miércoles, 28 de julio de 2021

El Amor sabe a melocotón en almíbar


No, ni los cuentos ni ese "fueron felices y comieron perdices" existen, no son reales porque los cuentos son eso, cuentos de buenas noches con los que fantasear en ocasiones, pero eso no significa que en la realidad no existan las historias de amor ni los finales felices, son distintos, pero eso no les quita su magia y su infinidad de razones por las que creer en ellos y en ti como una parte de esas historias.
El amor existe y la tentación de dejar de creer en ello es una parte inevitable de la historia, pero por eso mismo hay que ser valientes y creer en ello como esa energía, como esa fuerza y esa sacudida que lo pone todo patas arriba y que te hace sonreír sin querer y sin saber exactamente por qué lo estás haciendo. 
El problema, o la dificultad, es que siempre nos hablaron del amor de puertas hacia fuera sin prestar mayor atención a si existe o no en el interior de nuestra casa, pequeño gran spoiler: Antes de buscar nada ahí fuera procura encontrarlo, cuidarlo y multiplicarlo dentro de ti, sólo así podrás encontrarlo fuera después sin el temor a no encontrarlo al ya tener a solas muchísimo que sentir.
Me acurruco en tu pecho con algo de sueño sonriendo, soy feliz, tu boca me promete una noche de buenos besos con tan sólo un beso de buenas noches y tus manos dibujan corazones a la altura de mi pecho, los mismos corazones que solíamos dibujar en la última hoja del cuaderno cuando soñábamos despiertas para escapar de esa aburrida clase de matemáticas.
Me pierdo unos segundos en tus ojos oscuros y me río al contemplar tu nariz quemada por los rayos de sol, intentas enfadarte, no te sale, te beso la nariz con cuidado y me besas la frente con un puñado de amor que no te esfuerzas en ocultar.
Con el paso del tiempo he vuelto a decir "Te quiero" en voz alta, no sé en qué momento había olvidado la manera de hacerlo pero he logrado recordar cómo se hacía, soy feliz.
Te hablo del amor como esa especie de energía y fuerza que hace lo que quiere con nosotras y consigo que tú también acabes creyendo en ello, que no hay prueba más fiable que sentirlo dentro.
"Creo en el amor y creo en ti" -me susurras bajito.
Entonces sonrío mientras mi boca colisiona con la tuya en mitad de una sonrisa torpe pero real.
Yo creo, sí creo, ¿cómo no voy a creer en el amor si me resulta tan fácil sentirlo?.

martes, 13 de julio de 2021

Los grandes cambios sólo ocurren cuando todo se desmorona

 

Estoy en ese momento en el que absolutamente todos tus planes, planificaciones y rutinas diarias se desmoronan y salen volando por la ventana obligándo a hacerte la temida pregunta de: "¿ Y ahora qué?".

Tenía pocas cosas que se mantuvieran organizadas y estables, y muchas menos las nuevas rutinas que creí que establecería; lo que ahora tengo es un cuaderno lleno de garabatos, colores, datos y números, probabilidades, e ideas y pensamientos desorganizados que no tengo la menor idea de si es posible encontrar un orden o un punto de equilibrio en mitad de ellos para alcanzar a ver algo claro, creí que había mejorado en gestionar este miedo a la incertidumbre, a la ausencia de control y a la necesidad de improvisar, pero ahora mismo creo que apenas he avanzado desde la última vez que experimenté este miedo; y el problema no es que la velocidad de mi adaptación al contexto en el que me encuentro sea demasiado lento, sino que con el paso del tiempo todo se vuelve más incierto, más caótico y más complicado de gestionar, al menos para mí, es parecido a un rompecabezas en el cual no sabes que movimiento llevar a cabo ahora porque los anteriores no han hecho más que dificultar su resolución.

Ojalá la vida tuviera en ocasiones un manual de instrucciones, no estoy segura de si con él las cosas serían más fáciles, pero te permitiría al menos olvidarte durante un rato que no tienes ni la menor idea de qué hacer.

Estoy algo asustada, me he alejado tantísimo de mi zona segura, de mis esquemas previos y de mis estrictas planificaciones que ya no pretendo encontrarlos de nuevo, me esfuerzo en descubrir cada detalle de mi alrededor y que sea la curiosidad la que me guíe y la que me ayude a vivir más y pensar menos, y lo estoy haciendo, lo llevo haciendo lo mejor que puedo desde hace meses, pero ahora y en más ocasiones de las que me gustaría vuelvo a las mismas sensaciones creyendo que podrán conmigo y haciéndome dudar hasta de las cosas más seguras que tenía. 

¿Estoy yendo bien o por el camino que quiero?, ¿qué pasa si lo que para otros es la mejor opción para mí no lo es?, ¿debo entonces dejarme aconsejar y hacer caso a mi parte racional o voy a muerte a descubrir que hay al otro lado de las fronteras?, ¿este es el tiempo previo a cuando está a punto de ocurrir algo muy bueno o a cuando sientes que te equivocaste?.

Me siento perdida, pero esta vez no es con respecto a mí misma, conmigo misma estoy muy conectada y es algo que me gusta mucho aunque también me sienta algo sola a veces, me siento perdida en este lugar y en este momento, y me genera mucha incertidumbre porque conozco cada calle a la perfección, pero no sé muy bien en qué dirección caminar.

Necesito respirar un poco, parar de nuevo y alejarme unos metros para poder luego observarlo todo de una manera más clara, como si fuera un cuadro que parecía no tener sentido al estar mirándolo de muy cerca, pero el cual te acaba de mostrar un baúl lleno de diamantes al observarlo desde otra perspectiva; así que me voy a alejar unos metros a la vez que procuro no olvidarme de respirar mientras me abrazo muy fuerte, es aquí cuando más necesario es el amor propio porque es cuando más nos necesitamos. 

Estoy algo asustada porque me encuentro muy lejos de cómo me imaginaba en este momento, no sé exactamente qué me espera ni por dónde caminar, pero a veces me gusta pensar que si me tengo a mí también tengo la capacidad de hacer de este tiempo extraño el tiempo previo a qué ocurra algo increíble que jamás habría podido tener lugar si no hubiera estado dispuesta a soltar todos mis esquemas previos.

No sé, tengo algo de miedo, y cuando digo algo digo mucho, pero mañana volveré a ser yo la que decida el tamaño de estos. 

