miércoles, 31 de marzo de 2060

Empecemos...

Bienvenidos, siento el desorden,aunque, siendo sincera esto nunca ha estado demasiado ordenado.
Sí, escribo, empecé a hacerlo por necesidad y por buscar algo de orden dentro de mí y en mi vida, con el tiempo descubrí que me ayudaba hacerlo y decidí seguir, aunque fueron y siguen cambiando ciertos elementos como la frecuencia con la que lo hago y las razones que impulsan a ello. Me pasé años intentando encajar (siempre es algo que me ha costado más de lo debido), deshacer ese caótico desorden del que os hablo y sentirme una más del grupo de personas con el que estuviera rodeada; hasta que no pude más y desistí, y creyendo que se trataba de una retirada por mi parte descubrí que me equivocaba, que era yo la que había ganado esos conflictos internos y externos, así que empecé a amar mi desastre encontrando cierta belleza en él que, probablemente, siempre estuvo pese a que era la primera vez que la sentía, que la palpaba como una especie de energía y fuerza que me había ido acompañando siempre.
Así que aquí sigo, siendo la rara, la que camina descalza y la que se mira sonriendo al espejo por las mañanas pese a las "pintas" que pueda tener, si me desnudas los miedos e inseguridades verás aquí dentro a una niña viendo dibujos, tomando Colacao con galletas y riéndose de las cosas más absurdas de la vida.
Tengo una manera poética pero jodidamente complicada de verlo todo, ya lo iréis comprobando.
Sólo os pido antes de daros paso que seáis valientes y os dejéis llevar por lo que sintáis en cada instante, sinceramente, creo ,desde no hace mucho, que siempre será mejor quedarse con la culpa o con un desastroso final antes que con las ganas; empezar a desordenar ese baúl de recuerdos, personas y sentimientos por vuestra habitación y enamoraros de ese caos aparentemente sin sentido. Os pediría también que si no queréis estar aquí no lo hagáis, pero si estáis, si os quedáis a seguir los diminutos pasos de esa niña que ahora se prepara el desayuno y su Colacao, ir despacio, es más insegura de lo que debería y de lágrima demasiado fácil, no hace falta que la cuideis, eso es algo que(más o menos) sabe hacerlo perfectamente sola, simplemente acompañarla en su preciosa o caótica batalla donde no habrá ni vencedores ni vencidos, simplemente habrá sentimientos y cierta magia que ya no cabía en su interior.
Bien, pues después de todas estas normas y especies de condiciones para tratar con alguien como yo, empecemos: 

miércoles, 19 de junio de 2024

La magia invisible de los lugares más comunes


Ayer pasé por la calle, desde hace unos meses, prohibida, y tuve miedo de posibles secuelas y recaídas; sentía el ritmo de mi respiración agitado y el silencio era ensordecedor, me sentía como si estuviera en la escena de un antiguo crimen sin resolver. El asesino, un puñado de recuerdos resplandecientes, y su arma, una nostalgia capaz de colarse hasta en los rincones más recónditos; le dejé entrar, te dejé entrar durante un ratito en mí y desordenarlo todo; mientras, una diminuta sonrisa brillaba con ternura y a unos ojos temerosos se les metía algo de nostalgia en su interior haciéndoles llorar. 
Los lugares en los que hemos sido felices siempre poseerán en su interior cierta magia especial; para gran parte de las personas de ahí fuera seguirán siendo sitios corrientes a los que apenas prestarán atención, pero para quien una vez se paró a ser feliz allí no. A mí me dan miedo, y no sé si es por todo lo que te pueden llegar a hacer sentir cuando creías haber ya pasado página o por ser consciente de que, a veces y sin darnos cuentas, dejamos especiales partes de nosotros en esas personas y en esos lugares en los que fuimos felices.
Parte de nuestro legado reside en esas personas y en esos lugares; la manera en que aparecemos allí, lla manera en la que nos permitimos ser y sentir y la manera de irnos, aunque esta última no nos guste, dice mucho de quienes somos, y en temas de despedidas yo no soy quien para dar lecciones, pues un puñado de emociones siempre me agarra en este tipo de momentos haciéndome sentir algo torpe en las mismas. 
Pero ya no tengo miedo a pasar por esa calle, algunos domingos o días de bajón sigues estando en ese banco con tu maldita sonrisa preciosa y tus aparentes ganas de descubrir que había aquí dentro, la nostalgia siempre consigue estrujar mi corazón y,  a veces, hacerme llorar, pero he vuelto a caminar por esa calle y a sonreír por haber tenido la suerte de coincidir contigo.
Hay lugares corrientes en los que se queda a vivir cierta magia de esa que llevamos en nuestro interior y que se ve desde fuera cuando somos muy felices, párate, mira y siente, prometo que si duele es señal de que está curando, prometo que mañana dolerá menos, y te prometo que algún día ese lugar ya no nos hará llorar y solo provocará en nosotros una sonrisa nostálgica por haber podido vivirlo y sentirlo todo bien adentro. 

miércoles, 5 de junio de 2024

Las personas de siempre en el lugar de siempre.

 

Las mismas personas y el mismo lugar de siempre, pero todo, absolutamente todo, diferente. 

Entre estas paredes fuimos, durante un rato, invencibles y eternos en el tiempo; cada Viernes por la tarde jugábamos a ser quienes quisiéramos ser, soñábamos despiertos, nos ilusionábamos al ver lo que estábamos construyendo y nos emocionábamos con cada abrazo en el que el mundo parecía nuestro patio de juegos en el que seguir jugando y avanzando cogidos de la mano, y del corazón. Nos emocionamos, nos abrazamos, nos sentimos, nos enamoramos, nos desenamoramos, nos ilusionamos, nos reconstruimos, nos observamos y nos construimos como una familia preciosa en la que poder llegar hasta las estrellas juntos, a veces llegamos a vivir instantes tan mágicos y especiales que dudábamos de si esto era real o solo un sueño del que despertaríamos en algún momento. El tiempo ha pasado y muy lejos quedó todo esto, pero siendo sinceros debemos reconocer que nos ha quedado una historia preciosa, prometo que algún día la tendréis en vuestras manos escritas. La sensación es algo rara al comienzo, he vivido y sentido tanto por, gracias y a través de estas personas que me es imposible no tenerles un cariño especial, les quiero mucho y sé que les voy a querer toda la vida sin importar la distancia existente entre los caminos que estemos recorriendo cada uno. Siento una ternura estrujando mi corazón. un beso cálido en mi mejilla, un "que bien verte", unas carcajadas sonoras siendo la melodía perfecta de nuestro encuentro y miradas brillantes entre unos y otros con cierta pizca de nerviosismo e ilusión en su interior. 

Hay ocasiones en que al mirar a algunas personas no ves tanto rostros, sino cofres repletos de recuerdos, supongo que por eso siguen brillando tanto siempre sus miradas y ellos mismos, jolín, les quiero tanto a cada uno de ellos, siempre van a ser algo especiales y diferentes al mundo de ahí fuera y esto si que es para siempre, la ternura y el amor poniéndome la piel de gallina, mis ojos aguantando las lágrimas al escuchar recuerdos pasados y felices y mis ganas de verles seguir cumpliendo sueños y siendo felices, se lo merecen, se merecen ser realmente felices y explotar de amor una y mil veces más, yo lo hice, salté al vacío y acabé volando rodeada de estrellas. 

Creo que ya vi esta película tiempo atrás y no me gustó el final, nunca estamos preparados para despedirnos de quien ha sabido querernos bien y bonito, pero las despedidas son parte inevitable y necesaria de seguir creciendo, y sin ellas hoy no estaríamos viviendo este reencuentro. 

