Esto no es un blog, es mucho más. Es la última bombona de oxígeno que me queda en ocasiones. Es cada centímetro de mi piel sintiendo la lluvia. Es un vacío aquí dentro que a veces araña provocándome vomitar las últimas mariposas que habitan en mí. Es el conjunto de monstruos que habitan bajo mi cama confesándome sus miedos. Es un polvo sucio y rápido. Es un jodido y precioso caos difícil de entender, así que no te pido que lo entiendas, pero sí que no te olvides de donde esta la salida.
sábado, 27 de marzo de 2021
Estamos hechos del mismo material que los sueños
domingo, 21 de marzo de 2021
Mujer enredadera
Que baila tímidamente y que lo ve todo desde su espacio seguro.
Mujer enredadera que se ríe de la vida y que llora a escondidas cuando esta duele.
Mujer enredadera que agarra del corazón; a veces el de otros, a veces el suyo, con miedo a soltar por el frío que ya conoció.
Mujer enredadera que se ilusiona con facilidad y sueña con los ojos abiertos.
Mujer enredadera que tanto quiere a otros y que tan poco se quería a ella.
Mujer enredadera que escapó de la tormentas y al final no le quedó otra opción que aprender a respirar y bailar bajo ella.
Mujer enredadera que todavía fantasea con un pasado que ya se fue al no creer que el futuro lo pueda superar.
Mujer enredadera que decía conocerse, que aseguraba haber encontrado las respuestas, y fue entonces cuando cambiaron todas las preguntas.
Mujer enredadera que por no escucharse tuvo que aprender por las malas, y entonces observó un cuerpo físicamente agotado.
Mujer enredadera que tantas veces se sintió defectuosa o pequeña por sentir que le faltaba el manual de instrucciones, cuando en realidad sólo hace falta tiempo, para todo y para nada a la vez, o eso dicen.
Mujer enredadera que tiembla ante la ambivalencia de placer y dolor corriéndose juntos mientras un llanto incontrolable interrumpe el gemido deseado.
Mujer enredadera que baila y que se emociona paseando por esa calle perdida al verla abarrotada de personas, aún estando vacía.
Mujer enredadera que siente que todo lo está haciendo mal, olvidándose de que ayer era Domingo y no se quedó en la cama.
Mujer enredadera que escribe porque no conoce otra forma de respirar, de vivir, de ser.
Mujer enredadera que de fácil no tienes nada, pero brilla a distancia por el conjunto de rarezas y peculiaridades en las que no siempre supo apreciar la belleza.
Mujer enredadera que se coloca su escudo y sus "estoy bien" mientras que la chica del espejo no sabe decir casi ningún día cómo está.
Mujer enredadera que se deja morder, pero no atrapar.
Mujer enredadera que viaja a otros mundos cuando este no lo entiende.
Mujer enredadera que afirma que lo suyo es escuchar por miedo a hablar.
Mujer enredadera que se maquilla de colores unos ojos que sólo piden quedarse cinco minutos más en donde fue tan feliz.
Mujer enredadera que anda algo perdida la mayor parte del tiempo, pero descubriendo nuevos rincones de este lugar, tal vez sea el mismo de siempre o tal vez no tenga nada que ver.
Mujer enredadera que llena folios en blanco de pensamientos aleatorios sin encontrarles todavía sentido ni orden.
Mujer enredadera que se abre el pecho de par en par con curiosidad por saber que hay dentro y descubriendo que no está vacío ni mucho menos.
Mujer enredadera que dice ser caótica cuando, en realidad, su orden y ritmo no es igual al resto, pero no por eso carece de ello.
Mujer enredadera que salta en cada charco que ve, que se emociona con facilidad y que se ilusiona cuando algún desconocido le saluda por la calle cuando le pillan bailando.
Mujer enredadera que tiene tantas ganas de crear como de quemarlo todo.
Mujer enredadera que agarra con miedo esa hoja en blanco por miedo a la ausencia de inspiración.
Espera, sólo cinco minutos más, la función está a punto de empezar o de acabar, según por donde se quiera ver o se pueda ver.
domingo, 7 de marzo de 2021
Como de costumbre, Domingo
Es una gran mierda engañar a todos creyendo que estás mejor de lo que estás porque esto hace que ya no puedas hablar con nadie de todo esto por el miedo a volver a sentirte cómo te sentiste, así que aceptas todo tal cual venga con la ínfima esperanza de que así vuelvas a entender las normas del resto de personas, pero es que ni las entiendo ni las quiero entender, me falta un punto de información en el que me aseguren que no fue un sueño, que el ayer está bien guardado y que no desaparecerá aunque así lo sienta en ocasiones, me falta un manual de instrucciones al que acudir cuando nada me funcione.
¿Nunca os ha pasado que teníais tanto miedo a que terminase algo que cuando terminó, aunque os duela muchísimo, habéis sentido cierto alivio por sentir que así ya no podíais cagarla de lleno?
Es algo así como una bomba llena de dementores que escondes bajo tu pecho al creer que no tienes derecho a hablar de ello y creyendo que podrás mantenerla mucho tiempo ahí escondida; pero la bomba explota y tienes dos opciones, o muestras lo que hay en su interior al resto de personas mientras buscas alguna excusa para justificar el no haberlo hecho antes o huyes tan lejos como puedas creyendo que así no te alcanzarán, esta es la opción fácil, pero es la que más duele.
"Te prometo que en un tiempo pensarás en todo, lo verás desde fuera y entenderás que todo esto era necesario para poder avanzar".
Menuda mierda de frase me acaban de soltar, aunque yo tampoco sabría que decirme para que duela menos, voy a ser sincera, estoy muerta de miedo por muchas razones, me siento tan perdida o tan desubicada que por no saber, no sé ni que viene ahora, permanezco intentando llegar a todo y a veces siento que sí, que avanzo, pero no sé exactamente hacia dónde.
Me paso casi media hora delante del espejo intentando que las emociones, sentimientos, sensaciones o el caos de cosas sinsentido de aquí dentro no me abrumen a la hora de hablar, como si fuera el último ensayo antes de empezar una obra que ni me he leído.
Y sí, hoy es Domingo y no sé si el triste es él o yo.
viernes, 5 de marzo de 2021
Los abrazos siempre serán el mejor lenguaje
Hoy era el día de las fotos de la orla, me hacía ilusión ya que es la primera vez en mi vida que me hago este tipo de fotos, aunque a la vez, el no creerme del todo que pueda lograrlo me impedía disfrutar las sensaciones del todo, aún así tenía ganas de hacerlo.
Me abrió una chica con un rostro lleno de pecas, me colocó la toga oscura y me sonrío de manera simpática; no pasaron más de dos minutos hasta que por la puerta se escuchó la voz grave y cansada de quien se había pegado un viaje de varias horas sólo por estar hoy aquí, poco después una esfera de dulzura e ilusión apareció por la puerta abarrotándonos de abrazos y, por último, los gritos de emoción de esa amiga que se ilusiona más que tú ante las cosas buenas que te pasan hizo de ese pequeño gran reencuentro algo realmente bonito.
Nadie decía con claridad nada a lo largo de la sesión de fotos, no sé por que nos tiene que costar siempre tanto decir que nos echábamos mucho de menos, pero ninguno parábamos de sonreír como idiotas y hablar de las cosas más absurdas, a la vez y como ya era de esperar cierta nostalgia saltaba de pecho en pecho y de mirada en mirada al darnos cuanta en algunos momentos que esto se estaba acabando, daba un poco de vértigo ser conscientes de ello, y sobre todo el pensar en qué momento había pasado ya todo lo que habíamos vivido de largo para dar paso a un futuro que todavía observo como un folio en blanco al desconocer qué hay al girar la esquina.
Después acabamos perdidos en el bar más cute de Madrid, por supuesto gluten free, y con el sabor de varias tartas y galletas como el mejor aperitivo para un reencuentro.
Uno de nosotros recordó uno de los muchísimos momentos increíbles de estos últimos años, después de ese vinieron muchos más, y a través de ellos las miradas empezaron a crear estrellas fugaces en el centro de las pupilas que se movían con rapidez, me declaro fan absoluta de los rostros de las personas cuando hablan de instantes en los cuales fueron muy felices, me parecen tan preciosos...
Y por eso mismo, y para que nadie pensara que estoy loca (más de lo que ya lo puedan pensar), escondí una de mis manos bajo la mesa, cruce el dedo índice con el del medio y repetí tres veces en mi cabeza:
"Por favor que no pase muy rápido este momento"
"Por favor que no pase muy rápido este momento"
"Por favor que no pase muy rápido este momento"
Obviamente ya todo había cambiado lo suficiente para dejar de seguir creyendo que seguía igual y que este tiempo sólo era una pausa intermedia, pero todos llevábamos mucho echándonos de menos, cada uno lo manifestaba de diferentes formas y, aunque sabíamos que no eran suficientes unas cuantas horas, nos sirvieron para recuperar parte de la energía y alegría cuya ausencia era notable otros días.
Las despedidas como siempre volvieron a sacarnos de esa esfera mágica y ser un desagradable recordatorio de que cada uno se tenía que ir ya o antes de tiempo como producto de cómo estaba todo aquí y ahora, pero pese a todo fue una mañana sencilla y especial en la que durante unas horas retrocedimos en el tiempo y fantaseamos con la realidad dándole la forma y colores que nosotros quisiéramos.
Y no sé, es cierto que a veces todo puede doler en exceso, pero otras veces abraza con fuerza y ganas haciéndote sentir de nuevo en familia unos minutos; y por supuesto que nunca serán suficientes si lo que quieres es una eternidad imposible de alcanzar en un momento concreto del pasado o del presente, pero aún así fueron bonitos esos minutos.