domingo, 30 de julio de 2023

Gracias por existir


Hoy, 30 de Julio, es el día de la amistad y la excusa perfecta para hablaros de ellas.
Tengo la gran suerte de haber acabado rodeada de personas a las que admiro y quiero con todo el corazón, cada una de ellas tienen en su interior una cosita muy especial y unas niña preciosas siendo felices. 
Algunas de ellas te abrazan y te miman con tanto cuidado y amor que te sacan del mundo un ratito para jugar contigo a esa movida de quererse con todo el corazón, otras continen en sus ojos familias de luciérnagas preciosas que te hacen sentir como cuando por fin llegas a casa y que ponen todo tu interior patas arriba cada vez que te miran de esa forma tan bonita, otras tienen la capacidad de hacer que a su lado siempre sea primavera aunque se aproxime la Navidad, y su risa es la melodía perfecta en la que descansar de la rapidez y complejidad de la vida, otres tienen enormes sonrisas que son como columpios en el que llegar hasta las estrellas cada vez que tienes la suerte de poder conocerles un poquito más de cerca, y otras tienen su rostro lleno de estrellas que hacen que quieras abrazarlas sin parar para estar un poco más cerca de ellas. 
Siempre he dicho que a mí esto de abrirme a personas nuevas no se me da del todo bien, siempre he intentado ir a un ritmo más rápido que el mío por miedo a que cuando me abriese no quedara nadie a mi lado, pero con ellas es todo distinto.
Me cuidan, me miman y me quieren tanto y tan bien que a veces hasta dudo de si yo les estaré aportando tanto como ellas me aportan a mí, estoy consiguiendo abrir un poquito más el lado izquierdo de mi pecho ante ellas, cada vez que lo hago me tiembla todo el cuerpo y se me acelera la respiración de miedo, pero estoy aprendiendo de la mano de cada una de ellas que sí hay personas que se merecen saber qué hay aquí dentro, me agradecen cada paso que doy en el proceso de abrirme con infinidad de abrazos, sonrisas y muestras de amor y a mí me cuesta encontrar las razones por las que lo valoran tanto, pero supongo que será por haberme conocido también intentando permanecer cerrada ante todo y ante todos por miedo a sufrir daños. 
¿Sabéis una de las cosas más bonitas que me di cuenta ayer hablando con una de esas amigas tan preciosas?, que tras haber retrocedido y empeorado en varios procesos internos por haber pasado por alguna que otra persona y etapa durilla de gestionar estoy volviendo a ser yo, curándome y hasta mejorando en los brazos de varias de mis amigas, me están enseñando de nuevo que el haber coincidido con alguien que te haga daño no implica que no existan otras personas que no vayan a saber valorar(te) y querer(te) bien, tenía muchísimas ganas de volver a ser capaz de abrirme, en la medida de lo posible, el pecho y compartir con otras personas mi mundo interno, me encanta poder conectar con nuevas personas pese a mis dificultades para ello, y ellas me lo ponen tan fácil... hasta me permiten decidir el ritmo al que lo hago y el camino que sigo, no sé, les admiro y les quiero muchísimo y con todo el corazón. 
Cada una de ellas me hacen ser un poquito mejor de lo que soy y sus abrazos, miradas, formas de ser y cantar son últimamente mis rincones favoritos del mundo; tienen unas niñas internas preciosas que me sacan a bailar y me animan a conquistar juntas el mundo, jolín, tal vez me estoy pasando de intensa pero me encantaría pasar el resto de mi vida conociéndoles más, me encantaría saber hasta si son más de usar zapatillas en casa o ir descalzas, que suerte y privilegiada me siento de poder decir que estas personas tan bonitas son mis amigas. 
Desde aquí, gracias por acompañarme y acercarme, cada vez que estoy a vuestro lado, a estar un poquito más cerca de la mejor versión de mí misma. A vuestro lado ese "salto de fe" es más fácil de dar.
Y yo creyendo hace años que sólo existía un tipo de historias de amor posible...
Os quiero, con todo el corazón. 

domingo, 23 de julio de 2023

Nos estamos perdiendo, pero mi vida abarca mucho más


El intento de indiferencia con el paso de los años pasó a ser nuestra forma de convivir bajo el mismo techo sin morir en el intento; llevábamos muchos gritos, mucha violencia y muchos conflictos a nuestras espaldas y ambos sabíamos y sabemos que somos personas complétamente diferentes como para poder tener mayor relación que la que tenemos. 
Tienes una cabeza tan rígida, unas ideas y valores tan inflexibles y un miedo tan grande a no ser un buen padre que al final se te olvidó como ser un padre real a secas. 
Recuerdo que esos años negros que pasamos fueron el motivo por el que fui por primera vez a una psicóloga, no sabía muy bien hasta que punto me podía ayudar a curar heridas profundas que llevaba arrastrando y escondiendo al salir de casa durante tantos años, pero mi objetivo no era tanto el lograr tener una relación idílica e imposible de padre e hija, sino abandonar el odio hacia ti, no quería que ese sentimiento me invadiera y menos que me atase a ti; lo conseguí, o al menos en gran medida, aunque no lo creas. 
No he olvidado apenas ninguna de nuestras discusiones ni momentos negros, no puedo ni podré, y en ocasiones me sigue afectando en mi manera de ser y comportarme, pero me gusta (tras años de terapia, crecimiento y descubrir el mundo que había fuera de mi habitación) verte como un niño pequeño a quien le vino grande el tema de la paternidad y quien, por tanto, lo hizo lo mejor que pudo con las herramientas que tenía, ojalá mamá y tú hubiérais ido a un buen psicólogo juntos y por separado antes de querer ser padres, tal vez así yo no tendría que haber ido, o no para trabajar temas que deberíais haber trabajado vosotros. 
El último día que visité a mi psicóloga hace muchos años me dijo unas palabras preciosas que me hicieron llorar frente a ella: "Tu padre se está perdiendo a una hija preciosa, pero ahí fuera encontrarás mucha más vida y miembros de una familia mucho más especial y fuerte que la que ahora tienes."
Tenía razón, ahí fuera encontré personas realmente especiales a quienes me siento enórmemente orgullosa de poder decir que forman parte de mi familia, me descubrí y me encontré en rincones preciosos ahí fuera, pero lo que también es cierto y mi psicóloga nunca me dijo directamente fue que yo también me estaba perdiendo a un padre, tras varios meses de nulos avances nuestro trabajo en terapia pasó de un intento por conectar y conocer a mi padre a protegernos de él, no fue una decisión nada fácil, pues desde fuera podría parecer una rendición, pero fue abrir la ventana de mi ventana ante una puerta cerrada y descubrir todo el potencial y mundo interno que tenía yo misma por dentro. 
No creo que nunca vayamos a llevarnos especialmente bien y dudo de que algún día podamos sentarnos frente a frente, la mayoría del tiempo suelo decir que no me importa, que mi vida va más allá de estas cuatro paredes de mi habitación, pero si te soy sincera me duele en un pequeño rincón de mi pecho estar perdiéndonos el uno al otro, sé que tal vez ni tú ni yo sepamos hacerlo mejor, pero ojalá todo fuera distinto en ocasiones. 
Papá, yo misma soy la mujer de mi vida, mi mayor apuesta y la historia más emocionante que estoy escribiendo y que escribiré, eres una pequeña parte de mi mundo, pero mi mundo abarca mucho más, si algún día quisieras visitarlo desde dentro, conocerlo y aprender a amarlo la puerta estará abierta, aunque si decides no hacerlo lo entenderé, yo tampoco sabría como enseñártelo. 
Te escribo todo esto escuchando la canción de Vanesa Martín de "Te has perdido quien soy", hay partes de esta canción que siempre me recordarán a ti.

Te quiero, o eso creo, aunque me cueste explicarte la forma en que lo hago. 




sábado, 22 de julio de 2023

Es momento de la remontada, pero esta vez no podrás sola


Me da miedo dejarme cuidar por temor a que no haya nadie que de verdad quiera cuidar de mí o que no esté dispuesto a quedarse aquí el tiempo necesario. 
Cuando eres tú quien cuidas de otros puedes tener cierto control, pero el tema de dejarse cuidar supone soltarse de ese precipicio y confiar en que alguien está sosteniendo durante un rato tu línea de vida, menudo miedo me da joder. 
Y por esto mismo estoy muerta de miedo, porque por mucho que lo haya intentado no he podido y no podré, necesito volver a aprender a dejarme cuidar por quienes crean que sabrán hacerlo, estoy intentando esconder bajo la cama todo lo que haga ruido o no sea de colores positivos y ya no caben más cosas, pero estoy realmente asustada. 
Yo ya había pasado por aquí y había conseguido grandes logros tras cada bache, pero ha sido un año muy complicado y siento en mis propias carnes el retroceso en varios procesos internos, llevo varias semana como en una especie de rabieta, silenciosa por fuera y ensordecedora por dentro, negándome a caminar por zonas por las que ya lo hice, algunos de estos procesos fueron realmente dolorosos... pero aquí estoy de nuevo, agotada ante mis esfuerzos de evitar lo inevitable y dispuesta a mirar a ese puñado de miedos a la cara de una vez por todas. Estoy cansada de estar apagada, triste, evitativa o aparentemente silenciosa, vale, lo reconozco, no voy a poder volver a donde estaba ni seguir avanzando yo sola.
Hay una parte del camino de auto-escucha, limpiar, curar, trabajar y construir que debo realizar a solas, pero para mí no es esa la parte complicada.
Lo realmente complicado y necesario a lo que me estoy enfrentando es que necesito romperme varias veces más ante otros y confiar en que sabrán acompañar con cuidado, necesito abandonar los malditos "bien" cuando me pregunten cómo estoy, necesito rodearme de personas que se mueran de ganas de conocerme, que ya sé que no es fácil, pero me encanta y me derrite un poco mi corazón y todos mis mecanismos de defensa cuando me demuestran que quieren escucharme hablar hasta de las cosas más insignificantes.
No estás sola, pero estás encerrada en un castillo en el cual nadie puede entrar, sal de ahí, sé que no ha sido fácil el camino hasta aquí, pero es hora de la remontada, de volver a levantarnos y volver con más ganas, amor e ilusión que nunca. Si en temporadas pasadas has necesitado tener tu propio mundo fuerte y valiente, ahora lo necesitas sentir mucho más cerca, no te preocupes por escaparte a él de vez en cuando, pero cuando vuelvas deja a otros entrar en él, en el pasado nos hemos encontrado con personas que destrozaron partes, pero ahí fuera también hay personas que te ayudarán a que crezca y crezcas, dales una oportunidad por favor, esta vez no vas a poder tú sola con todo, déjate cuidar y querer, eres suficiente y merecedora de ello sin necesidad de demostrar nada a nadie.
Te quiero pequeña, confía en mí, en nosotras, toca ir de nuevo hacia arriba, toca esta vez apostarlo todo por nosotras mismas. 
Te quiero.

martes, 18 de julio de 2023

Intento de una dulce poesía.

Amor ante su odio.
Indiferencia ante su burla.
Y saber soltar en el momento idóneo.

Ojalá decirte que dejaste de doler.
Ojalá dejar de esperar explicación de quien no volveré a ver.
Ojalá que supieras avanzar sin demoler.

No importa, la guerra ha terminado.
No soy yo quien se queda con ese odio guardado.
Y, mucho menos, la que retrocederá en lo caminado.

Fui creciendo, me hice fuerte y aprendí a soltar.
Hace tiempo esto fue una habitación que poder destrozar.
Hoy es mi riconconcito y templo especial.

Tras cada insulto, un paso más grande.
Tras cada burla, más fuerte que antes.
Tras cada intento de derribo, más parecido a un diamante. 

Pásate cuando quieras, destroza paredes y mesilla.      No importa.
Yo estaré en el coche de cualquier amiga cantando a pleno pulmón por la ventanilla 
mientras el odio os dirige a ti y a tu cuadrilla.

Supongo que es complicado soltarlo.
Al tener gran experiencia en adiestrarlo y amarlo.
¿Que más da?, al final tu mayor talento siempre fue por dentro conservarlo.

Destrózalo todo si así eres feliz.
Yo ya no estoy ahí.
yo ya me elegí a mí.

¿Sabes?, tengo unas amigas que son la ostia.
Me quieren, me miman y no les va ese rollo de ir repartiendo hostias.

Te lo vuelvo a decir, espero que todo te vaya bien.
Que algún día el odio te deje ver y verte bien.
Y ya de paso que puedas superarlo tú también.

No voy a meterme en la suicida misión de salvarte. Tan solo seguiré avanzando para alejarte.
Y, algún día, me verás en las estanterías de alguna librería en forma de obra de arte. 

Porque eso mismo es lo que voy a hacer hasta morir.
Escribir, escribir y escribir.
Aprendí antes a escribir que a vivir.
Y eso es lo que haré con todo lo que, para bien o para mal, me haga sentir. 

Seguiría aquí contigo, pero tengo puñados de vida y sueños que disfrutar, empezaré, como la buena puta pija que soy, yéndome a ver la película de la barbie con mis amigas.
Y luego, si hay suerte, me zamparé con mis amigas un plato de migas.
Mientras espero que algún día de estos lo superes y ya no nos tengas como enemigas. 

Tras todo esto, adelante, sigue destrozándolo todo, que a lo que de verdad importa ya no puedes llegar.
Y, aunque sigas hiriendo en ocasiones, de ti cada día un poquito más me puedo liberar. 