Os quiero mucho y os llevo siempre conmigo allá donde voy, en muchas ocasiones me dijisteis varios de vosotros que llevaba aquí dentro cierta luz especial y que por eso era fácil quedarse cerca de mí, creo sinceramente que parte de esa luz no era nada más que el reflejo de quien tenía delante, gracias por aquellos años, por explotar de amor e ilusión y animarme a lanzarme al vacío, durante un rato fuimos imparables y eternos y eso me lo voy a llevar siempre conmigo, al igual que a cada uno de vosotros.

Menuda historia más bonita y especial me está quedando.

martes, 21 de mayo de 2024

Gestionando despedidas con buena letra y a paso lento

 

Me imagino una calle desierta, una sonrisa preciosa y un silencio ensordecedor, roto tan solo por dos nudos en la garganta de quienes coincidieron por el camino durante un pequeño ratito. Me imagino un "hace tiempo que no nos vemos" y unos ojos llenándose de lágrimas por los abrazos pendientes que quedaron, me imagino un "te he echado de menos" que ni me importa saber si fue recíproco o no. Me imagino un último café, una conversación pendiente que con el tiempo dejará de sentirse tan pendiente y un "que suerte he tenido de cruzarme contigo".

 Respiro hondo, me permito romperme una vez más y aceptar tu recuerdo como la señal de vida, la prueba de que estoy viva y de que puedo sentir. Como una especie de maga sin trucos te colaste aquí dentro, o me colé yo en el interior de un castillo rodeado por murallas en el que dentro había una niña aprendiendo de sí misma; a este tipo de regalos me refiero cuando digo que sí merece la pena deshacerse de corazas y armaduras y mostrar, corazón y entrañas, a quienes creas que sabrán cuidarlo bien.

No te preocupes, pequeña, por lo que ahora toca desinfectar, curar y soltar; el miedo sigue pisándote los talones y probablemente él haya participado en tu huida mientras fantaseabas con ese "vamos a hablar, quédate un rato más"; no ocurrió, y quien sabe, aunque te cueste horrores comprenderlo hay personas que pasan para quedarse un ratito, aprender ellas de ti, tú de ellas o largarse juntas a respirar un poco de los miedos y del ruido de ahí fuera, me gustó la sensación, y por ello ya he ganado mucho más de lo que me imaginaba.

Ahora, pequeña Sunshine, frena y siéntelo todo sin miedos ni agonías, hemos venido a sentirlo todo, ¿recuerdas?, pretender hacerlo solo con lo bueno sería una utopía que nos impediría seguir creciendo, seguir aumentando el tamaño de la habitación que tenemos a la izquierda de nuestro pecho, nos está quedando una habitación y un reino precioso lleno de colores que brillan sin parar; las avispas de mi interior vuelven durante unos minutos a transformarse en mariposas capaces de volar bajo la tormenta, se transforman varias veces al día cuando pienso en el pasado, pero supongo que es parte del proceso. 

"Eres suficiente", "lo hiciste lo mejor que sabías con la libertad que los miedos te permitían", "suficiente", "suficiente", "suficiente", deja de pensar, al menos durante un rato, y respira, hazlo tantas veces como necesites y permítete romperte en los brazos que sigan queriendo acompañarte, estás exactamente donde debes estar y, aunque a veces se te olvide, estás muy lejos de donde estuviste tiempo atrás. 

Me imagino una calle desierta que se va llenando de gente, de ruido, de copas brindando y de música lejana procedente de un banco perdido, pero especial; una sonrisa preciosa acompañada de unos ojos que contienen un jardín secreto me observan, otros ojos tímidos se llenan de lágrimas por los abrazos pendientes, maldito nudo de mi garganta. Me imagino un "me ha gustado coincidir contigo", un "espero que todo te vaya bien, que seas muy muy feliz" y, seguido, un "sé que te irá bien, sé que serás muy feliz, o al menos te lo mereces". 

Vivir sin corazas es una aventura con ciertos riesgos, pero realmente emocionante, me gusta ser así, me gusta descubrirme siendo más valiente de lo que creía que era; miro al cielo, me emociono con facilidad algunos días en que pienso en mi abuelo y en mi abuela, cojo un corazón temblando entre mis manos y les digo orgullosa: "mira abuelo, mira abuela, soy capaz de sentir todo esto". 

Bendita escritura; ni me acuerdo cómo respiraba, sentía, soltaba y crecía antes de ella.

Gracias ♡

viernes, 17 de mayo de 2024

Cuando me permito los cuidados


Ayer lloré entre los brazos de una de esas amigas que siempre sabe lo que hacer cuando todo se desmorona, me permití romperme entre sus brazos y dejarme acariciar en esas zonas que aún están en proceso de curación.
Le hablé del regreso de la ansiedad descontrolada y del miedo a que se quedara atada de nuevo aquí dentro, le hablé de mi abuela y de como la vida se volvía realmente sencilla y preciosa cuando entrabas en esa "casa de la abuela" del norte, le hablé del amor y de mi manera de amar a las personas, le hablé de quien fue capaz de hacerme sentir a salvo durante un ratito y de la nostalgia que sigo sintiendo cuando pienso en ella, le hablé de mi mejor amiga y de lo orgullosa que estoy de ella, le hablé de mis sueños y miedos, le hablé de lo que me gusta querer y cuidar a otros y de mis dificultades cuando otros lo intentan hacer conmigo, le hablé de mis pensamientos, a veces catastróficos, y de esta mezcla de tristeza y cansancio que aún seguía acostándose conmigo alguna que otra noche. 
Ella me escuchaba atenta y con un mirada dulce, sus brazos me acercaban a su pecho y sus labios me besaban la frente con sacos repletos de amor y ternura. 
Tras un silencio largo, pero cómodo en el que refugiarse, me ayudó a mirar aquí dentro y a empezar a parar toda la maquinaria para dedicarme únicamente a empezar a observar, hacía tiempo que no lo hacía y se notaba, luego me recordó que ya había estado aquí y que esto también pasaría.
"Esa tristeza que llevas ahí dentro no se va a ir hasta que no le dejes quedarse un tiempo en alguna de tus habitaciones, hoy pensarás un poquito en esas cosas que te ponen triste, no te preocupes, es parte del proceso, mañana pensarás un poquito menos y tendrás que seguir aceptando su existencia, pero en algún momento, antes o después, llegará la noche y te darás cuenta de que no has tenido tiempo para pensar nada en ello, será entonces cuando la tristeza ya se haya ido al comprobar que ya no es capaz de hacer tanto ruido. Mientras escribe pequeña, escribe tanto como necesites y de lo que necesites, escribe de lo que has sentido, de lo que sientes y de lo que te gustaría sentir, esa siempre ha sido tu mejor forma de mirarte hacia dentro sin hacerte demasiado daño.

Ya os dije que es una amiga que siempre sabe qué hacer y/o decir cuando todo se desmorona; no sabía que responderle, tan sólo permanecí unos minutos más escuchando el latido de su corazón y le dije que me gustaba sentirme cuidada y querida, ella me respondió que aprendió a hacerlo de la mejor y, entonces, nos fue imposible no rompernos a la vez.
Tengo a personas en mi vida a las que quiero con todo el corazón, que suerte sentir esto que siento con ellas y de que sigan estando muy cerquita de mí, algo muy bueno debí hacer en otro vida para seguir sintiendo sus brazos rodeándome hasta cuando soy más complicada de acompañar. 

