martes, 27 de diciembre de 2022

Un día raro

 

A veces no me gusta ser como soy, me siento culpable y algo decepcionada conmigo misma, pero al final caigo en la cuenta de que no me queda otra que aceptarme también en este modo, aceptar mis miedos e inseguridades y aceptarme siendo vulnerable para comprobar que no me muero, que esto es tan natural y necesario como la vida misma.

Confío en ti, en mí y en el amor que existe entre nosotras como mi mayor armadura para cuando los miedos acechan de nuevo, intento respirar profundamente y agarrarme a ese sentimiento con fuerza, repetirme mi mantra en la cabeza y dejarme cuidar por otros, aceptar que si el amor debe seguir una norma es la de ir agarrado de la mano de la libertad y tener el enorme honor de que en esa libertad yo siga siendo "casa" entre tantos estímulos, pero a veces los miedos muerden con fuerza y se me abren viejas heridas de historias pasadas, de versiones pasadas de mí misma.

A veces querer a alguien con todo tu corazón puede llegar a ser algo complicado y duro cuando también tienes que gestionar varias cosas a la vez, pero si de algo no me arrepiento ni me arrepentiré nunca e de querer a esa chica tan bonita que me sonríe con todo mi corazón, jolín, que guapa es, estoy tan enamorada de ella que a veces hasta me cuesta creer que ella haya querido quedarse en alguien como yo.

Voy a paso a paso, con mucho miedo provocado por una incertidumbre agotadora, pero también con el corazón lleno de amor, el mismo con el que nos miramos antes de quedarnos dormidas, quiero ser su casa y que ella sea la mía, y quiero ganarle esta vez a los miedos para no dudar de que haga lo que haga en su vida acabará siempre queriendo volver a casa. 

martes, 20 de diciembre de 2022

Volver a construir

 

Quiero un amor al que para poder acceder sé que debo deconstruir muchas cosas, romper los cimientos y las bases de aquel amor al que nos hicieron creer que todos debíamos aspirar. 

Siento mucho miedo, frío, en ocasiones soledad y en muchas otras un dolor punzante producto de los otros tres elementos, me tiembla el corazón cuando siento mucha alegría o mucho miedo, últimamente no me deja de temblar y en ocasiones acabo realmente agotada.

Te quiero libre, y en tu libertad te quiero conmigo, quiero aprender a hacerlo, poder respirar bien, estar tranquila y que todo esto no me genere tantas dificultades, pero te quiero libre y te quiero siendo feliz porque no se me ocurre representación más bonita que esa de creer en la justicia y en que cada uno recibe lo que da, te quiero feliz y llenita de amor, te quiero feliz y llenita de sueños, te quiero feliz y llenita de ilusión y, dentro de todo esto, de tu libertad y tu historia, te quiero conmigo creyendo ambas fielmente en que esto que sentimos es de verdad, es real y es la razón más fuerte y poderosa para querer volver a casa siempre.

Pero me cuesta, los miedos me hacen sentir vulnerable en muchos momentos y en ocasiones temo que hayas encontrado un rincón más calentito, unos brazos que te mimen mejor y una casa donde las cosas sean más fáciles, y entonces lloro del miedo que experimento pensando que tal vez ya no vuelvas o no te acuerdes de que aquí estoy yo esperando a que me digas que has llegado bien a casa, el temor se mezcla con una sensación tan bonita como dolorosa de querer que seas feliz aunque algún día pueda ocurrir que eso signifique no estar conmigo, y entonces intento gestionar todo esto pero son como granadas explotando y yo solo corro salvaje a mi habitación para abrazar a esa niña pequeña de debajo de la cama y pedirle por favor que confíe, que se agarre al amor que ella siente y al que sienten por ella y que confíe un poquito más, que pronto terminará todo, que pronto sabremos volver a encontrar nuestra propia paz y equilibrio.

No está siendo fácil en muchas ocasiones, pero os contaré la parte menos fea, la parte más bonita de todo esto; tiene una sonrisa que un día la bauticé como uno de mis rincones favoritos, unos ojos que brillan como estrellas cuando está feliz y una esfera de magia a su alrededor cuando se siente querida, le beso, me besa y sonreímos a la vez mientras nos damos ahora un beso de esquimal, agarra mi mano y me regala un "Te quiero", ¿cómo no voy a quererla?, le quiero libre y en su libertad quiero que siga contando conmigo, que me vuelva a decir que me quiere, que está enamorada de mí, que es feliz queriendo y ofreciendo parte de su magia a otros, pero que será aquí dentro uno de los lugares en los que siempre podrá decir eso de: "Ya estoy en casa", y que siga queriendo volver a casa y seguirnos queriendo como la manifestación más bonita de que todo esto es real y que nada ha cambiado. 


sábado, 10 de diciembre de 2022

Batalla contra los miedos de siempre


Se retuercen de dolor, se enfadan, golpean y arañan justo en las zonas de mi cuerpo más sensibles mientras se reproducen velozmente llenándome el horizonte de visiones catastróficas acerca del futuro y mi cabeza de feroces pensamientos que tienen la clara intención de hacerme escapar o de volver a enjaularme yo misma en esa jaula de barrotes de hierro creyendo que así estoy más protegida del mundo. 
Me gritan, me golpean, me insultan y me amenazan a la vez que destrozan durante unos minutos todo mi alrededor dejándome desnuda en mitad del caos. 
Tengo frío, mucho frío, me tiemblan las piernas, me cuesta respirar y lloro delante de ellos sin querer por la rabia y el pánico que siento, ellos aprovechan estos momentos de aparente debilidad para hacerse fuertes y golpear con más fuerza; "nadie te va a querer durante mucho tiempo seguido", "es una chica demasiado guapa para que se haya fijado en alguien como tú", "probablemente no tenga ningún interés en conocerte y lo único que quiere es follar contigo", "tú no vales para esto de relacionarse con las personas", "si te sigues mostrando ante otros te acabarán haciendo daño", "vas a hacer el ridículo como siempre haces".
Cada mensaje que me lanzan es una feroz espada que lanzan a gran velocidad hacia el lado izquierdo de mi pecho, me repito sin parar "me están mintiendo", "me están mintiendo", "me están mintiendo", pero aún así consiguen darme justo en el centro de la diana y aquí dentro me duele hasta respirar después de cada golpe, ellos lo perciben y me vuelven a obligar a entrar en esa jaula de barrotes de hierro indicándome que es por mi bien, que ahí dentro no me pasará nada malo, yo les miro dudosa y atemorizada con los ojos aún llorosos, pero sin ninguna pizca de intención de tirar la toalla y les digo: "Si me meto ahí dentro tampoco me podrá pasar nada bueno, así que me quedo aquí fuera pese a los riesgos que ello conlleve." 
Pego mi grito de guerra, crezco al hacerlo, agarro al miedo de la mano estando más asustada de lo que he estado en toda mi vida y con la rabia y las ganas de vivir que tengo les digo: soy mucho, valgo mucho y merezco mucho, y tenéis razón, ahí fuera hay personas que me van a reventar, que me van a agarrar del corazón y lo van a estampar contra el suelo, pero también hay muchas otras personas que tengan tantas ganas de acostarse conmigo como de mimarme y cuidarme el corazón, así que me quedo aquí fuera por mí y por ellas, yo no soy más que nadie, pero tampoco soy menos y os aseguro que no me vais a volver a convencer para encerrarme en esa jaula de hierro por miedo a la vida, elijo vivir, me elijo a mí con todo aquello que me hace ser tal y como soy, me doleis y me hacéis daño cada vez que aparecéis, pero no pienso rendirme.

Silencio durante unos segundos y deciden marcharse, sé que no han desaparecido, sé que volverán en momentos futuros y que volverán a golpear fuerte, pero respiro hondo e intento cuidarme para estar fuerte cuando decidan volver, sé que algún día dejarán de visitarme.

Queridos miedos; aquí os espero, me elijo a mí siendo valiente para mañana ser feliz, elijo la vida, elijo vivir, independientemente de los riesgos que ello conlleve. 


domingo, 4 de diciembre de 2022

Esto es para ti

 

Hola abuela, te echo muchísimos de menos; en Madrid ya están las luces puestas, la gente compra sus regalos y se prepara para las distintas reuniones familiares a la que irá, y yo, en mitad de toda esa muchedumbre de gente, solo pienso en ti y en lo increíble que sería que pudieras bajar unos minutos y darme un abrazo, te prometo abuela que últimamente los necesito recibir casi todo el tiempo y el tuyo sería el puto mejor regalo de estas navidades, y disculpa que ya sé que no te gusta que use palabras feas a la hora de expresarme, pero abuela, te echo mucho de menos tanto que duele, tu ausencia va haciéndose más notable según avanza el tiempo y según llega más y más la navidad, fiestas que la verdad no tengo ganas de vivir, necesito subir a Galicia, que mi padre deje el coche en el garaje, que mi madre y yo lleguemos a tu portal diciéndote que somos nosotras y que tu voz a través del telefonillo ya suene más feliz, y abrir la puerta de tu casa, de la casa de la abuela, y escuchar el sonido de tus zapatillas por el pasillo corriendo a vernos de nuevo porque nos echabas de menos, aunque siempre dijeras que tú estabas bien viendo tus programas de televisión.

Y abrazarte por fin, dejarnos rodear por esos brazos gorditos y esponjosos, sentir el calor de tus mejillas y la textura de esos pliegues de tu cara de tanto reír que te hacían tan bonita, aunque tú no quisieras verlo, y que me digas después lo guapa que estoy y las pintas de perroflauta que te traía, abuela ojalá me pudieras decir esas dos cosas de nuevo en persona, ojalá quedarme dormida en el sofá del comedor y que vinieras rápido con varias mantas a taparme, ojalá que la cocina oliera de nuevo a la empanada gallega, la empanada de la abuela, que tan rica te quedaba, ojalá que me llamaras para ayudarte a ponerte la chaqueta y que me dieras un beso después lleno del amor más puro y real que existe, ojalá brindar contigo esta copa de champán y desear más fuerte que siguieras a mi lado las próximas navidades, que te necesito más de lo que crees y que, aunque a las dos nos costara eso de decirnos "Te quiero", sabíamos que nos queríamos como uña y carne, recuerdo que en tu mesilla tenías una foto de tus nietas y otra en la que aparecía yo, y que a todas las visitas que tenías y a todas las personas que te llamaban les decías que tu nieta de Madrid era de lo mejorcito y que iba a ser una gran psicóloga, abuela te fuiste antes, pero lo he conseguido, soy psicóloga y casi todo el amor que siento por las personas y por esta carrera me lo transmitisteis el abuelo y tú, eso es algo que me llevo siempre conmigo, tatuado en mi piel y en mi corazón.

Abuela yo no creía ni en Dios ni en nada hasta que el abuelo se fue, con su ausencia empecé a creer que algo había, y ahora con la tuya quiero estar segura de que ahí arriba o donde sea os están tratando como reyes, porque no merecéis menos que eso. Actualmente la figura de las amas de casa sigue estando muy infravalorado e invisibilizado, pero abuela criaste a tres hijos de la mejor manera que supiste, siempre estuviste a pie de cañón regalándonos esos besos y abrazos tuyos tan salvavidas y enseñándonos el poder de estas cosas, y sostuviste la mano del abuelo hasta el último aliento demostrándonos qué es el amor, has dejado en cada uno de nosotros las semillas de flores que jamás dejarán de crecer, y en mí me has descubierto una galaxia de emociones y sentimientos que no había descubierto del todo, no sé por qué el abuelo y tú me habéis hecho los mejores regalos cuando os teníais que ir, me habéis dejado con un millón de abrazos pendientes que seguirían pendientes aunque te pudiera abrazar ahora mismo. 

Abuela esto que te voy a decir ahora tal vez no te hace mucha gracia, pero quiero contártelo, estoy enamorada hasta las trancas de una mujer preciosa que me coge de la mano y me sube a las estrellas, y me hace feliz, soy feliz a su lado hasta en los días más negros, me dijiste hace un tiempo que tú lo que querías es que tus nietas tuvieran una buena vida y fueran felices, pues abuela para hablarte de mi felicidad tenía que mencionarte la existencia de esa chica tan preciosa que me quiere hasta en los días en que estoy más insoportable, ojalá que lo entiendas. 

Abuela, no lo estoy pasando bien, me dueles, o mejor dicho, me duele tu ausencia y me va a seguir doliendo, hay muchas cosas últimamente que me desbordan, pero estoy sintiendo exactamente lo que debo sentir, sé que esto debía llegar, que mejor fuera que dentro, que si ahora duele tanto es el resultado de haberte querido tanto, y de eso te aseguro que no me arrepiento, que te he querido con todo el corazón y que, aunque ya no podamos volver a la casa de la abuela, yo siempre te llevaré aquí dentro, a la izquierda de mi pecho como un superpoder, como el mejor lugar del mundo al que llamar "hogar". 

Te echo de menos abuela, a veces hablo contigo, pero es que yo lo que necesito últimamente es un millón de abrazos en los que refugiarme de tu ausencia y en los que fantasear durante unos segundos que eres tú quien me abrazas de esa manera tan especial. 

Te quiero abuela, eres la mejor abuela del mundo y siempre te llevaré conmigo. 

Gracias por todo 💗 

sábado, 26 de noviembre de 2022

Baílame lento

 

El baile, ¿quién me iba a decir que esa sería la forma en que te podría volver a encontrar?, suenan unos acordes y empieza la canción, cierro mis ojos y dejo que la canción controle mi cuerpo, al comienzo todo es oscuro, solo bailo, después empiezo a sentir tantas cosas que me cuesta creer que este instante sea real, a veces viajo al pasado y una alegría preciosa mezclada con cierta nostalgia contenida retuerce mi cuerpo y me hace sonreír sin querer, otras veces viajo al futuro y observo infinidad de colores y aventuras que están por llegar, reconozco mis heridas mientras bailo, reconozco mi sentir, mis emociones, mis sentimientos y mi propio reflejo siendo feliz mientras la canción suena.

Durante este rato mi niña interior ha dejado de llorar o se ha levantado de la cama, y ahora se siente la persona más bella y más especial del mundo, me agarra fuerte de las manos mientras sonríe sin parar y respira profundamente mientras deja que su cuerpo guíe sus pasos, nos sentimos preciosas, sexys, vivas, intensas, brillantes y realmente invencibles mientras bailamos; los juicios quedan fuera, las inseguridades quedan fuera, los miedos quedan fuera, aquí dentro solo estamos ella y yo teniendo la mejor cita de nuestra vida en medio de nuestra habitación y con la letra de cualquier canción intensa guiando nuestros pasos. 

Cuando ya está terminado la canción es cuando escucho como empieza a llorar un poco mientras respira agotada, me pide que vuelva rápido, que suele sentirse muy triste cuando paso tiempo lejos de ella, lágrimas de tristeza y culpabilidad entremezcladas se me desbordan delante de ella, le confieso que yo también le echo mucho de menos y le beso la frente como si ambas supiéramos que va a pasar más tiempo del que debería para volvernos a ver. 

Le agarro la carita, es un rostro inocente y feliz, pero también observo en él signos claros de cansancio y tristeza, le pido un poquito más aún sabiendo que no puede más y le prometo que pronto volveré a bailar con ella, que soy muy feliz cuando lo hago y que un trabajo de fin de máster no va a hacer que pasemos tanto tiempo alejadas. 


miércoles, 16 de noviembre de 2022

Insomnio


En días como hoy, en los que aquí hace frío, es en los que más noto tu ausencia o tu lejanía, te busco y te rebusco pero no logro encontrarte, grito nuestro nombre y confundo el eco con tu respuesta, minutos después descubro que sólo era el eco de mi voy y que a ti sigo sin escucharte ni verte, perdóname pequeña, hace meses que vivo muy atenta a todo lo que ocurre a mi alrededor y no he prestado apenas importancia a qué aquí dentro tú me pedías alguna muestra de afecto urgentemente, no lo hice y ahora no te encuentro. 
No sé por donde empezar, por donde retomar el camino que estaba llevando, cuando creo haber encontrado todas las respuestas cambian todas mis preguntas y me siento realmente sola en varios momentos del día, ¿dónde estás pequeña?, te echo de menos, me echo de menos, estar así es agotador.
Ojalá pronto podamos volver a encontrarnos, agarrarte de la mano, pedirte perdón por haberme ido tan lejos y dejarme rodear por tus brazos, no sé quién de las dos necesita más un abrazo de la otra. 
Te quiero mucho, ojalá pronto volver a vernos y quedarnos juntas agarraditas de la mano. 

sábado, 12 de noviembre de 2022

Vomitando sobre el papel.

 

Estoy cansada de estar triste, irritable, callada, ausente y, en definitiva, estoy cansada de estar cansada; estoy cansada de encerrarme en mí misma cuando más necesito un abrazo o un "todo irá bien" por parte de otros, estoy cansada de la monotonía del día a día, del miedo que siento ante esa hoja en blanco titulada futuro y de las muchas despedidas que llevo en tan poco tiempo, estoy cansada de tener miedo, de los constantes comentarios de mi madre recordándome que todavía son ellos quienes me pagan las cosas, estoy cansada de llorar, de tener frío, de querer un montón de cosas y, al final, que el miedo me paralice y no poder dar ni un solo paso. 

Estoy cansada de tenerle tanto miedo a que llegue este año la Navidad y ser consciente de nuevo de la ausencia de una abuela que se fue demasiado rápido y sin avisar. Estoy cansada de responder bien cuando no estoy bien y que sólo reconozca que no lo estoy cuando me acerco a un peligroso precipicio. Estoy cansada de la tensión de mi mandíbula y del dolor de mi espalda cuando me paro a pensar, estoy cansada de ver llorar a la chica del espejo y de haberme olvidado cómo consolarla, sigo a su lado, pero no sé cuál de las dos necesita más un abrazo de la otra. Estoy cansada de estar así, de mi estado de ánimo estos últimos meses, de sentir que he perdido una importante parte de mí que me gustaba mucho, de no saber abrirme el pecho cuando sé que lo necesito y de sonreír por fuera y llorar por dentro. 

"Se acerca la Navidad, pero aquí dentro es primavera", ojalá, ojalá recordar cómo era eso de que aquí dentro pudiera seguir siendo primavera independientemente de lo que pasara ahí fuera, pero tengo los pies fríos y aquí dentro hay más oscuridad que luz en muchos más momentos de los que me gustaría. No estoy preparada para la Navidad ni para verme obligada a hablar de felicidad, deseos o magia cuando yo me siento lejos de todo eso, serán unas navidades en las que buscaré abrazos en los que refugiarme y en los que poder sentir que todo está bien, que todo irá bien, pero no van a ser las navidades que me gustaría, eso está claro. 

Estoy cansada de sentirme así, algo perdida y algo tristona, pero fantaseo con la idea de volver a encontrarme pronto y ser quien quiero ser, eso sí que sería un regalo increíble estas navidades, el problema o la suerte es que es un regalo que únicamente yo puedo ofrecerme. 



jueves, 13 de octubre de 2022

Tristeza peculiar


Me da mucho miedo la tristeza que no logro desmenuzar en más palabras; por dos razones principalmente, una, porque es una peligrosa manera de acabar ahogándote en ti misma por no saber encontrar las formas de liberar esa emoción, y otra porque si no lo escribo hace que no pueda ser totalmente consciente de lo que siento y, por tanto, me imposibilita el ser capaz de frenar, cuidar y limpiar las habitaciones de aquí dentro que necesiten atención, mimos, cuidados y, en definitiva, amor. 
Necesito escribirlo, escribir mucho y durante horas, aunque en ocasiones no tenga ni demasiado lógica lo escrito, yo escribo de mí para mí, a veces desde la Laura externa a la Laura más interna y otras al contrario, pero siempre es la escritura la mejor vía de comunicación conmigo misma. 
Intento hacer partícipe de este mundo interno, que últimamente siento algo lejano, a personas de mi alrededor, pero el miedo en demasiadas ocasiones me sigue limitando en exceso, aún así sigo permitiéndome el sentir todas las emociones, el aceptarlas, y que si ahora es la tristeza la que ha decidido habitar una de mis habitaciones será porque trae consigo valiosos aprendizajes y revelaciones que desconocía. 
Me ha pedido en varias ocasiones sentarnos en los sillones del salón principal y conocernos más, darnos una oportunidad, en alguna ocasión lo intenté, pero siempre me hace llorar demasiado dificultando la comunicación entre ambas, por lo que últimamente lleno de ruido innecesario y algo molesto mi alrededor, para intentar que no me vea, que no me siga llamando, pero nada de esto sirve, ese puñado de tristeza mordisquea mi tripa, se cuelga de mis cuerdas vocales, me golpea mi mirada cansada y me vuelve a pedir una cita. 
Si os soy sincera no sé exactamente qué día llegó, no estaba en casa cuando apareció y cuando volví ya le vi acomodada y no pude obligarle a irse de nuevo. 
Me paso los días con asuntos demasiado realistas y terrenales para mi gusto y sigo descuidando a mi ingrata invitada más de lo debido, sé que se siente algo ofendida, así me lo demuestra de formas sutiles, ojalá pronto pueda concederle esa cita que tanto me ha solicitado, hablar con ella, aceptar su inevitable existencia y compañía y dejar así de creer que no está ahí; quien sabe, tal vez si hago esto, si acepto que seguirá conmigo aún bastante tiempo y aprendo a convivir con ella puede que llegue algún día que ya no esté conmigo y que consiga descubrir entonces esos valiosos aprendizajes que traía consigo desde el primer día y que a mí costaba tanto visualizar por la intensidad y las constantes llamadas de atención de la emoción que los traía. 
Querida tristeza; lo has conseguido, lo he conseguido, ¿cuándo quieres que nos veamos?.




viernes, 7 de octubre de 2022

Cuentos de buenas noches

 

Nunca imaginé lo feliz que me haría abrazarla mientras escucho su respiración y los latidos de su corazón, es uno de mis momentos favoritos con ella y tal vez por eso se pasen tan rápido. 

A veces intento frenar la pasión o ilusión y los besos que estas me hacen darle y le miro, jolín está tan guapa... y está conmigo, esta persona tan preciosa que rodea mi cintura con sus brazos es mi novia... wow, creo que en este instante soy la persona más feliz del mundo. 

Me gusta perder mis dedos entre su cabello y agarrarlo con todas las ganas que tengo de seguir besándola, de seguir cuidándola y, en definitiva, de seguir queriéndola. 

Me gusta decírselo, decirle que le quiero y que a su lado me acerco a ser la mejor versión de mi misma, que me encanta, que me sigo ilusionando cuando me llama preciosa y que si me dice que me quiere me cuesta no emocionarme. 

Me hace feliz, nos hacemos felices, vamos por ahí agarraditas de la mano a descubrir nuevos terrenos que conquistar y me siento invencible sabiendo que está a mi lado, que ella está conmigo y que yo estoy con ella. 

Y no sé, pero me imagino compartiendo mi vida con ella y me emociona la posibilidad, no sé qué pasará, ni siquiera sé yo misma que estilo de vida quiero, el cómo o el dónde o el cuándo, pero sí que me gustaría que ella siga conmigo, agarradita de mi mano, abrazarnos antes de dormir para espantar a los monstruos y acariciarnos nuestro cabello canoso mientras nos decimos lo tanto que nos queremos, no se me ocurre un futuro más romántico y brillante que ese en el que ella me abraza aún con más fuerza y más amor si me desvelo por la noche. 


jueves, 29 de septiembre de 2022

Desde el escenario todo se ve mejor

 

Quisiera volver a ser la persona que soy cuando me subo a un escenario, pronto lo haré, pronto lo volveré a hacer.

Admiro tanto a esa persona... todo lo que a mí me da miedo o me bloquea a ella le sirve de trampolín para saltar al vacío sin pensar y ser capaz de hasta disfrutar el vuelo, esa tía es la ostia y en días como hoy me resulta difícil creer que sea la misma persona que la que ahora escribe estas palabras.

Me siento perdida, y la tristeza a veces se cuela en los diminutos espacios de heridas que todavía no han cicatrizado del todo para hacerme llorar sin permitirme conocer la razón exacta por la cuál lo hago.

He vuelto a sentirme diminuta, insuficiente, poca cosa y no válida, son sensaciones que llevaba trabajando hace tiempo y que creía haber superado, pero de golpe y sin previo aviso han vuelto haciéndome sentir tanto miedo que ni me atrevo a liberar del todo ante otros esto que ahora os cuento. 

No sé muy bien cómo va esto, no sé muy bien cómo funciona o cuál es el camino a seguir, yo lo único que quiero es escribir, bailar todas las canciones de la radio, tararear un puñado de canciones y seguir subiéndome a más escenarios, pero supongo que esta etapa, este momento es más complejo que limitarse a hacer únicamente esto. 

Ayer unas amigas viendo aquellas fotografías de instagram donde intento aparentar ser algo más sociable de lo que en realidad soy dijeron que era guapísima y preciosa; miré la fotografía, me esforcé por verla de la misma manera en que lo habían hecho ellas con las ganas de visualizar esa belleza, pero no lo conseguí, me consoló el hecho de que otras personas sí vieran esa belleza o "lado especial", eso significa que sigue ahí, ¿no?.

A veces, medio nostálgica y medio risueña, pienso en esa mujer que se sube al escenario cuando todo queda en silencio y se me llena durante unos minutos el pecho de orgullo y felicidad al recordar que soy yo, me gustaría volver a ser así, volver a encontrarme con ella y sentirme tan invencible y especial como me siento cada vez que subo a un escenario. 

viernes, 16 de septiembre de 2022

Minutos antes de quedarme dormida

 

Si somos sinceros el miedo no es más que la desconfianza hacia nosotros mismos que nos hace creer que no seremos capaces de algo. 

¿Si tienes plena confianza en ti misma puede existir el miedo?, tal vez sí, tal vez es de esas cosas que forman parte del significado de qué es la vida, pero seguro que es un miedo distinto al que te bloquea en ocasiones impidiéndote avanzar.

Nos pasamos muchos años de vida buscando "casa" en personas externas sin pararnos a pensar que casa debería ser lo que vemos al mirarnos al espejo, y sino es así deberíamos saber tocar y abrazar a ese puñado de miedos para convertirnos en nuestro propio hogar sin miedo a posibles recaídas y pérdidas de nuestro propio ser y sentir.

¿Y si eso a lo que tanto tememos es lo que más estamos necesitando?, derribarlo todo, que se venga abajo el edificio y que no quede más que caos y destrucción para que no nos quede otra que reconstruir desde los comientos, todos deberíamos pasar por esto una o varias veces a lo largo de nuestra vida para volver a conectar con nosotros mismos y restarle importancia y valor a los de ahí fuera. 

Que tal vez ahora nuestra mejor oportunidad de éxito sea perder, fracasar, saber caer y aprender cómo va eso de salvarte a ti misma, que más pronto o más tarde nos vamos a necesitar, mejor que no nos perdamos por miedo a perdernos realidades temporales que vivamos.

Y tal vez esto no sean más que pensamientos sin demasiado sentido ni cohesión, pero son mis pensamientos y a veces ayuda liberarlos un poco, aunque sea por la noche y a escondidas. 

domingo, 11 de septiembre de 2022

Últimas lecciones

 

Sonríe y el mundo se paraliza deslumbrado por ese "algo" que tiene y que te hace imposible no querer quedarse un ratito más a su lado; va por ahí escondiéndose a veces en el disfraz de alguien cualquiera o bajo armaduras que le impusieron en medio de batallas, pero ya solo quedan fragmentos de ellas, ahora se deja ver más sin escudo ni disfraz y aparece entonces una niña nerviosa mirándote con cariño y pidiéndote un abrazo o una muestra de afecto que algunos días volverá a provocar que se desborde el mar de sus ojos, pero esta vez será a causa de la felicidad y del amor que siente. 

Es una mujer especial y, tal vez lo sea porque estoy enamoradísima de ella o tal vez porque realmente lo es, pero no sabría explicaros con exactitud el porqué, simplemente lo sé porque cuando nos cogemos de la mano nos volvemos invencibles sin importar el lugar en el que estemos o las personas que estén a nuestro alrededor, es una manera preciosa de sentirnos juntas, de saber que si alguna se tropieza o mete la pata la otra se dará cuenta y sabrá esperar, cuidar y respetar nuestro propio ritmo individual. 

Con ella he aprendido mucho, del amor y de ella, y he entendido así esas palabras de una de mis poetisas preferidas: "no la quiero para mí, la quiero para todo", y es que quererla es una manera preciosa de ser libre, de vernos libres la una a la otra y decidir en mitad de esta libertad seguir caminando juntas. Yo no quiero fronteras en nombre del amor porque el amor lo único que debe tener es fronteras, que no límites. Yo quiero que cambie de trabajo si lo desea, que se largue fuera de España y conozca nuevos reinos, que salte de aquellos precipicios que le den miedo, que se bese con todas sus crush y con más si tiene la oportunidad y quiero que me lo cuente todo, contarle yo después todas mis aventuras por aquí o por allá y quedarnos dormidas abrazadas diciéndonos que nos queremos porque nos echábamos de menos, y esto no es fácil, no es fácil acercarse a ese amor sano y real, es una tarea lenta donde la comunicación y la confianza deben existir para poder proteger nuestro castillo de los feroces miedos y dementores que procedan de ahí fuera o de nuestro propio interior, pero lo estamos haciendo, estamos en un constante proceso de amor, aprendizaje y crecimiento conjunto y, a la vez, también personal.

Estoy enamorada de ella hasta las trancas, y por eso mismo le quiero libre, porque no concibo la existencia de un amor real sin la existencia de la libertad individual y conjunta. 

viernes, 9 de septiembre de 2022

El bajón de medianoche

 

Si deseas algo que te da tanto miedo que te impide acercarte a ello en ocasiones, ¿qué haces?.

Permanecer en ese bloqueo y en esa lucha constante contra esa montaña de miedos y pensamientos no es una buena opción a medio-largo plazo ya que te impide cualquier cambio en tu realidad actual; atreverse a salir de tu zona de confort y acercarse a eso que deseas es una opción tentadora desde un punto de vista teórico pero demasiado complicada en la práctica si no cuentas con las herramientas internas necesarias o no las tienes en un estado óptimo.

¿Entonces?

Algo que es importante recordar cuando estás en una de esas etapas que claramente no está siendo buena es repetirte que esto también pasará, que son sólo unos meses tontos en que todo está más confuso o caótico, pero es complicado permanecer y aceptar ese malestar durante esos meses mientras recuerdas a la perfección y con cierto cariño y añoranza a la persona que eras antes de que todo se te fuera de las manos, a veces te consuelas pensando en que esa persona sigue ahí, en algún recóndito lugar de ti aunque no consigas visualizarla, sí que está pero a veces podemos caer en la falsa creencia de que ha desaparecido. 

Intento hacer eso de aprender la lección o la enseñanza que dicen que traen los momentos o etapas negativas de la vida, aunque en realidad creo que a veces se dice solo como manera de consolarse ante las cosas malas que te ocurren, pero aún así lo intento, identificar qué debo aprender o por dónde debo andar para seguir avanzando, pero no consigo identificar ninguna señal con claridad, a veces visualizo todo en distintintas tonalidades de grises y se me escapa una lágrima al recordar la infinidad de colores que visualizaba en el mundo que ahora sólo veo grisáceo y nublado, te echo de menos, me echo de menos y me admiro y reconozco mi valor desde la lejanía y ante mi propia ausencia al mirarme en el espejo. 

Esto no es como uno de esos juegos de mesa con instrucciones en los que, aunque tardes, acabas aprendiendo a jugar sin necesidad de ver las instrucciones, aquí hay muchos más estímulos y factores que influyen más o menos en la partida que ya hemos empezado hasta sin ser demasiado conscientes de ello, busco en miradas cierto consuelo o validación de que esto que siento no me pasa únicamente a mí, en ocasiones la encuentro y me siento algo más arropada y menos sola durante unos minutos, es agotador la tristeza prolongada en el tiempo, aunque ni siquiera sé si es eso lo que me dificulta el conciliar el sueño por las noches.

Quiero volver a encontrarme, conectar de nuevo conmigo misma, ser yo, volver a mi mundo interno, recuperarlo y cuidarlo... ¿dónde está?, me siento muy lejos de casa, de mí, y me echo de menos hasta cuando sonrío para que nadie me pregunte cómo estoy, me lo preguntaron hace unos días y casi me pongo a llorar.

Respira, una, otra y otra vez, todo esto también pasará, mañana lo verás todo mucho más claro y volverás a entrar en ese mundo interior tan tuyo y que tanto bien os hacéis cuando estáis conectados. 

Te quiero mucho Laura y te echo de menos, vuelve pronto. 

miércoles, 31 de agosto de 2022

La hipocresía de un torpe malabarista


A veces jugueteo con mis emociones como si fuera un malabarista que acaba de iniciar su trayectoria en el circo, termino con todas por los suelos, pero el espectáculo debe continuar así que sonrío hasta cuando ni lo quiero hacer, hasta hace relativamente poco llevaba una sonrisa maquillada en mi rostro, debía estar muy bien pintada porque apenas nadie descubrió nunca que era pintada, bailaba y hacia reír a menores y mayores sentados en las gradas que arrastraban más preocupaciones y miedos de las que podían llevar consigo, o al menos eso parecía observando sus ojeras y manera de respirar cuando dejaban de reír. 
Con el paso del tiempo me esforcé tanto en hacer que no hubiese día que no escuchase sus carcajadas o que no me dirigieran cualquier tipo de felicitación que acabé enamorándome de mi forma de hacer malabares con ese puñado de emociones y de mi rostro maquillado con esa sonrisa grande y llena de colores distintos. 
Durante un tiempo me alimenté bien de esa imagen aparentemente constante en mí y disfruté como cuando era pequeña de ese amor aparentemente real, pero las noches cada vez eran más duras. 
Cada noche volvía a mi camerino después de la función, dejaba las emociones reposar en el primer cajón de mi mesilla y me desmaquillaba, el rostro que aparecía en el espejo era muy distinto al que observaba el resto de personas, tenía unas ojeras marcadas, algún que otro granito explotado, varios arañazos o marcas y un tono de piel demasiado blanquecino, eran cientas las personas que aplaudían el espectáculo por el día, pero por la noche no eran más que tres o cuatro personas las que me daban las buenas noches o las que querían quedarse a dormir conmigo.
Comprendí entonces mejor a las personas que asistían al show cada tarde, me tenían cariño y varias de ellas me mostraron de diversas formas el amor que sentían hacia mí, ¿pero que ocurría por las noches?, ¿a dónde se iban después del espectáculo todas aquellas personas?. 
Hace unos años estaba tan consumida por mi maquillaje y mis malabares que le dije a otro artista de este circo que la gente me quería y que si tenía dudas escuchase los aplausos... que confundida estaba. 
El circo cerró pronto y no tuve que volver a maquillar mi rostro con esa enorme sonrisa, apareció entonces el silencio y con ello desaparecieron los aplausos y las personas que los emitían, llegó de golpe la preocupación a no encontrar un nuevo trabajo, no lograr un nuevo rincón en el que poder, tan sólo, ser, aparecieron montañas enorme de miedos, inseguridades y ese puñado de emociones que no solía mostrar en público; me sentí realmente sola, llegué a pensar que lo estaba, pero al llegar a mi camerino los tres o cuatro artistas que me habían visto crecer me sonrieron como siempre lo habían hecho, me dieron las buenas noches y se ofrecieron a dormir conmigo. 
Les abracé con lágrimas en los ojos, me disculpé por haber estado lejos de ellos en ocasiones y volví a abrazarles, ellos eran reales, ese instante era real y, con eso, era más que suficiente como para sentirme de nuevo la artista más brillante de toda la ciudad. 


lunes, 15 de agosto de 2022

Nunca seremos suficientes para quien no nos quiere


Nunca seremos suficientes para quien no nos quiere; no es mía la frase, pero es una verdad como un templo.

A veces intentando amoldarnos tanto al otro acabamos perdiéndonos a nosotros mismos siendo marionetas con rostros felices y nudos internos que intentan a toda costa obtener la aprobación de la otra persona y llegar a gustarle... ¿para qué?.
Si tienes más miedo a perder a otros antes que a ti es que no te has perdido a ti misma de verdad o que necesitas volver al psicólogo urgentemente.
Todos en mayor o menor medida buscamos esa aprobación externa como seres sociales que somos, pero ¿realmente es tan importante conseguirla?.

A veces lo que hacemos es llenar de gente y ruido nuestro alrededor por miedo al silencio que encontraríamos en nosotros a solas, pero es que tal vez ese silencio es lo que necesitamos sentir y no tanto evitar, alejarnos de todo y de todos y estar en silencio con nosotros mismos para descubrir que no estamos vacíos y vencer así uno de nuestros mayores temores. 

"Tengo miedo a no ser suficiente" solía decir hace tiempo, tenía miedo a que todos mis esfuerzos de contentar a todos y de obtener su afecto no fueran suficientes, pero al final el perderme a mí fue lo realmente grave, los de ahí fuera vendrán y se irán un montón de veces, pero si a alguien tenemos que cuidar y querer con ganas y esmero es a nosotros mismos, ¿quien si no se va a quedar abrazándonos hasta en las peores tormentas que tengan lugar aquí dentro?.

Así que... ¿para qué?, quien te quiere te querrá por la persona que eres y no por lo que hayas hecho o dejes de hacer, no debemos esforzarnos para lograr ese afecto ni intentar convencer a nadie, deberíamos todos cuidarnos más a nosotros mismos, ser suficientes ante nuestros propios ojos y, de esta manera, restar importancia a los de fuera, al final quien nos quiere nos querrá en las buenas, en las malas y en las peores, el resto de personas están solo de paso, así que no corramos el riesgo de perdernos a nosotros por miedo a perder a otros. 


viernes, 29 de julio de 2022

La carta que jamás llegué a enviarte


A mí me dolió sentirme tan invisible y, finalmente, tan prescindible, asumo mi parte de la culpa, debería haber hablado contigo mucho antes, dejar de cargar con esa sonrisa eterna y decirte que íbamos a toda ostia contra un muro, o al menos así lo sentía yo.

Sabía que no podría soportar las lesiones, que esto era un último intento de encontrar a solas las formas de seguir abrazándote sin sentir dolor, pero ahí está el problema, que nunca te llegué a pedir ayuda, que no te conté nunca nada de esto por miedo a asustarte, y al final no me quedó otra que alejarme y cuidarme bien, siento las formas, no me siento orgullosa de como actúe, no sabía ni tenía los recursos para hacerlo, pero me hubiera encantado que me pusieras algo más difícil el irme, no sé si tú querías que me fuera, no te culparía si así fuera, pero te aseguro que yo no quería irme aunque lo necesitase para liberarme, o al menos no quería que todo terminase así. 

Aún así te lo agradezco, de verdad, te agradezco todo lo que me enseñaste consciente o inconscientemente de los vínculos y de cómo mantenerlos; a partir de ese momento empecé a comunicarme más, a llorar al descubierto, a dejarme consolar por otros más a fondo y de manera más sincera, reconocer mis emociones desagradables, normalizar el decir que no estaba bien y, en definitiva, ser más sincera conmigo y con el resto, es mentira eso de que no se puede sacar nada del dolor, yo saqué todo esto junto a la promesa de que jamás volvería a perder a alguien por miedo, porque eso fue lo que me obligó a escapar, el miedo a mostrar ese lado más humano, más real y más caótico y la incredulidad de que aún conociendo esos aspectos querrías seguir estando a mi lado. 

Las semanas y meses siguientes fueron períodos duros de limpieza y reconstrucción aquí dentro, te eché de menos más que a mí misma, quise muchos días darte una explicación, disculparme o pedirte yo esa explicación, pero me daba pánico hacerlo, el llanto en muchas ocasiones me impidió hablar con claridad y con el tiempo fui sintiéndome realmente liberada, me sentía como si llevara mucho tiempo de pie en mitad de un desierto y nadie lo supiera, ahora sentía que respiraba mejor, que ya no iba a ocurrir nada malo al haber ocurrido ya lo peor que me imaginaba, y estos fueron potentes refuerzos para dejar pasar el tiempo y que cada vez me importase menos todo lo sucedido, aunque no haya dejado de arañar en ciertos días de bajón.

Hace poco he dado otro paso importante en ese proceso de crecimiento y reconstrucción, he dejado de sentirme la peor persona del mundo por no haberme despedido de ti, durante meses preferí sentirme yo la única culpable de todo esto para evitar tener que romper con la imagen algo idealizada que tenía de ti, a mí me hubiera gustado hablar contigo, darte una explicación, pero no me atreví a hacerlo, mi psicóloga a modo de consuelo me dijo que hice las cosas lo mejor que pude con los recursos que tenía, no sé si fue verdad, pero consiguió hacerme sentir mejor. 
No diría para nada que eres una mala persona, no lo creo, creo que me enamoré hasta las trancas de un persona complicada, pero al final...
¿quien no lo es?. 

Me pareciste y me pareces preciosa después de todo, no hicimos las cosas bien en muchos momentos, pero no por ello me arrepiento de cada instante de felicidad que compartimos, creo que el mayor acto de amor que puedes hacer cuando eres consciente de que no estás bien con alguien y no te sientes preparada para intentar cambiar las cosas es irte, y eso hice.


Pasó el tiempo y todo empezó a mejorar, soy una persona completamente distinta a la que fui en su momento y me siento enórmemente orgullosa de todos los pasos que he ido dando, alguna que otra vez tu recuerdo aparece para arañar zonas sensibles y en otras ocasiones es el abrazo o empujón para lanzarme y hacerlo , así que gracias por seguir ahí aunque ya nada sea igual, espero y deseo que poco a poco vayas logrando cada sueño y cada ilusión que me contaste que tenías, te lo mereces por todo lo que me enseñaste, por haber sido una mano importante en mi crecimiento personal y por la ilusión que me transmitías siempre que gritabas mi nombre, fui a tu lado la persona más feliz del mundo en esos instantes, así que gracias por todo lo que hiciste aquí dentro y alrededor.

Te quiero y te deseo lo mejor ♡









jueves, 28 de julio de 2022

Acto de rebeldía

Me voy a permitir enfadarme si algo me hace daño porque tengo derecho a que las cosas me duelan y no restarle importancia. 

Me voy a permitir el derecho de comunicar cuando la cagas o cuando me has herido, por amor a ti y sobre todo a mí.

Me voy a permitir besarme con cada persona con la que quiera hacerlo sin ningún tipo de tabúe ni de vergüenza.

Me voy a permitir llorar al descubierto y reconocer la existencia de la emoción que esté experimentando.

Me voy a permitir dejarme ver y consolar por otros igual que yo lo hice con ellos.

Me voy a permitir amar mis michelines, las marcas de mi pecho, mis pelos, mis arañazos en las piernas y mis granos en la espalda sin importar que me digan desde fuera.

Me voy a permitir emborracharme y perrearlo hasta el suelo con mis amigas sin importar el qué dirán de otras personas.

Me voy a permitir el lujo de coger al miedo de la mano y hacerlo igualmente, porque con o sin temores es lo que quiero hacer. 

Me voy a permitir reconocer mis fallos, mis demonios y mi falta de conocimientos en el área del amor para ser conscientes después de todo lo que he conseguido, lo que hemos conseguido.

Me voy a permitir romper con el amor romántico, ese que me hizo sentir que no valía, y creeré fielmente en el amor que siento cuando la veo sonreír, esto sí que es amor verdadero.

Me voy a permitir romper todo el juego de la vajilla y no sólo un plato si es lo que necesito, que a Eva se la ve como la mala por haber mordido la manzana, pero en realidad su acto de curiosidad dio paso a todo lo demás.

Me voy a permitir llamar gilipollas, subnormal y todos los insultos que se me ocurran a ese baboso que me acaba de gritar cuando llegaba a mi portal que me iba a romper el coño porque estoy harta y porque lo que no voy a volver a hacer es quedarme callada.

Me voy a permitir sentirme feliz cuando vea triunfar a las personas de mi alrededor y a quienes ya no están a mi lado, a estas últimas me he preguntado muchas veces que les diría si tuviera la valentía suficiente y creo que ya lo sé: gracias por todo, ojalá algún día volver a encontrarnos, hasta entonces te deseo toda la felicidad que tu me hiciste sentir a mí en momentos. 

Me voy a permitir reconocer que sí es posible estar enamorada de alguien y querer comerse a varias personas de vez en cuando, que esto es lo que siento y que es igual de válido a quienes no lo sienten así. 

Me voy a permitir disculparme y perdonarme, porque soy quien más se merece una disculpa y, paradójicamente soy quien menos ha recibido ese "perdón", perdóname por haberte culpado de cosas que no tenias la culpa y, sobre todo, perdóname por haber tenido más miedo a perder a otros antes que a ti.

Me voy a permitir la libertad, el derecho de serlo y la obligación de ponerla en práctica cada día, porque durante muchos años fui como un ave encerrada en una jaula con la puerta abierta y sin salir pese a la envidia que sentía al ver al resto volar libremente. Pasaron muchos años y llegué a pensar que jamás saldría de ahí porque no sabía volar, o eso creía. 

Pero un día la jaula se rompió, un día perdí a la persona que más quería, un día salí al centro y bailé todo lo que quería y más, un día la chica más guapa de la fiesta me besó, un día me dijeron que no les gustaba mi cuerpo, un día me quisieron para un polvo cuando lo que yo quería era un abrazo, un día me descubrí un poco ante mi madre, un día todo se fue a la mierda y lloré, por miedo y ante la incertidumbre de qué pasaría, pero ¿sabéis que es lo mejor?, que no me morí y que paradójicamente el día que todo se me fue a la mierda fue el día que descubrí que sabía volar.


Por esto y por mucho más me lo voy a permitir; ser libre, ser feliz y, sobre todo, ser, nunca he tenido tantas ganas y tanto miedo como ahora, pero sé que puedo salir volando de esta jaula y ser yo quien me baje la luna hoy, porque antes de nada y de nadie estoy yo, y esto no debo ni puedo volver a olvidarlo nunca.

Me lo voy a permitir y me da igual lo que me digan los de ahí fuera. 



sábado, 23 de julio de 2022

Puta Ansiedad

 

Estoy hecha de pedacitos de muchas historias distintas e interconectadas ente sí, la vivencia de todas ellas han participado en parte de quien soy hoy y sobre mi cuerpo se ha ido creando un mapa de emociones y recuerdos que, aunque no se vean, existen.

Tengo tatuadas con tinta invisible historias que me hicieron sentir especial, querida y, en definitiva, feliz, pero también tengo otro tipo de historias tatuadas, son historias que arrasaron con todo como las llamas de un incendio, devoraron la aparente seguridad y confianza que crecía despacio pero sin pausa y asustaron a la niña interior que habita aquí dentro de formas tan agresivas y sutiles a la vez que hasta llegó a pensar que era ella la única culpable de lo que ocurría a su alrededor. 

En ocasiones, en días muy buenos y tras muchas sesiones de introspección y autocuidados fantaseo con la idea de que lo único que guardo de estas últimas historias son los aprendizajes y el crecimiento personal que logré hacer tras ella, pero no es así, guardo los recuerdos emocionales de estas historias de forma visceral y mi cuerpo así me lo recuerda a través del llanto al hablar de ciertos temas, a través del nerviosismo o el temblor de mis piernas en algunas circunstancias y a través de la maldita ansiedad.

Me da mucho miedo experimentarla, con el tiempo aprendí a sentirla y controlarla hasta cierto punto, pero en ocasiones vuelve de golpe y sin previo aviso dispuesta a morder en aquellas zonas donde la piel está más sensible, escucho en mi interior un montón de alarmas sonando a la vez como si me estuvieran intentando proteger a toda costa de un ataque externo que en realidad no está ocurriendo, mi corazón empieza a bombear sangre con mayor velocidad como si en cualquier momento fuéramos a echar a correr y mis pulmones se encogen sobre sí mismos dificultándome la tarea de respirar con libertad, mi cuerpo se convierte como en una especie de banco que acaba de activar todas las medidas de seguridad ante la presencia de unos ladrones malvados, pero fuera no hay ladrones, no hay nada más que silencio y un puñado de recuerdos activándose de nuevamente. 

Me tumbo boca arriba, cierro los ojos y sigo respirando despacio, "vete ya" suplico mientras me dura la ansiedad, mientras tanto descubro que todo esto lo ha generado un puñado de recuerdos de una de esas historias que se cuentan con un nudo en la garganta. 

Al cabo de unos minutos mi llanto va cesando, consigo respirar mejor y me siento algo liberada, entonces descubro que sí, que ojalá se vaya la ansiedad en algún momento del todo o logre controlarla mejor, pero descubro que mi propia cabeza me engañaba y que no me iba a morir por permitirme sentir lo que estaba sintiendo y que al final, todas estas historias interconectadas son una parte de mí y en ocasiones el mayor esfuerzo y el mayor acto de valentía es ese, atreverse a sentirlas de nuevo con la seguridad de que podrás seguir respirando después. 

Canción mientras escribía esto: Estoy hecho de pedacitos de ti; de Antonio Orozco. 

viernes, 22 de julio de 2022

Benedetti a veces acierta de lleno

 

No te rindas


No te rindas, aún estás a tiempo

de alcanzar y comenzar de nuevo,

aceptar tus sombras, enterrar tus miedos,

liberar el lastre, retomar el vuelo.


No te rindas que la vida es eso,

continuar el viaje,

perseguir tus sueños,

destrabar el tiempo,

correr los escombros y destapar el cielo.


No te rindas, por favor no cedas,

aunque el frio queme,

aunque el miedo muerda,

aunque el sol se esconda y se calle el viento,

aun hay fuego en tu alma,

aun hay vida en tus sueños,

porque la vida es tuya y tuyo tambien el deseo,

porque lo has querido y porque te quiero.


Porque existe el vino y el amor, es cierto,

porque no hay heridas que no cure el tiempo,

abrir las puertas quitar los cerrojos,

abandonar las murallas que te protegieron.


Vivir la vida y aceptar el reto,

recuperar la risa, ensayar el canto,

bajar la guardia y extender las manos,

desplegar las alas e intentar de nuevo,

celebrar la vida y retomar los cielos,


No te rindas por favor no cedas,

aunque el frio queme,

aunque el miedo muerda,

aunque el sol se ponga y se calle el viento,

aun hay fuego en tu alma,

aun hay vida en tus sueños,

porque cada dia es un comienzo,

porque esta es la hora y el mejor momento,

porque no estas sola,

porque yo te quiero.


Tal vez ese sea el pequeño gran truco para llevarlo todo mejor, dejarse querer también cuando el frío queme, cuando el miedo muerda y cuando el sol se haya puesto, y recordar que eso es parte del proceso de ser reales, de ser humanos, recordando así que hasta en esos momentos seguimos siendo merecedores de amor porque a veces lo que más miedo da es esconder en nuestro interior aquellas tormentas que nos hacen humanos y que merecen ser compartidas. 

sábado, 16 de julio de 2022

Búscate amigas que te recuerden que eres libre

Todavía ahora mi madre en ocasiones me sigue diciendo como reprimenda que tengo la cabeza en las nubes, yo observo mi alrededor algo desconcertada y asustada ante lo que veo y me  agradezco el tener la cabeza en las nubes. 

Me niego a que los miedos, de otros o propios, sean las manos que controlan mis movimientos y, en definitiva, mi vida, que no quiero perder mi visión curiosa, ilusionada hacia lo desconocido, no quiero que los prejuicios intoxiquen la libertad para avanzar, conocer y ser. 
Quiero romper las fronteras, los despertadores, el sonido del tráfico, la máquina de café de tu oficina y salir volando, me niego a aceptar una rutina estable que me hace infeliz por miedo a que no haya otra opción, si la hay, sé que la hay; cuando todos creían que la tierra era plana nadie se atrevía a llegar con su barca a la línea del horizonte por miedo a caerse hacia abajo cuando llegasen, pero hubo alguien que fue lo suficientemente valiente como para querer ir hasta allí, y eso es lo que quiero yo, comprobar que hay vida allí también.

Prepararse para el futuro dicen, ¿qué futuro?, el futuro que nos espera a todos antes o después es el de comvertirnos en polvo y ser las semillas de las plantas que guardábamos en nuestro interior, no quiero estar en un constante proceso de preparación para el futuro, de alerta o de supervivencia, para mí la vida no tiene que ver nada con eso. 

Yo sólo me someto, cuando deseo, en la cama y únicamente ante quien me quiera libre fuera de ella, porque es así como quiero vivir, libre y sin miedo a la vida. No me vais a engañar y por tanto yo no voy a seguir vuestras aparentes recomendaciones que esconden más veneno y temores que ganas de ayudar de verdad, yo no quiero renunciar a mis sueños, ni poner los pies en el suelo ni mucho menos acostarme pronto porque mañana madrugo.

Yo no quiero tropezar, yo quiero estamparme contra el muro si es eso lo que necesito, quiero madrugar solo por ver el amanecer, quiero emocionarme con la cara al descubierto, quiero besarme con todas aquellas personas que me renuevan cositas aquí dentro, quiero bailar descalza y no preocuparme por el qué pensarán, quiero enamorarme sin miedo a que pueda salir mal, quiero que los acordes de una guitarra me acaricien por dentro, quiero recitales de poesía, manifestaciones en las que lleve la voz cantante quien estuvo obligado a estar en silencio durante años, quiero creer en el amor y en las personas, en mí y en mis amigas, emborracharnos, cuidarnos y querernos, aprender cómo se hace, mirar a la chica del espejo y sacarle los colores, quiero celebrar la vida con ellas y quiero vivirla como queramos y no como nos recomiendan hacer, quiero ser libre y quiero serlo de verdad. 

La vida es algo más que tenerle miedo a la propia vida, y yo quiero eso, coger a los miedos de la mano, besarles en la frente con cariño y demostrarles que ya no hace falta que me protejan tanto, que ya he estado en el lodo, que ya me he estampado contra el muro, que ya he dicho te quiero a quien tenía las maletas en la puerta, que ya he llorado hasta quedarme dormida y que ya me he sentido invisible y sola al pedir ayuda, y no he muerto, sigo aquí, decido vivir, decido acostarme con la vida, correrme cada vez que esta me lance por los aire y llegar al orgasmo cuando lea este relato como señal de victoria o, al menos, como señal de que lo estoy haciendo bien, aunque no sea como me recomendaban esos monstruos a los que llamábamos adultos de pequeños y en los que ahora nos intentan transformar si no estamos lo suficientemente atentos como para evitarlo.

Elijo la vida, elijo vivir sin miedo, me elijo a mí ante que a nada, elijo ser feliz siendo tal y como soy. 

Mi psicóloga me sigue observando algo emocionada, mi abuelo me admira desde ahí arriba asombrado y sonriente y ambos me dicen a la vez:

Sal ahí fuera y arrasa con todo, tú puedes.

Último beso a esos miedos con la esperanza de que se vayan haciendo pequeños, –mirar lo que voy a hacer–, les digo sonriendo.

Y ahí salgo, a la vida que quiero vivir y no a la que me aconsejaron vivir, es mía, y voy a disfrutar del derecho de hacer con ella lo que desee, que ganas tenía de volver a encontrarme. 

domingo, 3 de julio de 2022

Esquivarnos la mirada ya no funciona más


He descubierto algo tan terrorífico como comprensible y es que no siempre ayudo o estoy ahí para las personas porque me sienta realizada por ello, en muchas ocasiones es así y disfruto mucho estando disponible para las personas que me necesiten, pero en otras ocasiones estoy para escapar de mí misma, para no tener que reconocer mis heridas por miedo a la frustración que sentiría al observar que no todas están tan curadas y desinfectadas como creía en un principio.
Actuó como en las oficinas en las que estoy de prácticas, a toda velocidad, sin parar, pienso y actúo rápido para dar respuesta a todas las emergencias que nos lleguen y hablo mucho con quienes necesitan palabras de aliento, de esperanza o de alivio, lo importante es que haya el suficiente ruido externo como para no escuchar el interno. 
Cuando salí de terapia recuerdo que aprendí muy bien a estar sola y a permitirme escuchar ese ruido interno, pero estos últimos meses han sido toda una montaña rusa emocional y he dejado de practicar eso de cómo era escucharse a una misma también.

Permanezco atenta al ruido externo a la vez que me tiemblan las piernas ante el miedo de las consecuencias de estar descuidando a la niña asustadiza e ilusionada que habita en el lado izquierdo de mi pecho. Llega el silencio mientras voy en el bus con una canción lenta de Andrés Suárez y entonces escucho una voz procedente de aquí dentro que pregunta con cierta tristeza: "¿A mí cuando me toca?".

Entonces ambas nos ponemos a llorar, le confieso que me da miedo y me confiesa que ella también lo tiene, pero aún así no podemos seguir esquivándonos  cada vez que coincidimos, así que decidimos sentarnos juntas en esa mesa del fondo y ponernos a hablar, hacía mucho tiempo que no lo hacía y hay muchas cosas que necesitan ser limpiadas o arregladas. 

Menos mal que se acerca el verano y tendremos más tiempo para nosotras, ambas lo necesitábamos urgentemente. 

domingo, 19 de junio de 2022

Exilio


Hay ocasiones en las que debes abrirte el pecho de par en par y sentirlo todo tanto como puedas, aunque en verdad no sé si debes o es que no tienes opción de elegir al ser las emociones tan intensas que explotan todas a la vez convirtiéndote en su marioneta a través de la cual mostrarse al exterior, pese a tus intentos de esconderlas bajo una sonrisa algo forzada y un nudo en la garganta que empieza a provocar que se humedezcan esos ojos grandes y preciosos como estrellas. 
A veces, cuando todo está en silencio, puedes escuchar dentro de ti esa explosión y sentirlo, sentir como te tiemblan las piernas y el corazón, la gota de sudor deslizándose por tu espalda, el nudo en la garganta que contiene cierta tristeza apretando y dificultandote, como de costumbre, decir más de dos o tres palabras con sentido, la nostalgia asomándose a través de tu mirada y un puñado de mariposas abrazándose en el interior de tu pecho como si estuvieran viendo una película que ya han visto antes y de la que no les gustó el final. 
Y ocurre que ese instante en el que creías que te ibas a morir llega y no te mueres, pese a todo lo que haya que limpiar y ordenar de nuevo el Domingo, ocurre que todo ha cambiado tanto que hasta ya no recuerdas exactamente cómo eran las cosas antes, pero descubres feliz que lo vivido ya lo tienes para siempre, que en el fondo perder no era tan horrible como nos lo habían mostrado, y que ahora eres algo más feliz, aunque no haya sido fácil el camino hasta aquí. 
A veces fantaseo con que nada cambió aún sabiendo que es una sutil y agresiva forma de hacerme daño a mí misma, luego vuelvo al presente y descubro unas voces nuevas que me acunan con cariño, unas miradas nuevas que intentan acercarse un poco más a mí con cuidado y unos brazos nuevos en los que sentirse hogar, y me quedo ahí, en ese abrazo salvavidas que necesitaba, y tomo aire varias veces intentando que las olas del fondo de mis pupilas no rompan brutalmente contra el presente.
Termina la obra y empiezan los aplausos, entre ellos están los de muchas personas que nos quieren y que quieren vernos felices, están ahí, han venido, nos sonríen como si nada hubiera pasado desde el último ensayo del que formaron parte y nos felicitan felices por la obra; me había imaginado una infinidad de veces como sería ese momento, tenía tanto miedo como ganas de vivirlo, y aunque la nostalgia no me ha soltado de la mano todavía, aunque todavía siga con la mirada algo risueña y a la vez algo triste, me quedaría en ese instante cinco minutos más antes de volver a la realidad de nuevo. 
Disfruto y siento intensamente aquí dentro el tornado de emociones del que ya he perdido el control hace rato, observo a todas las personas que forman la escena, ojalá decirles que les quiero, ojalá abrazarles bien y fuerte, ojalá quedarme cinco minutos más aún sabiendo el daño que me hará después, pero me voy porque tengo que volver a mi vida y al presente, dejar de abrazar ese cactus por muy bonitas que sean sus flores y soplarme después los rasguños para que no se me infecten.

Unos brazos nuevos me rodean y me miman con cariño, no digo nada porque las miradas ya lo dicen todo, me siento querida y me siento algo liberada, al final a veces hay instantes en los que la tristeza y la felicidad dejan de competir por ver quien sobrevive y empiezan a bailar juntas, este es uno de esos instantes y quiero sentirlo bien, aunque el Domingo me toque ordenar todo este caos. 


viernes, 10 de junio de 2022

Miedo

Estoy muerta de miedo, intento coger aire pero las lágrimas vuelven a amontonarse de nuevo en el borde de mis ojos y corro al baño para que nadie me vea llorar, abrazo a mi madre y tiembla de miedo entre mis brazos mientras llora, su voz se quiebra cuando habla con mi tío por teléfono y el silencio se siente como alfileres que van apretando cada segundo un poco más.


Abuela no estoy preparada para esto así que más vale que abras los ojos, no estoy preparada ni yo ni nadie de la familia, familia... eres quien da valor y significado a esa palabra y lo sabes, abre los ojos abuela por favor.

Joder tío, esto no, ahora no, quiero un poquito más de tiempo aunque ninguna de las dos nos atrevamos a mostrarnos demasiadas muestras de afecto, quiero sentarme en el sofá que hay a la derecha de tu sillón y escuchar tu respiración y los comentarios tan tuyos que haces de cada programa de televisión, con eso es suficiente, con eso basta... dios, me imagino ese instante ahora y lo visualizo como el plan más increíble de todos.
Hoy por la tarde has acompañado a Leonor, una de mis primas pequeñas, a recoger su título de bachillerato en su graduación, seguro que estabais ambas brillantes.
Dios abuela, no te vayas todavía, por favor, te necesitamos, te juro que te necesitamos, necesitamos que estés ahí porque necesitamos una casa a la que volver cuando todo agobie o se ponga feo, y tú eres esa casa, esos brazos gorditos que te achuchan, y ese olor a empanada gallega recién hecha.
Intento coger aire y no me sale, según van pasando los minutos y las horas se acentúa el dolor y el miedo, es como una soga que aprieta cada vez más fuerte.
Abuela quiero que te quedes, conmigo, con nosotros, pero por encima de eso quiero que estés bien y que no sientas ni una pizca de dolor, te mereces todo lo bueno de este mundo y de los siguientes.
No sé qué pasará de aquí a unas horas, días o semanas, pero pase lo que pase me gustaría decirte que eres una abuela ejemplar.
Te quiero muchísimo, sé que apenas nos lo hemos dicho entre nosotras, pero sé que ambas lo sabemos de sobra.

Abuela, no sé qué va a pasar, no sé si sigues aquí o no, pero pase lo que pase:
Gracias por todo.

Te quiero mucho, de verdad.








lunes, 6 de junio de 2022

Descubriéndo(me)


Y ahora descubro que los mejores instantes que vivimos son los que no tienen fotografía porque no hace falta para recordarlos, basta con cerrar los ojos y ahí lo tienes.
La torpeza para empezar a hablar de lo que sea, pero las ganas de no despedirnos todavía, el sonido de tu voz temblorosa diciéndome que me quieres más de lo que te imaginabas que eras capaz de hacer, mi mirada ilusionada dejándome llevar después de todo este tiempo de miedos e incertidumbre, tu sonrisa preciosa y tu manera de morderte el labio inferior cada vez que me quieres besar, el movimiento rápido de mis manos mientras hablo sin para para intentar ser algo más sociable de lo poco que suelo ser, tu manera de juguetear con mis marquitas y lunares como si intentaras descifrar un mensaje secreto, mi manera de intentar acercarme y quedarme descansado en tu cuello mientras me río nerviosa por lo mal que se me dan estas cosas, tus ojitos humedeciéndose cuando te sonrío y que me llames preciosa mientras a mí ya me empiezan a arder las mejillas. 
Que te descubra agarrada de mi mano ilusionada y descubrirme a mí misma sin querer soltarme nunca de ti, conocer tus miedos y descubrir que son más parecidos a los míos de lo que creía. 
Atrevernos a abrirnos el pecho y quedarnos un ratito ahí tumbadas y abrazadas, cuidarnos y querernos y contar los segundos que quedan para que me vuelvas a dar un beso de esquimal, y no sé como pero tengo más ganas de eso que de cualquier otra cosa.
Y entonces me descubro enamorándome de nuevo, ilusionandome de nuevo, bailando de nuevo delante del espejo y sonriendo sin una razón concreta o que pueda identificar claramente.

Me descubro siendo feliz, me descubro siéndolo a tu lado, y descubro entonces las razones por las que no hace falta captar estos instantes en fotografías, no hace falta, ya me encargo yo de guardarlo todo aquí dentro. 

Te quiero ♡

jueves, 12 de mayo de 2022

No me preguntes


Me echo de menos, echo de menos a la persona que soy cuando soy feliz porque hace tiempo que los días no son más que una tediosa rutina que llevo a cabo por compromiso u obligación, pero no por autorrealización o disfrute.
Y lo siento, esto lo siento, siento la ausencia prolongada de motivación, de refuerzos positivos o de ganas de moverme y me duele porque recuerdo a la persona que soy cuando soy feliz,  y es muy distinta a la persona que ahora veo reflejada en el espejo. 
Intento contestar algo diferente a "bien" cuando me preguntan cómo estoy pero la mayoría de veces no me sale por miedo a que el mar de miedos y preocupaciones se desborde desde mi mirada hasta el lado izquierdo de tu pecho, mi mirada es algo más apagada según mi opinión y algo más realista según la opinión de los adultos que perdieron a su niña interior. 
Intento coger aire y me siento tranquila cuando lo consigo, supongo que es un pequeño refuerzo positivo de las personas que convivimos con ansiedad.
Tengo un papel que asegura que soy psicóloga, todavía no me lo creo del todo y ni siquiera tengo ganas de ir a por ese papel; me hablan de hipotecas, de contratos laborales, de licencias y permisos, de una rutina que yo no quiero tener, pero, ¿acaso sé que quiero?, ¿qué pasa si no lo sé?, ¿qué pasa si el tiempo pasa?, ¿por qué debo llevar el mismo ritmo que otros si cada uno somos diferentes?.
Me tumbo en el suelo del baño, está frío y me ayuda a respirar y a llorar sin control sin saber exactamente por qué lo hago. 
Me siento perdida de cojones, pero sobre todo me echo de menos porque me acuerdo mucho de cómo soy cuando soy feliz. 
Ojalá que el tiempo se parase de golpe y poder tumbarme en la hierba, escuchar mis canciones preferidas, escribir sin parar y jugar con las mariposas y las flores, con eso os juro que bastaría, con eso sería suficiente. 

jueves, 5 de mayo de 2022

¿En qué abrazo nos dijimos adiós?


Tengo miedo a estar abranzando a alguien por última vez y no saber que es la última vez que lo haré.
Me acojona la idea de las despedidas y de las pérdidas porque es una tarea pendiente que tengo desde hace tiempo aún sabiendo que la vida desde que nacemos son ganancias, pero sobre todo, son pérdidas, siendo la vida lo último que perdemos. 
A veces nuestra mente es tan protectora o neurótica que nos autosabotea los mejores momentos con ideas catastróficas acerca del futuro en vez de limitarse a disfrutar el presente. 
Tiene cierto componente doloroso y precioso a la vez estar viviendo un instante tan mágico y especial que acabamos recordando sin querer que algún día esto que vivimos será ya un recuerdo del pasado, y este pensamiento a veces nos impide disfrutar del todo del presente que tenemos en nuestras manos, pero al mismo tiempo nos hace ser conscientes de lo felices que somos ahora mismo y nos permitimos en mayor o menor medida dejarnos llevar aunque los miedos sigan haciendo acto de presencia en más ocasiones de las que nos gustaría.
Yo no sé que pasará en un futuro, a veces visiones catastróficas acerca de él me vuelven a hacer sentir muy pequeña e insegura, pero ahora mismo estoy aquí riéndome a carcajadas o emocionándome por sentirme tan feliz, echaba tanto de menos sentirme así que no voy a permitir que ni hasta el miedo más grande me robe este instante, es mi momento, nuestro momento, y nos merecemos vivirlo y sentirlo tanto como podamos.
Ojalá algún día sea más fácil este tema de las despedidas, de las pérdidas y, en definitiva, de saber soltar de la misma manera en que sabemos agarrar. 





martes, 3 de mayo de 2022

Si te digo la verdad no me quiero ir

La sonrisa tontorrona después del beso y la mirada que te confirma los sentimientos que llevas ahí dentro, mitad escondidos, mitad al descubierto.
Intentas pisar el freno, tener cuidado con el objetivo de evitar futuros daños colaterales, pero por dentro observas a una niña pequeña ilusionada bailando hasta con la radio apagada.
Dibujas corazones en la última hoja de tu libreta y una sonrisa te hace un spoiler de lo que viene.
Pero, a la vez, varios miedos te impiden disfrutar de este momento como te gustaría y te ves en la necesidad de mirar aquí dentro de nuevo e intentar gestionar esta montaña rusa de emociones que ahora funciona sin apenas control, no tengo ni la menor idea de cómo va esto, pero tampoco quiero privarme de la oportunidad de aprender a averiguarlo despacio y con cuidado.
No quiero perderme a mí por miedo a perderte  ti, no quiero sentir esto como el comienzo del fin, no quiero olvidarme de mí y colocarte a ti en la posición en la que debo estar yo, hasta ahora no sé exactamente como lo hacía, pero conseguía quererte y abrazarte fuerte sin olvidarme de hacerlo conmigo también, me asusta la idea de pensar que no soy válida para esto de querer y dejarse querer, pero también procuro no olvidar que puedo aprender a dejarme llevar, a querer sin olvidarme de mí y a ser algo más valiente para ser capaz de asumir riesgos sólo por verte feliz, vernos felices, estamos preciosas ahí sentadas en la hierba reconociéndonos nuestros miedos. 
Beso unos labios que no pueden dejar de sonreír, me pierdo un ratito más en esos ojos oscuros pero que brillan sin parar y nuestros "te quiero" colisionan a la vez como si acabáramos de saltar juntas al vacío y de la mano.
No sé exactamente cómo se hace esto o cómo va, pero no quiero irme de aquí, quiero seguir a tu lado un ratito más. 




lunes, 4 de abril de 2022

¿Cómo se pide perdón antes de haberla cagado?

Y ahí estabas, sonriéndole a la pantalla del móvil como hacía tiempo que no lo hacías, eligiendo la lista de canciones románticas que tantas otras veces dijiste que eran demasiado ñoñas para ti, y sonriendo a la nada sin saber exactamente el motivo, o sin querer saberlo del todo ante el riesgo de que los miedos asaltaran las murallas de tu castillo como ya habían hecho en historias pasadas que aún duelen alguna que otra noche si las acaricias sin el cuidado suficiente.
Hay muchas personas que antes de que les hagan daño prefieren hacer daño para sentir que siguen teniendo el control de algo, aunque sea del dolor que se genere; tú siempre dijiste que no eras así, pero tampoco criticaste nunca con demasiada dureza a este tipo de personas al saber, en el fondo, que tenías más cosas en común con ellas de lo que te quisieras.
Me gustaría creer que fueron los miedos los que te obligaron a huir a media noche, me gustaría creer que luchaste contra ellos intentando que esta vez ganara el amor sobre el miedo, me gustaría creer que si no me pediste ayuda es porque creíste que podrías vencerles y no por orgullo, me gustaría creer que te fuiste porque te hice lo suficientemente feliz como para que la niña que llevas ahí escondida bajo ese caparazón se asustara al sentirse realmente querida por ser tal y como eres, me gustaría creer ahora que estás volviendo, que no te has ido del todo.
Pero no estás, te busco entre las sábanas manchadas de sexo y ausentes de valentía y amor y le grito a la almohada que debería haber protegido tus sueños e ilusiones para hacerlas fuertes y grandes en la batalla contra esa montaña de temores que tanto te cuesta mostrar del todo; perdieron el enfrentamiento y saliste a media noche dejándome el cuerpo lleno de besos y el interior lleno de un ruido ensordecedor.
Me quedé con tu último "te quiero" plácidamente dormido sobre mi clavícula y el dibujo de un corazón realizado con tus manos sobre mi espalda.
Es por esto por lo que estoy segura de que tu ausencia hoy en esta cama no se debe a la falta de amor, sino a un exceso de miedos. 
Duele, y sé que según vayan pasando las horas dolerá más, pero ¿sabes qué?, al menos esta vez puedo sentirme orgullosa de no haber sido yo la presa de los miedos, la que se dio a la fuga, yo me quedé aquí en nombre del amor que siento por ti, el mismo que me hubiera gustado que a ti te hubiera servido de razón más que suficiente para quedarte, no fue así, pero eso ya da igual. 
Duele y siento una tristeza amarga e intensa acomodándose en mi interior dispuesta a quedarse a mi lado de nuevo durante los próximos meses, pero también experimento cierta alegría o consuelo por mi avance, arriesgado pero valiente, de haber decidido pasar la noche en esta cama fantaseando, mientras me besabas, con la disparatada idea de encontrarte a mi lado abrazándome hoy por la mañana.
No te encuentro, no estás, pero eso ya es lo de menos, siento que los miedos te hayan capturado de nuevo.
Se acerca la Navidad, pero aquí dentro es primavera incluso sin que el dolor haya desaparecido todavía.

lunes, 28 de marzo de 2022

Con los miedos a contracorriente


Ayer vi a un puñado de miedos desparecer de golpe mientras hacían todo el ruido que podían para poder quedarse un ratito más. 
Es curioso, pero había establecido ya cierto apego con algunos de ellos y aún estoy esforzándome para que se queden, aún habiendo deseado durante mucho tiempo su ausencia, supongo que es porque los miedos, aunque te impidan disfrutar de muchos momentos, también te protegen de posibles situaciones dolorosas y al final sin ellos ahora me siento desnuda del todo.
Pataleo durante horas, lloro, golpeo y rompo las paredes de mi habitación asegurando que no quiero esto, que estoy bien cómo estoy, maldita zona de confort, como cuesta despegarse; he descubierto hace poco que salir de tu zona de confort también puede ser permitirte sentir de una forma en que te estabas prohibiendo hasta el momento y esto me genera tanto miedo como entusiasmo. 
Yo ya he estado aquí, en otro momento y en otra pequeña historia de las muchas que me componen, recuerdo a una niña pérdida haciendo las cosas del peor modo posible por la falta de conocimientos y de valor, recuerdo a esa niña llorando en su cama contra la almohada para que nadie la escuchase y recuerdo como se prometía frente al espejo que nadie más nos volvería a hacer sentir un día la persona más especial del mundo y al día siguiente la pieza más prescindible de todas. 
Pero, ¿quién te dice que vaya a pasar lo mismo?, han pasado muchas cosas y esa niña ha crecido mucho en muy poco tiempo; seré sincera, todo este tiempo por las noches fantaseaba con estos sentimientos, sobre cómo sería sentirse así, como sería entonces el día a día y qué pasaría.
¿Y si saliera bien?, que no pienses en eso, no va a salir bien y lo sabes; otra vez los miedos chillan sin parar para evitar su extinción, pero ya he tenido el suficiente contacto con ellos como para no creerme todo lo que me digan.
Cierro los ojos frente a esa vela de cumpleaños, observo a mis miedos temblorosos y les digo: no voy a morirme, tranquilos, seguiréis estando ahí, pero no me voy a prohibir sentir intensamente por vuestra existencia.
Soplo la vela, sonrío al contemplarme rodeada de personas que me quieren y me pierdo un ratito más en esa curva de su rostro mientras hasta los miedos se emocionan viéndome feliz. 

miércoles, 23 de marzo de 2022

Miedos olvidados bajo el colchón


Me escondí bajo la cama y me abracé a varios miedos fieles que seguían estando ahí. 
Me quedé muda bajo el colchón y empecé a contar despacio hacia atrás para evitar el llanto y con la esperanza de que cuando llegase a cero me sentiría mejor. 
Los miedos de vez en cuando me pellizcaban, me mordian o me abrazaban con la suficiente intensidad como para dificultarme la tarea y yo volvía a empezar; a veces, algunos días, creía llegar a cero y observar que estaba sola bajo mi cama, pero no era así, siempre notaba la presencia de algún temor, ahora algo más pequeño.
Recuerdo estar jugando al escondite bajo mi cama y pensar emocionada en que la única persona que podría encontrarme sería otra niña como yo con más miedo a la vida que a la muerte.
Ya no escuchaba las voces ni los pasos de mis amigos y uno de mis miedos creció de golpe al sentirme sola en esa casa vieja, pero familiar.
De pronto unas manos torpes levantaron parte de las sábanas que me protegían del exterior.
- Quedaros aquí, así nadie os encontrará –pronunció una voz femenina y nerviosa.

Cuando quise pronunciar palabra alguna volvía a estar a oscuras, ahora me rodeaban más miedos y juntos lograban pellizcar con más ganas y morder más fuerte, lo suficiente como para que acabara en más ocasiones de las que me hubiera gustado llorando o sintiendo que me faltaba oxígeno.
Según iba pasando el tiempo me preocupó menos que nadie se parara a mirar bajo la cama pero me ponía muy nerviosa sentir mi pequeño espacio como un campo de batalla en el que sólo podría quedar uno, ellos o yo, uno de los dos tendría que desaparecer.

A veces chillaba la palabra "mamá" como cuando era pequeña esperando que ella me diera la solución como una llave mágica, pero lo único que hacía era abrazarme, algo que me reconfortaba, y pedirme que saliera de la cama, que no era difícil.

-No puedo– pronunciaba con voz temblorosa, pero volvía a encontrarme a oscuras.

A veces intentaba negociar con ellos, pedirles cinco minutos de libertad a cambio de no volver a alejarme, siempre que lo hacía me lo recriminaban con dureza, pero ellos no aceptaban ninguna de mis propuestas y se limitaban a saltar sobre distintas partes de mi cuerpo como si fuera una cama elástica que empleasen para hacerse fuertes y grandes con cada salto. 

Hasta que un día busqué a una mujer y esa mujer me encontró, era una mujer de avanzada edad y cabello canoso, se asomó y sonrío con seguridad.
- No quiero salir – le dije con una aparente firmeza que escondía el rostro de una niña atemorizada.
- Tampoco te he pedido que lo hagas. 

Los miedos en aquel momento ya eran tan numerosos que era imposible esconderlos a todos, pero a ella no parecía preocuparle su existencia, es más, me pidió que le contase cuando y cómo les había conocido, les dejó hablar a ellos también y, para sorpresa mía, estos se sentían muy solos a menudo al haber estado siempre lejos de otras personas.

Las visitas de la mujer de cabello ceniza se fueron repitiendo y llegó un día en que decidimos salir de nuestro escondrijo; hacía un sol brillante y los miedos que ayer mordían hoy se limitaban a pellizcos suaves cuando pasaba varias semanas obligándoles a volver a nuestro viejo escondite.

Con el tiempo me hice fuerte, aumenté mi valentía y con ello llegué a ser más feliz hasta en los días más cotidianos de la semana, había dejado de esconderme, ahora era visible y me gustaba la sensación, era novedosa pero estoy aprendiendo a sentirla y disfrutarla.

Ahora ya no me escondo, y ahora cada noche me siento más libre sin dejar de estar acompañada por los de debajo de mi cama. 

martes, 22 de marzo de 2022

El juego de los dragones sin miedo


Ojitos de chocolate con un poquito de leche, nariz redondita como una de esas chuches que te dejabas para el final para disfrutarla aún más y unos labios que dibujan una sonrisa en la que columpiarse sin miedo a caer.
Tiene algo, no sabría deciros exactamente qué es, pero tiene un noseque que congela el tiempo en el segundo exacto en el que nos miramos de verdad, sus manos descifran los mapas del tesoro perdidos por mi cuerpo, el sonido de su voz me canta una canción lenta para no tener pesadillas y sus piernas juguetean con las mías de manera torpe intentando acortar distancias.
Los "te quiero" nos has dejado de dar vértigo y ahora nacen entre beso y beso con más sentimientos que control y me gusta, me gusta el instante porque siento que el tic-tac del segundero nos ha regalado este ratito mientras ahí fuera todo permanece congelado, me cuesta creer que seas a mí a quien miras con tanto amor y me es imposible no emocionarme al descubrir en tus ojos el reflejo de una chica preciosa. 
Con tus dedos lees sobre mi cuerpo una carta de amor en braille que cobra vida al sentirte cerca y aquí dentro un montón de dragones que hasta el momento se sentían frágiles mariposas se sienten invencibles, ¿qué estás haciendo?, ¿qué me estás haciendo? 

Rodeo tu cintura con mis brazos y apoyo mi cabeza en tu vientre tembloroso mientras intentas aparentar que no estás tan nerviosa como realmente estás; jugamos a explorar esto que sentimos, a ser dama y vagabundo y recordar nuestra primera cita en el italiano que encontramos por casualidad, a ser dragones que escupen fuego haciendo frente a los miedos y a juegos de princesas en los que nosotras ponemos las reglas.

Me acaricias la pierna y me siento como Cenicienta en el momento en que todos descubren que su pie encaja perfectamente, me besas la mano y después la sonrisa inevitable y constante de mi rostro, ya ha pasado la media noche y sigues a mi lado.

Te quiero, aunque me cueste creer que sea yo a quien estás mirando de esa forma tan especial, no sé cómo lo haces exactamente, pero no dejes de hacerlo por favor. 


martes, 15 de marzo de 2022

Autopsia de un puñado de recuerdos

¿A dónde viajan las personas que se han ido sin irse del todo?
Busco respuestas en los mismos sitios donde encontré las preguntas y me pongo a hacer malabares con los miedos de una niña escondida bajo mi cama para demostrarle que no son tan grandes como parecen, bailo desnuda por el pasillo la canción que años atrás me rompió sin piedad y dejo que me bese las heridas que ella misma provocó. 
Me coloco frente a esa hoja en blanco sin inspiración y recuerdo con cierto dolor cuando tu nombre era suficiente para no dejar de escribir intentando así que te quedaras de alguna forma cuando ya no estuvieras aquí; y ya sé que fui yo la que te alejó, cuanto más lejos más segura estaré, pero ojalá me lo hubieras puesto algo más complicado.
Me retuerzo de placer al ser consciente de que respiro bien sin que tu ausencia haya dejado de hacer ruido algún que otro Domingo, jugueteo con este silencio y recuerdo alguna que otra noche los días en que los silencios estaban llenos de ruido que pedía constantemente ser liberado, ser compartido para que así no creciera más, no lo hice y debí hacerlo, serte sincera, mostrarte que había bajo ese rostro sonriente y maquillado.
Encuentro una foto tuya en mi cartera, el dibujo que me regalaste y la orquilla que me prestaste al haber perdido mi goma de pelo. 
Los agarro con fuerza en señal de victoria y olvido cuál es exactamente la victoria que celebrar, supongo que lo que agradezco, te agradezco, es que me hayas devuelto los silencios sin que tu ausencia haya llegado a ser completa; con el tiempo pasó de doler a arañar y de arañar a acariciar, y gracias, porque no me siento merecedora de este trato de favor, pero a una tenía que perder y por primera vez decidí quedarme conmigo y perderte a ti.

Han pasado muchas cosas desde entonces; he vuelto a bailar todas las canciones delante de mi espejo y a sentirme preciosa en cada una de ellas, he vuelto a escribir con muchas más letras que las que componen tu nombre, he vuelto a darme una oportunidad y he recibido el beso de alguien que se emociona si me ve feliz, he vuelto a rodearme de gente y he vuelto a sentir el amor en todas sus formas y con la mayor intensidad, ya sabes que soy una intensita sin remedio.
¿Y sabes qué es lo mejor de todo?, que tú sigues aquí, a mi lado, y eso me hace feliz porque yo nunca quise irme, o no así, pero estás, aquí, junto a mí.
Te contaré un secreto; cuando estoy nerviosa tengo una lista de personas imprescindibles a mi lado, hay una persona que me da la mano y que me dice que me quiere y a mí me es imposible no ponerme a llorar, hay otras que me abrazan, otras que me llenan el rostro de besos y otras que pronuncian exactamente las palabras que necesito escuchar, y no muy lejos de ahí estás tú sonriéndome en silencio, te sonrío intentando controlar el llanto y entonces con tu energía y ganas de verme feliz me gritas sin control: 

- Venga Laura, ¡te vas a comer el mundo!, no tengo dudas de ello.

Y entonces, justo ahí, vuelvo a comerme el mundo, por cada una de esas personas que me rodean y que tanto me queréis y, sobre todo, por mí, porque al final las cosas no salieron tan mal como creía.

Te quiero. ♡



martes, 8 de febrero de 2022

Corazas de hierro


Cuando colocamos una coraza al corazón somos muy conscientes de que lo hacemos para que nadie pueda entrar, o no fácilmente, pero se nos olvida que su existencia también impide que salga lo de dentro. 
Ese día llevaba una coraza en su pecho que apenas dejaba al descubierto lo que había tras ella, parecía fuerte y segura de sí misma, parecía alguien a quien no le importara demasiado lo que el resto de personas pudieran pensar de ella y a quien no le iba mucho eso del amor; la existencia de una coraza puede transmitir muchas falsas sensaciones y apariencias como frialdad, indiferencia, orgullo o rabia, pero en realidad lo que esconde una coraza es miedo ante una de las experiencias emocionales más intensas pero inevitables que podemos vivir, que es la de ser conscientes de que sentimos el dolor con la misma intensidad con la que nos hayamos permitido sentir el amor. 
Me acerqué con cuidado y apoyé mi cabeza en esa armadura de hierro, escuché entonces a una niña llorando en su interior ante el terror que sentía al ver cómo había descubierto pequeños agujeros en esa coraza que aparentemente le protegía. 
Me senté a su lado y evite cualquier contacto ante mi temor de poder asustarla, entonces fue ella quien agarró mi mano y señaló varias partes del interior de su caja torácica. 
- Duele aquí, aquí  y aquí. 
Entonces con extremo cuidado besé lentamente cada una de las zonas de su cuerpo que me había señalado y me perdí en esos ojos oscuros que no dejaban de brillar. 

- Eres humana y  preciosa por esto, por esto y por esto  -le dije señalando las partes de su cuerpo que me había señalado antes.

Entonces fueron cayendo más partes de esa coraza y quedando al descubierto más habitaciones en las que habitaba esa niña que ahora se encontraba algo menos asustada y mucho más risueña.
Tenía una sonrisa preciosa y lo único que podía hacer era abrazarla mientras mis ojos se humedecían al imaginar el tiempo que llevaría encerrada en su propio interior por la falta de cuidados por parte de personas pasadas, a veces el miedo que sentimos puede llegar a ser tan grande que nos encerramos en una habitación creyéndonos que el dolor no nos volverá a encontrar y acaba siendo el miedo quien nos hace aún más daño. 
Volví a besar esa sonrisa tan bonita, rodee con mis brazos un cuerpo algo tembloroso ante el miedo o la adrenalina que estaba experimentando y dibujé corazones uniendo los lunares de su cuerpo; y no puedo explicar exactamente cómo ocurrió, pero ese día me quedé a dormir con ella y logramos volver a admirar toda la belleza que guardábamos bajo nuestras corazas.






sábado, 15 de enero de 2022

Simplemente ella

Hoy es uno de esos días en los que si me preguntáis cómo estoy señalaría al corazón con un puñado de miedos y varios sacos de felicidad, no diría palabra alguna, no hace falta, luego volvería a colocarme los cascos y seguiría disfrutando esa canción tan romántica y que tantas veces he escuchado imaginando escenarios fantástico en los que el miedo desaparecía y sólo quedaban las ganas de sentir tanto amor como pudiéramos. 
Pero ahora mismo pienso en algo real; pienso en una sonrisa pequeñita que me tienta a besarla sin parar y en unos ojos de color caramelo que se humedecen al mismo ritmo que mi corazón se va ablandando, y no sé qué está haciendo exactamente pero siento un hormigueo en mi estómago y un montón  de fuegos artificiales cada vez que me besa, y me gusta, me gusta mucho no saber por qué estoy sonriendo al verla bostezar algo cansada o al contemplar su peculiar manera de de liarse los cigarros sin dejar de sonreír, no sé... estoy cagada de miedo, y sé que esta no es una manera muy poética de expresarse, pero me da igual, porque es real y con eso basta, tengo mucho miedo porque la quiero, sí, la quiero mucho y siento que cada vez la quiero un poquito más, y no estoy hablando de empezar a contar el tiempo que llevo sintiendo esto, ni de flores, ni de bombones ni de grandes parafernalias; a la mierda, que se vaya a la mierda todo eso que se hace con excesos de postureo y con ausencia de amor, yo estoy hablando de algo mucho más pequeñito y especial.
A veces caminamos por calles abarrotadas de gente y yo sólo quiero ver su carita ilusionada observando escaparates y al resto de personas, son alucinantes sus gestos y distintos rostros; y de pronto ella me mira, y yo sigo mirándola, y entonces con decisión una mano pequeñita se cuela entre mis dedos y aprieta mi mano con todo el amor que lleva dentro. 
Miedo, pánico, ilusión y mil granadas explotando aquí dentro, me gusta, me gusta tenerla de este modo, me gusta el momento pero me pueden los nervios en muchas ocasiones, venga rompe el hielo, di algo, lo que sea.

- ¿Qué piensas?

Entonces mira al suelo y sonríe. 

- Pienso que me gustaría estar 5 minutos más a tu lado. 

Esto si que es una declaración de amor, y me lo está diciendo a mí, que fuerte. 

¿Veis?, así ocurre, sin fuegos artificiales ni música que te reviente los tímpanos, algo aquí dentro se enciende y tiemblo, tengo miedo, pero la quiero, joder que si la quiero... me hace sentir la chica más preciosa y especial de Gran Vía un Sábado por la noche, y los Domingos han dejado de ser tristes, no sé, es complicado de explicar, pero es tan fácil de sentir... me siento feliz y tenía ganas de escribir(te).