Tengo miedo, ha vuelto y, aunque sé que no es para quedarse (o no en estos niveles), me dificulta cualquier mínimo intento de avance, tengo miedo a muchas cosas, tantas que ni sabría identificar todas ellas con claridad; volver a exponerse, a arriesgarse, a conocerse, no es un proceso fácil, y menos si partes de un terreno en el cual ya sufriste daños, la desconfianza se vuelve a activar hasta ante el sonido de una pisada como mecanismo de alerta y de defensa, intento aceptarla para que no haga más ruido, la intento mimar aunque no sea cariño lo que siento hacia ella y le explico que la guerra ya terminó, que estamos en nuevos lugares, nuevos contextos y ante nuevas personas, y que si hemos elegido la opción de lanzarnos por los aires debemos, inevitablemente, pasar por aquí y confiar, pero hostia el miedo que da; el ritmo cardíaco acelerado, el nudo en la garganta, el inicio de ese dolor de pecho y cabeza y el silencio lleno de ruido, ¡basta!, es distinto, no tengas miedo, confía.
Abrazo cada sensación desagradable siendo consciente de su inevitable existencia y con ganas de que pronto piense que soy lo suficientemente empalagosa como para que quiera largarse, ojalá poder pedirle una fórmula mágica para no sentir nada de esto, ojalá que a veces no fuera yo la responsable de lo que siento, ojalá poder escapar durante unas horas, pero esto es lo que hay y es parte del betadine y del agua oxigenada que debo echar sobre la herida, duele más de lo que creí que lo haría, y el miedo muerde en esas zonas que todavía no están del todo cicatrizadas intentando hacerme sentir pequeña y encerrarme de nuevo sobre mí misma, no lo conseguiréis, no quiero volver a sentirme así, pese a las dificultades que sigue conllevando ciertos días confiar de nuevo en mí o en otros.
Respira, tranquila, todo esto es completamente distinto a lo que viviste, nada es igual, no tengas miedo o intenta no tener demasiado, dejará de doler y volverás a conquistar esa paz y tranquilidad completa sin renunciar a tus ganas de conocer nuevas historias en nuevas miradas, pero ahora es tiempo de cuidarse, de mimarse y de respetar tu propio ritmo personal, olvídate de otros, olvídate de sus ritmos y sus historias, ahora es tiempo de volver a confiar, de volver a tirarse de este helicóptero aún sin saber si llevamos paracaídas en la mochila, sé que da muchísimo miedo, y más después de habernos estampado ya anteriormente, pero no nos queda otra que confiar.
Te quiero.
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