miércoles, 14 de febrero de 2024

Hoy es San Valentín y yo tenía ganas de escribir acerca del amor

Creo en el amor, yo creo, sí creo. 
Creo en el amor porque sé como yo soy capaz de querer, y por eso mismo creo y creeré en el amor hasta el último aliento. 
Pero no estoy hablando de un tipo de amor concreto o de esas historias de amor de película que poco parecido tienen con la realidad; estoy hablando del amor como esa energía capaz de acercarte a la mejor versión de ti misma y llegar a cambiar el mundo de muchas personas.
Mi manera de querer no siempre ha sido fácil de entender, pero a mí me parece una manera preciosa de hacerlo. Formo parte de muchas historias de amor a la vez y me siento realmente afortunada por ello, estoy enamorada hasta las trancas de una persona que me enseñó que el amor siempre gana, y también tengo amigas con las que voy escribiendo día tras día historias de amor preciosas, dicen que hay amigas que son el amor de tu vida, pero en amigas, estoy de acuerdo, tengo amigas con las que ojalá poder envejecer hasta el último suspiro.
Es un amor precioso el que siento aquí dentro por cada una de ellas, pero lo mejor es que es un amor real que nos permite acercarnos a ser cada una de nosotras la mejor versión de nosotras mismas.
Y no, por mucho que quiera no quiero prometernos ese "para siempre" idílico y ficticio, nosotras creemos más en el "mientras sea sano y mientra nuestros caminos puedan estar cercanos".
No sé si seguiré al lado de ellas el resto de mi vida (me gustaría), pero si algún día toca separarnos nos quedaremos con el consuelo de que nos quisimos lo mejor que supimos y que, al final, el verdadero "para siempre" es lo que dejamos en el corazón de otras personas, tengo el enorme privilegio de poder decir que hay algunos corazones en los que ya me he vuelto inmortal.
Creo en el amor, así como en que la ternura es revolucionaria, pero creo en el amor real, el que siento cuando veo a la niña de aquí dentro bailar cuando supera un miedo, el que siento cuando veo a esa mujer preciosa acurrucarse en mi pecho cuando duerme, el que siento cuando me abrazan mientras lloro, el que siento cuando me besan o me acarician zonas de mi cuerpo que me asusta dejar al descubierto, el que siento cuando me invitan a una cerveza los días de mierda, el que siento cuando me piden que les avise cuando llegue a casa, el que siento cuando se alegran más ellas de mis éxitos que yo misma, el que siento cuando confían en mí, el que siento por quien está los domingos y no tanto los sábados.
Estoy escribiendo muchas historias de amor a la vez que me hacen realmente feliz y que no necesitan ni flores ni bombones un 14 de febrero, porque son de ese otro tipo de amores que me regalan en cada abrazo, en cada beso y en cada mimo un "sal ahí fuera y cómete el mundo, yo te prometo que seguiré aquí por la noche para que me cuentes emocionada todo lo que has vivido".
A todas las personas que quisieron averiguar qué había en el lado izquierdo de mi pecho y que siguen queriendo descubrirlo día tras día:
Os quiero con todo el Corazón, gracias por estar ahí cerquita siempre.
Y a vosotros, abuela y abuelo, gracias porque no pude tener mejores maestros en temas del amor que vosotros dos, os echo de menos.

Feliz día, que viva el amor, hoy y siempre. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario