miércoles, 11 de marzo de 2020

La belleza de los días tristes


A mí sí me gustaría saber que hiciste durante el día, el humor con el que te has levantado hoy, si eres de las personas que necesita un colacao, un vaso de leche o un café bien caliente, o por el contrario, de esas otras que prefiere saltarse el desayuno.
Los planes previstos e improvisados que has llevado a cabo, saber si hoy ha sido uno de esos días buenos en los que con facilidad dejas asomar una sonrisa y no dejas de hablar sin parar sobre cualquier cosa, o si hoy ha sido un día de mierda en el que eliges justo esa canción que sabes que te va a hacer polvo mientras deseas que llegue la noche con el temor de que te cueste le vida conciliar el sueño por todo el ruido de tu cabeza; si te sirve de consuelo todos tenemos varias conversaciones pendientes que sabemos que no llegarán, un puñado de miedos inconfesables y una montaña de inseguridades que dificultan responder cualquier cosa distinta de "Bien" cuando te preguntan cómo estás en los días grises, me gustaría que contases conmigo también ahí, ojalá poder asegurarte que no habrá más días de mierda, pero eso es imposible, así que ojalá que cuando no deje de llover y haga frío ahí dentro, recuerdes que los días tristes duelen un poquito menos si estás cerquita de alguien.
Que casi nadie tenga interés en descubrir la belleza de los días tristes no elimina el casi, me parece precioso dejar a un lado todas esas cosas que pueden conocer todos ya sea por tus redes sociales o en una primera conversación rápida, e interesarse por la lista de sueños por cumplir, aquellos imprescindibles que salvarías de tu habitación si toda ella estuviera ardiendo en llamas, la manera en que visualizas tu futuro, así como los bares y lugares que con el tiempo se han transformado en baúles de recuerdos intactos que despiertan todos a la vez cuando acudes a ellos, con el temor de que alguno se haya esfumado o haya sido sustituido por otro más reciente.
Nadie conoce la belleza de esta parte de ti hasta que no explotas y sientes la necesidad de contar todo lo que alguna que otra noche no te ha dejado dormir, ojalá algún día sienta que realmente no puedo más como para empezar a creer que, tal vez, si haya personas que sepan apreciar la belleza de los días tristes. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario