lunes, 24 de mayo de 2021

Estimado Mario Benedetti:


Te he leído en mis ratos libres, de puntillas, con atención, emocionada y dejándome abrazar por ti antes de dormir, en muchas noches has sido una manera más sencilla, menos complicada y más fácil de quedarme dormida, aún me queda mucho que descubrir de ti y prometo que pronto volveremos a seguir con nuestras citas nocturnas.
He disfrutado contigo, no lo voy a negar, pero mientras te leía me hubiera gustado que me hablaras más de qué ocurre estando a solas, qué ocurre cuando el final no es un "fueron felices y comieron perdices", y por qué lo muestras como el fin del mundo cuando es de esos finales, en verdad, cuando de verdad se puede decir que estás comenzando de nuevo. 
Lo he hecho, sí, te he seguido el juego en ocasiones en las que lo necesitaba, me he columpiado en ese "para siempre" del que hablábas, aún sabiendo que no era bueno para mí, pero me ha gustado hacerlo durante un rato, el problema es que tú no te has bajado en ningún momento de él y no sé si te admiro o me asustan tus excesivas expectativas en el amor; tampoco me gustaría ahora criticarte con dureza, pues durante muchos años te he disfrutado mucho y he creído en ti y en la utopía de que el amor todo lo puede, sería bonito que así fuera, pero creo que te equivocaste, no pasa nada, yo me equivoco constantemente.
He descubierto un nuevo mundo, todavía estoy aprendiendo y adaptándome a él, pero es un lugar más flexible, menos idílico y, en definitiva, más real.
En él he descubierto otra cara del amor del que no me has hablado demasiado, el amor de dejar ir, de soltar, de agradecer lo vivido, de experimentar el dolor de después y de confiar en que en algún momento se irá del todo; verás, no siempre hay que quedarse, pues el amor no hace todo posible, hay que saber cuidarse, quererse a uno mismo antes de nada y saber en qué punto te encuentras para no verse inmerso en batallas en las que no estás preparado para hacerles frente.
Estoy segura de que tú eres de esos que si se enamora de alguna flor preciosa del campo la arrancas en nombre del amor, no amigo no, la vida no es tan fácil como para creer que siempre puedes permanecer junto a esa flor ni que esta tenga que ser quien se adapte a tus contextos y a tu historia, tal vez sea posible que en ocasiones un poquito de su parte y un poquito de tu parte pueda aumentar las posibilidades de esa historia romántica jamás contada del todo, pero en otras ocasiones el amor es irse, hasta nuevo aviso o para siempre, yo que sé, pero si de verdad te parece preciosa esa flor lo último que deberías querer hacer es arrancarla de ese campo, lárgate de ahí y háblame del después, háblame de cómo llegas ese día a casa sin saber el camino de vuelta, háblame de cómo tu dolor se va transformando hasta ser una mariposa que echa a volar lejos, háblame del amor desde su máxima expresión y de la libertad,tuya y de esa flor, como una de las manifestaciones de amor más puras y de verdad, esta cara de la moneda no es fácil, a nadie le gusta leer finales alternativos a los clásicos, pero por eso mismo me hubiera gustado que tú hubieras hablado de ello.
Querido Mario Benedetti; adoro nuestras citas nocturnas, nuestros viajes en el tiempo y nuestras sesiones terapéutica como ese conjunto de cuentos de buenas noches, te agradezco mucho nuestras conversaciones y tu manera de querer, pero como ya te he dicho, me hubiera gustado que me hablaras también de las ocasiones en que el amor en vez de un "para siempre" es un "gracias por todo, adiós".
Nuestras vidas son importantes Sr. Benedetti, no las reduzca a un capítulo de la historia o una historia concreta tan sólo por creer que no hay más libros en la estantería, hay muchísimos más, algunos que ni conocemos y otros esperando ser escritos por nosotros, no tenga miedo al fin del mundo, yo también lo tuve, me asusté mucho y eché a correr, pero le puedo asegurar que hay vida después del fin del mundo y que sin la existencia de los finales sería imposible empezar nuevos comienzos, ¿no cree?.
Nos vemos pronto en cualquiera de nuestras citas nocturnas, tengo ganas de escucharle. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario