Tan jodidamente diferente, que hasta los gatos andaban colgados de ella.

Ella era ella, era de esas personas que necesitan respirar, estar a su bola, necesitaba a alguien que entendiera que a su lado sí, pero, sin atascos ni agobios en el corazón.
Cuando te dijo "Te quiero" deberías haberle hecho caso, ella no es de esas que dice esas cosas a un cualquiera. Era diferente, eso está claro, no era de esas que sale con un vestido de fiesta, sino de esas otras con una chupa de cuero y unas botas bien ajustadas, de las de los conciertos de rock&rol y de las que siempre le incomodaba reconocer que estaba ilusionada con alguien.
Apareciste cuando menos te esperaba, pero, cuando más te necesitaba, dejaste que desordenase tu mundo, y tú, al ver que todo iba tan deprisa, escapaste.
No tengas miedo, de verdad, acepta que no fue esa rapidez lo que te asustó, sino la sensación de depender demasiado de ella y ver que nadie antes había sido capaz de robarle esa libertad de la que hace tanto tiempo que está enamorada, te pudo ese sentimiento de poder perderla cuando más la fueras a necesitar; sabes, no te culpo por ello porque durante un tiempo ella fue feliz a tu lado y le hiciste darse cuenta de lo valiosa y jodidamente bonita que era ante cualquier mirada.
Aunque no lo sepas, hiciste bien, ella (por muy fuerte que parezca) nunca habría sido capaz de abandonarte cuando la necesitaras, como dice Beret: -Donde fuiste tan feliz siempre regresarás, aunque confundas dolor con felicidad .
Así que, en el fondo, gracias, le dolió el buscarte ansiosa por todos lados y no encontrarte, pero hoy, gracias a eso es más fuerte y feliz sin necesidad de ningún falso príncipe y, por supuesto, sigue pasándose las noche bailando y cantando las canciones de ese bar que siempre le han hecho sentir tan Lady Madrid.