domingo, 18 de octubre de 2020

Yo, Laura, acepto ser la persona que soy y no la que me gustaría ser.

 La vida no es ni tan fácil como nos contaban de pequeños ni tan complicada como imaginamos en nuestra cabeza.

Hay un libro de Geneen Roth que leí hace poco en el que dice:

"La vida es lo que te sucede mientras convives con las heridas. No es cuestión de sacar del medio las heridas para, finalmente, poder vivir. Las heridas jamás se borran de forma permanente. Somos seres frágiles y hay días en que se nos vuelven a abrir."

Deberíamos ser valientes y atrevernos a reconocer y aceptar que es inevitable escapar del dolor de manera continuada, en algún momento te acabará encontrando y tendrás que sentirlo, pero no lo hacemos, escapamos de él hasta cuando prometemos no hacerlo, aunque obviamente que escapamos de él como estrategia de supervivencia, pero no deberíamos hacerlo, es más, deberíamos estar dispuestos a abrazarlo con la misma intensidad con la que nos permitimos sentir placer, parece que en muchas ocasiones se nos olvida que ambos polos estas conectados y uno no podría existir sin el otro.

Nosotros somos los únicos causantes de nuestro dolor en infinidad de ocasiones, pero esto no es fácil reconocerlo, es más sencillo echar las culpas ahí fuera que aquí dentro, supongo que por eso nos pasamos demasiado tiempo usando como sujeto de nuestro malestar o dolor la tercera persona en vez de la primera.

Pero llega un momento, como diría Neruda, en que "te encontrarás a ti mismo y esa será la más feliz o amarga de tus horas."

Y ahí ya si que no puedes escapar y te toca ser lo más valiente posible ante la invasión de miedos y pesadillas que sientes de la forma más verídica posible.

Empiezas a entender que nunca vas a ser esa persona que tanto te esforzaste en ser para otros, que muchas de las expectativas que otros tenían sobre ti jamás podrás cumplirlas, y no será por falta de voluntad por tu parte, sino porque muestran la imagen idealizada de alguien que no eres y que nunca llegarás a ser por mucho esfuerzo que pongas.

Y tú deberás hacerlo también, deberás abandonar esas expectativas que tenías sobre otros, y que nunca admitiste tener, y aceptar que esas personas nunca serán como te gustarían, solemos caer en el error de usar expresiones como: "me han decepcionado", "me han fallado", pero a ti no te han hecho nada, las personas eligen un camino u otro y eres tú quien haces unas u otras interpretaciones; para saber si de verdad quieres a una persona o si quieres que una persona de verdad esté en tu vida es necesario que sientas que te ha decepcionado, es una manera dolorosa pero directa de que desaparezca cualquier expectativa e idealización y observes todo de una manera un poco más objetiva dentro de la subjetividad que nos caracteriza a las personas.

Y a veces, aunque todo este proceso sea doloroso, es bonito darte cuenta que sí, que quieres seguir compartiendo tu vida al lado de unas u otras personas, aunque te vayas a sentir decepcionado muchas veces más o aunque seas consciente de que nunca podrás ser esa persona que ellos esperaban que fueses.

Como ya dijo Geneen Roth "hay días que se nos vuelven a abrir las heridas" y eso no significa que en algún momento no vaya a volver a cicatrizar y podamos seguir adelante, pero esa abertura, ese recordatorio de que ahí hay una herida que dolió y que duele da muchísimo miedo porque no sabemos cuánto tiempo tardará en volver a cicatrizar y ni si lo llegará a hacer del todo, así que después de dos o tres veces adquirimos ciertos patrones de supervivencia.

Preferimos mantener las distancias, los "Te quiero" mejor no los digas en voz alta ni los escribas no vaya a ser que acabe doliendo, habla de esto o aquello, pero no profundices en ningún asunto, abraza pero suelta pronto (no vaya a ser que luego duela), lo de admitir que no estás bien okey, pero tampoco te extiendas demasiado y ni se te ocurra admitir que algunas noches lloras bajo las sábanas o lo que sientes los Domingos, eso no se cuenta.

Estamos muertos de miedo, reconozcámoslo, es como si hubiéramos sufrido hace poco una caída muy dolorosa al estar aprendiendo a montar en bicicleta y ahora cada vez que montamos vamos frenando continuamente por miedo a caernos de nuevo, así nunca vamos a aprender a hacerlo.

Acepto la primera parte; acepto ser quien soy y no quien me gustaría ser, y acepto a las personas que quiero en mi vida tal y como son y no como me gustaría que fueran, estoy dispuesta a aceptarlo porque no hacer esto es una autodestructiva forma de perderse dentro de laberintos donde la frustración y una tristeza continua te controla evitando que encuentres la salida.

Pero lo que no acepto es escapar del dolor y vivir con miedo, obviamente que nadie quiere sentir dolor, pero debemos recordar que lo sentimos con la misma intensidad con la que nos hayamos permitido sentir la felicidad, y yo esta no quiero sentirla a medias, quiero seguir diciendo y escribiendo "Te quiero" si así lo siento, emocionarme cada vez que pasan cosas buenas cerca de mí, abrazar con muchas ganas, llorar al descubierto, mirar a los ojos y disfrutar cada instante con la mayor intensidad posible, no quiero hacer las cosas a medias... y sí, tal vez luego sea el dolor el que vuelva a apoderarse de mí como si fuera su marioneta, y claro que tengo miedo, muchísimo, lo que más miedo me da de sentirlo es no saber cuando desaparecerá o si desaparecerá del todo en algún momento, pero correré el riesgo de volver a pasar por ahí, aprenderé a gestionarlo o a controlarlo cuando yo sea la causante de su existencia, pero también recordaré que sentirlo es una prueba de que estoy viva y que puedo sentir.

De verdad, ojalá todo fuera más fácil en ocasiones, pero es como es y debemos ser valientes por mucho que nos cueste, vendrán etapas mejores y otras peores pero ninguna es indefinida, y esto no debemos olvidarlo, esto que ahora sientes no lo vas a sentir siempre, así que coge aire y simplemente siéntelo, permítete sentirlo, es imposible estar bien con otras personas si antes no estás bien contigo misma y para eso debes estar dispuesta a aceptar todo lo que sientes y tener la valentía y confianza suficiente para que en esas noches donde todo va a poder contigo recuerdes que esto también pasará.

Para bien o para mal, nadie muere por este tipo de dolor, pero sí creo que a veces dejamos una parte de nosotros en los instantes en que fuimos muy felices así que hay que tener cuidado de a que momentos y personas le otorgamos ese poder, todo pasa y pasará, pero dejamos para siempre pequeñas partes de nosotros aquí y allá, lo importante es tener la seguridad de que las dejamos en buenas manos. 

Y como dijo Brenda Veland :

"Debido a que no eres igual que otro ser humano, tú eres incomparable"

Quedémonos con eso, con que no somos ni la persona que nos gustaría ser de manera exacta ni la persona que otros quieren que seamos, pero somos irrepetibles y eso no debemos olvidarlo nunca


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