viernes, 27 de abril de 2018

No es un caso aislado, se llama patriarcado.


Querida mujer de fuego:
No sé como empezar, no puedo imaginarme como debes sentirte, sólo empezaré diciendo que aquí fuera todos te llaman "víctima", pero, yo prefiero usar la palabra: "superviviente", el problema es que en pleno siglo XXI, ninguna de nosotras debería serlo tan sólo por volver sola a casa.
¿Sabes?, creo que antes de estudiantes, trabajadoras, hijas, madres o hasta mujeres, somos personas y esa debería ser razón más que suficiente para que los lobos sueltos que te atacaron se pudrieran en la cárcel, pero, todos sabemos en que clase de sociedad vivimos.
Vivimos en una sociedad que desconoce la definición de violencia y que llama abuso sexual a lo que fue una VIOLACIÓN, vivimos en una sociedad que te ha estado observando estos últimos meses todo el tiempo por si acaso se te ocurría levantarte con las ganas suficientes para seguir adelante, y poder afirmar así, que estás perfectamente, que aquí no ha pasado nada (como siempre).
 Vivimos en una sociedad donde por ser mujer no te creen, donde buscan hasta debajo de las piedras falsas razones para condenar al menor tiempo posible a los que deberían pasarse el resto de sus vidas entre rejas, eso sí, tranquila que hay una ley que dice protegerte, y harán más leyes, pero es que señores diputados y diputadas, mientras discuten que leyes aprobar o cuales no aprobar, NOS ESTÁN MATANDO AQUÍ FUERA, nos están pidiendo que alcemos la voz, pero, cuando lo hacemos nadie nos cree y nos obligan a nosotras a ser las que busquemos pruebas. Nos están faltando al respeto día tras día día y nadie hace nada. Nos están obligando a elegir entre resistirnos y morir ahí mismo para que se le de la importancia que tienen estos temas o no resistirnos para seguir viviendo y que sólo sea considerado como un caso más de abuso sexual, nos estáis llevando a un precipicio apuntándonos con una pistola en la espalada y todos observan, pero nadie hace nada.
Nos queréis calladas y sumisas, que siempre estemos perfectas y que la altura de nuestras faldas no sea inferior a un valor concreto porque si no es cuando tienen lugar esas frases de: -Se lo iba buscando.
 He oído muy cerca de mí decir esa frase hasta en boca de otras mujeres, por favor, a esas mujeres: Hoy ha sido ella, pero, mañana puede ser cualquiera de nosotras y ninguna de esas personas que te alababa por ser una buena chica va a mover un sólo dedo por ti.
 Vamos a ser nosotras las que lo hagamos, sí cariño, vamos a ser las mujeres a las que has llamado "puta", "suelta", "guarra" o "marimacho" las que te den voz así que a esas mujeres: Paren de lanzar piedras contra vuestro propio tejado, contra vuestra manada, porque este grupo de mujeres es el que va salir ahí fuera si mañana no llegas a casa.
Que por quitarnos tantas cosas nos habéis quitado hasta el miedo y ya no hay vuelta atrás, que se acabó, que tenéis las manos llenas de sangre por haber dejado que mujeres perdieran sus vidas en manos de asesinos que deberían estar en la cárcel, y que no están o ya han salido.
No somos muñecas, ni la mujer de un hombre ni la secretaria de otro, y tampoco pretendemos ser buenas chicas, somos MUJERES, y llevamos mucho tiempo aguantando cosas que ninguna de nosotras deberíamos aguantar, pero, se acabó. No somos ni cinco ni seis las que estamos aquí fuera gritando, somos muchísimas más y esta vez, no vamos a callarnos.
Y a ti, mujer de fuego, que nadie te llame víctima, tú eres una superviviente, una mujer valiente que fue atacada por una manada de salvajes que en 9 años vuelve al bosque a por más, y son tus palabras las que no son creíbles y las que esta sociedad de mierda intenta guardar en el cajón del olvido.
 A ti mujer de fuego, decirte que tu manada está ahí fuera, que nadie te calle, no estás sola, tienes todo un ejército a tus espaldas, ellos no te creen, nosotras sí, así que no te sientas nunca una víctima ni alguien pequeña, eres muy muy grande y si acercas tu oído a este relato podrás oír a todas las mujeres y aliados alzando la voz, haciendo mucho mucho ruido para que no caigas en el olvido.

Si tocan a una nos tocan a todas, no tengas miedo querida mujer de fuego, tu manada ya está aquí y esta vez no vamos a callarnos, esta vez nos oirán todos y todas aquellas personas que miran a otro lado y, entonces los lobos empezarán a tener miedo al no tener escapatoria ante feroces caperucitas que llevan demasiado tiempo esperando este momento.






Imagen relacionada

El problema empieza al enseñarnos a todas a tener cuidado con nuestras forma de vestir para no ser violadas, en vez de enseñarles a ellos a no violar, y ya de paso...destruir la tóxica definición de masculinidad que aún existe. 

https://www.youtube.com/watch?v=bcrD6dMeL2U 

  Si tocan a una, tocan a todas, produce muchísimos orgullo como mujer que soy ver a tantas mujeres y aliados dispuestos a hacer mucho mucho ruido porque, hoy fue ella, MAÑANA PUEDES SER TÚ. 








jueves, 26 de abril de 2018

Es el momento de ser valiente


Voy a hablaros de una pequeña familia de una pequeña ciudad cerca de la capital, y más exactamente, voy a hablaros de la hija de esa familia.
Era una niña soñadora y que se pasaba más tiempo soñando con las historias fantásticas que leía, que en el mundo real, pero, era feliz siendo así. 
Con el paso del tiempo fue viendo como sus amigas se enamoraban de algunos de sus amigos, desde fuera era como ver a esa princesa y a ese príncipe de los cuentos en la vida real, pero,ella todavía no se preocupaba por asuntos del corazón ya que eran temas que en los que ni había pensado, aún así, deseaba con ganas conocer algún día a esa persona especial, aunque, por ahora sólo quería divertirse con todos y todas. 
Hasta que ocurrió, llegó ese día, y lo que se supone que debería haber sido algo lleno de magia y felicidad, fue, al menos los primeros meses, todo lo contrario.
Se enamoró hasta las trancas de otra joven cercana a ella que hasta ese momento sólo había visto como una amiga más, se asustó al pensar en la reacción de las personas cercanas a ella y se esforzó por ser igual que el resto de personas, dejándose besar por más de uno mientras pensaba si ya lo habría conseguido, pero, cada vez que lo hacía sentía un gran vacío en el pecho que le hacía cuestionarse si merecería la pena fallarse una y otra vez a sí misma por no fallar a todas las personas cercanas a ella.
 Lo intentó con muchas ganas y con el miedo que le causaba ser diferente como principal fuente de motivación.
 Algunas personas le miraban sonriendo cuando le veían cerca de algún amigo que podría pasar a ser algo más y ella sonreía porque creía que lo estaba haciendo bien y que, por fin, todos se estaban dando cuenta de que encontraría a esa persona especial que se ajustara a lo que todos esperaban. 
Se supone que debería estar pasando por su mejor momento, también, según había escuchado, debería estar sintiendo esas mariposas o remolinos en su interior que provocarían esa sonrisa en su rostro, pero, nada de eso ocurría y su sonrisa era un mero adorno artificial que la protegía ante posibles preguntas que le pudieran hacer.
Hasta que un día, no pudo más y decidió ser valiente.
Salió de la escuela con rapidez y sin dar ninguna explicación a nadie, le temblaban las piernas y sus ojos se iban llenando de lágrimas según iba aumentando su velocidad, llegó a su casa, sus padres todavía no habían regresado, tiró todas las cosas por el suelo y fue al baño en el que tenía un espejo enorme en la puerta, entonces, ocurrió.
No pensaba en nada ni en nadie, sólo se miró durante unos segundos fíjamente en el fondo de los ojos de su reflejo y empezó a llorar diciendo -Lo siento- continuamente, seguía mirándose y cada vez lloraba más, llevaba tiempo sin hacerlo y sentía como se iba ahogando, necesitaba hacer eso, conocerse de verdad, estaba muerta de miedo, pero, fue valiente y lo hizo. 
Esa fue la primera vez que se conoció, que se dio cuenta de quien era en realidad y, os lo prometo, es uno de los peores y mejores momentos que ha vivido hasta ahora. 
No recuerdo cuanto tiempo estuvo sentada mirándose al espejo y sintiendo el  frío de las baldosas, le gustó hacerlo y se sintió orgullosa de ese acto de valentía difícil de explicar.  
Y ahí cambió su forma de verlo todo, sobre todo, respecto a las historias que siempre había leído. Empezó a preguntarse por que en todas las historias que leía había un príncipe, ¿acaso le habían preguntado a la princesa si era eso lo que esperaba?, también se dio cuenta que todas las princesas necesitaban a alguien para resolver sus problemas, ¿por qué no podían resolverlos ellas solas?, seguro que sabían como salir adelante sin necesidad de nadie y, ¿donde estaban los príncipes que tenían miedo o querían ser rescatados?, dudaba mucho que todos todos destacaran por su valentía. 
No quiero decir con esto que dejaran de gustarle todas esas historias fantásticas y románticas, pero, se dio cuenta que no representaban a todas las niñas y niños de la ciudad, que muchos no encajaban en ellas, así que decidió escribir en una pequeña libreta historias de verdad.
Cada personaje podría ser como quisiera y vestir las prendas que desease sin importar cual era su origen ni ningún otro aspecto, creó nuevas princesas que vivirían aventuras para salvar a su pueblo y harían amigos por todo el reino, y los príncipes serían algunos valientes guerreros a pie de batalla y otros serían grandes personajes que necesitarían la ayuda de compinches para poder solucionar algunos de sus problemas.
Y así empezó a vivir de verdad, a quererse como nunca nadie lo había hecho antes, a mirarse todos los días en el espejo ya que se dio cuenta que le ayudaba, y a seguir creciendo sin dejar de creer en la magia.
Hoy, aún le quedan a esa joven muchos conflictos externos e internos que deberá ir resolviendo, pero, a pesar de todo, hoy esa joven de esa pequeña ciudad cercana a la capital se siente muy muy orgullosa de la mujer que ve en el espejo y, sobre todo, de haber sido lo suficientemente valiente para dejar de mentirse a ella misma.
                                                                        -FIN-


