martes, 10 de marzo de 2020

El bus de vuelta a casa.


A veces me viene un bloqueo social que me hace no querer hablar ni interactuar con nadie, sólo oír mis canciones y que el volumen sea lo suficiéntemente alto como para silenciar todo el ruido de mi cabeza.
Hoy hace frío, y eso que ya estamos en Marzo, el conductor me ha saludado al entrar en el autobús con un tono cansado y me he colocado al final del todo con los cascos ya conectados a mí móvil; voy viendo por la ventanilla y fijándome en todo, me gusta este instante en el que me imagino la vida de las personas que voy observando con detalle, llegando a preguntarme quién les está esperando en casa, quienes serán sus personas imprescindibles o que les dará miedo a cada uno.
A veces algún desconocido me sonríe y ese gesto ya es suficiente para creer con firmeza que no todo está perdido.
También me fijo en las mascotas de cada persona y, sobre todo, en las miradas hacia sus dueños, el mundo sería un lugar mejor si nuestro corazón fuera como el de ellos.
Algunos días escribo gracias a una de esas pequeñas cosas que he descubierto con el rostro apoyado en la ventanilla y otras no lo hago por miedo a perder el momento presente, así que solo me quedo mirando desde fuera todo lo que ocurre.
Llego a la parada, grito un: ¡Gracias! que no recibe respuesta, me gustaría que algún día la recibiera, sé que es una tontería, pero a mí me gustaría.
Espero a que el semáforo se ponga verde mientras me esfuerzo en elegir la última canción que escucharé hasta llegar, esta debe ser la mejor canción, no me preguntéis el porqué, pero, debe serlo.
Llego a casa, hace algo de frío como de costumbre y me deshago del abrigo al sentir la calefacción encendida, me quito los cascos, termino de escribir este relato y me tiro sobre el colchón de mi cama, me preparo mi serie y viajo dentro de ella sintiendo las emociones y sentimientos de cada personaje y deseando que no muera ninguno de ellos ahora, que hoy no lo soportaría, hoy necesito que el final sea la voz de ese personaje que todavía no ha hablado, el beso que llevo esperando una temporada entera o las palabras de ese otro que se que me harán llorar como una cría al escucharlas; me apetece ver eso, pero, lo más seguro es que no ocurra nada o que acabe pasando apuntes a limpio con la misma canción con la que me bajé del bus.

No lo sé todavía. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario