lunes, 16 de noviembre de 2020

Los días grises también pueden llegar a ser bonitos


Hoy hace frío, es un frío de esos gélidos que se te mete en los huesos y cuesta sacar por muchas capas de ropa que te pongas.
Observo el despertador y jugueteo durante unos minutos con la tentadora idea de quedarme todo el día en la cama, ojalá poder hacerlo sin los sentimientos de culpabilidad posteriores.
Cojo el móvil y reviso los mensajes, la mitad aburridos y la otra mitad me hacen pensar más de lo que debería hacerlo.
Uno de los mensajes es el de una amiga agradeciéndome que siempre esté ahí, que le gusta contarme su día a día aunque haya sido el día más aburrido del mes.
A veces me observo al final del día y me siento muy realizada al pensar en todas las personas a las que les he ayudado de alguna forma; a las que he escuchado, a quienes he pasado unos apuntes, a quien acompañé a este o aquel sitio, o con quien me tomé una cerveza aunque me estuviera muriendo del sueño sólo porque había tenido un día de mierda y necesitaba alguien que le apoyase.
No sé, hay mil aspectos en mí que aún necesitan mucho trabajo, mucha introspección y mucha valentía, pero me gusta sentir que puedo aportar algo a los demás por muy pequeñito que sea, algunos días me gustaría tener un clon mío que estuviera ahí, que me salvase el culo en una asignatura o trabajo, que me escuchara y con quien no tuviera que guardarme nada, que me apoyase en todo momento, que se ilusionara más que yo con cada proyecto nuevo, que me recordase todo lo que llevo logrado y que me enviara las semanas de mierda un mensaje o un audio diciendo que no quiere molestar ni ser pesada, pero que le avise si necesito algo; luego lo más probable es que le acabaría odiando por este o aquel aspecto olvidando que yo soy ella, y seguro que me alejaría como ya he hecho en otras ocasiones, pero aún así me gustaría saber que se siente.
Es raro, porque por un lado quiero contarle mi día de mierda o mi día increíble a alguien que tenga ganas de escucharlo, pero cuando ocurre me parece demasiado utopía y termino todo con un: "estoy bien, ni te preocupes".
¿Por qué me tiene que costar tanto el mundo de las relaciones sociales?.
Al menos conmigo misma he mejorado bastante la relación y he vuelto a mi mundo mientras el resto hablaba de este o aquel asunto, pero hoy me siento algo sola hasta en mi propio universo.
Me hago un ColaCao y me vuelvo a la cama a saborear los grumitos, es un momento muy pequeño, pero me encanta el instante, ahí fuera llueve y aquí dentro está a nada de hacerlo, hoy no sé exactamente que me pasa, pero estoy con la misma tonalidad de gris que las nubes.
Echo de menos a demasiadas personas que ya no están tanto como antes, pero me esfuerzo en evitar pasar de nuevo por ahí, hay etapas buenas y otras no tan buenas, o tal vez este sea el puente que recorrer antes de empezar otra gran etapa, yo que sé...
Entra mi madre por la puerta, obviamente sin llamar pese a las incontables veces que le he pedido que lo hiciera, en sus manos sostiene una pequeña planta que recuerdo haber plantado y regado durante la cuarentena, luego dejé de hacerlo ya que creía que había muerto por la excesiva cantidad de agua que le había echado.
 - Durante el confinamiento me dijiste que mientras viva hay esperanza de que todo vaya a mejor, así que yo la he seguido cuidando.

No quiero llorar, y menos delante de ella, pero me hace feliz el comentario; sigue siendo una relación algo complicada, pero ambas hemos puesto de nuestra parte.
Y aunque pocas o ninguna vez hablo de mí, se sienta y me escucha los silencios o las miradas, a veces lo hace mejor de lo que creía que era capaz de hacer y me sorprendo riéndome de heridas pasadas que aprendí a curar con el tiempo.

El día sigue gris y aquí dentro se ha puesto a llover también, me sigo sintiendo un poco sola, pero me tengo a mí misma descubriendo partes nuevas de mi mundo, me asusta y me gusta por partes iguales pasar unas horas en él ya que me da miedo no querer volver ahí fuera hasta que no esté todo un poco mejor, o más fácil.

Pero mañana mismo vuelvo a salir de la cama, echarle un piropo a la chica del espejo mientras ella pone en juicio su veracidad y seguir aprendiendo a patinar en cualquier calle perdida, me dijeron que el truco es no mirar al suelo, levantar la mirada y seguir adelante, patinando lo hago cada día un poco mejor, ahora sólo me falta llevármelo a la práctica en el día a día.

Observo la planta que hay en mi mesilla, no parece que estuviera a punto de morir hace unos meses, tal vez sólo necesitaba tiempo para seguir creciendo y alguien que la siguiera cuidando con esmero.

Hoy es un día gris, pero eso no hace que deje de ser un día bonito.  




2 comentarios:

  1. Contigo el día puede estar como quiera que será bonito de cualquier manera! Colacao para desayunar no, pero compartir una o mil tardes de peli y manta en los días lluviosos si.
    Bonita metáfora la de la planta, como los días grises. El tiempo pone todo en su lugar.. no dejes de cuidar a ese TU que llevas por dentro, que no pare de crecer, que contigo esperanza y risa hay para rato

    ResponderEliminar
  2. Como se nota que eres mi mejor amiga jolín, muchas gracias Lau por permanecer ahí, y por supuesto que voy a seguir haciendo que mi mundo crezca siempre, no se me ocurre mejor manera de seguir adelante que cuidándo(me) siempre a través de él para luego poder transmitirlo ahí fuera.
    Muchas gracias por tus palabras, te quiero.

    ResponderEliminar