jueves, 12 de marzo de 2020

1:06


Me dan miedo algunas noches, no sé muy bien desde cuando me ocurre, pero, desde X tiempo me asusta el momento en que cae la noche y me meto en la cama deseando pillar pronto el sueño, algo que no suele ocurrir con frecuencia.
Los días buenos suelen ir acompañados de un agotamiento físico y emocional en algunos casos que me hace no temer este momento, pero, los días tristes ese agotamiento general se transforma en ruido en mi cabeza que es imposible silenciar, y cuanto más te esfuerzas en disminuirlo mayor es el ruido y mayor el poder que tiene de apropiarse de ti durante el tiempo que se le antoje, dificultando tu capacidad de tomar todo el oxígeno que necesites.
Pero llega un momento en el que explotas, al no poder aguantar más o gracias a una canción que sabías perfectamente que hoy no debías escuchar.
Y, mediante un llanto silencioso pidiendo a gritos que deje de doler o a través de varias respiraciones profundas lo consigues, y no es que sea un proceso agradable, esos minutos duelen y liberan a la vez como si se tratase de una especie de catarsis emocional necesaria por la que sabes que debes pasar.
Y no sé, tal vez todo esto sea una tontería y, me he prometido no calificar de este modo lo que piense o sienta, pero, joder como cuesta.
Tal vez por todo esto me dan miedo las noches en que sé que no me quedaré dormida con facilidad, porque nada más acostarme sé que hoy será una de esas noches.

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