domingo, 30 de mayo de 2021

El equilibrio perfecto es que el caos te enseñe a bailar.


Como un funambulista, juego con el tiempo, con un puñado de emociones y con una montaña de pensamientos agresivos que pesan lo suficiente como para que la cinta que sujeta mis pies tiemble por miedo o adrenalina. 
Me paso horas pensando cada movimiento y aumentando la probabilidad de caer, guardo con extremo cuidado todo en cajones y jugueteo con los miedos antes de dormir para que algún día ya no me den miedo, pinto paisajes nuevos en lienzos antiguos creyendo que no lo son, grito los dogmas de una religión en la que ni creo, pero a la que me agarro cuando siento que el mundo es un sitio muy grande y yo un ser con demasiadas horas para pensar como para elegir la opción de no hacerlo; a veces logro durante unos minutos que todo permanezca en silencio, que la cinta sobre la que apoyo mis pies no tiemble, y llego ahí a disfrutar las diversas direcciones del viento, estas me muestran colores preciosos en hojas caducas que me invitan a a bailar una canción nueva en mitad de este caos. 
Pero caigo de mi columpio, de mi esfera y de mi tirolina perdida entre árboles porque ya no es mi momento, es nuestro momento; son muchos los rostros que me observan, algunos con curiosidad, otros con cierto desconcierto y otros con admiración, pierdo entonces los estribos por sentir la presión externa de llegar a ser ese alguien que siempre tenga un pasillo en el que poder ir descalza, paso entonces a conocer a las imágenes y recuerdos que esas personas tienen del funambulista que observan y me olvido de mí y de quien soy yo o quien quiero ser, intento de nuevo equilibrar todo, encontrar una forma de no caer al vacío y de poder seguir caminando sobre el aire que ahora ha pasado a ser algo más agresivo, a veces creo conseguirlo, otras vuelvo a las andadas y me siento vacía, como si fuera esa caja de música que carece de sentido si no la abre nadie.
Es tentadora la idea de colocarme ese cartel de "en obras" y seguir conmigo, seguir trabajando por lograr el equilibrio entre ambas perspectivas, pero demasiado tiempo sola también me puede hacer sentir una especie en extinción cuando no soy más que la chica que va leyendo en el metro y que curiosea sobre todo lo que hacen el resto de personas, entonces ¿alguien puede explicarme cómo se hace?, necesito la ayuda del público, la pista doble para llegar a entenderlo y entenderme, o la llamada telefónica para avisar de que hoy llegaré tarde.
No pretendo alcanzar un equilibrio, no pretendo encontrar la meta en algún momento o poder afirmar con seguridad que lo conseguí, pues esto no se trata de un objetivo a alcanzar, sino de un proceso al que poder adaptarme y lograr estar bien mientras evoluciono y me transformo en una persona distinta sin dejar de ser yo.
No pretendo tampoco ser dueña de la incertidumbre ni la marioneta de un destino inexistente del todo, sólo quiero tener la seguridad de que las ráfagas de viento en algún momento me enseñarán pasos de baile nuevos y no sólo a no caerme, es más, desde el suelo ya tengo la confianza de que también se puede aprender a bailar y a ser quien tú quieras ser en cada capítulo de esta historia, de la cual, ya te he hecho varios spoilers. 

sábado, 29 de mayo de 2021

Pequeñas cosas e instantes que me hacen feliz ✨

La carcajada que hace creer que el mundo es un sitio algo más fácil, los planes de futuro en cualquier cafetería y ser feliz aún sabiendo la complejidad y dificultad de que salgan, las cenas en el sofá con tu madre y no dejar de hablar, los "Te quiero" sin control y los "avísame cuando llegues a casa", los viajes improvisados, el olor a humedad, el sonido de las olas, el final perfecto de un libro, una nueva temporada de esa serie que ojalá no fuera a terminar, la cara de la gente ante las sorpresas, correr a abrazar a alguien sin importar el lugar, los dibujos con bolígrafos por aburrimiento en la mano o en cualquier trocito de hoja, cuando alguien habla de algo que le hace tanta ilusión que ni puede hablarlo con calma, perder la cuenta de las cervezas con alguien y no por alguien, descubrir una canción nueva y que te encante, la luna llena, las nubes con formas bonitas, los gestos de amor de los animales y su forma de mirarte, que te agarren de la mano cuando estás nerviosa, el sonido de las gaviotas mientras desayunas, bañarse cuando estás triste, los segundos antes de que comience un concierto, los olores que contienen recuerdos, desenvolver un regalo, las tapas de los bares en Madrid cuando no hay mucha gente, los picnics en el campo, la puesta de sol, el "subo, me cambio y bajo" en verano, llevar sudadera y pantalones cortos después de cenar en una terraza, las olas del mar, el tacto de las sábanas recién lavadas, las duchas frías en verano antes de acostarse, el sonido de las voces de tus amigos mezcladas, las películas con manta los días de lluvia y escuchar su sonido o bailar bajo ella, la comida basura entre horas tirada en el sofá, que un desconocido te sonría por la calle o te deje salir del metro antes de entrar él, notar como vas aumentando la amistad y confianza con alguien, ver las estrellas acompañada, sonreír a solas porque te has acordado de alguien o de un recuerdo feliz, beber agua muy fría en verano cuando tienes sed, la voz del bus diciéndote que has llegado a Avenida de América cuando se viene un plan muy chuli, poder contar algo bueno que te ha pasado y que te digan "yo ya sabía que lo conseguirías", que cualquier trabajador de cara al público te desee un buen día y que se note que lo dice de verdad, que me miren continuadamente sólo para ver como me pongo roja, que te echen de menos y te lo digan, que deje de doler y sentirte libre de nuevo, los abrazos por la espalda, apoyar la cabeza en la ventana del coche con música y mucho viento, ver a alguien cumplir su sueño, ver abrazos que no entienden de fronteras, comprarse un vestido y que te veas increíble, el contacto de las piedras de la playa con tus pies, la sensación de que estás haciendo las cosas bien, comprobar que ya vas estando más feliz, emocionarse y reírse a la vez, los abrazos fuertes, el ship de albalia, bailar todas las canciones, los besos de esquimal, sentirse parte del grupo y que pase el tiempo volando, los segundos antes de hacer una locura, los segundos antes de que se abra el telón, las películas Disney con palomitas, las voces unidas en las manifestaciones por los derechos de cualquier colectivo, las fresas con nata, que te abracen en silencio mientras lloras, comer o cenar fuera y que haya un postre con chocolate, prepararse antes de salir durante horas y que al verme en el espejo me sienta preciosa, echarme crema de manos y que se absorba con rapidez, la primera cita con alguien y que salga bien, hacer regalos a mano, compartir un plato pequeño con alguien con los mismos cubiertos, aprobar un examen que creíste que ibas a suspender, el olor a mandarinas y limón, estar de fiesta con amigos, alejarse y darte cuenta de lo feliz que te hacen, tocarme las tetas despacio, que mi abuela entre en la habitación cuando me hago la dormida y que me eche otra manta, los primeros brotes cuando plantas algo, las ardillas y todo lo que tenga que ver con ellas, la poesía y distintos tonos de voz recitando, hablar de quien te gusta con una amiga, que ella te hable de quien le gusta y gritar ambas ilusionadas, los ojos brillantes de las personas, los espaguetis con mucho tomate, las tartas hechas únicamente de chocolate, la sensación de complicidad con alguien sólo con miradas, estrenar ropa nueva, ver a niños y niñas  jugando todos juntos, el sonido de la cámara de fotos analógica, cantar en voz alta con amigas, observar una vela derritiéndose, quemarse los mofletes por el sol, las conversaciones profundas durante horas, escribir con música de fondo muy alta, que en el dentista te digan que no tienes caries, el café en la resaca, decirle cosas bonitas a la gente y que te respondan exageradamente y con audios y stikers, las croquetas, decir algo bajito y que te escuchen todos, los días previos a un plan grande y especial, mirar el reloj y que sean en punto, reírse mientras te estás acostando con alguien y tener que parar, ver a la gente que quiero felices, la piel de gallina, el olor a maría, pasar horas viendo la galería de fotos, sentirse bien en sitios nuevos y no sentirse tan atada al pasado, las margaritas, un pétalo de una amapola en un libro, los besos de los perros y los gato acaticiándote con su patita, comer algo que te gusta mucho cuando tienes hambre, las patatas fritas recién hechas, tener un hobbie nuevo, cantar en la ducha con agua muy caliente, ir en taxi y que el conductor sea majo, que te den las gracias, dejar de hablar porque crees que no te están escuchando y que alguien te diga: "sigue que te estaba escuchando", el sonido de las tortugas acostándose, ir al cine y que apenas haya gente, la cucharita y los mimos, que nieve, comer un dulce que no sabías que estaba relleno de chocolate, el sonido de las  aves, el sonido del tren, el algodón de azúcar, las camas elásticas, que te de el sol teniendo una chaqueta puesta y que no te sobre la chaqueta, cualquier tipo de mamífero abrazando a otro, saltar en los charcos, jugar con un hilo suelto y arrancarlo.
No te preocupes si hoy ha sido un día de mierda y sentías que todo iba mal, ya estoy yo aquí para mostrarte que las cosas van mejor de lo que parecen.

lunes, 24 de mayo de 2021

Estimado Mario Benedetti:


Te he leído en mis ratos libres, de puntillas, con atención, emocionada y dejándome abrazar por ti antes de dormir, en muchas noches has sido una manera más sencilla, menos complicada y más fácil de quedarme dormida, aún me queda mucho que descubrir de ti y prometo que pronto volveremos a seguir con nuestras citas nocturnas.
He disfrutado contigo, no lo voy a negar, pero mientras te leía me hubiera gustado que me hablaras más de qué ocurre estando a solas, qué ocurre cuando el final no es un "fueron felices y comieron perdices", y por qué lo muestras como el fin del mundo cuando es de esos finales, en verdad, cuando de verdad se puede decir que estás comenzando de nuevo. 
Lo he hecho, sí, te he seguido el juego en ocasiones en las que lo necesitaba, me he columpiado en ese "para siempre" del que hablábas, aún sabiendo que no era bueno para mí, pero me ha gustado hacerlo durante un rato, el problema es que tú no te has bajado en ningún momento de él y no sé si te admiro o me asustan tus excesivas expectativas en el amor; tampoco me gustaría ahora criticarte con dureza, pues durante muchos años te he disfrutado mucho y he creído en ti y en la utopía de que el amor todo lo puede, sería bonito que así fuera, pero creo que te equivocaste, no pasa nada, yo me equivoco constantemente.
He descubierto un nuevo mundo, todavía estoy aprendiendo y adaptándome a él, pero es un lugar más flexible, menos idílico y, en definitiva, más real.
En él he descubierto otra cara del amor del que no me has hablado demasiado, el amor de dejar ir, de soltar, de agradecer lo vivido, de experimentar el dolor de después y de confiar en que en algún momento se irá del todo; verás, no siempre hay que quedarse, pues el amor no hace todo posible, hay que saber cuidarse, quererse a uno mismo antes de nada y saber en qué punto te encuentras para no verse inmerso en batallas en las que no estás preparado para hacerles frente.
Estoy segura de que tú eres de esos que si se enamora de alguna flor preciosa del campo la arrancas en nombre del amor, no amigo no, la vida no es tan fácil como para creer que siempre puedes permanecer junto a esa flor ni que esta tenga que ser quien se adapte a tus contextos y a tu historia, tal vez sea posible que en ocasiones un poquito de su parte y un poquito de tu parte pueda aumentar las posibilidades de esa historia romántica jamás contada del todo, pero en otras ocasiones el amor es irse, hasta nuevo aviso o para siempre, yo que sé, pero si de verdad te parece preciosa esa flor lo último que deberías querer hacer es arrancarla de ese campo, lárgate de ahí y háblame del después, háblame de cómo llegas ese día a casa sin saber el camino de vuelta, háblame de cómo tu dolor se va transformando hasta ser una mariposa que echa a volar lejos, háblame del amor desde su máxima expresión y de la libertad,tuya y de esa flor, como una de las manifestaciones de amor más puras y de verdad, esta cara de la moneda no es fácil, a nadie le gusta leer finales alternativos a los clásicos, pero por eso mismo me hubiera gustado que tú hubieras hablado de ello.
Querido Mario Benedetti; adoro nuestras citas nocturnas, nuestros viajes en el tiempo y nuestras sesiones terapéutica como ese conjunto de cuentos de buenas noches, te agradezco mucho nuestras conversaciones y tu manera de querer, pero como ya te he dicho, me hubiera gustado que me hablaras también de las ocasiones en que el amor en vez de un "para siempre" es un "gracias por todo, adiós".
Nuestras vidas son importantes Sr. Benedetti, no las reduzca a un capítulo de la historia o una historia concreta tan sólo por creer que no hay más libros en la estantería, hay muchísimos más, algunos que ni conocemos y otros esperando ser escritos por nosotros, no tenga miedo al fin del mundo, yo también lo tuve, me asusté mucho y eché a correr, pero le puedo asegurar que hay vida después del fin del mundo y que sin la existencia de los finales sería imposible empezar nuevos comienzos, ¿no cree?.
Nos vemos pronto en cualquiera de nuestras citas nocturnas, tengo ganas de escucharle. 



domingo, 23 de mayo de 2021

Insomnio rutinario


Yo a estas alturas ya no sigo una dirección concreta aquí dentro ni un camino bien marcado, a veces me gustaría tenerlo, pero al final acabas cayendo en la cuenta de que tú eres quien marcas gran parte del recorrido.

Estoy improvisando sin saber exactamente cómo lo hago, estoy intentando cuidarme algo más de lo que lo hacía, pensar menos o que hacerlo no me suponga tanto desgaste e intentar, demasiado despacio para mi gusto, abandonar todo lo que está en un nivel demasiado superior al mío o lo que me haga sentir defectuosa, me niego a creer que lo sea, soy rara y complicada, pero defectuosa ya me suena muy mal y no quiero echar por tierra los logros que llevo ante la opción de esa alternativa. 

Ojala que aquí dentro se pudiera lograr el mismo silencio que el de fuera, ojalá que mágicamente las cosas fueran más fáciles o que me dieran sino un manual de primeros auxilios, se supone que debería estar feliz y emocionada por terminar una etapa, sé que estoy camino de volver a serlo, pero todavía no lo he conseguido, me encantaría ver, como si esto fuera una ruta por el campo, una marca blanca en alguna de las piedras como señal de que voy bien, en verdad no sabría decir si voy bien o mal, como ya he dicho estoy improvisando, estoy haciendo las cosas lo mejor que puedo en cada momento, desde fuera no es suficiente, pero a mí me sirve para mantenerme por ahora. 

Todo el mundo me habla del tiempo, dan por supuesto cómo estoy en cada momento cuando ni yo misma lo sé y si no sonrío lo suficiente me dicen que estoy rara mientras inician un discurso existencialista que seguro que ni entienden ellos mismos.

A veces me gustaría que alguien quisiera saber qué he comido hoy tan sólo por acabar hablando de cómo ha sido el día, sin normas ni juicios precipitados, no sé...

Tengo ganas de ir a la playa y escuchar durante horas las olas del mar, en algunas ocasiones he conseguido sólo escucharlas a ellas y eso es exactamente lo que necesito ahora para poder dormir algo. 

domingo, 16 de mayo de 2021

No arregle la ventana, me gusta así


No voy a volver a ser la de antes, así que dejar de pedirme algo imposible, lo siento, a mí en ocasiones también me gustaría volver a ser la de hace un tiempo, pero hace unos días descubrí que no voy a volver a ser la de antes nunca más, suena drástico, lo sé, y no sabéis el miedo que me provoca decirlo en voz alta, pero a la vez sé que este momento, esto que siento ahora era inevitable, si os sirve de consuelo mantengo en mí ciertos detalles, ciertos gestos y ciertas fantasías con las que me gusta jugar y viajar en mi tiempo libre, aunque hasta ellas han cambiado.
No puedo hablaros mucho de quien soy ahora mismo, estoy en reconstrucción y todavía hay cajas de cartón que no me he atrevido a abrir, voy poco a poco, el miedo ralentiza mucho mi ritmo y en varias ocasiones me obliga a parar y respirar, pero luego sigo con ello y voy observando, a veces con curiosidad y otras con tristeza, que hay en el interior de esas cajas; esto sí que son obras desde cero.
Hay algunas cuantas paredes que he decidido mantener, pero el resto hay que destrozarlo todo para volver a construir, por ahora sólo tengo esto que ves, un montón de cajas de cartón y cuatro habitaciones vacías en cuyas paredes he pintado flores de colores para que parezca un lugar más acogedor, he salido a conocer el lugar y he descubierto un precioso campo de amapolas, suelo pasar horas bailando entre ellas con los ojos cerrados, me encanta hacerlo, es como volar.
También he conocido al nuevo vecindario y me he sentido bien al ser consciente de que cada vez hablo menos del ayer y vuelvo a hablar ilusionada de planes y sueños futuros, me sirve como prueba de qué, aunque sea demasiado despacio, voy convirtiéndome de nuevo en alguien a quien cada vez tengo más ganas de conocer. 
También he recibido visitas de dos o tres personas que llevan años aquí cerquita y me han hecho reír durante horas, hacía tiempo que no lo hacía y he sido feliz.
En mi nevera he encontrado una nota pegada con un imán: "Lo estás haciendo muy bien, no tengas miedo, estoy aquí cerquita por si me necesitas" -Mamá-, me ha hecho sonreír mucho, pero no se lo he dicho, debería hacerlo, lo sé.
Hace unas semanas me di cuenta que una de las ventanas no cierra bien y hace un pequeño ruido cuando el viento está furioso, ayer en una de las agendas que tenía guardadas leí una de esas frases de Mr. Wonderful tan escuchadas que ya ni efecto tienen: "Cuando una puerta se cierra, una ventana se abre", tal vez por eso la ventana no cierra bien, hay unas vistas impresionantes desde ella y el color rosado de las nubes al anochecer te hace no poder dejar de mirarlas.
Esta noche, mientras volvía a ver una de esas películas de las que ya he perdido la cuenta sobre el número de veces que las he visto, apareció por mi ventana uno de los dragones de mi reino que durante años ha estado aquí cerquita.
- Majestad, dígame por favor que no estabas viendo la misma película de siempre.
- Esta ya iba a ser la última hasta nuevo aviso- le digo rápidamente sabiendo que no debería estar haciéndolo. 
- Estoy seguro de que todavía no has salido de casa, y ni habrás conocido a todas las nuevas personas y seres mágicos de los alrededores, ¿me equivoco?.
- Puff, que pereza, prefiero quedarme aquí, ya tendré tiempo para salir a nuevos lugares y además sabes que el rollo de los vínculos y todo eso no se me da nada bien.
Suelta entonces una carcajada sonora que resuena en el piso.
- Bueno, así es más divertido.
Le miro con cara de pocos amigos por el comentario.
- Estoy seguro de que hay muchísimos reinos por descubrir, no voy a obligarte a que tengas ganas de salir, pero por favor, dale una oportunidad a este sitio y a ti.
Me subo entonces sobre su lomo húmedo por el tacto de las escamas y me acurruco sobre él por el viento gélido de esas horas, las nubes quedan por debajo de nosotros y sólo se observa a lo lejos un campo lleno de amapolas.
Miro un momento antes de irnos hacia el interior del piso y observo mi capa de superheroína apoyada en un viejo sillón y unas paredes llenas de flores pintadas con colores tan vivos que me siento como si estuviera a punto de empezar una nueva aventura totalmente diferente a las anteriores.
Me acerco al oído de mi dragón, le doy un beso y le susurro:
- A conquistar el mundo pequeño.

Y entonces salimos volando de allí mientras gritamos de alegría sin saber exactamente el motivo, pero con infinidad de ganas de ir descubriendo este nuevo reino al que acabo de llegar. 

sábado, 8 de mayo de 2021

Pétalos de Margaritas


Hoy me fui a perderme por Malasaña en busca de algún bar en el que refugiarme durante unas horas del estrés, de la ansiedad y del miedo ante el futuro de estas semanas y meses que hay por delante. 
Acabé en uno ya conocido lleno de estanterías llenas de libros y donde preparan un café con la espuma en forma de corazón que está riquísimo, es una tontería, pero ese detalle y la sonrisa de la dueña del bar hacen que me sienta como en una nube aislada del mundo.
Me encanta escribir en sitios así ya que suelo tener más inspiración de lo normal con tan sólo fijarme en las personas que me rodean.
Esta vez estuve observando a dos mujeres de cabello canoso que vestían dos abrigos tan elegantes como si fueran dos actrices en su mejor momento personal y profesional, ambas reían con ganas y con gestos de complicidad hasta tal punto que acabaron llorando de la risa que se contagió a otra personas que estaban cerca.
Me hizo sonreír observar la divertida escena, pero a la vez me encogió un poco el corazón al ser consciente durante esos minutos que hace demasiados meses que yo no me río de esa forma, lo reconozco, me ha dado mucho envidia; cada vez más me río por compromiso, porque algo me ha hecho gracia o porque estoy nerviosa, pero hace mucho que no me río de verdad hasta el punto de llorar y lo echo tanto de menos...
En voz alta no he dicho nada, pero dentro de mí he escuchado a una niña secándose rápido las lágrimas y diciendo: "jo, yo quiero eso".
En verdad hace muchos meses que no me río de verdad, que no sonrío porque de verdad quiera hacerlo o que no me siento como súper ilusionada, es como si me hubiera transformado en una persona seria y que se limita sólo a seguir la corriente al resto porque le han dicho que eso es lo que hay que hacer si quiere dejar de sentirse mal.
No sé, me he echado muchísimo de menos hoy; yo solía reírme sin parar hasta sin saber muy bien por qué había empezado a reír, sonreía porque me sentía con ganas de hacer mil cosas y tenía ideas tan locas y creativas que era capaz de viajar a mi mundo y sentirme invencible allí, me encantaba ese lado de mí y, jamás lo hubiera imaginado, pero me encantaba que no me entendiera casi nadie con facilidad y que ni siquiera me importase, jo, ¿dónde estás?.
Ahora las personas de mi alrededor me dicen que se me ve mucho mejor, que me adapto mejor a todo y me hablan de cosas actuales que han pasado; joder yo no quiero ser como vosotros, no quiero ser normal ni acercarme a ello, quiero ser como era antes en todo lo bueno, estar sola y no sentirme sola o ser rara para la mayoría, estoy cansada de esperar que ese lado de mí regrese porque cada vez me cuesta más creer que pueda volver.
Estoy muerta de miedo y no me gusta sentirlo durante tanto tiempo, tengo tantísimo miedo respecto a tantas cosas diferentes que a veces sólo me gustaría desaparecer un rato hasta que todo pase o hasta que las cosas no parezcan tan difíciles; a veces me encantaría recibir una carta de mi yo futuro y poder leer en ella algo como: "Vuelves a ser la de siempre, aunque no sea como antes, confía en mí".
No sé, al menos me serviría como una prueba de que todo irá bien, estoy agotada de no saber qué hacer en casi ningún momento y que sean otros los que deciden por mí lo que sentir o dejar de sentir.
Después de un rato, las dos mujeres se levantaron y se fueron sin poder articular palabra sin que alguna carcajada les interrumpiera, a una de ellas se le cayó una margarita algo mustia, me levanté y fui a devolvérsela creyendo que tal vez podría ser como un amuleto o tener algún valor especial.
Ambas se miraron entre ellas y luego la mujer a la que se le había caído la margarita sacó de su otro bolsillo muchas otras margaritas sin apenas pétalos, en ese momento confirmé lo tanto que me gustaría en unos años ser como ella y llevar mis bolsillos llenos de flores.
- "Quédatela, por cada pétalo puedes pedir un deseo como yo he hecho con estas otras, ¿ves?".
Mi cara era un cuadro y no sabía si esas dos mujeres me estaban vacilando, pero ambas me miraban serias y sin apariencia de que estuvieran bromeando.
- "Gracias, supongo" dije mientras les sonreía por lo surrealista que estaba siendo ese momento.
Volví a entrar en la cafetería, me terminé mi café y me quedé sonriendo a la nada como si acabara de hablar con dos seres de un mundo mágico.
Observé la margarita, arranqué un pétalo y lo apreté con fuerza en mi puño.
"Quiero volver a reírme sin parar hasta llorar un montón de veces porfi, echo muchísimo de menos sentirme así".
Soplé con fuerza el pétalo y este echó a volar, ojalá que se cumpla.
Volví a casa sin haber escrito apenas nada, pero más animada que antes, ojalá volver a salir más veces a sitios como estos, me encanta hacerlo y lo hago demasiado poco para lo tanto que me llena ese tipo de días. 

miércoles, 5 de mayo de 2021

Vals con la muerte al anochecer

He decidido hacer de una parada de bus cualquiera el hostal para pasar esta noche, demasiado lejos de casa para poder volver ahora y demasiado cerca de la frontera que separa esta historia, estos lugares, de otros rincones nuevos por descubrir. 

Llevo a mis espaldas una mochila llena de hojas escritas, de bolígrafos medio gastados, una caja de bombones sin abrir para celebrar logros que ni sé identificar con claridad, dos cervezas para que los momentos amargos sean algo menos amargos y una botella con una carta en su interior que habla de todo y de nada a la vez y que mantiene un olor a nostalgia, al de la mezcla de colonias de todas las personas de una fiesta, al de la cocina cuando tú madre te preparaba tu comida favorita y al del campo después de llover durante horas mientras tú te dedicabas a ser feliz. 

He visto muchas partes de historias incompletas desde aquí, y a ratos me he sentido parte de cada una de ellas; he visto besos de despedida entre quien tuvo que quedarse y entre quien decidió coger ese bus por un puñado de sueños que implicaban alejarse de todo lo conocido para que algún día volver significara que había ido a muerte a por el plan A sin más que unos ahorros y algún que otro trébol de cuatro hojas en su bolsillo, he visto llorar a un padre porque su hija ya dejó de ser su niña para ser la mujer con ganas de jugar con fuego sin miedo a quemarse, he visto a personas regalarse flores más allá del 14 de Febrero, reconozco que he llorado al verlos emocionarse, he visto a una mujer dejar en una de las esquinas de esta parada de bus un ramo de flores con la fotografía de una joven con infinitas ganas de vivir.

- "Debería haberle dicho más veces que le quería".

Y así  me definió el amor de la manera más sencilla y más compleja posible, sin muchas grandilocuencias y con toda la sinceridad del mundo; también he visto a través de las ventanas de los autobuses que aquí se detuvieron los rostros cansados de quienes llevan muchas horas a sus espaldas viajando, rostros sumergidos en pantallas de quienes la nostalgia se apoderó haciéndoles agarrarse a un pasado difuso, y junto a estos los de muchas otras personas que observan el exterior con la mirada de un niño en su primera excursión sintiéndose, por fin, algo más libre.

He visto a muchos abuelos bajarse en esta parada mientras su nieta quedaba dentro algo desconcertada y mientras él, con los ojos humedecidos, le sonreía haciendo un pequeño gesto que sólo ellos dos conocían, he visto a gente perder el bus por quedarse cinco minutos más abrazados a alguien y he descubierto, tras ver cómo el bus se iba, que eso sí que es morir de amor, pero no de frío.

Estos últimos meses he visto tantas pequeñas partes de tantísimas historias diferentes que hasta a me cuesta distinguir si lo que veo es ajeno a mí o parte de mi historia, he visto tantas manifestaciones de amor diferentes, tantas emociones explotando a la vez y tanto sentimientos envolviendo a esta parada de brillantes destellos que no se me ocurre mejor manera que hablaros de ella para hablaros así de la vida.

Hace unos días un silencio pesado se apoderó del lugar y apareció entonces ella, a quienes todos temen olvidando que sin su existencia no tendría sentido la vida; apareció bailando un vals lento al ritmo de una canción que no lograba escuchar, iba besando con fragilidad y con cariño los rostros de algunas personas que allí estaban, los rodeaba con sus brazos, de la misma manera en que una madre lo hace con su hijo, y la persona entonces desaparecía creando un pequeño torbellino del que salían volando algunas flores ya mustias por el paso del tiempo.

Cuando ya se iba a marchar me observó entonces con curiosidad, me retiró el mechón de pelo que cubría parte de mi rostro y me dijo con un tono calmado: 

- "tú no deberías estar aquí"

- "Sólo quería imaginar cómo se ve desde este punto todo, nunca lo había hecho."

- "¿y qué observas?"

- "Observo que lo que de verdad nos asusta a todos no es tu presencia,  sino llegar a esta parada sin haber recorrido antes el camino que queríamos cada uno."

- "El camino, el soñado camino... nunca nadie llega a recorrer del todo el que había imaginado, y menos mal que no es así, si no ¿qué emoción tendría la aventura del vivir?, ante mi presencia sólo y únicamente hay algo que no puedo consumir ni modificar y es lo que cada uno haya logrado guardar y conservar en el lado izquierdo de su pecho."

Entonces, me abrió el pecho de par en par y observó con admiración todo mientras seguía levemente con su cabeza el ritmo cardíaco acelerado que tenía en esos momentos.

- "wow... ¿ves?, sólo esto es lo que da sentido a todo, lo que me da sentido a mí; hacía tiempo que no observaba uno tan resplandeciente, tan lleno de vida y tan bello como el tuyo; vive chiquilla, vive y sigue llenando este tesoro de joyas tan bellas como las que ya tienes, pues cuando vuelvas aquí, dentro de muchos años espero, será sólo esto lo que quede de ti". 

Esa noche me permitió quedarme con ella, observar todo desde su vieja parada de bus y bailar un vals lento a oscuras mientras el bus venía a por mí; una vez que llegó me beso la mano y me pidió que le escribiese desde el otro lado del puente, que sentía curiosidad por saber como se le veía desde allí y por qué a tantas personas les asustaba su presencia olvidando que sin ella la vida no tendría sentido. 

martes, 4 de mayo de 2021

Recordatorio para un futuro lejano


Si pudiera darte un beso te daría más de uno mientras nuestras sonrisas colisionan. 
Después nuestra mente nos diría algo tipo: "No te puto pilles".
Tarde, como siempre ocurre nos encontramos sonriendo delante de una pantalla como idiotas, nuestras madres nos dice que estamos enganchadas al móvil y sonreímos sin dar explicación alguna porque nadie está nunca enganchado a su móvil, sino a la persona que hay al otro lado de la pantalla.
Y de pronto te encuentras sonriendo sin saber exactamente por qué, haciendo de las tonterías cotidianas los detalles más especiales, escribiendo cartas a mano, convirtiendo canciones aleatorias en LAS canciones, querer hacer mil planes a su lado, que se te ocurran las ideas más creativas del mundo y que cada día sea la aventura más emocionante de todas, que ese "para 5minutos nada" se convierta en un "todavía nos quedan 5 minutos", que cada día sientas que llevas el trébol de cuatro hojas en el lado izquierdo de tu pecho, que te pases las horas imaginando historias fantásticas increíbles que, probablemente, no ocurran, y tampoco te importa demasiado.
Que las mariposas descubran que pueden salir de tu estómago y recorrer todo tu cuerpo, que te tiemblen las piernas, que te sientas idiota por cosas tan simples como mantener la mirada y no ser capaz, que observes el vaso medio lleno aún sin nada de agua en su interior, que te rías en mitad de un beso y que creas que ya está, que no se puede ser más feliz que ahí.
Que no falten ganas y que no haya batalla que os pueda derribar, porque aunque no sepas cómo va exactamente esto del amor te mueres de ganas de encontrar las formas de que sea esta la forma.
Y tal vez sea que sí o tal vez sea que no, en ambos casos las emociones y sentimientos serán intensos para bien o para mal, pero enamorarse hasta las francas de alguien, tanto que hasta se te haya olvidado tener un plan B, es una de las sensaciones más valientes, intensas e increíbles que existen, así que por favor, no puedo asegurarte de que vaya a salir bien, ojalá que sí, pero pase lo que pase permítete sentirlo todo con todo el corazón y las ganas del mundo, no sientas a medias, eso es para los cobardes y, aunque a veces te cueste creerlo, tú y yo ya somos más valientes de lo que creíamos por perder cabeza y corazón por quienes creamos que son merecedores de ello. 

sábado, 1 de mayo de 2021

Jaulas de papel

Entra, hay café recién hecho. 
No te esperaba, pero aquí estás, esperando como una niña pequeña ilusionada que quiera acostarme contigo aunque ambas sepamos que sólo es una mera distracción de todo lo que hace ruido ahí fuera.
¿Qué coño estamos haciendo?
Observo mi reflejo en unas pupilas llenas de amor, amor que no creo merecer y mucho menos corresponder, ya te dije que ando perdida gran parte del tiempo y que soy experta en huidas porque ya he besado el miedo, el jodido miedo a la incertidumbre y ha ganado él.
Te muerdes el labio inferior nerviosa y me dices que sabes perfectamente que esto sólo es un entretenimiento, el pasatiempo de dos niñas que juegan a sentirse queridas sin ser capaces de quererse entre ellas.
Desvío la mirada, busco palabras que prometimos que no necesitaríamos decir, busco por primera vez y desde hace tiempo unos brazos que abracen y que sean el refugio que asegurábamos no querer encontrar en nadie más que en nosotras mismas, y ya sé que te mueres por ser refugio, pero yo no quiero ser quien lo habite, no es esto lo que quiero por muy bonito que parezca desde fuera, créeme ya he visto esta película y no termina bien, pero eso no quita que me haya permitido fantasear con ello unos minutos, aún sabiendo que no quiero seguir aquí.
Me gusta la forma en que me miras, me recuerda mucho a la que yo tenía en otro momento y en otra historia, pero al mismo tiempo no me gusta que me veas así, no lo quiero aunque haya soñado como una idiota durante años cómo sería que alguien te observe como lo estás haciendo ahora tú encogida bajo las sábanas, no quiero nada de esto, no quiero ser la responsable de que a partir de hoy le digas a tus amigos cuando te pregunten sobre el amor que no se te da bien, que no es lo tuyo o que no entiendes mucho cómo va tan sólo por esconder un dolor del que, probablemente, no vayas a hablar con nadie.
Te contaré algo, no es un secreto ni mucho menos, pero nunca se lo he dicho nadie.
En mis ratos libres me encanta fantasear con todo esto que te acabo de negar, fantaseo con que alguien le cuenta a sus amigos que ha conocido a una persona increíble y se refiere a mí, fantaseo con que alguien guarde una foto mía en su cartera con cariño y con recelo, fantaseo con un "quédate 5 minutos más, no quiero empezar a echarte de menos ya", fantaseo con caminar por la calle agarrada de una mano que no me quiera soltar, fantaseo con encontrar la mirada más romántica del mundo y el suficiente nivel de pasión para que por la noche hasta las paredes se queden sin palabras, fantaseo con qué hace frío y alguien te deja su chaqueta como el regalo más especial de todos, fantaseo con conexiones más allá de condiciones, etiquetas o polvos de despedida, y sí, me emociona imaginar que ahora te beso y por arte de magia todo encaja, todo cuadra y nos convertimos sin querer en las protagonistas de esa película romántica que nunca llegamos a terminar, no sé si eso existe o no, si de verdad puede ser real o sólo son personas utilizándose como entretenimiento ante el inexorable paso del tiempo, no tengo ni idea, pero yo no quiero eso ahora, aunque ya sea algo tarde, yo no quiero seguir engañándote, seguir engañándome confundiendo de nuevo realidad con ficción.
Es muy fácil dejarse agarrar las carnes por otra persona, lo difícil es dejarse agarrar del corazón y créeme, sé con seguridad que si lo tuvieras entre tus manos le contarías un cuento de buenas noches y le mostrarías las impresionantes vistas que tiene si se queda, ojalá que le convencieras, ojalá que se quisiera quedar, pero no lo hará, aún deseándolo con todas sus fuerzas.
Te terminas el café mientras conecto con mi mirada todos los lunares y pequeñas marcas de tu cuerpo, me besas, te beso, se nos humedecen los ojos a la vez y todo concluye con "si tú no fueras tú y yo no fuera yo podría haber salido bien".
Me sujetas el rostro, volvemos a besarnos con los ojos cerrados y con un puñado de ganas como si estuviéramos a punto de despertar, como si estuvieran a punto de gritar "¡Corten!" y dar por buena y terminada la última escena de una película que jamás veremos, o no juntas. 
Las sábanas juegan una última vez a ser refugio mientras nosotras nos divertimos creyéndonos superiores al resto de personas que andan enamoradas; te beso, me besas y terminamos como idiotas creyendo que ninguna agarraría el corazón en vez de la carne. 
¿Qué se supone que pretendíamos con todo esto?
Ojalá que te quieran, ojalá que alguien lleve una foto tuya en su cartera, ojalá que alguien quiera quedarse a vivir en ti, pero yo no, yo quiero viajar mucho y muy lejos todavía.