miércoles, 19 de junio de 2024

La magia invisible de los lugares más comunes


Ayer pasé por la calle, desde hace unos meses, prohibida, y tuve miedo de posibles secuelas y recaídas; sentía el ritmo de mi respiración agitado y el silencio era ensordecedor, me sentía como si estuviera en la escena de un antiguo crimen sin resolver. El asesino, un puñado de recuerdos resplandecientes, y su arma, una nostalgia capaz de colarse hasta en los rincones más recónditos; le dejé entrar, te dejé entrar durante un ratito en mí y desordenarlo todo; mientras, una diminuta sonrisa brillaba con ternura y a unos ojos temerosos se les metía algo de nostalgia en su interior haciéndoles llorar. 
Los lugares en los que hemos sido felices siempre poseerán en su interior cierta magia especial; para gran parte de las personas de ahí fuera seguirán siendo sitios corrientes a los que apenas prestarán atención, pero para quien una vez se paró a ser feliz allí no. A mí me dan miedo, y no sé si es por todo lo que te pueden llegar a hacer sentir cuando creías haber ya pasado página o por ser consciente de que, a veces y sin darnos cuentas, dejamos especiales partes de nosotros en esas personas y en esos lugares en los que fuimos felices.
Parte de nuestro legado reside en esas personas y en esos lugares; la manera en que aparecemos allí, lla manera en la que nos permitimos ser y sentir y la manera de irnos, aunque esta última no nos guste, dice mucho de quienes somos, y en temas de despedidas yo no soy quien para dar lecciones, pues un puñado de emociones siempre me agarra en este tipo de momentos haciéndome sentir algo torpe en las mismas. 
Pero ya no tengo miedo a pasar por esa calle, algunos domingos o días de bajón sigues estando en ese banco con tu maldita sonrisa preciosa y tus aparentes ganas de descubrir que había aquí dentro, la nostalgia siempre consigue estrujar mi corazón y,  a veces, hacerme llorar, pero he vuelto a caminar por esa calle y a sonreír por haber tenido la suerte de coincidir contigo.
Hay lugares corrientes en los que se queda a vivir cierta magia de esa que llevamos en nuestro interior y que se ve desde fuera cuando somos muy felices, párate, mira y siente, prometo que si duele es señal de que está curando, prometo que mañana dolerá menos, y te prometo que algún día ese lugar ya no nos hará llorar y solo provocará en nosotros una sonrisa nostálgica por haber podido vivirlo y sentirlo todo bien adentro. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario