sábado, 24 de agosto de 2024

En nombre del amor


Abriste tu mano, en ella tenías una piedra, y en la otra mostraste un ramo de flores algo marchitas, pero preciosas. 
La piedra cayó al suelo y en tu mirada se apreciaba el miedo que estabas sintiendo, era la primera vez que hacías esto, que soltabas todas tus armas y mecanismos de defensa y que de verdad sentías lo que era desnudarse; dentro de ti una niña especial se asomaba al borde de tus ojos con curiosidad, la misma que te había convencido de coger ese ramo de flores en nombre del amor; ni tú ni ella teníais 
ni idea de qué era el amor en aquel momento y, aún sabiendo que no saldría bien, quisisteis jugar un rato más a eso de quererse sin la necesidad de contar con escudos ni espadas para defenderse.
En momentos, se veía a dos niñas preciosas bailar juntas como si nunca nadie antes les hubiera hecho daño, sonreían sin querer, fueron capaces de llorar con la cara al descubierto y hablar durante horas de sus mayores sueños e ilusiones. El mundo parecía haberles permitido cierta tregua, cierto tiempo muerto en el que no existiera nada más que ellas dos. 
El roce de sus cuerpos y sus dedos entrelazándose generaba una risa nerviosa en ambas que no se esforzaban por disimular, las miradas se fueron transformando en caricias silenciosas llenas de sentimientos y estas, a su vez, en tímidos besos a escondidas entre pequeñas sonrisas, parecía tan sencillo todo que hasta se sentían algo ridículas por todo el miedo que habían experimentado antes.
La gente ahí fuera seguía agarrando piedras con sus manos y lanzándoselas al otro ante la mínima señal de alerta, pero ellas no, ellas bailaban y se regalaban flores en nombre del amor; lástima que con eso no sea suficiente.
Todo acabaría saltando por los aires y volverían a agarrar esa piedra con más ganas, con más rabia, como si ese baile nunca hubiera existido, a ambas les quedaba todavía un largo camino de aprendizaje y crecimiento. El sentirse vulnerables y ridículas por haber soltado la piedra les generaba más ganas de lanzarla para nunca más volver a sentirse así. Y es que durante tiempo buscaron historias de amor fuera olvidándose de mirar dentro de sí mismas, así era imposible.
Un día, una de ellas se desahogaba durante horas y debatía con una de sus amigas acerca del amor, cuando terminó de hablar, su amiga le recordó todas las cosas que le hacían ser preciosa, le secó de manera dulce las lágrimas de sus mejillas y besó su frente lentamente. 
Ella todavía no lo sabe, pero ese beso era toda una lección acerca del amor verdadero, ese en el que esa niña que cogió esas flores siempre había creído sin importar los rasguños. 


domingo, 18 de agosto de 2024

Pinky-promise


Prométeme que nunca perderás esa ilusión por vivir, prométeme que los miedos nunca te impedirán nada, prométeme que seguirás creyendo en el amor y en ti misma, prométeme que nunca perderás tu libertad, por nada ni por nadie.

Prométeme que nunca te olvidarás de cómo se juega, se escribe y se baila; las integrales puedes olvidarlas, pero estas tres cosas las seguirás necesitando el resto de tu vida. 

Prométeme que seguirás sabiendo mostrar tu corazón entre tus manos a las perosnas que lo merezcan, prométeme que nunca le tendrás miedo al amor, prométeme que seguirás llevando a cabo en la práctica ese lema de "la ternura es revolucionaria", no importa donde y con quien estés, cuida y quiere tanto como puedas, y deja al resto hacer lo mismo contigo. 

Prométeme que seguirás viendo preciosa siempre a esa chica del espejo, prométeme que nunca quedará charco en el que no hayas saltado, prométeme que seguirás, algunos días, bailando bajo la lluvia, emocionándote si alguien te besa en estos momentos, y corriendo a través de campos llenos de flores. 

Prométeme que seguirás sonriendo a todos los bebés y animalitos que te encuentres, prométeme que nunca dejarás el teatro, y que el arte siempre seguirá moviéndote cositas por ahí dentro, prométeme que serás capaz de salir de tu zona de confort un millón de veces, prométeme que nunca dejarás de abrazar a tus amigas, o mejor dicho, que nunca dejarás de abrazar. 

Prométeme que, por muy adultas que seamos, por mucho dolor que sintamos en ocasiones, y por mucho que veamos personas, ciudades y vidas en gris, tú siempre tendrás en tu interior una infinidad de colores con los que seguir pintando tu mundo.

Algún día tendrás una piel blanquecina llena de venas, distintas marcas y machones, y la piel algo caída, tendrás un cabello lleno de canas, unas tetas algo caídas, varios dolores en diferentes partes de tu cuerpo, y alguna que otra pastilla que tomarte cada noche o cada mañana, pero seguirás siendo tan preciosa, real y brillante como siempre has sido.
 
Prométemelo pequeña, prométeme que siempre me pedirás que te cuente un cuento antes de irnos a dormir. 

¿Pinky-promise?

🩷

Veranos con sabor a mar


El verano se acaba oficialmente cuando tú también te vas con él, y es una mierda, pero a la vez es una metáfora preciosa el que ambos os vayáis a la vez; tienes ese superpoder de hacernos sentir siempre en verano, independientemente de la estación en la que estemos, y supongo que por eso eres de esas personas con las que ojalá siempre me quede un abrazo pendiente. 

Y aquí estoy, disociada perdida para no pensar en ese maldito último abrazo que sé que no será el último, pero siempre siento algo de vértigo a la semana siguiente a la que te has ido, la jodida siempre consigue pellizcarme en esas partes sensibles de mí haciéndome llorar, pero me encanta ser capaz de olvidar esto durante el verano y vivir cada momento del presente como el último y el más especial de todo el verano.

Eres una personas especial y realmente preciosa, y supongo que, cuando ves esa luz en mí, estás tan sólo viendo tu propio reflejo. Pero no sé, me gusta observar el mundo a tu lado y desde tus ojos, me haces sentir siempre que soy más valiente, más capaz y más revolucionaria de lo que probablemente sea en realidad; he fantaseado una infinidad de veces con verme a mí misma a través de tus ojos, me da curiosidad saber qué es lo que encuentras en nosotras que te hace sentir tan querida y en casa. 

Ojalá siempre tengas ganas de volver a casa, ojalá perder el miedo a mostrarme tal cual soy del todo, ojalá creerme del todo tus palabras positivas hacia mí, ojalá verte sonreír, reír y ser tú en un millón más de momentos, porque es que esa es tu verdadera magia, tu sello, lo que queda aquí cuando ya te has ido. Una esfera de ternura, amor, cuidados, fortaleza, rebeldía y ganas de ponerlo todo patas arriba y bailar y cantar canción tras canción. 

Ojalá siempre nos quede un abrazo pendiente, y ojalá siempre te queden ganas de que ya no esté pendiente. 

Te quiero mucho. 

sábado, 17 de agosto de 2024

Luces de colores


Eres luz, y déjame que te lo explique, porque sé que alguna vez te ha hecho sentir insegura esto cuando otra persona te lo decía por miedo a que lo hiciera al contemplarte como alguien sin sombras, y que creías que se iría en cuanto viera cualquiera de estas. 
No eres tan buena escondiendo tus sombras, y muchas de las personas que vieron y ven luz en ti son conscientes de la existencia de muchas más sombras tuyas de las que te crees, esas personas siguen aquí, a tu lado, por lo tanto, ¿de verdad sigues pensando que no se te da bien dejarte cuidar y querer?. Estás aprendiendo, en esta y en una infinidad de áreas más, pero vas bien, deja de autoboicotearte a ti misma. 

Cuando te digo que eres luz lo hago siendo consciente de las partes de ti que te hacen brillar, pero, sobre todo, observando tus sombras. Parecerá paradójico, pero eres luz por abrazar tus sombras, por no esconderlas bajo la cama y por mimarlas y escucharlas con tanto cariño que se hacen pequeñitas entre tus brazos y acaban dando algo menos de miedo. Y es curioso, porque sin saber muy bien cómo, hemos aprendiendo a jugar con nuestras propias luces y sombras y con las de otras personas, a las sombras las hemos aceptado como una inevitable parte de nosotras y como las que de verdad nos hacen reales, y con las luces has jugado tanto que las has multiplicado dentro de ti y a tu alrededor.
Tienes un superpoder a través de tu sensibilidad y tu mundo de emociones, y no pasa nada que algunos días no seas consciente de ello, lo tienes ahí, muy dentro de ti, como la estrella más brillante de todo el firmamento, como esas luciérnagas en mitad de la oscuridad, y como esos últimos fuegos artificiales que aparecen cuando creías que ya se habían terminado. 