Gracias ♡

miércoles, 15 de mayo de 2024

A quien está por llegar


No me conoces, ni tú a mí ni yo a ti, pero ojalá poder conocernos pronto y crear una esfera, aunque sea un ratito, en la cual el mundo y la vida parezcan algo más sencillas de lo que son en realidad. Te voy advirtiendo que no soy fácil de conocer ni de cuidar/querer, intento ponerlo fácil, te lo prometo, pero sigo sin conseguirlo, supongo que por esto mismo me hace tan feliz fantasear con la posibilidad de conocer a personas con ganas de hacerlo, no sé, me gusta la posibilidad de conectar con las personas y sentir cada emoción y sentimiento tanto como mi corazón y tripas me permitan.
Es cierto que, al igual que lo bueno lo siento aquí dentro intensamente, con lo malo me pasa igual y a veces algunas zonas me duelen más de lo que me gustaría, pero no me arrepiento de ser como soy, desde hace años conseguí reconciliarme con mi sensibilidad del todo y apreciar toda la belleza que esta me muestra, un mundo invisible a los ojos de gran parte de personas.
No quiero pedirte nada, no quiero pedirte que te quedes, ni que me entiendas, ni que todo te parezca bien ni una atención desmesurada, solo quiero pedirte algo.
Tengo aquí dentro a una niña preciosa pintando corazones y flores en las paredes de una habitación llena de luz, a veces perceptible por parte de otros;
algunas personas nunca han entrado aquí, otras entraron tras años de ternura y cuidados, y otras con tan sólo una sonrisa, tres o cuatro de mis amigas ya son capaces de llegar a esa niña sin problemas, son expertas en mimarla y quererla bien. 
No sé si tú conseguirás llegar, ni siquiera sé si en algún momento nos conoceremos o no, pero... por favor, si quieres irte despídete antes. No hacen falta gestos grandilocuentes ni actos muy formales, sólo despídete, como quieras o como puedas, sé que no nos han enseñado demasiado esa movida de soltar, pero hazme ese pequeño favor, me suele costar el tema de soltar a quien me hace sentir a salvo de los monstruos de aquí dentro, y las despedidas, aunque no las gestione bien, me lo ponen algo más fácil.
Ah, y gracias, porque si me cuesta soltarte es porque antes hemos sabido agarrarnos desde el amor y la ternura, y eso vale todo malestar y sufrimiento de la despedida. 
Ya te he dicho que he venido a sentirlo todo bien adentro, sé que no es lo habitual y que si de algo sirven las corazas es de autoprotección, pero es que mi abuela me enseñó el amor así, permitiéndose sentirlo todo para que así, en el momento de la despedida, me quede un corazón repleto de amor, ternura y de pequeñas y mayores historias realmente preciosas. 
No nos conocemos, ya lo haremos, antes tengo mucho que limpiar y ordenar, pero por favor, hazme ese favor si algún día nos toca despedirnos.

Gracias y hasta pronto. 

sábado, 20 de abril de 2024

Tercios de cervezas sobre zonas sin desinfectar


Tras varios meses tocando la herida (porque no me quedaba otra) he conseguido identificar que aún hay aquí dentro pequeñas áreas que necesitan mucha atención y cuidados. Con ello he llegado al punto de descubrir que estoy en un momento en el que no quiero tanto un polvo, sino un abrazo, un beso en la frente y hacer la cucharita, estoy en un punto en el que quiero sentirme cuidada y querida por nuevas personas. 
¿Y quien sabe?, tal vez esto no es más que la proyección en otros de la ausencia de cuidados que he tenido hacia mí misma, tal vez vaya por ahí...
Me encanta mi trabajo y me encanta también cuidar de mis amigas y personas importantes, pero se me da horrible dejarme cuidar, suelo estar siempre con el temor a que, si me dejo cuidar, el otro aprovechará para hacerme daño, que es cierto que no siempre es así, pero ahora mismo todavía estoy cuidándome y mimándome despacio y con esmero para limpiar toda esta habitación de emociones caóticas.
Es como que no siempre estoy disponible para cuidar o sostener al otro, y esto a veces me hace sentir culpable; así de hipócrita soy a veces, en mis sesiones como psicóloga digo que es tan importante cuidar como dejarse cuidar, pero luego en la práctica patino en la parte de dejarse cuidar. 
A veces siento mucho miedo a que el otro me haga daño porque me estoy dando cuenta que cuando alguien consigue entrar de verdad en mí me cuesta muchísimo luego tolerar, aceptar su ausencia y como medio gestionar el dolor o emociones desagradables que esta me haya causado; ojalá ponerme un cartel en el pecho antes de saltar al vacío en el que pusiera algo tipo: porfi, no me hagas daño, soy una persona muy sensible que siente todo intensamente (lo bueno y lo malo).
Llevo unas semanas usando las cervezas para taponar heridas; a veces cuando mi cabeza está ruidosa o cuando estoy a punto de llorar por nostalgia o tristeza le pego un gran sorbo a la cerveza y me repito: hacia delante tía, que ya hemos llorado mucho por esto.

Sé que no es una forma nada saludable ni adecuada de procesar algunas de las emociones que no me gusta sentir, pero me está costando pisar el freno.
Debería parar pronto y mirar hacia dentro con más calma y esmero, abrazarme bien fuerte hasta que las lágrimas sean inevitables y el dolor ya no me asuste, y comprobar que sigo respirando, prometo que lo seguiré haciendo más y mejor.

Es hora de cuidarse tía, llevas ya un tiempo huyendo de ti misma, pero toca volver a ti y abrazarte fuerte, ánimo preciosa, ya hemos estado aquí antes y siempre hemos sabido transformar ese dolor y tristeza en crecimiento, volveremos a hacerlo.
Escucho la canción de "Mía" de Belén Aguilera tumbada en mi cama, me da vueltas la cabeza, mierda de cervezas... de pronto, empiezo a llorar, ahí estoy, volviendo a mí. 
La canción canta: y es una suerte poder sentirme mía...
Tranquila pequeña, estamos haciéndolo bien, confía en esa luz que tenemos aquí dentro y que a veces se ve desde fuera. 

jueves, 4 de abril de 2024

Pensamientos revoltosos


De pequeña me decían que si algo por dentro nos dolía había que echar agua de mar o permitirse llorarlo para que así, por un camino u otro, acabara dejando de doler; de pequeña las vacaciones eran más largas y existía una casa de la abuela en la que los miedos y preocupaciones quedaban fuera, podía pasar todo el día en la playa dejando que el mar y las olas hicieran conmigo su efecto curativo y mágico.
Ahora las vacaciones ya no son tan largas y ya no existe esa casa de la abuela, por lo que me he vuelto más llorona de lo que ya era, a veces odio sentir tanto por todo, es como que me implica una gestión interna y un trabajo emocional constante y,  a veces, no fácil de llevar a cabo, pero me siento orgullosa de todo lo que he ido mejorando y creciendo por aquí dentro sin soltar la mano de esa niña, que suele tener siempre la cabeza en las nubes. 
Y es que crecer es perfectamente compatible con ser una llorona, con seguir encontrando formas en las nubes, frenar el coche ante cualquier campo de girasoles para bailar entre ellos o jugar con las margaritas a ese juego de que nos quieran mientras seguimos aprendiendo cómo va eso de quererse bien a una misma; me gusta seguir creciendo sin soltarle nunca la mano a mi niña interna, es algo complicada llegar a ella a veces, pero también es especial.
Echo de menos a mis abuelos, con el fallecimiento de mi abuela he aprendido en carne propia que el duelo no es tanto superar la ausencia de alguien, sino aprender a vivir con esa ausencia, hay personas realmente preciosas ahí fuera con las que ojalá siempre nos quedara un abrazo pendiente para así no despedirnos nunca de ellas, pero en fin...
Me estoy enamorando hasta las trancas de mi trabajo, me siento muy orgullosa de mí misma y del papel que juego; desde hace meses llevo siendo el abrazo de un niño al que le da miedo la oscuridad, la profesora de una niña que está aprendiendo a trabajar la dislexia, el brazo en el que apoyarse un niño que no acaba de encontrar su sitio en el colegio, la mirada hacia una niña que crece en una casa que poco tiene de hogar, la guía de otra niña en el trastorno bipolar, y el de otro niño en la enfermedad del cáncer; formo parte de muchas historias de crecimiento, superación e inmenso amor; porque eso es lo que hago, trabajar con amor y con el amor obteniendo juntos cambios realmente grandes, lo estamos haciendo bien, pasito a pasito.
 
