domingo, 29 de noviembre de 2020

Sabor a despedida para reencontrarnos después.

 

No sé exactamente que ocurrió.

Echo de menos esa facilidad de permanecer juntos, pese a la complejidad que suponía desde fuera al ser cada uno una isla completamente diferente al resto, echo de menos la facilidad que algunas veces encontraba para hablar con vosotros, la conexión que permanecía intacta sin importar los kilómetros o el tiempo que transcurriese, el amor y la complicidad que existía, las personas que fuimos y que sé que no volveremos a ser, los abrazos salvavidas y hacer que todo salga bien sin importar las dificultades que fueran apareciendo por el camino, que las discusiones acaben bien, saber cómo hacer que las cosas funcionen, que los pequeños problemas no fueran a más, estar en las buenas, en las malas y en las peores, hablar de "para siempre" creyendo firmemente en ello, eran bonitas esas conversaciones, echar de menos el escándalo que provocaba nuestra presencia en cualquier lugar y que yo que sé a dónde vamos, pero por dios que alguien empiece a andar que hace frío.

Hacer algo sin saber que es la última vez que se hará o se vivirá así da muchísimo miedo, pero prefiero no haber sabido que esa sería la última vez, porque sino ni de coña habría dejado de abrazaros o habría cogido ese metro de vuelta, me habría quedado allí intentando memorizarlo y disfrutarlo todo un poco más, aún sabiendo que eso no servirá de nada ni conseguirá hacer eterno el instante.

Alguna que otra noche antes de quedarme dormida sigo pidiendo al genio de la lámpara, a las estrellas o a cualquier tipo de magia invisible ante nuestros ojos que por favor me lleve de nuevo a cualquiera de esos momentos que llevo aquí dentro tatuado en braille, y que si no es posible, que os cuide bien al menos.

Quedarme abrazada un ratito más como si fuera un sueño del cual no quiero despertar, una última conversación como las de antes en la que no dices nada, pero ya lo has dicho todo entre miradas, volver a pedir el mismo deseo al soplar las velas o soplando esa pestaña que me acaba de robar el viento haciéndome un spoiler de lo que vendrá, discutir una vez más cualquier tontería y acabar riéndome porque ni siquiera sé que quería decir, una última ronda de tintos y cervezas que acabarán emborrachando a más de uno, una última canción, una última noche y por favor que nadie se vaya a dormir que ya lo dijo Peter Pan, justo ahí está la trampa.

Volver a esa última vez en que de verdad creíamos en los "hasta el infinito y más allá", y me hace feliz que ya os tengo conmigo para siempre, aunque no fuera así como lo imaginaba, y que seguiré ahí, que aunque no sea con todos a la vez me muero de ganas de seguir a vuestro lado, y seguiré ahí en mil aventuras más, que aunque ya no sea lo mismo, aunque sienta algo roto me quedo con cada uno de vosotros, que al fin y al cabo, es lo que de verdad puede llegar a ser eterno.

Pero ahora mismo me tengo que ir, algo aquí dentro y a mi alrededor dolía demasiado para permanecer en un lugar en el que ya no estáis, aunque os sienta aquí cerquita; la ausencia de algo invisible que nos hacía permanecer unidos, los minutos antes de salir a escena, el bullicio entre los pasillos o las ganas de deciros que os echo de menos, aunque esto no vaya a cambiar nada, me di cuenta que no puedo estar bien con nadie si antes no estoy bien conmigo misma, aceptar que las cosas son así y que no por eso tienen que ser una tragedia, quien sabe... tal vez algún día volvamos a Nunca Jamás y nos demos cuenta que todo esto era necesario y que en ningún momento hemos estado alejados, pese a sentirnos así en demasiadas ocasiones, volver a esas butacas, a ese escenario y darnos cuenta que pase lo que pase nos tenemos para siempre, pero ahora me tengo que ir, al menos hasta que deje de sentirme en mitad de un campo de minas en el que ya he bailado varias veces, ignorando su existencia.

Os quiero y os llevo cada día aquí conmigo, no lo dudéis, a la izquierda de mi pecho y haciéndome que no pase frío, gracias.

Pero hoy sé con seguridad que todo esto sólo se queda en un "os echo de menos", "ojalá estéis a la salida" y "ojalá esta vez hacer el instante eterno", aunque sólo sean 5 minutos más. 


viernes, 27 de noviembre de 2020

Las personas somos algo más que resultados


No me voy a meter en si es justo o no, seguramente sí lo sea, pero a veces es demasiada la frustración que te hace sentir el ver que nada de lo que hayas hecho importa si no se ve en los resultados.

Da igual todo lo que te hayas esforzado, lo que hayas tenido que recorrer, las cosas que te hayas perdido para estar donde estás, despertarse pronto todos los días para estudiar, acostarse de madrugada casi siempre por lo mismo y aún así la mierda de vocecita interna te susurra a veces que no es suficiente o te pregunta si lo es obligándote a seguir un poco más.
Da igual tu nivel de esfuerzos o el número de horas que le eches si en los resultados no se ve. Si hay alguien que ha logrado mejores resultados sin tanto esfuerzo será a quien se coloque por encima.
Y sí, este es un método justo ya que consiste en basarse en unos criterios objetivos para hacer una selección, pero me da rabia a veces porque yo no soy la chica del Notable casi nunca, y mucho menos del Sobresaliente, yo soy la chica del Bien, y eso es lo único que vale sin importar el número de horas que le hayas dedicado a algo o el nivel de esfuerzos o los horarios marcados que reducen las horas de sueño para llevarlo todo lo mejor posible, todo eso da igual porque sólo tú eres consciente de que lo has hecho, de que te has levantado antes para terminar algo, que has renunciado a cualquier plan por la tarde para continuar los dos o tres trabajos que tengas compaginándolos con el estudio, y que te has quedado hasta tarde para hacer ese otro trabajo "voluntario" que también cuenta para la nota, estas cosas nadie las valora si no se ven reflejadas en los resultados, en mi caso en estos sólo se ve una pequeña parte y me revienta no encontrar la manera de hacerlo mejor y vivir durante el curso con la voz continua de las dudas y los miedos que se transforman en frases como: "No es suficiente y lo sabes", "tal vez no lo consigas", "deberías estar estudiando y no perdiendo el tiempo".
Y luego encima están esas dos o tres personas que te dicen que es que a ti se te da bien estudiar o te es fácil hacerlo o lo sacas sin problema.
No amiguis no, yo no soy de esas que dos tardes antes se lo estudia y llega sin problemas a un 8 o 9, yo soy de esas otras que se mata día sí y día también por lograr mis objetivos, que me marco un horario rígido y que más me vale cumplirlo para no cargar con los sentimientos de culpabilidad si no lo hago, soy de las que tiene una lista interminable de cosas que hacer y poco a poco la voy acortando, soy de las que se acuesta tarde al sentir que no llega y la que, mientras vuelve a casa, repasa lo estudiado mentalmente para ver si lo recuerdo todo.
Y no es que quiera un reconocimiento por ello ya que estamos todos en mayor o menor medida en las mismas, sólo es que me produce bastante frustración sentir que a veces nada de esto importa y lo único que vale son los resultados que hayas conseguido producir sin importar el proceso que has llevado a cabo para llegar a ellos, no sé, sabía ya que este año más que cualquier otro habría momentos de este tipo que se sientan un poco cuesta arriba, así que se respira profundamente y se sigue porque creo firmemente en que parte del éxito reside en no rendirse, y por supuesto que yo eso no lo voy a hacer, pero me apetecía vaciarme del todo sobre una hoja en blanco, como siempre. 

jueves, 26 de noviembre de 2020

Pequeño Gran Recordatorio


Recordatorio:
Cada persona tiene sus ritmos, no juzgues ni tus tiempos ni tus espacios ni tus etapas, necesitas pasar por cada una de ellas y comprobar que eres capaz de seguir, la mirada hacia delante, no al suelo, ¿recuerdas?.
Acuérdate que parte del éxito reside en no rendirse, que las caídas son oportunidades para coger aire y volver a levantarse con mayor impulso, con más fuerza, con más valentía y con más ganas de pintar tu mundo con los colores que decidas.
Recuerda el esfuerzo que llevas a tus espaldas y ten confianza en que todo volverá a encajar, y sé que ahora mismo no crees demasiado en ello, pero lo haces cada día lo mejor que puedes y por fin has aprendido a ponerte a ti en primer lugar, agradece tus logros y aprende de aquellos días en que sentiste que todo te superaba, no te olvides de que eres una persona, y como tal debes aceptar todas las etapas que nos hacen humanos.
Me alegra muchísimo ver que regresaste a tu mundo y que sigues cuidando de él con cariño y esmero; derribaste las fronteras y los límites, pegaste tu grito de guerra ante los miedos y monstruos que querían acabar con él y volviste a saltar al vacío sin importar si llevabas o no paracaídas al ser capaz de abrazar al dolor con tanta intensidad que a veces hasta logras crear nuevos reinos a partir de su esencia, ojalá algún día consigas hacer todo esto ahí fuera, estoy segura de que serían muchos los rostros de fascinación y admiración que provocarías, pero no pasa nada si todavía no eres capaz, como ya te he dicho estas cosas llevan su tiempo y respetar tus ritmos es imprescindible.
Al menos sigues escribiendo, y tú misma sabes que mientras seas capaz de seguir haciéndolo podrás seguir respirando y, de este modo, seguir adelante.
Y ya sé que los miedos siguen acechando alguna que otra noche y que todo parece quedarse a oscuras cuando sientes su presencia, en esos momentos recuerda toda la luz que llevas dentro de ti hasta cuando crees que no es así, recuerda tu poder, recuerda que pasito a pasito puedes conquistar el mundo aunque ahora no lo veas.
Así que ten confianza, no te olvides de respirar y recuerda que esta etapa es imprescindible para que puedas volver a vivir otras mejores. 

miércoles, 25 de noviembre de 2020

Feliz va a ser el día que no falte ninguna


Si vieras a través de nuestros ojos gritarías igual, por las que estuvieron, por las que estamos y por las que estarán.

Alzad la voz porque nuestros cuerpos son eso, NUESTROS, y nadie tiene derecho a juzgarlos o a tomar una decisión respecto a ellos, alzad la voz por cada "piropo" callejero que te hace agarrar las llaves con más fuerza, ES ACOSO.

Alzad la voz porque no solo duelen los golpes, y si te hace sentir poca cosa, mal, te controla o no te permite ser completamente libre no es amor, es maltrato. 

Alzad la voz porque no existe la ropa "de niño" y "de niña", la ropa no tiene género y todas las personas tenemos derecho a vestir como nos de la gana. 

Alzad la voz para que se deje de cuestionar a una mujer por el nivel de ebriedad, la forma de vestir, las palabras o sus acciones cuando sufrió cualquier tipo de agresión machista, el único culpable de este tipo de actos es el agresor que los cometió.

Alzad la voz porque las mujeres lesbianas no son un fetiche sexual y nadie tiene ningún derecho a soltar una opinión que no han pedido.

Alzad la voz porque NO ES NO y lo demás es violación, aunque sea tu pareja, eso no justifica nada.

Alzad la voz porque no tienes la obligación de comportarte "como una mujer", actúa como te de la gana.

Alzad la voz para derribar la presión social que también tienen los hombres, que por cierto, también lloran y se emocionan, y no por eso son menos hombres.

Alzad la voz para que algún día ya no sea necesario enviar ese mensaje de WhatsApp de: "Ya he llegado a casa".

Alzad la voz porque donde hay vello hay alegría y, como ya he dicho, nadie tiene derecho a opinar sobre el cuerpo de otros.

Alzad la voz porque las mujeres tenemos la misma capacidad de llegar al mismo puesto laboral que los hombres y nadie debe poner en cuestión sus palabras por el hecho de ser una mujer.

Alzad la voz porque ¡Manolo, Manolito, ya va siendo hora de que hagas la cena tú solito!, tu mujer es tu mujer, no tu sirvienta.

Alzad la voz por las mujeres transexuales porque el feminismo será transfeminista o no será.

Alzad la voz porque tenemos muchísimas razones por las que hacerlo, porque somos una marea morada que sabemos de que hablamos, que luchamos contra el patriarcado día sí y día también junto a la sororidad y el empoderamiento como nuestras armas más fuertes.

Que estamos vivas y que debemos celebrarlo, celebrar que tenemos voz, que somos muchas y faltan demasiadas, pero por ellas mismas gritamos bien algo que el patriarcado se va a caer, lo vamos a destrozar y vamos a ser las mujeres que nosotras decidamos ser porque SON NUESTRAS VIDAS Y NOSOTRAS DECIDIMOS.

Y algún día sé, con seguridad, que lo lograremos y que ya no faltará ninguna.


Grita, tú, que agarras el miedo con una mano y que sales ahí fuera siendo la mejor versión dr ti misma cada día, grita tan fuerte y tan alto que no les quede otra opción que escucharte, que escucharnos luchando por nuestra libertad. 

martes, 24 de noviembre de 2020

Fue una retirada por miedo a no poder luego curar las heridas

Lo logró, el dolor consiguió asustarme lo suficiente esa noche para abandonar mis creencias sobre el futuro, sobre mí y sobre los demás.
Quedarse dormida llorando contra la almohada y que al día siguiente el dolor de cabeza y las ojeras te recuerden el ayer es una de las peores sensaciones que existen, así que aunque no quisiera hacerlo abandoné todo aquello en lo que creía y decidí dejar de esforzarme tanto y pasar a ser una más de esas personas que no reclaman la compañía de nadie (pese a necesitarla), que sólo cuenta pequeñas cosas de las que lleva dentro para no asustar, que se limitan a conversaciones superficiales que ni siquiera son importantes para poder deshacer todo si las cosas se pone feas, y que mejor no hablar demasiado sobre ti porque, total, a nadie le apetece meterse en cosas complicadas.
Abandoné verbalizar los "Te quiero", "me gusta estar contigo", "te echo de menos", aún sintiéndolos aquí dentro, abandoné los abrazos, pero no la necesidad de uno de ellos de verdad, abandoné la ilusión hasta por las cosas más insignificantes, pero no las ganas de sentirla, abandoné la intensidad, pese a seguir toda ella recorriéndome por dentro, abandoné los planes de futuro como mecanismo de defensa, pese a soñar con ellos varias noches cada semana, abandoné todo aquello que me hizo llorar esa noche y prometí que no volvería a intentarlo fuera de mi mundo, que dolió demasiado y me asustó la idea de no poder salir de ahí.
No es maldad lo que llevan muchas personas dentro, es miedo apoderándose de ellos, de nosotros, poniéndonos contra la pared y obligándonos a una retirada, abandonar nuestros ideales y ser realistas o adultos... que palabras tan feas, pero me sentía agotada de ese tipo de noches, tuve tanto miedo como dolor arañándome durante horas cada habitación que había cuidado con esmero.
Lo siento, esta es la última vez que lo digo (probablemente no), lo siento por todo lo que no se ajustara a las normas de la superficialidad de los vínculos y conversaciones, pero no quería ajustarme a ellas, quería creer y algo sigue creyendo dentro de mí que hay otra manera de hacer las cosas, que tal vez ahora no sepamos cuál es, pero que la vida y el día a día no se limita sólo a una escala de grises, a prisas en el metro y a individualismo como mecanismo de defensa, lo siento a todos, no supe hacerlo mejor, no me atreví.
No me gusta la opción que elegí, pero fue el precio que tuve que pagar para salir de ahí, para que el dolor dejara de apretarme el cuello y para no vivir más noches como aquella, tuve miedo, me asusté más de lo que ya me imaginaba que lo haría y estaba dispuesta a aceptar cualquier cosa antes de seguir sintiéndome así.
Tal vez hay una parte de mí que no pertenece a este mundo y que siempre me pide volver al mío, permitiéndome ahí ser de verdad, tal vez no funciono bien en este o tengo algún error de programación que me impide aceptar las cosas del todo, dejando de esforzarme así tanto en lo que al resto parece que no le cuesta trabajo alguno.
"Lo pasado, pisado".
Menuda mierda de consejo, pero es que yo no quiero pisarlo como hacéis vosotros, yo quiero abrazarlo, sentirme feliz de haberlo vivido, disculparme si a veces tanta intensidad fue abrumadora y pedir al momento que por favor se mantenga intacto tal cual es, que nada de esta sociedad lo rompa, y que algún día ni el miedo ni el dolor tendrán el poder que ahora tienen para aceptar una realidad que no queremos aceptar.
He dejado de creer en las buenas y malas personas, creo que hay personas valientes y otras cobardes, me gustaría sentirme algún día parte de las primeras del todo, mientras tanto prefiero regresar a mi mundo y columpiarme durante unas horas esperando que alguien mire al cielo sólo porque está bonito.


domingo, 22 de noviembre de 2020

Compartía las noches con los felinos de los tejados

Me pongo los cascos, elijo la canción de Lady Madrid de Pereza que tantas veces he cantado a pleno pulmón en cualquier bar perdido, cierro los ojos y me dejo invadir.
Cada noche andaba por los tejados de la vieja ciudad que le había visto crecer y bailaba a la luz de la luna sin temor a caer al vacío, dentro de ella el sonido de unos cristales rotos le hacían temblar de frío, pero eso no le impedía seguir bailando al ritmo de una balada lenta que nadie más alcanzaba a escuchar.
Cuando la realidad o los miedos le intentaban atrapar ella saltaba a otro tejado y giraba aún más rápido sobre sí misma para no dejarse coger; el dolor se quedaba fascinado observando a ese ave fénix que no dormía, sino que bailaba por las noches, en ocasiones era tanta la admiración que se agarraba a su pecho dificultando su respiración para ver el mundo desde ahí arriba, ella lo sentía, sentía su existencia y su presencia ahogándole, volvía a saltar y de nuevo todo se desvanecía mientras la canción le leía un cuento de buenas noches.
Los felinos que habitaban en las chimeneas y los deshollinadores intentaban imitarla, pero se quedaban en un pobre intento del último baile que estaba siendo aquel.
Al este de ciudad los primeros rayos de sol ya asomaban y se empezaba a oír el sonido de las persianas de los primeros bares que dificultaban seguir escuchando el sonido de esos cristales rotos que le impedían dormir por las noches.
Cerraba los ojos y corría veloz en sentido contrario al sol por encima de tejados y terrazas, el movimiento de sus pies era ágil y exacto para evitar caerse, y la luna observaba atenta la escena creyendo que estaba a punto de vivir su primer beso con una persona de esas que no tienen miedo al vacío por la existencia de la pequeña posibilidad de tocar la luna con las yemas de sus dedos.
Nunca lo conseguía, siempre eran centímetros los que quedaban entre ellas después del gran salto, pero esto no hacía que perdiera la ilusión, mañana volvería a los tejados mientras la ciudad durmiese y seguiría bailando ante la mirada de interés de los felinos que por allí habitasen, ante la admiración del dolor por su manera de jugar con él como si así fuera a desaparecer, y ante la esperanza de la luna de que alguien soñara con llegar a ella sin separar los pies del suelo. 

lunes, 16 de noviembre de 2020

Los días grises también pueden llegar a ser bonitos


Hoy hace frío, es un frío de esos gélidos que se te mete en los huesos y cuesta sacar por muchas capas de ropa que te pongas.
Observo el despertador y jugueteo durante unos minutos con la tentadora idea de quedarme todo el día en la cama, ojalá poder hacerlo sin los sentimientos de culpabilidad posteriores.
Cojo el móvil y reviso los mensajes, la mitad aburridos y la otra mitad me hacen pensar más de lo que debería hacerlo.
Uno de los mensajes es el de una amiga agradeciéndome que siempre esté ahí, que le gusta contarme su día a día aunque haya sido el día más aburrido del mes.
A veces me observo al final del día y me siento muy realizada al pensar en todas las personas a las que les he ayudado de alguna forma; a las que he escuchado, a quienes he pasado unos apuntes, a quien acompañé a este o aquel sitio, o con quien me tomé una cerveza aunque me estuviera muriendo del sueño sólo porque había tenido un día de mierda y necesitaba alguien que le apoyase.
No sé, hay mil aspectos en mí que aún necesitan mucho trabajo, mucha introspección y mucha valentía, pero me gusta sentir que puedo aportar algo a los demás por muy pequeñito que sea, algunos días me gustaría tener un clon mío que estuviera ahí, que me salvase el culo en una asignatura o trabajo, que me escuchara y con quien no tuviera que guardarme nada, que me apoyase en todo momento, que se ilusionara más que yo con cada proyecto nuevo, que me recordase todo lo que llevo logrado y que me enviara las semanas de mierda un mensaje o un audio diciendo que no quiere molestar ni ser pesada, pero que le avise si necesito algo; luego lo más probable es que le acabaría odiando por este o aquel aspecto olvidando que yo soy ella, y seguro que me alejaría como ya he hecho en otras ocasiones, pero aún así me gustaría saber que se siente.
Es raro, porque por un lado quiero contarle mi día de mierda o mi día increíble a alguien que tenga ganas de escucharlo, pero cuando ocurre me parece demasiado utopía y termino todo con un: "estoy bien, ni te preocupes".
¿Por qué me tiene que costar tanto el mundo de las relaciones sociales?.
Al menos conmigo misma he mejorado bastante la relación y he vuelto a mi mundo mientras el resto hablaba de este o aquel asunto, pero hoy me siento algo sola hasta en mi propio universo.
Me hago un ColaCao y me vuelvo a la cama a saborear los grumitos, es un momento muy pequeño, pero me encanta el instante, ahí fuera llueve y aquí dentro está a nada de hacerlo, hoy no sé exactamente que me pasa, pero estoy con la misma tonalidad de gris que las nubes.
Echo de menos a demasiadas personas que ya no están tanto como antes, pero me esfuerzo en evitar pasar de nuevo por ahí, hay etapas buenas y otras no tan buenas, o tal vez este sea el puente que recorrer antes de empezar otra gran etapa, yo que sé...
Entra mi madre por la puerta, obviamente sin llamar pese a las incontables veces que le he pedido que lo hiciera, en sus manos sostiene una pequeña planta que recuerdo haber plantado y regado durante la cuarentena, luego dejé de hacerlo ya que creía que había muerto por la excesiva cantidad de agua que le había echado.
 - Durante el confinamiento me dijiste que mientras viva hay esperanza de que todo vaya a mejor, así que yo la he seguido cuidando.

