domingo, 2 de febrero de 2020

Intimidad


Que intimidad no tiene nada que ver con quitarse la ropa, con dejar partes de tu cuerpo al descubierto, que eso lo puedes hacer rápido, mal y con cualquiera, si es eso lo que queréis adelante pero no lo llaméis intimidad.
Intimidad es hablar en voz alta sobre lo que no te deja dormir por las noches o te hace llorar los Domingos por la tarde, intimidad es recitar con los ojos cerrados porque da miedo volver a abrirlos, intimidad es una caricia o un abrazo colocando las manos ahí, en la espalda, justo donde se cuela el frío en algunas ocasiones, intimidad es llorar al descubierto porque la tristeza ahoga o por haber conseguido algo que nadie te creía capaz de lograr, intimidad es mostrar cicatrices en las que se lee: "aquí dolió y mucho" y cerrar los ojos esperando recibir una caricia que avance su cura, intimidad son los segundos en que dejas a la vista un lunar demasiado oscuro, una marca demasiado notable o una parte de tu cuerpo que siempre escondes bajo la ropa.
Es morder ahí donde habitan los miedos y hacer que se larguen, mirar a los ojos cuando el aire escasea, la respiración agitada en el cuello, el gemido que rompe el silencio, que interrumpe la canción de forma abrupta.
La intimidad es conocer un recuerdo pasado, una manía oculta, un miedo inconfesable, una herida que aún está cicatrizando; es dejar que las sábanas sean tu único refugio y dejar de estar sola sin dejar de abrazar a la soledad, es el rostro que queda debajo del maquillaje, la piel de gallina y permitirte llorar con esa lista de canciones ante la mirada o presencia de alguien, es un "puedes contarme lo que sea, prometo no asustarme".
Todos creen que intimidad es deshacerse de la ropa, lo llaman desnudarse cuando el desnudo nada tiene que ver con eso.
Un polvo a las 3:00, cuatro embestidas y un gemido entrecortado, todo eso puede estar muy bien, pero, intimidad no es eso, es quien está los Domingos por la tarde en mitad de la resaca viendo tus ojeras marcadas y pidiéndote que no las tapes, y es quien, con esas pintas que tienes, es capaz de besar las cicatrices que aún están curando y prepararte un café caliente mientras sonríes al caer en la cuenta de que hoy es Domingo y la tristeza todavía no ha hecho acto de presencia.

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