Hay personas que son, cómo diría una de mis primas pequeñas, más mágicas que la Navidad.
Son como las hadas de las que habla una de las canciones de Rozalen, a veces pueden pasar por tu lado y no darte ni cuenta, pero en otras ocasiones, y si tienes suerte, puedes identificarlas.
Son personas que te sacan, durante un ratito, del caos de tu día a día, y a veces también del de tu mente, haciéndote reír por los motivos más absurdos, reconectar con las cosas más sencillas, y sentirte a su lado un poco como el instante en que llegas a casa después del trabajo, te descalzas y te acuestas por fin a ver cualquier serie, por fin...
Hazme caso y aprovecha, disfruta y aprende mientras puedas tanto como puedas de estas personas, nunca sabemos cuando estamos dando un abrazo o un beso por última vez, y es algo que me sigue dando mucho miedo en ocasiones.
Voy a hablarte, o mejor dicho, a escribirte ahora a ti, perdóname por hacerlo, pero es mi manera de sentir, curar y procesar todo lo que ocurre en mi mundo emocional, no es fácil en ocasiones gestionar el sentir tanto por todo.
Me he sentido realmente cómoda y segura a tu lado, y es algo que apenas suelen conseguir las nuevas personas que conozco; la mayoría de personas llegan a la superficie, luego o se van o me voy yo, y no siento en exceso su ausencia porque es como que no llego a sentirme del todo yo o no llego a sentirlo realmente lugar seguro, pero contigo sí me he sentido así y, aunque me hubiera gustado que te quedaras un poquito más a mi lado, te agradezco mucho que me hayas hecho sentir que soy alguien fácil de conocer y tener cerca, me has ayudado un poquito a curar zonas que aún están sensibles, en definitiva, me ha gustado mucho tener la suerte de haberte conocido, ojalá volver a coincidir más adelante.
Hay que estar muy atentos, pues no siempre nos damos cuenta que las personas mágicas las tenemos mucho más cerca de lo que creemos; descúbrelas, disfruta con ellas y de ellas, aprende de su capacidad de hacerte sentir en calma durante esos ratitos y no tengas miedo a cuando toque aceptar su ausencia, recuerda que cada persona tiene su camino y su historia, no podemos obligar a nadie a elegirnos como una de sus A.A o a pedirle que se quede, pero podemos, mientras quieran estar aquí, dejarnos querer y cuidar y sentirlo todo tanto como podamos, no existe mejor manera de pintar recuerdos preciosos que esa, no tengas miedo.
Y a ti, gracias por pasarte por aquí, me hizo ilusión que me dejaras conocer un poquito qué había debajo de esa coraza.
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