domingo, 19 de marzo de 2023

La tinta invisible de mi piel

 

Tengo miedo, ha vuelto y, aunque sé que no es para quedarse (o no en estos niveles), me dificulta cualquier mínimo intento de avance, tengo miedo a muchas cosas, tantas que ni sabría identificar todas ellas con claridad; volver a exponerse, a arriesgarse, a conocerse, no es un proceso fácil, y menos si partes de un terreno en el cual ya sufriste daños, la desconfianza se vuelve a activar hasta ante el sonido de una pisada como mecanismo de alerta y de defensa, intento aceptarla para que no haga más ruido, la intento mimar aunque no sea cariño lo que siento hacia ella y le explico que la guerra ya terminó, que estamos en nuevos lugares, nuevos contextos y ante nuevas personas, y que si hemos elegido la opción de lanzarnos por los aires debemos, inevitablemente, pasar por aquí y confiar, pero hostia el miedo que da; el ritmo cardíaco acelerado, el nudo en la garganta, el inicio de ese dolor de pecho y cabeza y el silencio lleno de ruido, ¡basta!, es distinto, no tengas miedo, confía.

Abrazo cada sensación desagradable siendo consciente de su inevitable existencia y con ganas de que pronto piense que soy lo suficientemente empalagosa como para que quiera largarse, ojalá poder pedirle una fórmula mágica para no sentir nada de esto, ojalá que a veces no fuera yo la responsable de lo que siento, ojalá poder escapar durante unas horas, pero esto es lo que hay y es parte del betadine y del agua oxigenada que debo echar sobre la herida, duele más de lo que creí que lo haría, y el miedo muerde en esas zonas que todavía no están del todo cicatrizadas intentando hacerme sentir pequeña y encerrarme de nuevo sobre mí misma, no lo conseguiréis, no quiero volver a sentirme así, pese a las dificultades que sigue conllevando ciertos días confiar de nuevo en mí o en otros.

Respira, tranquila, todo esto es completamente distinto a lo que viviste, nada es igual, no tengas miedo o intenta no tener demasiado, dejará de doler y volverás a conquistar esa paz y tranquilidad completa sin renunciar a tus ganas de conocer nuevas historias en nuevas miradas, pero ahora es tiempo de cuidarse, de mimarse y de respetar tu propio ritmo personal, olvídate de otros, olvídate de sus ritmos y sus historias, ahora es tiempo de volver a confiar, de volver a tirarse de este helicóptero aún sin saber si llevamos paracaídas en la mochila, sé  que da muchísimo miedo, y más después de habernos estampado ya anteriormente, pero no nos queda otra que confiar.

Te quiero. 


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