      Día de la visibilidad Lésbica 


<<Algún día, los armarios solo se usarán para guardar ropa>>




-Dedicado a esas personas de la universidad que estoy conociendo estos dos últimos meses y que tantas ganas tienen de cambiar las pequeñas y mayores injusticias que haya cerca de nosotras.- 


martes, 17 de abril de 2018

Romper en caso de incendio


No parecía peligrosa, pero, llevaba un cartel en el pecho que decía:
                                                  -Romper en caso de incendio 

Llevo unas horas escribiendo y borrando todo lo que me gustaría decirte por miedo a que mis miedos te capturen de nuevo, y es irónico porque ya no te veo en el horizonte y, probablemente, se deba a que ya estás demasiado lejos para que te puedan alcanzar; que lo que ahora duele no es que ahora mires con tanta magia a otras personas, sino que lo hagas con los mismos ojos con los que me mirabas a mí.
Que tengo miedo a dormir en un lado de la cama por tener que aceptar que ya no estás en el otro lado, que tengo miedo de que no estés al final de la calle, que tengo miedo a coincidir de nuevo y no decirnos nada por miedo a sufrir daños, como si fuéramos dos viejos asesinos... que tengo miedo de que hayas encontrado unas palabras que te ofrezcan más calor o que te hagan sentir así.
Apenas me quedan fuerzas para lanzar esta última bengala, y ni siquiera sé si estarás mirando al cielo en este instante, así que creo que esto es sólo el último acto suicida para decirte que te echo de menos más que a mí misma.
Las mariposas de mi interior empiezan a tener frío y muy bajito me preguntan si vas a venir a cantarlas como siempre hacías cada noche o vas a dejar que se mueran de frío, yo intento aparentar tranquilidad, pero, te prometo que ese es el último sentimiento que tengo aquí dentro.
Al menos mi corazón sé que se quedó contigo, ahora, en mi pecho a la izquierda, noto un vacío y una nota de despedida en la que se lee: -Te lo dije.
Cuida de él, no dejes que vuelva conmigo, está mejor a tu lado, ahí, abrazándote durante horas es donde siempre quiso estar, así que no le despiertes y cántale bajito si se desvela por la noche, ojalá me lo devuelvas en forma de libertad algún día, pero, por ahora dale de mi parte las buenas noches para que no me sienta tan lejos.
En realidad, no sé cuando se fue todo a la mierda...
Desperté un día y ya no estabas, aunque, seguías agarrando con fuerza mi mano para evitar que me diese cuenta, deberías haberlo hecho mejor, pues fui consciente de que volvía a estar sola desde que busqué ansiosa ese brillo de tus ojos y ya no estaba, ya no lo encontraba en ningún rincón perdido de tu ser.
Ahora me quedan muchísimas palabras, tan fieles como siempre, pero, el problema es que no encuentro un orden para escribirlas.
Que la felicidad llevaba años durmiendo entre las sábanas y nunca me di cuenta hasta hoy, por eso siempre nos costaba tanto salir de ahí.
¿Sabes?, sigo caminando por la calle con la esperanza de tropezar con tu mirada, pero, todavía no he tenido éxito, sólo me queda escribirte como una acción suicida ya que son escasas las posibilidades de que te des cuenta que cada palabra lleva un recuerdo junto a ti.
También debería decirte perdón porque me asustó la idea de pensar que te habías vuelto un factor imprescindible para estar bien y decidí escapar por miedo a que el paso del tiempo solo agravase la herida que ahora curo con cariño y ternura.
Sólo me queda, ahora, experimentar bien esas sensaciones a las que siempre temí y llenarme de fuerza al pensar que algún día nos volveremos a encontrar, no diremos nada, pero, me sonreirás y luego cada uno seguirá su vida y yo sonreiré  como si no hubiera pasado nada.
Mientras, cuídate, espero que estés mirando al cielo cuando decida usar esta última bengala y, gracias, por haber ignorado el cartel que llevaba tatuado en mi pecho hasta cuando parecía que no había otra solución.

domingo, 15 de abril de 2018

Cadenas invisibles.


¡Te odio!
Déjame decírtelo, déjame gritarlo para intentar sentirme un poco más libre, déjame golpearte para intentar evaporar ese sentimiento de no estar completa, de sentir que falta algo...
Cada vez me siento más prisionera de estas cadenas que me atan a tu recuerdo, aunque, según dicen hay un momento en el que llegas al punto máximo en el que explotas, y a partir de ahí ya vuelves a ser libre.
Sinceramente, nunca creí que acabaríamos así, creí que sabríamos superar todos esos pequeños conflictos que siempre esquivábamos, deberíamos haber sido valientes y enfrentarnos a ellos, las pequeñas heridas pueden acabar siendo graves si no se desinfectan, y eso es algo que nunca tuvimos valor para hacer.
Me gustaría decirte que ya no pienso en ti, que soy capaz de dormir en un lado de la cama dejando el otro vacío y no sentirme sola, que vuelvo a ser libre, pero, te estaría mintiendo...
Sigo prisionera al recuerdo de quien creí que eras, a tu forma de sonreír cuando creías que nadie te veía y al sonido de tu risa y de tus sonoros besos en los días en que hacía frío, y no hablo de temperatura.
Sigo así, y el problema es que no sé cuanto tiempo seré capaz de aguantarlo; es parecido a una soga, aprieta un poco más cada vez que respiras y empiezo a notar las dificultades para seguir haciéndolo. 

miércoles, 11 de abril de 2018

Que nunca mueran los amores platónicos de instituto.