Eres luz y eres preciosa gracias a que también eres sombras y, en ocasiones, caótica. Mírate entera en el espejo, con todas tus partes, con todos tus reinos, y siéntete orgullosa de ti y de lo que llega a otros de ti, porque llega, porque no eres ni estás tan cerrada como crees. 

Y es que, es gracias a esos pequeños huequitos de ti que se te escapan a través de los cuales sale tu luz y destellos, no te esfuerces por taparlos, es más, hazlos más grandes, expande tu luz y expándete con ella. Claro que te seguirás encontrando ahí fuera también a personas que intenten apagarte, pero cariño, eres demasiada luz y demasiada vida como para que alguien logre apagarte del todo. 

Brilla, hazlo por ti, hazlo por esa niña que quería llegar hasta las estrellas cuando se columpiaba. 

Ambas sois preciosas. 


jueves, 15 de agosto de 2024

Ausencia de tiritas ante lo que nos hace reales


Las lágrimas y el mar, a veces, son la mejor forma de sanar del todo alguna que otra herida no perceptible a simple vista desde fuera.

Déjate acariciar por ambos, déjate mojar, llevar y sigue respirando en todo momento sabiendo que detrás de estas olas hay una zona de tranquilidad en la que el agua está en calma, pero esto es parte del proceso, y si escuece tranquila, que ya nos lo decían nuestras madres y abuelas de pequeña: eso es señal de que está curando. 

Respetar tus propios ritmos y romperte las veces que necesites, ¿por qué nos asusta tanto hacerlo?, reconocer nuestra propia vulnerabilidad, nuestro propio dolor, nuestras propias emociones y reconocer que nosotras a veces también somos el problema y quien debe volver a trabajar cosas dentro de sí misma, bienvenida a la parte práctica y cruda de estar viva. 
Queremos inmediatez, queremos resultados, queremos rapidez y trucos prácticos en los que no haya que invertir ni mucho esfuerzo ni mucho tiempo, a corto plazo creemos que se dan mejoras, pero si solo nos tocamos la superficie de la piel no habremos hecho más que cambiarnos el vendaje sin centrar nuestra atención en la herida que este cubre. 

¿Por qué cubrirlo?, ¿por qué taparnos con máscaras artificiales o escudos de papel aquello que nos hace verdaderamente humanos?. Al barro, hay que tirarnos al barro, abrir el maldito cajón de mierda, ensuciarse, romperse varias veces y volver a construir, irse a esa zona en la que las olas están más rabiosas y aprender a surfearlas sin dejar de respirar, dicen algunos que hasta aprendieron a disfrutar de las mismas, pero para ello es necesario emprender un largo viaje hacia nosotras mismas en el que no volveremos a ser las mismas que antes, pero sí podremos acercarnos a ser algo más felices y reales. 

Llóralo pequeña, tanto como necesites, tanto como tu cuerpo te pida, déjate acariciar por el mar, deja que haga su magia y sigue respirando mientras los rayos de sol acarician tu rostro en la superficie; te prometo que nada duele para siempre, eres tan valiente... sí, lo eres, porque en un mundo en el que poder escapar de ti de tantas maneras distintas tú optas por mirarte a los ojos, permitirte romperte y recomponerte las veces que necesitas y salir ahí fuera de nuevo con tu sonrisa preciosa.

Las lágrimas y el mar son elementos indispensables en el proceso de sanar y crecer, vuelve a ellos siempre que lo necesites, confía en su magia y, sobre todo, en tu capacidad de seguir sintiendo y jugando con las emociones como si nunca nadie nos hubiese herido. 

¿Quién es más valiente o cuerdo; quien agarra la pistola o quien recibe el disparo sonriendo al pensar que esa arma ya cuenta con una bala menos?

Llóralo y báñate en el mar, luego ya veremos qué hacemos. 

miércoles, 14 de agosto de 2024

Romanticona perdida ando algunos días


Quiero que me quieras para todo, pero que no me necesites para absolutamente nada.

Quiero acompañarte y dejarme acompañar por ti, quiero jugar al escondite contigo y a un millón de juegos más, quiero que, cuando las cosas ahí fuera estén grises y negras, tú y yo pintemos todo nuestro mundo de colores, esos que llevamos aquí dentro y que se mezclan de manera especial cuando estamos juntas, quiero un millón de citas contigo y que nunca se nos acaben las ganas de darnos un beso más, un aparente último beso.

Que me hagas reír cuando más miedo tenga y que te haga creer en ti cuando te sientas más pequeñita, quiero seguir caminando de tu mano y a tu lado, que me lances un millón de veces más por los aires, y yo, sentir que me muero, pero seguir aprendiendo a disfrutar el vuelo porque sé qué abajo estarás tú y todas esas personas que me quieren bien y bonito. 

Quiero envejecer a tu lado y al lado de nuestras amigas, porque a vuestro lado soy la mejor versión de mí misma, y porque si esto no es magia ya me dirás tú lo que es.

Quiero verte sonreír, quiero hacerte sonreír y enamorarme un poquito más que ayer de ti, eres preciosa amor mío, quiero acurrucarme en tu pecho, que me hagas de rabiar, romper a reír las dos a la vez y sentirme en el rincón más bonito y especial del mundo, quiero que nos vean besarnos y querernos en cada plaza y en cada bar perdido, que se vea el amor a distancia y que sólo tú y yo sepamos realmente todo lo que ha costado llegar hasta aquí, que sé que no ha sido fácil, pero seguimos siendo capaces de terminar cada conversación volviendo a las bases, a ese amor que no deja de transformarse, pero que nunca desaparece. 

- Te quiero.

- Yo más.

Hacemos bonitos y especiales hasta los días más tristes y grises, seguimos aprendiendo a jugar a esto del amor sin olvidarnos de saltar en cada charco que vemos, lo estamos haciendo bien, creo que sí. 

Y, por supuesto, aún hay muchísimo que aprender, que crecer y que descubrir de nosotras mismas, del mundo, de la vida y del amor.

Ojalá nos quede toda una vida amor, y ojalá vivirla junto a ti, pero por si acaso ven y bésame, ya vuelvo a tener ganas de ti.

Te quiero mucho prechiocha, te echo de menos. 




martes, 13 de agosto de 2024

Ganas que ganan al miedo


A veces, mientras tu mirada me aseguraba que no ibas a hacerme daño y tu sonrisa me invitaba a abrirme un poco más ante ti, he tenido ganas de besarte, soltar riendas y miedos y dejarme besar por ti.

He tenido ganas de probar un beso tuyo, de sentirte aún más cerca de mí y averiguar el sabor de tus labios; me he imaginado columpiándome desde el columpio de tu cuello, saltar hasta tu vientre y escuchar tu respiración, atreverme a darte un beso y dejarme llenar el cuerpo de otros besos tuyos. 

Perderme en tu mirada, encontrar ganas y deseo por escuchar nuestros nombres entre gemidos, atrevernos a mirarnos de una manera distinta, y no dejar de seguir encontrando en tus ojos la misma confianza y seguridad de siempre, esa que me asegura que todo irá bien, que al final esto debería ser lo menos importante de nuestra relación, y que un par de besos o un polvo deseado no debería hacer tambalear nada de lo realmente importante. Aún así, si algún día hay un beso, me gustaría ser lo suficientemente valientes o responsables como para hablar de nuestros propios miedos sin filtro ni caretas, solo así podríamos asegurarnos que todo siga siendo igual.

Me gustaría darte un beso, me gustaría que me dieras un beso solo si deseas hacerlo, atrevernos a jugar con nosotras mismas como si el miedo no existiera, como si dejarse llevar fuera fácil por toda la confianza y amor que nos tenemos, llenarnos de besos, escribir sobre tu espalda una carta de amor y pintar entre nuestros lunares y marquitas constelaciones preciosas, mordernos en las mismas zonas que un día nos atrevimos a confesar que aún dolían, y romper a reír en mitad del orgasmo mientras nuestras miradas juegan al escondite deseando ser descubiertas, ser sometidas a la verdad y nada más que la verdad. 

Reconocer nuestro propio deseo, tocarnos con la curiosidad de dos niñas descubriendo una nueva isla, adueñarnos de nuestro propio placer y compartirlo entre risas nerviosas, ¿qué pasaría si te robo un beso?, ¿pasaría algo?, ojalá ser lo suficientemente valientes como para ser capaces de dejarnos llevar si algún día nos apetece y lo suficientemente responsables como para asegurarnos de que nada cambie, de que lo realmente importante siga manteniéndose intacto por la ternura y el cuidado que reciben día a día.

A veces he deseado besar esa maldita sonrisa preciosa y dejarte escuchar mis latidos si recibía un beso como respuesta, a veces he deseado jugar contigo a escondidas, creer de verdad en que no me harás daño, y que un abrazo nos confirme que todo lo realmente importante seguiremos teniéndolo bien guardadito aquí dentro. 


lunes, 12 de agosto de 2024

Lárgate a jugar, yo me encargo del resto


Eras tan solo una niña, y yo coloqué sobre tu espalda responsabilidades de otros. Lo siento, te pedí que te comportaras como una adulta cuando no eras más que una niña.

Perdóname pequeña por no dejarte jugar el tiempo que querías en el parque, perdóname pequeña por no dejarte tropezar, por llenarte la cabeza de miedos que devoraban, en ocasiones, a tus mariposas e ilusiones.
Perdóname por exigirte que corrieses cuando todavía te costaba andar con soltura, perdóname por obligarte a sonreír cuando querías destrozarlo todo, por obligarte a llorar en silencio en el baño cuando necesitabas gritar, por pedirte palabras de compasión y fortaleza sin haberlas antes recibido, por hacerte sentir insuficiente cuando querías jugar con otros niños y niñas, por obligarte a callar cuando querías hablar, y por hacerte bajar la mirada cuando necesitabas que alguien la sostuviese, perdóname pequeña por hacerte creer que no eras suficiente, que no estabas haciendo lo suficiente y que, por tanto, no merecías ese amor y esos cuidados en los que refugiarte de ti misma y de los monstruos.

Ojalá haberte dejado jugar más, tropezar más, reírte más y atreverte más... ojalá haberte dejado ser más niña durante más tiempo; tú nunca tuviste prisa por crecer, pero yo te insistía en esforzarte por lograr ese afecto por parte de quienes no debían haberte pedido nada más que ser tú para que te quisieran. Ni ellos ni yo supimos hacerlo del todo bien, las habitaciones se llenaban de ruido, monstruos hambrientos nos controlaban, y una niña asustadiza nos observaba desde debajo de una cama intentando que no se le escuchase llorar. 
Perdóname pequeña; me necesitabas a tu lado, me suplicaste un respiro y un "todo va a ir bien", yo no lo hice, no estaba, y las veces en que estaba te repetía las voces de esos adultos tan grises: "No es suficiente".

Me equivoqué desde el momento en que te obligaba a seguir aprendiendo a correr cuando tú lo que me pedías es que te dejase escribir y bailar, tenías demasiados y preciosos colores en tu interior, y yo no supe valorar tu potencial hasta muchos años después.

Desde que nos conocimos de verdad nunca más volvimos a soltarnos de la mano, hemos crecido mucho juntas, me has enseñado muchísimo más tú a mí que yo a ti, pero quiero repetirte algo muy importante para que nunca más lo olvidemos.
Eras una niña suficiente y valiosa, y merecías una infinidad de cuidados y amor por ser tal y como eras, exigirte esforzarte por lograr esto es de las cosas que sé que te han generado mayor dolor, y que aún a veces sigues obligándote a hacer. 
Para pequeña, no debes nada a nadie más que a ti misma, no debes pagar un precio por dejarte cuidar y querer, debes seguir aprendiendo a recibirlo de personas que lo único que quieren es verte feliz bailando. Sí preciosa, esas personas existen y están ahí fuera sentadas sonriéndote esperando que les dejes entrar un poquito más en ti y llenarte campos enteros de flores, déjales pasar, confía en mí.

Cierra los ojos, hazlo, abre tus brazos y coge aire, déjate envolver por mis brazos y por sus brazos y rómpete a llorar las veces que lo necesites, prometo que seguiremos aquí cuando vuelvas a abrir esos ojos color chocolate. Baila pequeña, baila sin parar y juega con tantos niños y niñas como puedas, hazlo ahora, mientras yo te cuido. 

Eres suficiente y eres merecedora de todo ese amor y esos cuidados que tú aprendiste a dar sin haberlos antes recibido, perdóname por no habértelo dicho más, perdóname por llenarte la cabeza de miedos cuando no eras más que una niña con ganas de jugar con otros niños y niñas.

Te quiero pequeña, y lo de pequeña es un decir, porque siempre has sido muy grande, casi tanto como el corazón que llevas ahí dentro.





domingo, 11 de agosto de 2024

Cuento para niñas rebeldes


Era una niña tan buena tan buena que nadie debía decirle nunca nada, ni de ella ni de su comportamiento. 

El lugar se fue llenando de más niños y niñas que no eran tan buenos, y a los que se les puso a temprana edad la etiqueta de "problemáticos" y "rebeldes", no es de extrañar que la atención de gran parte de los adultos se focalizara en estos menores, dejando a esa niña tan tan buena algo solitaria y perdida; los niños y niñas aumentaron en aquel lugar, y esa niña fue desapareciendo, primero fue su nombre el que cayó en el olvido y, progresivamente, fue notando como ninguna de las miradas se dirigía a ella.
Siempre había sido muy buena, pero se esforzaba por serlo más y más, pues mamá decía que las niñas buenas siempre tendrían a alguien que les quisiera, aunque empezaba a preguntarse si ese alguien en su caso existía, pues apenas percibía muestras de amor o cariño, y su excesiva generosidad y sumisión había provocado que varias personas ya le tratasen como una adulta, cuando lo que ella quería era jugar, que vieran cómo bailaba o pintaba, y que le llenasen de abrazos y halagos, pero escasas veces eran las que recibía este trato por parte de otros. 

Había sólo un tipo de momentos en el que volvía a sentir que existía y en el que se sentía realmente valiosa, estos ocurrían cuando mamá veía sus buenas calificaciones, cuando papá necesitaba ayuda de ella para algo, cuando sus amigos estaban tristes y necesitaban de su cariño o cuando alguien le pedía ayuda para alguna tarea; en estos momentos se sentía una verdadera superheorína en la que solo ella podía ayudarles y hacerles sentir bien, por lo que siempre estaba dispuesta a hacer lo que hiciese falta por el otro. Luego volvía a desparecer entre la multitud, pero esos minutos de volver a existir a través de varias miradas suplicantes y la infinidad de halagos que recibía a posterior le hacían sentir que sí que, tal vez, sí que había personas que le querían ahí fuera. 

Pero un día todo cambió; esa niña enfermó gravemente y no le quedó otra que quedarse en la cama, durante este tiempo no pudo prestar ayuda a otros y, ante su irremediable situación, empezó a recibir miradas de desprecio y reproches por parte de mamá, papá y por parte de varios niños y niñas con los que había crecido. A esa niña le empezaron a tachar de "egoísta", "rara" y "despistada" por no estar presente cuando le necesitaban, etiquetas a las que la niña siempre había temido, pues era el camino que seguían otras niñas problemáticas y rebeldes y a las que, como decía mamá, no tendrían nadie que las quisiera porque acabarían cansando a todo el mundo. 
La niña se sentía algo confusa pues, al contrario de cómo se imaginaba que experimentaría estas etiquetas, se sentía realmente liberada y feliz sin necesidad de que nadie le mirase, por las noches se armaba de valentía y salía fuera a jugar durante horas, hacía tantos años que no lo hacía... nunca había sentido tanta felicidad como en aquellas noches.

Mamá tenía razón, pero se le había olvidado decir la última palabra; mamá decía que a las niñas buenas siempre alguien les querría, pero lo que quería decir, en realidad, es que a las niñas buenas siempre alguien les querría agarrar. En cuanto esa niña olvidada descubrió esto empezó a decidir cuándo sí ayudar a otros y cuándo no quería o podía, empezó a salir también por el día a jugar, se perdió varias veces a sí misma, a veces en su propio interior y otras entre los brazos de personas que mucho sabían de besar, pero poco del amor.

Su madre se esforzaba por enderezarla y le transmitía las continuas decepciones que en ella iba generando; le decía que había dejado de ser buena y le preguntaba que qué había ocurrido. La niña experimentaba un gran dolor en este tipo de momentos y solía permanecer callada, hasta que un día, en una de esas ocasiones en las que su madre le repetía que ya no era una niña buena, ella contestó:

- Mamá, pero ahora existo, soy real y he conocido a un montón de niños y niñas que quieren jugar conmigo y que me quieren, aún sin ser buena, ¿te lo puedes creer?.

Ese día su madre sintió un gélido frío dentro de esa jaula en la que había nacido y crecido, y esa niña, por primera vez, sintió en sus propias carnes la libertad plena de ser como quisiera ser sin miedo a perder el amor de los de ahí fuera. Se tenía a ella, se quería a ella siendo cada día de una manera distinta, y desde entonces esa niña se pasa los días jugando en el parque y volando, desde el columpio, hasta las estrellas y más allá.

Nunca una niña tan rebelde se había sentido tan feliz y querida. 

viernes, 9 de agosto de 2024

El día que muera será un día como otro cualquiera

 

El día que me muera será un día como otro cualquiera, no habrá titulares hablando de mí, no aparecerán mis allegados hablando de la gran persona que era, o que sentían que era, ni tampoco se llevará a cabo ningún tipo de acto conmemorativo en mi honor. 

El día que me muera desapareceré de este mundo y quedará solo mi recuerdo en algunos de los corazones de las personas que me acompañaron en vida, pasarán los años, esas personas fallecerán y mi recuerdo caerá en el olvido como si nunca hubiese existido, suena algo triste y desesperanzador, pero si tuviéramos esto más presente en nuestro día a día tal vez nos haríamos más responsables de nuestras vidas y se reducirían nuestros miedos a qué pensará el otro de nosotros.

Os contaré algo; el día que me muera no quiero titulares anunciándolo, ni que mis allegados tengan que hablar de mí si no quieren, ni ningún tipo de acto conmemorativo, ni mucho menos que se note mi ausencia; me conformo con dejar las cosas un poco mejor de lo que las encontré, y no hablo solo de tolerancia, condiciones de vida o gestos de generosidad, hablo del interior de las personas en los que haya tenido la suerte de vivir un ratito. 

Que quien dijo una vez que nunca tenía suerte lo dejara de decir después de haber compartido nuestros caminos, que quien creía que no era capaz se sintiera ahora capaz de todo, que quien decía no creer en el amor sea quien se refugia en él cuando ya no esté yo, que quien defendía ese "ojo por ojo y dientes por diente" descubriera, tras coincidir conmigo, la generosidad como una nueva vía a través de la cual cambiar el mundo, que quien no solía reírse a menudo se descubra riendo por la calle pensando en algún recuerdo conmigo, que quien sentía soledad ya nunca más la sienta, que quien usó la etiqueta de "rara" con alguien descubra que debajo había todo un mundo, que quien no quiso compartir de su plato ahora sea quien llene el plato de otros, que a quien le dijeron que no era capaz sienta que en mí encontró su "sí puedes", que quien decía no tener hogar lo encontrara en mí y descubriera, tras mi ausencia, donde estuvo siempre su verdadero hogar, que quien golpeó descubra la infinidad de personas que prefieren ser fusiladas antes que agarrar un arma, que nada cambie, pero que haya algún pequeño "clic" en el interior de algunos universos que haga que absolutamente todo cambie.

El día que me muera no quiero a nadie vestido de negro, quiero que os pongáis vuestras prendas más coloridas, que os dejéis la voz en mi nombre, que haya bailes, besos y abrazos, que alguno de los recuerdos en los que aparezca os saque una sonrisa y que os emocioneis cuando os miréis en el espejo y descubráis los reinos de mi mundo. Y que os queráis, por favor que os queráis, el día que me muera me gustaría que os quisierais tanto que hasta me llegue a mí parte de ese amor que sentí y que me hicisteis sentir en vida.

El día que me muera me gustaría dejar las cosas un poco mejor de lo que las encontré, no quiero ni puedo salvar el mundo, seamos sinceros, el mundo solo se salvará tras nuestra extinción, tampoco quiero ni puedo salvaros a vosotros porque, antes o después, acabaremos todos cayendo en el olvido, de la tierra venimos y a la tierra volveremos. Por eso solo me gustaría, el día que me muera, que sintáis tanto amor en vuestro interior que os sea imposible no sonreír sin querer, si lograra eso yo ya podría decir que he triunfado con creces en esta vida.