A veces, me enfado conmigo misma y se me olvida eso de intentar ser compasiva y tratarme desde la aceptación y no tanto desde el juicio, pero es que no sé porqué las personas intentamos tanto controlarlo todo si al final, a veces, todo sale por los aires. ¿No os ha pasado que, en ocasiones, para protegeros os habéis puesto en la peor de las opciones y os la habéis repetido mentalmente para ir aceptandola, pero cuando realmente ocurre os duele como si no hubierais hecho ningún tipo de preparación previa a ese dolor?
Bienvenidos al asqueroso universo de los pensamientos catastróficos y del autosabotaje, a veces tengo etapas en que me impresiono de lo bien que va todo y de mi capacidad de dejarme ir y saltar al vacío, pero otras soy una experta en cuanto a boicots, aún así sigo diciendo que estoy feliz por todo lo que estoy creciendo, porque lo estoy haciendo, paso a paso. 
Yo debería irme a dormir en algún momento, pero aquí ando, con mis avispas en la tripa y mi mente en una montaña rusa, el cansancio general ya le está pidiendo que se baje, pero ahí sigue la sinvergüenza. 
Tengo ganas de volver a la playa, a Galicia, ya no habrá ninguna casa de la abuela esperando, y es algo que me da muchísimo miedo, el instante en que llegue a esa calle y ya no... pero, tengo ganas de bañarme en el mar, dejarme columpiar por el balanceo de las olas y que no exista nada más que ese mágico y curativo momento, ojalá pronto. 

Rin, rin, rin...
Fin de la atracción, bájate y vámonos ya a dormir, es tarde y mañana madrugo. 

Buenas noches. 

miércoles, 27 de marzo de 2024

Trasteros solitarios


Tengo una habitación escondida que está vacía, a veces ruge, y ya sé que te estarás preguntando cómo puede rugir una habitación, pues no lo sé, pero lo hace, y yo lo siento a través de un viento gélido procedente de mi interior. 
Es como una especie de alarma molesta que me recuerda que hace ya bastante tiempo que no freno, apago la alarma y le pido a mi productividad cinco minutos más de resultados como mecanismo de escapar de esa habitación vacía.
No me da miedo, hace años que aprendí a habitarla y a sentir ese silencio como hogar también, me ha enseñado, en ocasiones, mucho más ese silencio que el resto de habitaciones, más llenas de vida y más ruidosas. 
Pero, por alguna extraña razón, hoy su presencia me ha incomodado; tienes razón, estoy de un evitativa insoportable y, tal vez por eso estoy buscando en la agenda de mi trabajo más sesiones, para encontrar un entretenimiento que me libere de tener que entrar en esa habitación. 
Hoy hace un tiempo de mierda y el viento sopla con rabia colándose entre los pequeños espacios de ventanas y puertas, estoy segura de que él ha sido quien ha reventado la puerta de mi habitación abriéndola de par en par.
Prometo entrar en ella, prometo volver a habitarla más de aquí en adelante, llevo tiempo sin entrar y, en cierta manera, lo echo algo de menos, eso o que siento que lo necesito, como una especie de limpieza interna para, posteriormente, poder disfrutar más de todo lo externo. 
Es una habitación pequeñita, y tal vez no esté del todo vacía, pero hace tiempo que no voy a ella como para poder asegurarlo, lo que sí sé es que ruge como fiera encerrada solicitando atención.
Pero, si os soy sincera, recuerdo que hace tiempo, en este tipo de momentos, cuando entraba en ella y le hablaba de toda mi semana y de las emociones que en ella habían existido, dejaba de rugir y aparecían infinidad de flores pintadas en las paredes. 
Por eso sé que no es una habitación ni fea ni malvada, tan sólo es una habitación distinta en la que volver a encontrarme desnuda y sin caparazón.

martes, 26 de marzo de 2024

Carta de buenas noches...

Estoy evolucionando y creciendo en poco tiempo muchísimo, en diferentes áreas y aspectos, siento que me voy acercando a ser la mejor versión de mí misma, y eso me hace sentir realmente orgullosa de mí misma. 
Pero, también estoy algo asustada, porque siento que, para avanzar, la vida me pone el peaje de tener que soltar versiones anteriores de mí, en mayor o menor medida, y así descubro de pronto que ya no tengo apenas nada que ver con esa chica que se escondía tras una libreta escribiendo y que temblaba fácilmente. Guardo cofres de ilusión, luz y magia aquí dentro intactos, pero hay mucho que se ha transformado aquí dentro y a mi alrededor porque debía hacerlo, porque es imposible seguir evolucionando sin deshacerse de varias capas.
Me miro en el espejo siempre unos minutos antes de acostarme y sonrío, a veces me emociono al hacerlo al comprobar todo lo que he cambiado, lo estoy haciendo bien, lo sé, y ya no tanto por logros externos sino por el tipo de persona que soy. 
Me gusta la persona que soy hoy porque soy la mujer que de niña admiraba o que deseaba que le hablase; cuido mucho y muy bien mi energía y el mundo que tengo aquí dentro y, aunque a veces toca vivir recaídas o seguir curando viejas heridas, siempre uso cada bache para coger impulso, lo estás haciendo bien, lo estamos haciendo bien. 
No sé muy bien en quién me estoy convirtiendo, pero estoy acercándome a ser alguien a quien quiero cada día más y a quien admiro profundamente; algo de miedo siempre hay cuando te ves logrando algunos de esos sueños por miedo a que sigan siendo sueños y despertar en cualquier momento, pero pasan los minutos y las horas y descubro que esto es real, que la oportunidad la tengo en mis manos y que la estoy aprovechando. 
Había una vez una niña con una infinidad de miedos, pero tenía tantas tantas ganas de conocer el mundo que consiguió coger a todos esos miedos de las manos y demostrarles que no hay miedo tan grande como para frenar sus ganas de descubrir. 
Sigue así, lo estamos haciendo bien. 

viernes, 15 de marzo de 2024

Niñas guerreras


La niña grita, y no sólo eso, ruge.
La niña intenta acariciar y araña sin querer, queriendo aún así que le quieran bien.
La niña defiende, lo suyo y a los suyos, contra viento y marea sin haber perdido todavía el miedo a la oscuridad. 
La niña es rebelde y revolucionaria ante cualquier injusticia o cosa que no entienda del todo. 
La niña llora en el baño y se besa con un cualquiera en público. 
La niña patalea cuando algo le duele y muestra la rabia como el eterno disfraz de la tristeza.
La niña juega a sentirse deseada en brazos expertos en agarrar y en bocas expertas en morder, pero a ella lo que le gustaría es algún día recibir una caricia y un beso en la frente. 
La niña escribe en su piel una carta de auxilio que nunca llega a enviar. 
La niña es la marioneta de adultos que nunca tuvieron tiempo para ser niños.
La niña es la moneda de cambio de dos adultos que mucho saben de sexo y de facturas en común, pero que poco saben de ellos mismos y del amor. 
La niña es la superviviente de una casa que nunca fue hogar. 
La niña es la tirita de una herida no desinfectada.
La niña es el reflejo de una realidad aplastante sobre una lista de sueños de una madre a la que nunca le dejaron ser niña. 
La niña es fuerte y protestona, y eso incomoda a una sociedad que la quiere muda y sumisa.
La niña es la promesa fallida de un padre que ya no está aquí.
La niña es muchas cosas que no debería ser.
Pero, sobre todo, la niña es niña, y como niña que es, sólo quiere jugar y que, por la noche, unos brazos gorditos y grandes le lleven del sofá a su cama por arte de magia.