No quiero llorar, y menos delante de ella, pero me hace feliz el comentario; sigue siendo una relación algo complicada, pero ambas hemos puesto de nuestra parte.
Y aunque pocas o ninguna vez hablo de mí, se sienta y me escucha los silencios o las miradas, a veces lo hace mejor de lo que creía que era capaz de hacer y me sorprendo riéndome de heridas pasadas que aprendí a curar con el tiempo.

El día sigue gris y aquí dentro se ha puesto a llover también, me sigo sintiendo un poco sola, pero me tengo a mí misma descubriendo partes nuevas de mi mundo, me asusta y me gusta por partes iguales pasar unas horas en él ya que me da miedo no querer volver ahí fuera hasta que no esté todo un poco mejor, o más fácil.

Pero mañana mismo vuelvo a salir de la cama, echarle un piropo a la chica del espejo mientras ella pone en juicio su veracidad y seguir aprendiendo a patinar en cualquier calle perdida, me dijeron que el truco es no mirar al suelo, levantar la mirada y seguir adelante, patinando lo hago cada día un poco mejor, ahora sólo me falta llevármelo a la práctica en el día a día.

Observo la planta que hay en mi mesilla, no parece que estuviera a punto de morir hace unos meses, tal vez sólo necesitaba tiempo para seguir creciendo y alguien que la siguiera cuidando con esmero.

Hoy es un día gris, pero eso no hace que deje de ser un día bonito.  




domingo, 15 de noviembre de 2020

Ni los buenos son tan buenos, ni los malos tan malos.


Algo se rompe o desaparece dentro de ti cuando descubres que ni los buenos son tan buenos ni los malos tan malos, cuando eres consciente de que una persona puede quererte muchísimo a ti, pero también es capaz de todo lo contrario con otras.
Y no dejas de querer a esa persona, porque al fin y al cabo a ti no te ha hecho nada, pero sientes como cierta decepción por haber puesto la mano en el fuego por alguien asegurando que jamás haría sentir mal a nadie, y hallando después que, queriendo o no, sí fue capaz de hacerlo.
Y te hablan de vínculos perdidos, de relaciones tiradas a la basura, de punto final, de nuevos capítulos y de que todo está bien, que tú haz como que no lo sabías si te preguntan.
Y es una, otra y otra persona más a las que llevas en el lado izquierdo del pecho y a quien sólo quieres que le vaya todo bien, pero luego resulta complicado creerse ese "todo está bien", venga ya...
A veces nadie dice nada, todo parece exactamente igual, pero no lo es, algo se rompió o desapareció algún día de resaca y no ha vuelto, lo llaman "ser realista", yo lo llamo no ser capaces de cuidar lo que te importa, ya sea por X o por Y.
Y aunque nadie lo mencione claramente, observas como cada parte de lo que se supone que era "familia" elige los componentes de esta y sus caminos, y no puedo ni quiero hacerlo, permanezco callada en el medio mientras me lloran los ojos porque no sé que hacer, estoy cansada de tener que poner cara de póker cada vez que se supone que esto no lo debería saber, y no es que no me guste escuchar lo que piensan las distintas partes, pero a veces me agota un poco todo, y sí ya sé que las cosas cambian, joder que si cambian...
Pero, me gustaría vaciarme del todo aunque sólo fueran 5minutos, confesar todo lo que llevo dentro, lo que pienso, lo que siento, lo que me ocurre, aunque últimamente he decidido evitar tocarlo porque algún que otro día ha dolido, y vaciarlo todo en mis fieles hojas en blanco que escribo apresurada mientras me preparo un ColaCao.
Permanezco inmóvil escuchando distintas historias, distintas versiones, distintos capítulos de varias historia diferentes de las que quiero seguir formando parte, aunque ya no sea la gran historia que prometimos cuidar, el momento es igual que estar en mitad de un campo de batalla lleno de minas.
A mí todo esto me cuesta, porque soy torpe, porque no se me dan bien las personas o porque las putas expectativas e idealizaciones se apoderan de mí más de lo que me gustaría, pero me cuesta mucho este tipo de situaciones.
Así que, consciente o inconscientemente decido alejarme, escapar por miedo y no por decisión, abrazar con toda la fuerza y el amor del mundo esas pequeñas historias en las que estoy inmersa, y es que aunque todo haya cambiado me hace feliz saber que sigo formando parte de ellas.
Sí, a veces las cosas cambian, empezando por uno mismo, como si todo se esfumara y no importara los esfuerzos que hicieras por capturarlo porque tal vez ya es tarde.
Me encantaría algún día ser capaz de vaciarme al completo, hacerlo desde el comienzo para que no resulte tan complicado luego, pero tal vez no es eso lo realmente importante, tal vez tengan razón todos y haya que ser realistas y aceptar que lo importante es cuidar y proteger las pequeñas historias de las que formes parte para, sólo así, sentir tu vida como la única gran historia que debemos disfrutar y vivir con la mayor intensidad posible.

miércoles, 11 de noviembre de 2020

Un poco más y tocas las nubes.