lunes, 12 de julio de 2021

Terrorismo emocional


Ayer iba con prisas a un lugar que ni recuerdo ahora mismo, pero al que era muy importante llegar a una hora determinada; en mis cascos llevaba esa lista de canciones que me hacen viajar lejos de aquí y mi mirada se dirigía continuamente a los carteles que encontraba por los pasillos subterráneos del metro con el objetivo de poder llegar a mi destino.
Escuché de pronto el sonido de las puertas del metro cerrándose mientras bajaba las últimas escaleras para llegar a la vía del metro al que debía subir y supe ahí que lo iba a perder, pero eso fue lo de menos ya que, mientras escuchaba el molesto sonido de las puertas y observaba a las personas que acababan de salir de ese metro y que caminaban en dirección contraria a la mia, un olor que supe reconocer inmediatamente se adentró en mí y provocó una mezcla de frío y calor que hizo que me tambaleara, estabas ahí, y no sé si me encantó o me aterrorizó sentirte tan cerca, hacía mucho que no te sentía y en esas escaleras habías aparecido de golpe y sin previo aviso.
Con miedo fui fijándome en los rostros de todas las personas, escuché atenta el ruido de la muchedumbre esperando identificarte aún sin saber si era eso lo que quería, pero deseando encontrarte bajando de ese metro.
Se me humedecieron los ojos y permanecí inmóvil esperando de la misma manera en que un niño pequeño espera el día de su cumpleaños a que sus amigos lleguen a ese parque de bolas; me imaginé viéndote bajar de ese metro, me imaginé tu sonrisa al verme y me imaginé abrazándote en mitad de esa muchedumbre y contándote que iba a un lugar que ya no recuerdo y que tenia prisas que ya han desaparecido. 
Me dejé atrapar un poco más por ese olor, tenía tanto miedo que cerré los ojos y todo a mí alrededor desapareció, le pedí a ese olor fácilmente reconocible que no se fuera, que se quedara cinco minutos más sólo, que lo había echado mucho de menos a solas y que hacía tiempo que imaginarlo ya no era suficiente.
Fue como una especie de electricidad que te pone la piel de gallina y que te retuerce por dentro mientras todo explota brutalmente en un completo silencio, nadie lo escuchó pero yo lo sentí, sentí ese olor haciendo de las suyas, siendo la alfombra de Aladdin llevándome a una historia preciosa y, a la vez,  la caricia más delicada y la tormenta más agresiva de todas.
¿Cómo un simple olor puede llevarte tan lejos del aquí y del ahora?
Volví a abrir los ojos, terminé de recorrer con mi mirada los rostros de cada persona que había salido de ese metro y dejé de prestar atención al sonido al no haber escuchado más que ruido en él; no estabas, ya no, o tal vez no habías estado en ningún momento, pero parecía tan real que hasta creí sentirte aquí durante unos minutos, disfruté y padecí a la vez la ilusión de sentirte aquí y después me despedí de ella mientras volvía a mi realidad, al aquí y al ahora.
Le quedaban 7 minutos al metro, llegaba tarde, pero ya no me importaba, en realidad no recuerdo ni a dónde iba ni por qué era tan importante llegar a una hora concreta, como si la vida fuera tan fácil sólo por llegar puntual...

lunes, 5 de julio de 2021

Bésame las entrañas como si fuera la primera vez


Permanezco en una estación fantasma con un gélido viento arañando mi espalda y con mis manos, temblorosas y rojas por el frío, sujetando un billete de vuelta como si fuera una niña con diabetes agarrando una bolsa de chucherías, tentada a abrirla y volver a probarlas con la fantasiosa esperanza de que ya no te vayan a sentar mal. 
No hay nadie a mi alrededor y tampoco se escucha el sonido de ningún tren que esté llegando a la estación, la niebla me aprieta el nudo que no logré deshacer entre mi garganta y mi corazón y mis ojos se esfuerzan por no humedecerse, tengo los labios cortados y si los chupo sé que sangrarán, no sabría como parar entonces la hemorragia.
Permanezco inmóvil sin desplazar la mirada de las vías del tren, queriendo observar a lo lejos unas luces que me vuelvan a hacer sentir ese calor que sientes cuando llegas a casa después de una tormenta o de un día de invierno.
Tengo mucho miedo a este momento, a este frío y a esta sensación de sentirme perdida, de sentirme desahuciada de mí misma.
Escucho los pasos de alguien, no consigo identificar su rostro ni a centímetros de distancia, me sonríe con ternura de la misma forma en que tu madre te sonreía cuando habías hecho alguna pequeña trastada, me besa la frente y unas manos cálidas agarran la bolsa de golosinas que sostenía con las mías.
- "Es por tu bien ".
Agarras mis manos y haces una pequeña madriguera con ellas, soplas en su interior para devolverles algo de vida y vuelves a sonreírme pidiéndome con cierta tristeza y cierto amor entremezclados que salga de aquí, que ese tren tal vez vuelva o tal vez no, pero que yo valgo algo más que esta espera indefinida hacia una promesa de una vida más fácil, que no mejor.
Jugueteo con la niebla haciendo como si tocara con mis dedos sus miedos ocultos, bailo despacio con los ojos cerrados dejándome besar por ella mientras mis ojos enrojecen ante la adrenalina o miedo del momento.
En los grandes carteles de publicidad veo el reflejo de una chica preciosa que me sonríe con algo de timidez, le devuelvo la sonrisa y su mejillas adquiere un color rosado que se apresura a asegurarme que es por el frío.
Respiro profúndamente, ese nudo molesto sigue ahí, entre corazón y garganta, pero ahora aprieta un poco menos, mis pulmones agradecen el oxígeno con un pequeño temblor causado por el placer de simplemente respirar.
Veo entre los adoquines de la acera una amapola congelada, cualquier persona diría que está muerta, que con tocarla se rompe, yo sé que no es así; me muerdo el labio inferior con fuerza como siempre hago segundos antes de hacer algo que me da miedo, vuelvo a dirigir mi mirada a la chica reflejada en los carteles de publicidad de la estación.
- ¿Quieres bailar conmigo? -desvío la mirada antes de terminar de formular la pregunta por miedo a generar una situación demasiado incomoda.
- No sé bailar -me confiesa con cierta culpabilidad.
- Yo tampoco -sonrío por vergüenza y volviendo a perderme en sus ojos.