Jaque Mate puta pija chunga, y ánimo, lo superarás.
Estoy segura de que no es la primera relación que intentas boicotear. 



domingo, 16 de julio de 2023

Bolas de cristal

 Hay momentos en que los vives en tu cabeza como: "ahora no, ahora no, ahora no" por miedo a mostrarte vulnerable, porque sientes que no es el momento ni lugar y, como de costumbre, porque tú puedes hacerlo sola, spoiler: mentira. 

Fue un momento en el que sentí que esa bola de cristal en la que me "protegía" (encerraba) se rompió, la presión de su interior ya era demasiada como para seguir ahí dentro y los fragmentos de cristal que antes eran paredes ahora eran alfileres sobre la piel. Pánico, miedo, cierta vergüenza y puñados de vulnerabilidad expuesta, supongo que es porque, cuando aguntas tanto y tantas cosas dentro de ti, en el momento en que salen disparadas dependes de que haya alguien, de que haya unos brazos que vayan a recogerte, que vayan a eliminarte un poquito los miedos y que hasta te feliciten de haber salido de tu burbuja, aunque por dentro sepan que en realidad has salido porque no podías aguantar más. 

Amo a mis amigas con todo el corazón, a veces siento que no me merezco tener a personas tan especiales y preciosas a mi lado o que se llevarán una decepción si les dejo conocerme más, voy quitando capas con manos temblorosas y cerrando mis ojos esperando su retirada, al cabo de un rato los abro de nuevo y veo que siguen ahí, su ojos brillan como si tuvieran toda una familia de luciérnagas en su interior, su sonrisa es preciosa y me anima a que siga quitando capas, les quiero con todo el corazón.

Queda mucho por limpiar, organizar, curar y sanar aquí, la niña pequeña de aquí dentro empieza a respirar un poco más tranquila sin creérselo del todo; se estaba rompiendo, ahí, en el lugar y en el momento en que menos quería hacerlo y unos brazos le rodearon con cariño mientras esas sonrisas tan preciosas que tienen sus amigas le basaban las mejillas enrojecidas, estamos dando todavía los primeros pasos de la remontada a los miedos e inseguridades, pero este ha sido un paso importante, o al menos para mí.

Y es que, a veces, el momento en que más vulnerable te sentías y que viviste con más miedo es el momento en el que dejas entrar a la habitación del lado izquierdo de tu pecho a alguien, reconociéndole con pánico que tú también necesitas ser cuidada, y por fin te das cuenta que a veces todo comienza con escuchar desde dentro a una de esas amigas tan especiales diciéndote que todo va a ir bien.

Gracias. 

domingo, 9 de julio de 2023

Mediodía

Su cintura se movía al ritmo de una canción lenta que, fácilmente, podría ser la nana de un bebé, sus pasos eran lentos, pero constantes, y todo su cuerpo seguía aquella familiar melodía ante mi atenta mirada. 
No sé si es envidia o admiración, pero me pone la peña que hace lo que le da la gana sin importar si hay alguien viéndoles o no.
Se tumbó sobre la cama y los muelles de esta emitieron un crujido como si fuera un gemido placentero, doloroso o tal vez una mezcla de ambos, su respiración era agitada y la mía se entrecortaba cada vez que me sonreía, debería ser ilegal tener una sonrisa tan bonita como esa. 
Me senté sobre su cintura y sus manos rodearon la mía con firmeza, no dejaba de mirarme a los ojos de esa manera tan suya y era algo que me enloquecía por dentro. 
Un par de botones; esa era la distancia entre mi aparente y falsa tranquilidad y el volcán que llevaba dentro de mí intentando que no entrara en erupción del todo, pero... ¿por qué coño me estaba esforzando por disimularlo?, me moría de ganas de que me hiciera confesarle todo esto que me hacía sentir, quería que me tocara, que notase la humedad de mi respiración con su propia piel y sentir yo la suya. 
Acaricié con mi índice las curvas de su cuello y luego desabroché esos botones de seguridad, con sus manos me acercó más hacia su pecho y pude notar su forma y su calor, ya era tarde, ya no podía seguir manteniendo aquella aparente serenidad y frialdad que había intentado mantener desde que había entrado en esa habitación.
En tan solo unos minutos toda nuestra ropa estaba tirada por el suelo y la vergüenza o el miedo no se habían atrevido a aparecer aún, una de sus manos sujetaba mis muñecas sobre mi cabeza y con la otra jugueteaba por mi interior, su boca me mordía con ganas de verme perder el control y mis gemidos eran su perfecto columpio en el que balancearse de la misma forma en que lo hacía sobre mis caderas. 
Todo parecía ser caótico, no tener orden alguno, pero en realidad todo se movía y sonaba en el momento exacto en el que debían hacerlo, como si juntas fuéramos una orquesta sinfónica y, a la vez, el público de la misma. 
Dicen que cuando perdemos alguno de nuestros sentidos el resto se agudiza, creo que es cierto, pues en el momento en que mis ojos quedaros a oscuras sentí esa gran orquesta por dentro, mis costillas vibraban cada vez que con sus dedos las acariciaba como si fueran las teclas de un piano, mis piernas se abrían un poquito más ansiosas por sentirlo todo sin arnés ni paracaídas, mi boca buscaba la suya en mitad del calor sofocante de aquella habitación y de mi garganta salía una melodía que se entremezclaba a la perfección con otra parecida en la que mi nombre aparecía de vez en cuando entrecortado.
Tras la última canción del concierto disfrutamos de la intimidad que habíamos generado, nos reíamos al mirarnos sin querer, y la piel de gallina de ambas mostraba la necesidad de varias caricias y besos que nos ayudasen a dormir. 
Me habló un poco de su historia, de su recorrido hasta llegar al momento presente y, con algo de temor a que mi opinión fuera distinta, me dijo que había sido un buen polvo, le sonreí mientras me acercaba contra su pecho, luego me prometió que en unas horas, tras dormir un poco, iríamos a cualquier bar y me seguiría contando su vida con pelos y señales. 

Me acerqué a su cuello algo nerviosa y, con temor a que pudiera observar mis mejillas enrojecidas, entre risas le confesé que había sido un polvazo y que, si quería, podríamos repetirlo con esa amiga tan especial de la que me había hablado. 





sábado, 8 de julio de 2023

Mensaje de esperanza para el futuro que se aproxima


Todavía estoy sanando, y no me refiero únicamente a errores del pasado, sucesos concretos, relaciones que se merecían despedidas que no existieron, problemas familiares o de amistades, o expectativas inalcanzables; estoy sanando algo mucho más interno y necesario.

Estoy empezando a sanar de nuevo las heridas de una niña que no debí descuidar, las de una niña que me pedía algo de atención, una pausa y un abrazo que nunca llegó a recibir. Reconozco que estos últimos meses y ante la intensidad de algunos momentos me pasé a un modo como de supervivencia, me puse en automático, disociación en el ámbito de la psicología, para poder seguir esforzándome por terminar un máster que ni me interesaba y dejé todo lo emocional de lado al percibirlo como peligrosos estímulos distractores.

Terminé el máster, me sentí orgullosa, muy orgullosa, pero no tanto por la finalización del mismo, sino por la fortaleza mental que me he demostrado tener este año, no ha sido un año fácil. Y ahora el momento temido, silencio afuera, ruido por dentro. Respira, tranquila, lo estás haciendo bien, es el momento de no sólo echar una ojeada por aquí dentro sino pasar una temporada con esa niña ilusionada y algo cansada que acaba de abrirte la puerta, hay mucho que trabajar, limpiar, organizar y crear en esta habitación, pero antes de hacer nada he estado varios días jugando y bailando con ella, en ocasiones nos hemos vuelto a sentir esa superheroína capaz de conquistar el mundo, iré despacio, no es fácil el nuevo camino que emprendemos, pero antes de nada es importante recuperar toda la confianza y amor que teníamos por nosotras mismas, vamos a necesitarnos fuertes para creernos de verdad que podemos hacer mucho ahí fuera, aunque ahora todavía nos cueste creérnoslo. 

Estoy sanando desde los inicios, desde las bases que estaban tambaleándose, desde el miedo a no conseguirlo, desde la incertidumbre, desde la pérdida del control y desde lo más profundo y real de mi ser. Lloro varios días a la semana, a veces estoy muy mal y otras me emociona sentirme tan feliz, y está bien, todo está bien, estoy donde debo estar y no tengo prisa por llegar a un destino que ahora mismo desconozco, pues si algo debo sanar y aprender de nuevo es que desdr la incertidumbre, desde la pérdida de control y desde ese precipicio desde el que acabaré saltando también se pueden escribir y vivir grandes historias que aún están por venir. 

Tengo miedo, la niña de aquí dentro también lo tiene, no pasa nada, es hora de parar, de sanar, de volver a conectar con quien realmente somos y recuperar nuestro poder de ser nosotras mismas hasta el final. 

Estoy sanando, ni siquiera he empezado a organizar cosas o a escribir porque aún estoy vaciando esta habitación para bailar en ella vacía, y está bien, todo estará bien.