Columpiarse con la seguridad de que podremos tocar las nubes con nuestros pies, compartir la bolsa de golosinas con tus amigos, ponerse todos los días en clase al lado de la misma persona, que los recreos se nos queden cortos y que las clases te las pases hablando con los amigos que has hecho ese año, que las tardes te pases más tiempo jugando fuera que dentro de tu habitación, que te digan que tu única preocupación son los estudios y que sea verdad, hacer tiendas de campaña con tus primas y sentir que estás viviendo una gran aventura, que el único dolor que puedas sentir sea el de tus rodillas raspadas, hacer castillos de arena sin importar que luego te tengas que bañar, no tener miedo  a caerse y exhibir orgullosa la herida después, que la luna te siga cuando vas en coche, ir de la mano por el patio o por cualquier calle para cuidarse y evitar perderse, pasar un paso de cebra en rojo y sentirse rebelde, abrazar a tantas personas como queramos y jugar al escondite entre todos, meterse en la cama y tardar sólo unos minutos en quedarse dormida porque estás agotada de todo lo que has hecho, convertir una caja de cartón en una nave espacial y esa noche viajar a la luna, saltar las olas del mar durante horas viviendo cada una como una nueva y buscar hadas en cualquier bosque porque tu madre ha dicho que andan escondidas, y si lo ha dicho será verdad.
Que los regalos los sigamos haciendo a mano y que la preocupación de hacer una foto sólo la tengan nuestros padres mientras nosotros nos divertimos, no tener tantas redes sociales y tener que llamar a la persona con la que queramos hablar, ir a Madrid y que sea divertido colocarse entre los dos vagones del metro como si de una atracción se tratase, no tener miedo a reconocer que no sabes algo, dar un beso en la mejilla a cualquiera de nuestros amigos y repetirlo porque nos ha hecho gracia el sonido, ver como los protagonistas de esa película se besan y soltar con seguridad un: "que asco, yo eso no lo haré jamás", abrir los regalos de Navidad, que sea exactamente lo que habías pedido y querer jugar durante horas al lado de tus primas, que ya hablan con sus madres para que te quedes a dormir en sus casas.
Que empiece a llover y saltar encima de todos los charcos mil veces, ¿cuándo fue la última vez qué lo hiciste?, creo que lo llaman crecer.
Tirarse por el tobogán, montar en bicicleta sin ruedines y saber que el truco, aquí y en la vida, es no dejar de pedalear, bailar en público sin importar las miradas, disfrazarnos aunque no sea carnaval, creer firmemente en los "para siempre", que lo único en lo que pienses sea en la hora a la que quedar o si habían mandado deberes para mañana, las pipas en cualquier banco, reír sin saber exactamente cuál es la causa y decirle a tu madre que te deje un poco más de tiempo estar en la calle que a tus amigos sí les dejan.
Que te digan que tú única preocupación es estudiar y que sea verdad... menuda fantasía resulta ahora.
Yo no sé si la vida era entonces mejor antes o ahora, pero en muchas ocasiones sí era más fácil, menos complicada y más libre, o al menos, así se sentía cada vez que estabas apunto de tocar las nubes en ese columpio, porque lo íbamos a conseguir, llegaríamos a las nubes, y eran tantas las ganas y la ilusión que nunca nos planteamos que esa podría ser la última vez que lo intentáramos.
Y esa fue la última, y no nos importó porque aún quedaba mucho que hacer ese día, y había que aprovechar que hoy nos habían dejado volver más tarde a casa. 
De pequeños, cuando nos daban permiso para meternos en el mar porque ya habíamos hecho la digestión íbamos corriendo a ver quién llegaba antes y ni nos parábamos a ver donde quedaban las toallas para luego volver a ellas, es una buena y bonita forma de vivir la vida, deberíamos recordar cómo se hacía.

viernes, 6 de noviembre de 2020

Y sin saber cómo... el presente vuelve a ser lo suficientemente maravilloso como para no pensar en ningún pasado ni futuro.



Y después de una vida y media volví a verme con el artífice de sueños; un puñado de miedos a que ya no sea igual y otro de ganas.
No sé como lo consigue, pero parece que volvemos justo al punto en que el tiempo se congeló y parece que nada ha cambiado, todos los componentes imprescindibles de momentos pasados permanecen tan presentes como siempre y durante unos minutos no echo de menos ningún "ayer" porque el presente ha vuelto a ser tan mágico y maravilloso como siempre, dejo de intentar memorizar el instante porque sé que ni aún así podré hacerlo eterno, pero me da igual, ahora mismo lo estoy viviendo y me hace feliz el aquí y el ahora, necesitaba esto, necesitaba verte.
Y hablamos de todo lo que aún nos dificulta pillar el sueño con facilidad, de las nuevas aventuras y de dos o tres personas que ya no consiguen que nuestro órgano palpitoso tiemble tanto como antes, y nos felicitamos por ser conscientes de que no hemos muerto de frío.
Dos o tres cotilleos de los que nos hemos enterado y risas, muchas risas porque sabemos que lo estamos haciendo lo suficientemente bien para que lo que antes dolía ya no duela con tanta intensidad, y sentirnos así de nuevo libres de verdad.
Hoy llueve y estoy creando un recuerdo precioso a tu lado, necesitábamos todo esto; un par de cervezas, ponernos al día y acabar todas las conversaciones con un: "me alegro muchísimo".
 Y es que algo que tiene contarle tus días buenos a las mismas personas que te han visto en otras ocasiones rota del todo es que ves en los ojos de esas personas todo lo que has conseguido, y tenían razón, lo estoy consiguiendo, lo estamos consiguiendo.
También admitimos que echamos de menos a demasiadas personas, demasiados lugares y demasiados momentos, pero ahora ya sabemos que no podemos quedarnos ahí y que lo que ahora nos sigue pareciendo algo complicado o un mundo, algún día ya será más fácil o, al menos, ya no existirán tantos miedos bloqueándonos.
Y así pasa de ser un día más a un día increíble, y lo necesitaba, ambos necesitábamos todo esto, que el presente volviera a ser lo suficientemente increíble como para no pensar en un pasado que ya forma parte de nosotros para siempre ni en un futuro que todavía no ha llegado.
Y gracias, no sé como lo has o lo hemos hecho, pero como artífice de sueños que eres manipulas el tiempo a tu antojo y parece que nada ha cambiado, que todo sigue igual, menos nuestra forma de verlo, que por fin estamos consiguiendo eliminar cualquier vestigio de dolor y quedarnos sólo con aquellos momentos que prometimos hacerlos eternos, y lo hemos conseguido, el último abrazo es el primer abrazo de verdad que recibo desde hace meses y es la confirmación más bonita de que no hemos perdido nada ni a nadie, es más, todo lo que llevamos ya está aquí dentro para siempre. 

