domingo, 30 de mayo de 2021

El equilibrio perfecto es que el caos te enseñe a bailar.


Como un funambulista, juego con el tiempo, con un puñado de emociones y con una montaña de pensamientos agresivos que pesan lo suficiente como para que la cinta que sujeta mis pies tiemble por miedo o adrenalina. 
Me paso horas pensando cada movimiento y aumentando la probabilidad de caer, guardo con extremo cuidado todo en cajones y jugueteo con los miedos antes de dormir para que algún día ya no me den miedo, pinto paisajes nuevos en lienzos antiguos creyendo que no lo son, grito los dogmas de una religión en la que ni creo, pero a la que me agarro cuando siento que el mundo es un sitio muy grande y yo un ser con demasiadas horas para pensar como para elegir la opción de no hacerlo; a veces logro durante unos minutos que todo permanezca en silencio, que la cinta sobre la que apoyo mis pies no tiemble, y llego ahí a disfrutar las diversas direcciones del viento, estas me muestran colores preciosos en hojas caducas que me invitan a a bailar una canción nueva en mitad de este caos. 
Pero caigo de mi columpio, de mi esfera y de mi tirolina perdida entre árboles porque ya no es mi momento, es nuestro momento; son muchos los rostros que me observan, algunos con curiosidad, otros con cierto desconcierto y otros con admiración, pierdo entonces los estribos por sentir la presión externa de llegar a ser ese alguien que siempre tenga un pasillo en el que poder ir descalza, paso entonces a conocer a las imágenes y recuerdos que esas personas tienen del funambulista que observan y me olvido de mí y de quien soy yo o quien quiero ser, intento de nuevo equilibrar todo, encontrar una forma de no caer al vacío y de poder seguir caminando sobre el aire que ahora ha pasado a ser algo más agresivo, a veces creo conseguirlo, otras vuelvo a las andadas y me siento vacía, como si fuera esa caja de música que carece de sentido si no la abre nadie.
Es tentadora la idea de colocarme ese cartel de "en obras" y seguir conmigo, seguir trabajando por lograr el equilibrio entre ambas perspectivas, pero demasiado tiempo sola también me puede hacer sentir una especie en extinción cuando no soy más que la chica que va leyendo en el metro y que curiosea sobre todo lo que hacen el resto de personas, entonces ¿alguien puede explicarme cómo se hace?, necesito la ayuda del público, la pista doble para llegar a entenderlo y entenderme, o la llamada telefónica para avisar de que hoy llegaré tarde.
No pretendo alcanzar un equilibrio, no pretendo encontrar la meta en algún momento o poder afirmar con seguridad que lo conseguí, pues esto no se trata de un objetivo a alcanzar, sino de un proceso al que poder adaptarme y lograr estar bien mientras evoluciono y me transformo en una persona distinta sin dejar de ser yo.
No pretendo tampoco ser dueña de la incertidumbre ni la marioneta de un destino inexistente del todo, sólo quiero tener la seguridad de que las ráfagas de viento en algún momento me enseñarán pasos de baile nuevos y no sólo a no caerme, es más, desde el suelo ya tengo la confianza de que también se puede aprender a bailar y a ser quien tú quieras ser en cada capítulo de esta historia, de la cual, ya te he hecho varios spoilers. 

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