domingo, 21 de junio de 2020

Cierra los ojos, ¿qué ves?.


¿Alguna vez habéis mirado a alguien mientras hace algo tan simple como reír, hablar o comer, y sólo sonríes porque te das cuenta de lo mucho que te gusta?. 
Hay que tener mucho cuidado con quienes vemos al cerrar los ojos, pues son las misma persona que habitan sin saber desde cuando en el interior de nosotros y que tienen la gran capacidad de ponerlo todo patas arriba.
Te vi reír la primera vez y ya pensé: "como va a doler si algún día me falta", pero que más da, hay riesgos que merecen la pena correrlos una y otra vez porque su simple experiencia conlleva cierta adicción de la que nadie debería rehuir.
Y, ¿sabéis?, creo que nunca somos del todo conscientes de lo mal que nos trataron en un pasado hasta que no conoces a una persona que te empieza a tratar como el ser más interesante y valioso del lugar y entonces no te puedes creer que te hubieras conformado antes con tan poco.
Me conozco, pese a seguir descubriendo cosas nuevas en mí, pero, me conozco lo suficiente como para saber que me vas a importar toda la vida, estés o no aquí.
¿Os acordáis cuando de pequeños soplábamos algunas flores pidiendo un deseo?.
Pues creo que algunas personas son como esas flores, ni idea de cómo ni cuándo lo hacen, pero llegan volando justo al centro de tu pecho y hacen que todo parezca fácil y que el único dolor que se pueda sentir es el que experimentábamos de pequeños al caernos de la bicicleta, no sé, son ese tipo de personas por las que siempre he creído y siempre creeré en la magia.
Si la veis por ahí sentiros afortunados, no todas las personas están lo suficiéntemente despiertas para notar su presencia, se mezcla tan bien entre la muchedumbre que a veces hasta a ella se siente parte de ella o demasiado pequeña en un mundo de gigantes, hacer el favor de recordarle que ni el Reina Sofía contiene tanto arte, sí, es arte, ella es arte, pero, sólo  para quien sepa verla.

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