jueves, 5 de noviembre de 2020

A mal tiempo, buena cara :)


-Buenas, ¿es esta la fábrica del tiempo atmosférico?

-La misma, ¿en qué puedo ayudarle?.

-Verá, me encuentro en plena introspección interna muy muy profunda y algo dolorosa en ocasiones, y que esté lloviendo no me ayuda mucho la verdad ya que me recuerda muchos momentos felices de mi pasado y me cuesta mayor esfuerzo del que ya me supone todo el proceso del que le hablo.

-Entiendo, pero déjeme hacerle una pregunta, ¿por qué si son recuerdos felices los que están asociados a la lluvia no quiere experimentarlos de nuevo, aunque sea en su mente?.

-Pues porque soy una persona con facilidad para las adicciones y permanecer anclada a ese pasado del que le hablo es algo que me ha pasado durante varios meses y ahora quiero controlarlo y permanecer sobre todo en el presente, aunque todavía no me guste demasiado.

-Entiendo su situación, pero siento decirle que no podemos eliminar la lluvia del tiempo atmosférico al ser imprescindible su existencia a lo largo del año, pero le propondré una idea.

-Le escucho 

-¿Hace cuanto tiempo dejó de gustarle la lluvia?

-No es que no me guste, pero los días en que estoy algo triste o apagada no me ayudan demasiado a estar mejor.

-¿Y si crea nuevos recuerdos entorno a ella a partir de los anteriores?

-¿Y eso cómo se hace? 

-Dedique a esos recuerdos pasados asociados a la lluvia espacios de tiempo concretos y no se prohíba sentir nada, una vez que haya terminado ese tiempo salga por aquí o por allá estando toda usted en el momento presente, sólo así dentro de un tiempo podrá ver todos los nuevos recuerdos que has generado.

-Bueno... no me convence del todo, pero ya que no pueden eliminarla hasta dentro de un tiempo lo intentaré, gracias supongo.

-De nada, le prometo que en poco vendrá un mejor tiempo, confíe en mí y, sobre todo, en usted.

martes, 3 de noviembre de 2020

Irte sabiendo que no te estás yendo sino que estás escapando te puede destrozar mucho los días de mierda.


¿Qué coño estás haciendo esperando un mensaje o una señal que no fuiste capaz de escribir o generar en su momento?.
Sí, hay algo peor que las despedidas, y es no saber si esto es una despedida al no haber dicho "adiós" ninguna de las partes.
Pero siento que algo desapareció o cambió, y en vez de ser valiente y aclarar las cosas prefiero quedarme callada sin ser consciente todavía del daño que eso me provocaría.
La falta de comunicación y las malas interpretaciones pueden hacer demasiado ruido en tu cabeza durante demasiado tiempo.
Y tal vez llegue un momento en el que ya no te importe las conversaciones pendientes que sabes que jamás tendrás al sentirte demasiado incapaz de pasar por el miedo a no saber salir después.
Así que esperas, esperas que mágicamente todo vuelva a encajar o ser capaz de creerte tus propias mentiras de que todo está bien cuando dices que así es, y tal vez lo esté, o no, o yo que sé... pero esa falta de habilidad para hablar que sólo encuentras al escribir te está matando ciertos días.
Así que huyes aún sabiendo que esa no es la opción que quieres tomar, sales despavorida intentando dejarlo todo atrás, intentando olvidarlo todo durante unos minutos o, al menos, averiguar una fórmula mágica que te desvele donde se guardan todas las cosas que debería haber dicho o que te habría gustado liberar para que no hagan tanto ruido aquí dentro.
"Dentro de un tiempo ya no te afectará tanto".

