jueves, 16 de marzo de 2023

Granadas en forma de besos

 Siendo sincera reconozco que has golpeado mucho más fuerte de lo que creí que lo habías hecho en un comienzo, y mira que he intentado entenderte y sencillamente alejarme de ti sin juzgar tus actos, pero me has hecho daño y no creo merecerlo, no creo que me mereciera coincidir con una persona como tú que ha dejado tantas granadas escondidas bajo mis tierras que ni siquiera me atrevo a dar más de dos o tres pasos sin que el miedo me vuelva a paralizar. 

¿Sabes? Yo no valgo tan poco como para haberme sentido tan reemplazable, tan olvidada y tan diminuta; besé unos labios venenosos creyendo que eran a mí a quien querían besar y me quedé a dormir entre los brazos de quien creía que sabría sostener y cuidar, pero me equivoqué, me quité la armadura y bajé el escudo ante quien menos debí haberlo hecho y aprovechaste una de esas noches mientras dormía para atacar bajo un disfraz de autodefensa o aparente amor propio cuando desde el comienzo te dije que yo no quería golpearte, desterrarte, que no quería guerras porque el amor lo último que debe de ser es una guerra, ¿me veías cuando me abrazabas?, ¿qué sentías?, ¿cómo haces eso de abrazar y soltar cuando el suelo desaparece bajo nuestros pies?, ¿es así como has sobrevivido todo este tiempo?.

¿Sabe qué es lo peor?, que mientras me estabas haciendo daño yo estaba súper convencida de que no eras consciente de ello y que toda la culpa era mía porque claro, no te pedía que parases, y si en algún momento te hubieras dado cuenta te juro que me hubiera puesto mi careta de payaso y te habría prometido que me iría solo por no cargar con la culpa de hacerte daño yo a ti, que yo no quería eso, que yo quería demostrarte que esa niña que puntualmente vi dentro de ti ilusionada hablándome de sus hobbies y sueños era tan merecedora de amor como cualquier otra persona y estaba dispuesta a irme por creer en que podía conseguir que tú hicieras este gran descubrimiento de ti, la única razón por la que no me fui fue porque cuando estaba esperando ese tren de ida sin billete de vuelta apareció la persona de la que estoy enamorada pidiéndome con manos temblorosas y ojos acuosos que no me fuera, te prometo que estuve a punto de irme, pero no pude, no quise irme, nunca nadie antes me había pedido que no cogiera el tren y supongo que por eso no lo hice cuando ella me miró de esa forma en que creí que ya no lo volvería a hacer. 

Ojalá el orgullo te dejara libre unas horas tan solo y me vieras, me conformaría con eso, con ser vista por ti de manera real y observes el dolor que siento, no te lo deseo, no quiero que vengas a recogerlo y te lo lleves contigo, pero sí me gustaría que reconociera su existencia para que así observaras las heridas que este me ha provocado en distintas partes de mi cuerpo.

Estoy todavía intentando perdonarte, no está siendo un proceso nada fácil, pero no quiero quedarme con nada que me pueda intoxicar, te estoy intentando perdonar por mí y no por ti, porque no creo que nadie que no reconozca sus agresiones merezca un perdón, eso sí, no quiero que vuelvas, no quiero volver a pasar por ti ni que tú pases por mí, no quiero volver a cometer el error de intentar  salvar a alguien abrazándole mientras esté alguien me golpea por la espalda, no te deseo nada malo, pero ojalá que algún día alguien te escriba una carta de despedida diciéndote lo tanto que te quería aún después de tus intentos de generar en las personas el sentimiento contrario. 

Me has hecho daño de una manera tan sutil y tan agresiva a la vez que ahora todas las personas ante mis ojos son posibles agresores y miro siempre sus manos por si las tuvieran manchadas de sangre y tuviera que salir corriendo, es agotador vivir así, no sé cómo lo haces; hace unos días observé la magnitud de las heridas, una persona a la que quiero mucho me abrazó, nunca antes lo había hecho, y yo al instante abrí bien los ojos, mi ritmo cardíaco se aceleró preparándose para un posible enfrentamiento y con mis manos en vez de abrazar las dejé preparadas para golpear, esta persona no me golpeó, dejó de abrazarme y me sonrío con ternura y yo entonces observándome a mí misma me comprobé confusa al no saber cómo actuar en estas circunstancias, durante unas segundos sentí una parte horrible de ti en mí, me dio miedo sentirlo y más miedo me dio sentir durante unos minutos que me había transformado en una persona como tú.

P.D: Ojalá algún día te dejes querer y sepas querer bien y de verdad. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario