aquí ya no quedan apenas cajas de cartón de las que me dejaste. Reconozco que golpeaste muy fuerte, tambalearon hasta mis rincones más íntimos y tesores más preciados, pero no, no lo conseguiste.  

Sigo creyendo en las personas y en el amor tanto o más de lo que ya lo hacía; al final esto es una de las pocas cosas buenas que nos ofrecen las malas personas o las personas con mucho más miedo que valentía, enseñarnos en quienes no queremos convertirnos y a qué lugares no queremos volver.

Me queda mucho por limpiar, curar y trabajar aquí dentro, pero lo estoy haciendo bien, lo estamos haciendo bien, tengo a mi lado a unas amigas que me quieren y cuidan bien y muchísimo, y eso siempre ayuda bastante, sobre todo para volver a atreverse a dejarse querer y cuidar sin morir en el intento, os quiero. 

Y a ti, que decirte... no vuelvas por favor, pero de corazón espero que todo te vaya muy bien. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario