lunes, 21 de agosto de 2023

Redes irrompibles


Que mal se me da a mí esto de soltar el timón, perder el control y confiar en que las olas nos acaben llevando a buen puerto, me cuesta todavía esto de confiar. 
Confío, en general, poco en todo proceso que me obligue a dejarme llevar y bailar con los ojos cerrados, pero, a la vez me encantan las veces en que he conseguido hacerlo y he podido comprobar que no morí, que seguí respirando tras él. 
Es literal como saltar de un avión en marcha sin haber comprobado si llevaba en la mochila el paracaídas; el corazón a tres mil por hora, el temblor de mis manos, mi respiración agitada, el dolor de mi mandíbula, todo el ruido de mi mente deseando ser expresado y ese puñado de ganas de llorar por lo lejos que me siento de mi zona segura, mi zona de confort; una amiga mía llama a este pequeño gran salto "un salto de fé", nombre muy apropiado ya que, a veces, es eso justo lo que hay que hacer, confiar, respirar y seguir confiando. 
Pero a mí me sigue costando horrores a veces, se me llena la cabeza de "y si..." que tal vez ni ocurran o de "a ti esto no se te da bien" como frontera a tierras desconocidas que, aunque me atemoricen, me encantaría poder pisar y tumbarme sobre ellas.¿Cómo se hace?, voy pasito a pasito en un constante modo de alerta por si algo me indicara que no es una buena opción la de lanzarse, a veces siento que estoy deseando encontrar una excusa para huir o no deshacerme de mi caparazón.
Pero, últimamente a mi alrededor encuentro todo lo contrario, encuentro ojos brillantes, abrazos, sonrisas, amor y cofres enteros de ternura en la entrada de mi habitación cuando decido deshacerme temporalmente de mi escudo o abrir la puerta a los de ahí fuera, gracias. 
Aquí dentro aún queda mucho por hacer, una niña de mirada color caramelo y con una ilusión especial no deja de observarlo todo atenta tapada con la colcha de su cama como si fuera su mayor y mejor arma ante nuevos ataques. Me acuesto muchas veces a su lado acariciando su cabello oscuro y le hablo con sacos llenos de ilusión y amor de las nuevas personas en quienes encontré familia y casa, de reojo le veo sonreír y emocionarse, pero sigue prefiriendo estar gran parte del tiempo callada, aunque se muera de ganas de expresar lo que lleva dentro, lo que siente y lo que piensa, ojalá lo vaya haciendo cada vez más, se merece ser escuchada, ¿me escuchas?, te lo mereces, que en alguna otra ocasión hayamos dejado nuestro cuerpo en manos con más experiencia en morder la carne que en querer no significa que otras manos, otras personas y otras niñas no vayan a saber dibujar flores en esas marquitas de tu pecho que aún te acomplejan, la ternura es revolucionaria, no lo olvides. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario