martes, 26 de enero de 2021

Domingo por la noche


Un WhatsApp de la chica más guapa del mundo y que aún así algo falte, pero algo estarás haciendo bien cuando acabas de sonreír como una idiota delante de la pantalla.
El frío de Diciembre como la mejor excusa para justificar el color rosado de nuestras mejillas, dos cervezas en el bar más perdido de Madrid y ganas de llorar al ser consciente de que hacía demasiados meses que no me reía de verdad, un "te odio" entre risas que esconde un "sé que no saldrá bien, pero ojalá que sí", varios bailes camino de tu portal y confundir las luces de las farolas con estrellas porque fueron más de dos cervezas, tal vez por eso no te dejan de brillar los ojos y tal vez por eso yo no quiera dejar de mirarlos intentando averiguar donde está la trampa.
Que me hables de que todo es una mierda, que nada te sale bien, mostrarte la salida de emergencias acompañado de un "ha sido divertido, pero mañana es Lunes" y que me llenes la carita de besos porque todavía no te quieres ir a dormir.
Sonrío y lloro a la vez, ¿cómo es posible experimentar sensaciones tan contrarias a la vez?, les suplico al conjunto de miedos que me dejen disfrutar un ratito más antes de que hagan acto de presencia, mientras, tú me das un beso de esquimal y tus ojos empiezan a humedecerse al recordar ambas que mañana es Lunes y que esto no va a salir bien.
Una cita de película, dos entradas de cine y que la película sea lo de menos, varias cervezas para justificar tu exceso de ilusión o el que yo no pueda dejar de hablar, una exposición cualquiera, el bar que acaban de abrir hace poco y el micrófono como testigo de aquello que duele, el beso que prometimos no darnos, estampar el reloj contra la acera por quedarnos 5 minutos más, los acordes de tu guitarra, emocionarnos a la vez por querer que sí, pero saber que no, y el polvo de después mientras me pides que me quede un ratito más.
Fantaseamos durante un rato, hablamos de planes de futuro que sabemos que no ocurrirán y nos acabamos quedando dormidas sin despedirnos.
Llega el temido Lunes, "ha sido divertido"; me das un beso en la frente y me sonríes de forma graciosa, beso tu boca con ganas de que sí, pero sabiendo que no, es Lunes y los miedos vuelven a hacer acto de presencia.
"Ha sido divertido", al menos si te va el rollo masoquista sin control. 

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