jueves, 26 de abril de 2018

Es el momento de ser valiente


Voy a hablaros de una pequeña familia de una pequeña ciudad cerca de la capital, y más exactamente, voy a hablaros de la hija de esa familia.
Era una niña soñadora y que se pasaba más tiempo soñando con las historias fantásticas que leía, que en el mundo real, pero, era feliz siendo así. 
Con el paso del tiempo fue viendo como sus amigas se enamoraban de algunos de sus amigos, desde fuera era como ver a esa princesa y a ese príncipe de los cuentos en la vida real, pero,ella todavía no se preocupaba por asuntos del corazón ya que eran temas que en los que ni había pensado, aún así, deseaba con ganas conocer algún día a esa persona especial, aunque, por ahora sólo quería divertirse con todos y todas. 
Hasta que ocurrió, llegó ese día, y lo que se supone que debería haber sido algo lleno de magia y felicidad, fue, al menos los primeros meses, todo lo contrario.
Se enamoró hasta las trancas de otra joven cercana a ella que hasta ese momento sólo había visto como una amiga más, se asustó al pensar en la reacción de las personas cercanas a ella y se esforzó por ser igual que el resto de personas, dejándose besar por más de uno mientras pensaba si ya lo habría conseguido, pero, cada vez que lo hacía sentía un gran vacío en el pecho que le hacía cuestionarse si merecería la pena fallarse una y otra vez a sí misma por no fallar a todas las personas cercanas a ella.
 Lo intentó con muchas ganas y con el miedo que le causaba ser diferente como principal fuente de motivación.
 Algunas personas le miraban sonriendo cuando le veían cerca de algún amigo que podría pasar a ser algo más y ella sonreía porque creía que lo estaba haciendo bien y que, por fin, todos se estaban dando cuenta de que encontraría a esa persona especial que se ajustara a lo que todos esperaban. 
Se supone que debería estar pasando por su mejor momento, también, según había escuchado, debería estar sintiendo esas mariposas o remolinos en su interior que provocarían esa sonrisa en su rostro, pero, nada de eso ocurría y su sonrisa era un mero adorno artificial que la protegía ante posibles preguntas que le pudieran hacer.
Hasta que un día, no pudo más y decidió ser valiente.
Salió de la escuela con rapidez y sin dar ninguna explicación a nadie, le temblaban las piernas y sus ojos se iban llenando de lágrimas según iba aumentando su velocidad, llegó a su casa, sus padres todavía no habían regresado, tiró todas las cosas por el suelo y fue al baño en el que tenía un espejo enorme en la puerta, entonces, ocurrió.
No pensaba en nada ni en nadie, sólo se miró durante unos segundos fíjamente en el fondo de los ojos de su reflejo y empezó a llorar diciendo -Lo siento- continuamente, seguía mirándose y cada vez lloraba más, llevaba tiempo sin hacerlo y sentía como se iba ahogando, necesitaba hacer eso, conocerse de verdad, estaba muerta de miedo, pero, fue valiente y lo hizo. 
Esa fue la primera vez que se conoció, que se dio cuenta de quien era en realidad y, os lo prometo, es uno de los peores y mejores momentos que ha vivido hasta ahora. 
No recuerdo cuanto tiempo estuvo sentada mirándose al espejo y sintiendo el  frío de las baldosas, le gustó hacerlo y se sintió orgullosa de ese acto de valentía difícil de explicar.  
Y ahí cambió su forma de verlo todo, sobre todo, respecto a las historias que siempre había leído. Empezó a preguntarse por que en todas las historias que leía había un príncipe, ¿acaso le habían preguntado a la princesa si era eso lo que esperaba?, también se dio cuenta que todas las princesas necesitaban a alguien para resolver sus problemas, ¿por qué no podían resolverlos ellas solas?, seguro que sabían como salir adelante sin necesidad de nadie y, ¿donde estaban los príncipes que tenían miedo o querían ser rescatados?, dudaba mucho que todos todos destacaran por su valentía. 
No quiero decir con esto que dejaran de gustarle todas esas historias fantásticas y románticas, pero, se dio cuenta que no representaban a todas las niñas y niños de la ciudad, que muchos no encajaban en ellas, así que decidió escribir en una pequeña libreta historias de verdad.
Cada personaje podría ser como quisiera y vestir las prendas que desease sin importar cual era su origen ni ningún otro aspecto, creó nuevas princesas que vivirían aventuras para salvar a su pueblo y harían amigos por todo el reino, y los príncipes serían algunos valientes guerreros a pie de batalla y otros serían grandes personajes que necesitarían la ayuda de compinches para poder solucionar algunos de sus problemas.
Y así empezó a vivir de verdad, a quererse como nunca nadie lo había hecho antes, a mirarse todos los días en el espejo ya que se dio cuenta que le ayudaba, y a seguir creciendo sin dejar de creer en la magia.
Hoy, aún le quedan a esa joven muchos conflictos externos e internos que deberá ir resolviendo, pero, a pesar de todo, hoy esa joven de esa pequeña ciudad cercana a la capital se siente muy muy orgullosa de la mujer que ve en el espejo y, sobre todo, de haber sido lo suficientemente valiente para dejar de mentirse a ella misma.
                                                                        -FIN-


      Día de la visibilidad Lésbica 


<<Algún día, los armarios solo se usarán para guardar ropa>>




-Dedicado a esas personas de la universidad que estoy conociendo estos dos últimos meses y que tantas ganas tienen de cambiar las pequeñas y mayores injusticias que haya cerca de nosotras.- 


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