Voy a hablaros de ella como la chica más bonita de todos los pasillos y de todas las clases, voy a hablaros de su sonrisa chiquitita capaz de desordenar latidos y de las pequeñas arrugas de su rostro cuando sonríe que tan embobado deja a cualquiera, no quiero hacer que parezca que tiene una sonrisa enorme, para nada, pero, por esa misma razón es tan bonita cuando aparece.
En sus ojos, a veces, se puede observar la estrella de Nunca Jamás a  la que siempre queríamos viajar cuando éramos pequeños, de verdad, ojalá nunca dejen de brillar y que si alguna vez lloran, que sea sólo de risa porque no se merecen con toda la magia que guardan en su interior, esa en la que nunca deberíamos dejar de creer, mostrar alguna pizca de tristeza o miedo.
Y no sé que más podría contaros porque, en realidad, es de esa clase de personas que no se pueden describir con palabras porque todas se le quedan cortas.
Parece siempre una más del grupo de personas con el que esté rodeada, pero, es especial y, aunque lo intente, no sabría deciros claramente el por qué, supongo que, como ocurre en muchos casos, lo es porque se pasa la vida alabando a otras personas sin haberse mirado antes ella en el espejo, y no sé...resulta bonito que no se de cuenta ni ella misma que sería capaz de darle mil vueltas a cualquiera.
No es fácil saber que es ella, la puedes tener a tu lado y no darte ni cuenta, pero, si la veis por ahí, si tenéis la suerte de ser consciente de lo valiosa que es no hagáis nada y dejar que ella sola con sus pequeños gestos y manías siga brillando como siempre lo ha hecho, pero, no os alejéis por si acaso se le olvida esa magia que contienen su forma de mirar y su pequeña y escurridiza sonrisa que, aunque debería estar siempre ahí, no siempre lo está.
Así que quedaros ahí cerquita sólo por si acaso tenéis que recordarle quien es la chica que ve en el espejo cada mañana. 

Te echo de menos, a ti, como una pequeña gran parte de mí.


Aquí, a mi izquierda, acariciando mi espalda mientras me iba quedando dormida, aquí, agarrando mi mano con fuerza, llenándome de besos cuando alguna de esas inseguridades o miedo aparecía para robarnos protagonismo, riéndote como cuando tenías cinco o seis años de las cosas más absurdas de la vida, cuidándome con recelo hasta cuando decías que no lo ibas a hacer, sabiendo cuando necesitaba que me lo pusieras difícil y cuando era mejor uno de esos abrazos que siempre me hacían sentir tan pequeña y tan grande al mismo tiempo.
Te echo de menos muy dentro de mí, tan dentro que duele ese gran vacío que ahí queda, te echo de menos mientras sonrío de esa manera tan vacía que ahora tengo de hacerlo, te echo de menos mientras me miro al espejo cada mañana y no te veo en mis pupilas abrazándome.
Y es curioso que te eche de menos a ti sin ni siquiera ser demasiado el tiempo que pasamos ni algo demasiado serio ese laberinto en el que buscábamos la salida, deseando no encontrarla, pero, así es, aunque me de rabia reconocer que tenías razón cuando me dijiste que te iba a acabar echando de menos, aunque no quisiera hacerlo cuando todo se fuese a pique, porque...mi amor... sobre todo tú sabías que no sacaríamos nada bueno.
Y, ni siquiera sé porque te estoy contando y reconociendo esto porque, sabemos... tú mejor que yo que no te lo mereces, así que no creas que lo hago por ti, lo hago por mí porque me lo merezco, me merezco decirte todo esto...que aunque supiéramos como íbamos a acabar sin haber empezado, te echo de menos a ti como una pequeña gran parte de mí, no sé como lo has hecho, pero lo has hecho y tenía que decírtelo aunque no lo merezcas, aunque no lo vayas, probablemente, ni a saber.

martes, 10 de abril de 2018

El instante en que lo mejor que puedes hacer es alejarte.


¿Os acordáis cuando éramos pequeños y nos caíamos al suelo?.
Te soplaban ahí donde te doliese y te prometían que, poco a poco, el dolor iría disminuyendo, y así era, llegaba un momento en el que sólo recordabas haberte caído por los arañazos de tus rodillas o tus manos, el dolor ya había desaparecido gracias, tan sólo, a que te soplaran ahí donde te dolía.
¿Y si pasa lo mismo con las despedidas?.
Tal vez es esa la razón por la que nos cuesta tanto llevarlas a cabo, aún sabiendo que si no lo hacemos, si seguimos ahí esperando que las cosas funcionen, va a ser mayor el dolor y con ello la herida que después tendremos que ir curando.
 Creo que todo se reduce al miedo que sentimos al ser conscientes de que, tal vez, dejarlo ir sea lo mejor que podemos hacer, en muchas ocasiones esperamos y esperamos, pero, en el fondo es eso, el creer que nos hundiremos o no sabremos seguir si decidimos cambiar de barco en el que navegar.
Es algo así como si dos personas estuvieran tirando de una goma elástica y una de ellas ya la hubiera soltado y nos encontrásemos en ese corto periodo de tiempo en el que no sabemos si soltar o seguir aguantando sabiendo que el dolor será mayor.
Y no estoy diciendo que siempre sea esta la solución, pero, si sentimos en nuestro interior que "ese algo" que antes te impulsaba a seguir ya no está creo que lo mejor es ser valientes por nosotros mismos y por esa persona que hace tiempo que ya no está (aunque esté a tu lado) y dejarlo ir, ser valiente y no impedir la caída, que sí, que vamos a tener que pasar por ese momento de dolor al que tanto tememos, pero, aunque os parezca increíble, alguien o vosotros mismos soplaréis ahí donde se encuentra la herida como si se tratase de una de esas veces en que nos caíamos de pequeños e iremos sintiendo como va pasando, aunque sea lentamente, y nos daremos cuenta que a veces para seguir hace falta ser valientes y dejar que ese dolor nos invada hasta cuando creamos que no podemos aguantarlo más y ahí, justo en ese instante, será cuando te darás cuenta que hay cosas, personas o momentos que no tenemos porque olvidarlos, pero, sí dejarlos ir para dar paso a nuevas aventuras, pues hay circunstancias en las que hay que dejar ir aquello que más crees necesitar para darte cuenta que lo único que necesitas para poder seguir y avanzar es ese sentimiento de confianza en ti mismo.

sábado, 7 de abril de 2018

Maldita Realidad


Maldita realidad o maldito sueño, malditas todas esas palabras vacías, malditas apariencias, malditas todas las promesas que nos hicimos entre beso y beso, y maldito...
Maldito silencio irrompible el que ahora existe.
Y es que maldigo a esa persona de la que me fui enamorando lentamente, pero, esa persona no existe, jamás existió, por lo cual, todos estos lamentos son, tan sólo, chillidos en el olvido.
                           Sabes que siempre sonreía por ti delante del espejo,
                           que por ti bailaba bajo la lluvia sin importar las formas ni las pintas,
                           que gracias a ti los Domingos habían dejado de ser tan tristes
                                                                                                   y los Lunes tan amargos.
                   
                                                                                                                                    ¿Lo sabes, verdad?
Hoy me costó más de lo habitual levantarme
    y decidí quedarme abrazada a la almohada
                   sin impedir que las lágrimas recorrieran mis mejillas.
     

                                                                                                              Y sí, también fue por ti.

Esa muñeca olvidada bajo la cama


Nadie quiere un juguete roto. ¿Verdad?.
Soy la muñeca olvidada en un baúl, la del pelo apagado y los ojos vacíos por haber perdido la magia.
Recuerdos de palabras vanas, que ahora suenan como eco retumbando en mi mente, prometiste arreglarme, ayudarme; pero, nadie quiere un juguete roto, ¿verdad?.
Soy vulnerable ante ti y tú decidiste dejarme sola, o al menos, hacerme así sentir...esperaba un beso, un "me quedo a tu lado", pero eso sólo pasa en los cuentos que nos contaban de pequeña...
Ahora tan solo soy un juguete roto en el baúl de los recuerdos...
     
                                                                                          Y nadie quiere un juguete roto, ¿verdad?

miércoles, 4 de abril de 2018

Ese lugar...


Quiero ir a ese lugar...
donde los cuerdos se vuelven locos por culpa de la pasión,
donde la la felicidad se oculta entre los versos de una poesía,
donde las ganas de enamorarse vencen la batalla al miedo de sufrir otra vez,
donde las mayores peleas se producen entre las sábanas,
donde los puntes están llenos de candados y los lagos llenos de llaves,
donde las calles guardan recuerdos de amores prohibidos,
donde los -Te Quiero son escasos, pero, verdaderos,
donde no existen despedidas,
donde sólo existen noches largas y los corazones se conquistan con besos y mordiscos lentos.

lunes, 2 de abril de 2018

Cartas sin respuestas


Seguro que ya sabes lo que voy a decirte...
Te echo de menos, ya sé que lo sabes, aunque, necesitaba decírtelo. Dicen que por ahí arriba todo se ve, pero, como no sé si es verdad, te voy a informar un poco de lo que ocurre por aquí abajo. Ella sigue igual que siempre, con esa mirada cariñosa, con esa forma de vestir tan sutil y elegante y con esa forma de ver el mundo, sin prisas y saboreando cada instante; hablando de sabor...las empanadas gallegas que hace siguen estando deliciosas, nunca queda nada en el plato.
La lluvia en Galicia sigue ofreciéndonos ese olor a humedad y a campo que tanto nos ha gustado siempre. Seguro que te has enterado de todas las novedades que se han dado por aquí, como, por ejemplo, del nuevo y revoltoso miembro de la familia que aún anda con torpeza, a mí me tiene enamorada perdida, tiene unos ojitos brillantes ante los que es imposible no quedarse embobado.
Ojalá pudieras responderme a esta especie de carta y decirme como se ve todo desde ahí arriba, seguro que las vistas son impresionantes, ojalá pudieras volver a llenarme de abrazos y decirme con la mirada lo orgulloso que estás de mí, te aseguro que nunca me sentía tan valiosa ante otras miradas como lo conseguía la tuya.
Cada vez los recuerdos sobre ti son más borrosos y te mentiría si te dijese que no me da miedo no poder encontrarlos algún día, porque estar te aseguro que siempre estarán ahí.
Echo de menos esa tranquilidad que te caracterizaba, echo de menos que me susurres al oído los secretos más valiosos de cada rincón perdido de Galicia, echo de menos que me llenes de abrazos y besos toda la cara porque sí, porque te apetecía hacerlo simplemente, echo de menos oírte decir que los elefantes con la trompa hacia arriba dan buena suerte.
Abuelo, estoy bien, de verdad, pero, te echo de menos.
P.D: Ojalá pudieras responderme y contarme con detalle como se ve todo desde ahí arriba.
                                                                                                       
                                                                                                                                                -Te Quiero-

domingo, 1 de abril de 2018

Difícil de resolver.


En mi defensa y, aunque resulte poco creíble, diré que no fui yo la primera en sonreír, aún así, me declaro culpable porque reconozco que sí fui la primera en enamorarme, en perderme en esa sonrisa y tomar la arriesgada decisión de quedarme a vivir allí.
Ahora bien, señoría, le pido que tenga en cuenta a la hora de poner la sentencia que llevo presa, aunque no esté encerrada en una prisión, estos últimos meses y le aseguro que no es algo que haya sido por mi voluntad, sólo le pido que lo tenga en cuenta y comprenda la estrecha relación entre "culpable" y "víctima" que existe en esta ocasión. 
Sí, ya se lo he dicho, yo fui la primera en enamorarme, en despegar los pies del suelo para alzar el vuelo junto a alguien que sabía cuales eran mis debilidades, en pintar mi mundo de colores que no son muy bien vistos por los demás, en apagar el despertador por esos cinco minutos que tan increíbles y tan cortos resultaban siempre y, sobre todo, por creer que podría salir bien cuando yo misma sé que conceptos como "estabilidad" o "equilibrio" no tienen mucha relación conmigo, así que no le negaré que parte de la culpa recaiga en mí, he jurado decir la verdad antes de empezar y es lo que estoy haciendo; pero, sinceramente, no creo que sea la única culpable aquí...¿cómplices?...no creo que ese sea el término, no sabría como llamarlo, pero, los daños, los violentos golpes que recibieron los recuerdos a los que siempre mimábamos, la presencia invasora de las mentiras, los gritos y las malas energías que ya se han hecho con nuestro piso no son sólo por mi culpa.
Ya conoce usted el dicho, ¿no?... "dos no discuten si uno no quiere", no creo que me falte nada por decir, sólo quería que supiera que esta no es una situación donde podamos apreciar claramente uno o varios culpables ni una o varias víctimas, así que dígame...
¿Cómo solucionamos todo esto sin provocar más heridos?, de verdad, estoy deseando saber si, al menos usted, sabe como hacer creer a todos que las cosas están bajo control, cuando en realidad, nunca lo han estado y, probablemente por eso me resultó tan fácil enamorarme como una idiota.