Esto no es un blog, es mucho más. Es la última bombona de oxígeno que me queda en ocasiones. Es cada centímetro de mi piel sintiendo la lluvia. Es un vacío aquí dentro que a veces araña provocándome vomitar las últimas mariposas que habitan en mí. Es el conjunto de monstruos que habitan bajo mi cama confesándome sus miedos. Es un polvo sucio y rápido. Es un jodido y precioso caos difícil de entender, así que no te pido que lo entiendas, pero sí que no te olvides de donde esta la salida.
domingo, 19 de julio de 2020
Hoy ocurrió y fui feliz.
Hoy, después de muchos muchos meses, la chica del espejo me ha confesado que es muy feliz sin importar los momentos de bajón de algunas noches, que se siente orgullosa de mí, que es consciente de que no ha sido fácil pero que ya ve los primeros resultados de muchas semanas mirando hacia dentro y trabajando todo aquello que dolía.
Me ha dicho que no me confíe, que las inseguridades y miedos siguen debajo de la cama y que volverán a atraparme en muchas ocasiones, pero también me ha dicho que todo va a ir bien, y hoy me lo creído del todo.
Luego me he fijado en ella de manera silenciosa y, no sé, pero me ha parecido que estaba preciosa y he sido feliz al ser consciente de que esa chica del espejo soy yo.
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