domingo, 7 de marzo de 2021

Como de costumbre, Domingo


Tal vez los tristes seamos nosotros y no los Domingos, tal vez los Domingos no sean más que un recordatorio de que esa semana ya ha terminado, y tal vez en ella hayamos vivido las últimas veces de momentos en los que pedíamos siempre cinco minutos más, aún sabiendo que no serían suficientes.
Me asombra y envidio a la vez el ver como al resto de personas les cuesta, aparentemente, tan poco esfuerzo esto; vuestros últimos abrazos, vuestras últimas conversaciones sin formalismos de por medio, vuestro último concierto, vuestra última fiesta, vuestra última borrachera, vuestro último baile, vuestro último viaje en metro sin saber ni qué hora era, y vuestro último "quédate cinco minutos más".
Y luego todo eso desapareció como si nunca hubiera sucedido, como si hubiera sido un sueño demasiado bonito para ser verdad, y después de unos cuantos días aceptáis todo tal cual es y os emociona y tenéis ganas de los planes futuros aunque todavía ni los conozcáis...
¿Cómo coño lo hacéis?.
Es una gran mierda engañar a todos creyendo que estás mejor de lo que estás porque esto hace que ya no puedas hablar con nadie de todo esto por el miedo a volver a sentirte cómo te sentiste, así que aceptas todo tal cual venga con la ínfima esperanza de que así vuelvas a entender las normas del resto de personas, pero es que ni las entiendo ni las quiero entender, me falta un punto de información en el que me aseguren que no fue un sueño, que el ayer está bien guardado y que no desaparecerá aunque así lo sienta en ocasiones, me falta un manual de instrucciones al que acudir cuando nada me funcione.
¿Nunca os ha pasado que teníais tanto miedo a que terminase algo que cuando terminó, aunque os duela muchísimo, habéis sentido cierto alivio por sentir que así ya no podíais cagarla de lleno?
Es algo así como una bomba llena de dementores que escondes bajo tu pecho al creer que no tienes derecho a hablar de ello y creyendo que podrás mantenerla mucho tiempo ahí escondida; pero la bomba explota y tienes dos opciones, o muestras lo que hay en su interior al resto de personas mientras buscas alguna excusa para justificar el no haberlo hecho antes o huyes tan lejos como puedas creyendo que así no te alcanzarán, esta es la opción fácil, pero es la que más duele.
¿A quién coño queremos engañar?.
Somos una panda de cobardes que escribe en sus redes sociales una lista de sueños e ilusiones, pero cuando las están viviendo no se creen merecedores de ello y hacen todo lo que esté en su mano para confirmar sus creencias de que no saldrá bien, y joder no, ahora no me abraces que ya me conozco; te abraza esa amiga que siempre sabe cómo estás aunque no se lo hayas dicho y sientes un montón de alfileres en el pecho y en el cuello destrozándolo todo con rabia por no haberlos liberado cuando te pidieron por primera vez algo de oxígeno.
"Te prometo que en un tiempo pensarás en todo, lo verás desde fuera y entenderás que todo esto era necesario para poder avanzar".
Menuda mierda de frase me acaban de soltar, aunque yo tampoco sabría que decirme para que duela menos, voy a ser sincera, estoy muerta de miedo por muchas razones, me siento tan perdida o tan desubicada que por no saber, no sé ni que viene ahora, permanezco intentando llegar a todo y a veces siento que sí, que avanzo, pero no sé exactamente hacia dónde.
Me paso casi media hora delante del espejo intentando que las emociones, sentimientos, sensaciones o el caos de cosas sinsentido de aquí dentro no me abrumen a la hora de hablar, como si fuera el último ensayo antes de empezar una obra que ni me he leído.
En el espejo me sale de puta madre, pero ahí fuera todo se desmorona como un castillo de naipes gobernado por el miedo a ser capaz de lograrlo, de conseguirlo y de tener entonces que cambiar mis esquemas previos de qué todo esto es el nudo de la historia, en vez de los primeros capítulos de esta.
Ayer me dijeron que observo y pienso demasiado, pero que hablo muy poco y que molaría saber que hay aquí dentro, me dieron ganas de soltar un "no quieras saberlo", pero fui capaz de disfrutar de la sensación de creer que querían saberlo de verdad y que, esta vez, yo sabría hablarles de todo, eso sí que sería una fantasía, pero las fantasías son eso, simples fantasías que todavía no me imagino capaz de llevar a cabo.
Y sí, hoy es Domingo y no sé si el triste es él o yo. 

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