Nos quedamos unos minutos intentando no terminar nuestra conversación de esa manera.

- ¿Quieres aprender a bailar conmigo? -entonces sonreímos a la vez y echamos a reír.

viernes, 2 de julio de 2021

El arte de estamparse y salir volando


Antes creía que eran antónimos, Incompatibles, y que si uno ocurría ya era imposible que el otro pudiera suceder en el mismo instante, pero me equivocaba, la magia a veces puede hacer que se mezclen de tal forma que sea complicado distinguirlos desde fuera.
A veces te estampas y sigues después recorriendo nuevos territorios desconocidos, a veces crees que estás despegando, pero en realidad estás aterrizando en un nuevo reino, y la gran putada o la gran suerte es que esto sólo puedes descubrirlo una vez que estás dentro de ese laberinto que es la vida y del cual nadie tiene ganas de salir. 
Tenemos miedo a que todo se nos vaya de las manos, a esa gran ostia o a ese despegue por el temor a lo que viene después y a que no nos quede otra que descubrir lo desconocido, miedo a querer volver y no poder, pero eso solo es señal de que no fue sólo un viaje rápido, sino un gran viaje, uno de esos en los que terminas descubriendo a una persona increíble cuando te ves en el espejo, y es por eso mismo, por la posibilidad de que estés a punto de comenzar un nuevo viaje, una nueva aventura, aún sin saberlo, por lo que no deberíamos tener tanto miedo a los finales alternativos, ni a los golpes, ni a los rasguños, ni a las despedidas, pues es ley de vida pasar por ahí para conquistar nuevos reinos.
Nos hablaron mucho de finales felices, de evitar cualquier tipo de dolor o imprevisto y de los extremos de lo correcto/incorrecto para asegurarte llegar a un destino, el cual es el mismo para todos.
Lo que podemos decidir en parte es nuestro recorrido y el nivel en que nos dejamos atrapar por cada emoción y cada instante del viaje; no tengas miedo a estamparte, a escaparte si lo necesitas, a despedirte o a romper todos tus esquemas al comprobar que ninguno te sirvió, todos acabamos improvisando en mayor o menor medida, y al final es así, probando, quitándole seriedad y miedos a todo descubres una nueva puerta, un mundo escondido en el interior de cualquier viejo mueble o una nueva perspectiva que te permite alcanzar un nivel de libertad al que no podrías haber llegado si no se te hubiera ido todo a la mierda, así que confía en mí, y sobre todo en ti, no te has perdido, no vas a sentirte cómo te sientes ahora siempre, tan sólo has elegido un camino que nunca antes te habías atrevido a recorrer, es normal que todo se desestabilice, que pierdas el equilibrio y que creas haberte perdido a ti misma también, pero no es así, esto tan solo es el tiempo en que frenas, en que te paras a observar los daños, tu alrededor, y descubres que estás volando, aún sin llevar un paracaídas en la mochila de tu espalda, pero como ves era necesario saltar, atreverse, y no siempre vamos a ser capaces de dar ese pequeño gran salto, a veces los miedos vuelven a hacer de las suyas.
Pero si has saltado, si vas dentro de ese vehículo a toda velocidad con una lista de canciones nuevas, si has sido capaz de despedirte sin mirar para atrás, si has salido de casa aún sin saber con seguridad hacia dónde ir créeme, lo más complicado ya lo has hecho, ahora solo disfruta, abre mente y corazón y siéntelo todo tanto como puedas, mañana con seguridad eso será lo único que nos quede, así que disfrutemos del viaje y no tengamos prisa por llegar, pues el destino siempre es lo de menos, y en este juego de la vida nadie quiere llegar primero.

