martes, 2 de marzo de 2021

No vengo a hablar de nada en concreto


Hoy el pasado apareció de golpe y sin previo aviso, mordió con tanta fuerza y agresividad que el dolor sólo me permitió el llanto como la única forma de coger aire, odio cuando me pasan estas cosas y pierdo todo el control que creía estar adquiriendo, aunque, al menos, ya no caigo mientras duran estos momentos en la falsa idea de creer que no he avanzado nada, entiendo que las recaídas a veces son inevitables, pero me produce mucho miedo estas situaciones por no saber si desaparecerán estas sensaciones en algún momento o simplemente me acostumbraré o aprenderé a gestionarlas, muchos ahí fuera me han dicho que sólo es tiempo, pero eso no es suficiente para que deje de asustarme.
Empieza como una tormenta, al comienzo es una lluvia leve, pero justo en el centro del pecho sientes como va aumentando su intensidad y rabia, va creciendo y empiezas a temblar por las experiencias pasadas de este tipo de momentos, intentas tranquilizarte con alguna de esas frases típicas que nadie se cree cuando se dice a sí mismo y ante su ineficacia cierras los ojos y pides a un dios en el que ni crees que pase rápido o, al menos, que no duela mucho. 
Me cuesta todavía entender el por qué nos puede hacer daño recordar momentos en los que éramos muy felices, ¿no deberíamos sentirnos bien al pensar en ellos por el hecho de haberlos vivido?.
Sería una verdadera fantasía que así fuera, pero para eso creo que es necesario un nivel de introspección y trabajo interno que todavía no soy capaz de realizar, o no en la medida en que me gustaría.
Molaría mucho algún día alcanzar el suficiente nivel de confianza para verbalizar con alguien cómo nos sentimos en este tipo de momentos, y cuando digo alguien me refiero a alguien más que a tu psicóloga.
Pero no, no lo hacemos porque ni sabemos cómo hacerlo ni nos sentimos capaces de ello, así que decidimos como buenamente se pueda respirar profundo y dejar que pase o fantasear con que es la última vez que te sentirás así.
Y al día siguiente...¡magia!, no sé explicar cómo lo hacemos porque a veces lo he hecho sin saber cómo lo había logrado, pero conseguimos sentirnos de nuevo mejor y ser conscientes de que lo de ayer fue una recaída y no una pérdida de todo lo que llevamos logrado.
Y entonces, sintiéndonos mejor con nosotros mismos y viendo de nuevo el futuro sin tantos miedos hablamos de nuestros planes futuros, de nuestros avances personales, de aquellos aspectos bonitos del pasado, y de lo que te gustaría encontrarte en un futuro cercano, pero no mencionamos nunca que los mismos recuerdos del pasado que tan felices nos hicieron tienen también la capacidad de ponerse a saltar justo donde llevas algún que otro rasguño curando todavía.
Eso nos lo guardamos para nosotros porque cuando ni nosotros mismos somos capaces de gestionar el dolor y/o el miedo en esos momentos nos asusta reconocerlo abiertamente por lo vulnerables que nos hace sentir. 
No sé, yo lo escribo como siempre hago para que de alguna forma no quede dentro de mí y no pese tanto, y así, aunque siga doliendo, no me olvido de respirar. 

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