Tienes razón, dentro de un tiempo tal vez no me afecte tanto, pero sí seguirá haciendo ruido en ocasiones, y te obligarás a masticar bien y tragarte lo que no deberías tragarte por los mismos miedos de siempre que tanto te hacían temer a los cambios, pero al final el temido cambió llegó y no fuiste capaz de cerrar esa maldita puerta del todo por la enorme cantidad de pensamientos e idea que se escondían debajo de ese: "Todo está bien".
Mi madre tenía razón, a veces la tiene en ciertos aspectos, aunque jamás vaya a reconocérselo.
"Tú sólo aprendes por las malas y en la última opción de supervivencia".
Tenía razón, esa fue la última vez que saldría corriendo de un lugar del que no quería irme, esa sería la última vez que cometería el error de elegir la opción fácil antes que la correcta, la última vez que dejaría que el silencio, ese que no sé si algún día seré capaz de romper, me arañase a su gusto por dentro.
No quise irme ni alejarme, pero tampoco sabía cómo quedarme sin la capacidad de poder sentirme libre de nuevo o valiente al responder algo distinto de "bien", fue el autosabotaje perfecto y más doloroso de todos los que llevo, a esto también deberían llamarlo autolesiones, lo malo es que dudo de si estas llegan a cicatrizar del todo en algún momento o siempre estarán en ese cajón que lleva el cartel de: "No apto para personas sensibles" y que tú siempre abres quitándote así la costra mientras tus ojos te suplican que dejes de hacerlo que eso duele, tal vez eso del instinto de supervivencia sea verdad y por eso saliste huyendo, pero ¿cómo se huye de algo que forma parte de ti?.
Mi madre tenía razón, siempre aprendo a las malas y en la última oportunidad, y ni siquiera sé si conseguí aprender del todo que más vale romper el silencio de la forma que sea que dejar que este se apodere de todo.
Y sí, he tenido un día de mierda, no hace falta que me lo preguntéis.

lunes, 2 de noviembre de 2020

Algún día ya no importará si nos estamos despidiendo o reencontrando.


Algún día ocurrirá, nos volveremos a encontrar en alguna de las muchas calles por las que ahora evito pasar, y será la misma calle, pero ya no será lo misma historia, aunque nos dará igual porque habrá pasado el suficiente tiempo como para que ya haya dejado de doler pensar en la zona de salidas, porque por fin habré sido consciente de que esa es la misma zona de llegadas que tantas otras veces nos ilusionó, y sólo la vida y algún tipo de energía invisible ante nuestros ojos pueden decidir si este momento es una despedida o un reencuentro. 
Ya habremos conocido otros lugares, otras emociones y sentimientos y, al fin y al cabo, otras personas.
Será un momento tan deseado y frágil a la vez que nos dará miedo decir cualquier cosa que pudiera estropearlo.
- Hola, no esperaba verte por aquí, pero me alegra verte, ¿a dónde vas?, ¿en qué aventura emocionante estás metida ahora?...
Me hablarás de dos o tres proyectos ilusionada, esos que no creíste que lograrías, me contarás los últimos viajes y lo enriquecedores que fueron, de varios baches que te enseñaron más de lo que creías que podías aprender en un comienzo, y de las personas que te han besado la carne, pero no el corazón, o tal vez sí, tal vez alguien haya conseguido por fin besar con el suficiente amor todos los miedos y complicaciones como para que todo parezca fácil, aún sin serlo.
Yo te sonreiré de la misma manera en que siempre lo he hecho y te hablaré emocionada de todo lo que he vivido, de como estoy, de mis aventuras pasajeras y de alguien nuevo que me canta canciones para dormir bien, y me encantará saber contarte todo sin pelos en la lengua, me parecerá fácil hacerlo hasta el punto de sentirme, tal vez, algo ridícula y frustrada por haber tenido que esperar todo este tiempo para poder hacerlo.
Entremedias se colarán algunos segundos donde ninguna de las dos dirá nada, sólo nos miraremos de la misma forma en que mirabas tu colegio el último día del último curso, y probablemente se me meterá algo en el ojo derecho que me haga llorar, tú sonreirás de esa manera tan peculiar, pero tan sincera que tienes... y no hace falta que digas nada, no hace faltan disculpas ni agradecimientos, ni recordar momentos que, aunque no te lo vaya a decir nunca, sigo recordando en ocasiones, todo eso sobra porque el momento será lo suficientemente mágico como para saber que tenían razón, a veces las cosas cambian cuando menos quieres que lo hagan, y lo vives como el fin del mundo al sentir que te han quitado una parte de ti, pero no es eso, nadie nos quitó nada, sólo decidimos pasar por la zona de salidas ante la curiosidad de averiguar que había al otro lado, y esta no nos mató, hizo todo lo contario, nos hizo libres y de esa forma firmamos el contrato de permanecer juntas para siempre, pase lo que pase.

Te diré feliz que he disfrutado cada rincón nuevo que he descubierto, y tú me mirarás orgullosa sabiendo que necesitaba todo esto, que necesitábamos perdernos, alejarnos, sentirnos desahuciadas de ese lugar que siempre será "hogar" para hoy volver a él, volver a ti y que algo dentro de mí vuelva a temblar ante el desconocimiento de si esto es una despedida o un reencuentro, ojalá que sea la segunda opción, ojalá que decidas quedarte o sino, seguir poniéndonos al día en cualquier otro momento y regresar a esos mismos lugares que nos vieron escribir aventuras que prometimos no dejar de vivir nunca.
Y no será igual, por supuesto que nada, absolutamente nada será igual, pero eso ya no será algo malo o que cause tristeza o nostalgia, será una hoja en blanco llena de posibilidades.
Y pensar que creía que esa era la despedida definitiva... uno siempre regresa a donde fue feliz y me alegro de haberte encontrado por aquí, no lo esperaba ni mucho menos, pero me hace muy feliz que seas tú quien ha aparecido saliendo de ese bar o de esa tienda y nos hayamos atrevido a mirar al pasado, aún sabiendo el riesgo existente a que pudiera esfumarse el momento y olvidarnos del ahora.

Ese día llegará algún día y será ahí cuando entenderemos que la zona de llegadas no tendría ningún sentido sin la de salidas, y te repito, desconozco si esto es una despedida o un reencuentro, pero me alegra haberte visto de nuevo.