jueves, 1 de julio de 2021

Sabor a primavera


Beso unos labios temblorosos mientras mis manos sujetan el rostro de alguien que nunca antes había dicho un "Te quiero" en voz alta; me pierdo en cada centímetro de tu piel mientras tus ojos me leen un cuento de buenas noches con final feliz.

Me preguntas qué es lo que te estoy haciendo, te respondo que no estoy segura y sonreímos como dos niñas pequeñas al contemplar la magia ante sus ojos mientras los miedos se hacen pequeños. Me gustaría quedarme a dormir aquí, sentir que no existe un lugar mejor, que mañana sea tu sonrisa lo primero que vea al despertar y que las ganas de besarla sean tantas que hasta no sea suficiente con un beso. Mi nariz choca con torpeza con la tuya y nos reímos, es una risa nerviosa y con algo de miedo habitando en su interior, ¿dónde está la trampa?, dibujas con tu lengua un corazón en mi pecho y lo besas después, cierro los ojos y un pequeño gemido se cuela en tu interior confesándote que aquí dentro todo se está derritiendo velozmente.

- Tengo miedo, sé que esto no va a salir bien.

- ¿Y si sí?.

Entonces nuestros ojos se humedecen sin dejar de mirarse al imaginarlo y nuestras sonrisas se transforman en el beso más precioso de aquella plaza abarrotada de gente, vuelvo a besarte y me muerdes con ganas de hacerme tuya mientras mis dedos se pierden en tu pelo queriendo tenerte bien cerquita de mí, tienes un sabor que hace imposible no volver a besarte, sabes a ese final feliz que probablemente no llegue nunca, sabes a planes de futuro preciosos, a los veranos de nuestra infancia y a una cita que jamás será recordada por nadie más que nosotras dos.

Tal vez el amor no sea tan complicado como parece y sean los miedos los que nos hacen verlo como algo difícil de gestionar, porque sentirlo es muy fácil, tanto que hasta nos sentimos algo ridículas de no poder explicar por qué estamos sonriendo en silencio.

Empiezan a brillar tus ojos en mitad de la oscuridad de la noche y los míos se vuelven completos adictos de esa forma de mirar que tienen, afirmas con seguridad que se debe a esas cervezas de hace unas horas y al hecho de no haber comido nada, te susurro escondiendo mi rostro en tu cabello que sé que esa no es la razón de ese brillo constante de tu mirada; menuda suerte, menuda putada, según por donde se vea, entonces vuelvo a besarte, a sentirte y a saborearte, sabes a todo aquello que prometí no volver a permitirme sentir, ¿qué estoy haciendo?.

Ten cuidado, hay zonas de aquí dentro que aún duelen, entonces las acaricias con tanto amor que las cicatrices se vuelven puentes hacia nuevos mundos, me regocijo en tu pecho, me abrazas y sonreímos a la vez.

¿Qué estamos haciendo?.