El día que me muera seguirán los coches a primera hora con sus bocinas molestas, la gente seguirá con prisas por el metro, morirán muchas más personas ese día y nacerán tantas otras, los parques, si es verano, se llenarán de gente, y las noticias hablarán de nuevos escándalos políticos, del resultado del último partido de fútbol y de la nueva exposición del museo del Prado, pero si en el interior de alguna de las personas que amé o que me amaron ocurre ese "clic" entonces habrá cambiado absolutamente todo. 



lunes, 5 de agosto de 2024

Mirando hacia dentro


Hacía tiempo que no miraba hacia dentro y ya tocaba; está siendo más duro y doloroso de lo que recordaba, pero necesitaba frenar de nuevo y sentarme un rato a hablar con esa niña preciosa que habita en mi interior.
Empecé desnudándome al ritmo de una balada romántica, mi piel estaba fría y se erizaba mientras más me asomaba en esos ojos, alguna que otra lágrima se deslizaba veloz por mi pecho uniendo la trayectoria de mis lunares y marquitas, y mis piernas temblaron cuando los miedos salieron de sus escondrijos, no sabría decir quiénes estaban más asustados, si ellos o yo. 

Respiré hondo, intentando mantenerme tranquila, pero sin pretender esconder mis lágrimas ni mis emociones, nos cogimos de la mano y fuimos a dar un paseo mientras observábamos las distintas habitaciones de nuestro palacio orgullosas de cada una de ellas y de la persona en la que nos habíamos convertido y en la que nos seguimos convirtiendo, los miedos nos seguían de cerca y se iban haciendo pequeños según les íbamos escuchando y abrazando a ellos también.

-Te he echado de menos.
-Yo también.

Nos emocionamos a la vez, ella me recuerda que siempre ha estado aquí dentro, yo sonrío y le indico  que ya lo sabía, nos agradecemos en varios momentos una infinidad de cosas y nos llenamos de mimos, cuidados y de amor.
Hacía tiempo que no me paraba a observar las vistas tan preciosas de nuestro reino, nos ponemos a llorar al verlo tan lleno de emociones, sentimientos, colores, flores... tan lleno de vida; no siempre fue así, no siempre fue tan grande, fuerte ni bonito, tal vez por lo desierto que estuvo tiempo atrás lo valoramos y cuidamos tanto ahora. 

A veces me cuesta creer que esta sea yo, que sea tan fuerte, valiente y preciosa, no siempre lo fui, o no siempre fui capaz de darme cuenta que lo era, por eso necesito estos tiempos y momentos para mí, para recordar mi propio valor y poder y salir ahí fuera para seguir acercándome a la mejor versión de mí misma.

Que ganas tenía de volver a verte pequeña guerrera.

Descansa, prometo que mañana nos volveremos a ver. 


sábado, 3 de agosto de 2024

Vestido rojo y corazones abiertos


La sonrisa de amelie de la que habla la canción la tengo delante de mí, me invita a subirme en ella y columpiarme como si no existiera el miedo, como si fuéramos dos niñas que se han escapado por primera vez del colegio y estuvieran ansiosas de descubrirlo todo, incluyéndose a sí mismas y a ese juego del amor al que llevan jugando ya varios años juntas. 
Es preciosa y yo estoy tan enamorada de ella que a veces intento aguantar el sueño para que sea ella la primera que se duerme y yo pueda disfrutar viéndole dormir acurrucada sobre mi pecho, hemos aprendido mucho de nosotras mismas y de la vida agarraditas de la mano y seguimos siendo capaces de volver a jugar al escondite o al pilla-pilla cuando las cosas fueras están demasiado serias o grises, me hace reír hasta en los momentos más serios en los que a nadie se le ocurriría reírse, es divertido ver las diferentes reacciones de las personas ante su presencia y su forma de ser, estar con ella es una aventura continua en la que, aunque a veces parezca complicado, siempre terminamos riéndonos o besándonos en cada rincón, me parece preciosa su manera de ser y de ver el mundo, hay tanto de nosotras por cada esquina, hay tanto amor...
El eco de la risa nuestras amigas procedente de aquellos lugares en los que fuimos felices, un pasillo con las canciones que nos hacen bailar hasta las tantas, olor a pasta recién hecha, el sonido de los besos sonoros llenitos de amor, los abrazos en los que se acercan corazones para escucharse y sentirse bien, las luciérnagas de miradas preciosas y el "te quiero" después del beso que me hace sentir en una historia de amor preciosa en la cual nuestras niñas nunca dejar de bailar y mirar hacia arriba esperando ver una estrella fugaz sin darse cuenta, sin darme cuenta, de que esa estrella la acabo de encontrar en una mirada emocionada que me observa y me escucha hablar de todo lo que llevo aquí dentro. 
Te quiero mucho amor mío, que bonito es el mundo agarradita de tu mano.