martes, 21 de mayo de 2024

Gestionando despedidas con buena letra y a paso lento

 

Me imagino una calle desierta, una sonrisa preciosa y un silencio ensordecedor, roto tan solo por dos nudos en la garganta de quienes coincidieron por el camino durante un pequeño ratito. Me imagino un "hace tiempo que no nos vemos" y unos ojos llenándose de lágrimas por los abrazos pendientes que quedaron, me imagino un "te he echado de menos" que ni me importa saber si fue recíproco o no. Me imagino un último café, una conversación pendiente que con el tiempo dejará de sentirse tan pendiente y un "que suerte he tenido de cruzarme contigo".

 Respiro hondo, me permito romperme una vez más y aceptar tu recuerdo como la señal de vida, la prueba de que estoy viva y de que puedo sentir. Como una especie de maga sin trucos te colaste aquí dentro, o me colé yo en el interior de un castillo rodeado por murallas en el que dentro había una niña aprendiendo de sí misma; a este tipo de regalos me refiero cuando digo que sí merece la pena deshacerse de corazas y armaduras y mostrar, corazón y entrañas, a quienes creas que sabrán cuidarlo bien.

No te preocupes, pequeña, por lo que ahora toca desinfectar, curar y soltar; el miedo sigue pisándote los talones y probablemente él haya participado en tu huida mientras fantaseabas con ese "vamos a hablar, quédate un rato más"; no ocurrió, y quien sabe, aunque te cueste horrores comprenderlo hay personas que pasan para quedarse un ratito, aprender ellas de ti, tú de ellas o largarse juntas a respirar un poco de los miedos y del ruido de ahí fuera, me gustó la sensación, y por ello ya he ganado mucho más de lo que me imaginaba.

Ahora, pequeña Sunshine, frena y siéntelo todo sin miedos ni agonías, hemos venido a sentirlo todo, ¿recuerdas?, pretender hacerlo solo con lo bueno sería una utopía que nos impediría seguir creciendo, seguir aumentando el tamaño de la habitación que tenemos a la izquierda de nuestro pecho, nos está quedando una habitación y un reino precioso lleno de colores que brillan sin parar; las avispas de mi interior vuelven durante unos minutos a transformarse en mariposas capaces de volar bajo la tormenta, se transforman varias veces al día cuando pienso en el pasado, pero supongo que es parte del proceso. 

"Eres suficiente", "lo hiciste lo mejor que sabías con la libertad que los miedos te permitían", "suficiente", "suficiente", "suficiente", deja de pensar, al menos durante un rato, y respira, hazlo tantas veces como necesites y permítete romperte en los brazos que sigan queriendo acompañarte, estás exactamente donde debes estar y, aunque a veces se te olvide, estás muy lejos de donde estuviste tiempo atrás. 

Me imagino una calle desierta que se va llenando de gente, de ruido, de copas brindando y de música lejana procedente de un banco perdido, pero especial; una sonrisa preciosa acompañada de unos ojos que contienen un jardín secreto me observan, otros ojos tímidos se llenan de lágrimas por los abrazos pendientes, maldito nudo de mi garganta. Me imagino un "me ha gustado coincidir contigo", un "espero que todo te vaya bien, que seas muy muy feliz" y, seguido, un "sé que te irá bien, sé que serás muy feliz, o al menos te lo mereces". 

Vivir sin corazas es una aventura con ciertos riesgos, pero realmente emocionante, me gusta ser así, me gusta descubrirme siendo más valiente de lo que creía que era; miro al cielo, me emociono con facilidad algunos días en que pienso en mi abuelo y en mi abuela, cojo un corazón temblando entre mis manos y les digo orgullosa: "mira abuelo, mira abuela, soy capaz de sentir todo esto". 

Bendita escritura; ni me acuerdo cómo respiraba, sentía, soltaba y crecía antes de ella.

Gracias ♡

viernes, 17 de mayo de 2024

Cuando me permito los cuidados


Ayer lloré entre los brazos de una de esas amigas que siempre sabe lo que hacer cuando todo se desmorona, me permití romperme entre sus brazos y dejarme acariciar en esas zonas que aún están en proceso de curación.
Le hablé del regreso de la ansiedad descontrolada y del miedo a que se quedara atada de nuevo aquí dentro, le hablé de mi abuela y de como la vida se volvía realmente sencilla y preciosa cuando entrabas en esa "casa de la abuela" del norte, le hablé del amor y de mi manera de amar a las personas, le hablé de quien fue capaz de hacerme sentir a salvo durante un ratito y de la nostalgia que sigo sintiendo cuando pienso en ella, le hablé de mi mejor amiga y de lo orgullosa que estoy de ella, le hablé de mis sueños y miedos, le hablé de lo que me gusta querer y cuidar a otros y de mis dificultades cuando otros lo intentan hacer conmigo, le hablé de mis pensamientos, a veces catastróficos, y de esta mezcla de tristeza y cansancio que aún seguía acostándose conmigo alguna que otra noche. 
Ella me escuchaba atenta y con un mirada dulce, sus brazos me acercaban a su pecho y sus labios me besaban la frente con sacos repletos de amor y ternura. 
Tras un silencio largo, pero cómodo en el que refugiarse, me ayudó a mirar aquí dentro y a empezar a parar toda la maquinaria para dedicarme únicamente a empezar a observar, hacía tiempo que no lo hacía y se notaba, luego me recordó que ya había estado aquí y que esto también pasaría.
"Esa tristeza que llevas ahí dentro no se va a ir hasta que no le dejes quedarse un tiempo en alguna de tus habitaciones, hoy pensarás un poquito en esas cosas que te ponen triste, no te preocupes, es parte del proceso, mañana pensarás un poquito menos y tendrás que seguir aceptando su existencia, pero en algún momento, antes o después, llegará la noche y te darás cuenta de que no has tenido tiempo para pensar nada en ello, será entonces cuando la tristeza ya se haya ido al comprobar que ya no es capaz de hacer tanto ruido. Mientras escribe pequeña, escribe tanto como necesites y de lo que necesites, escribe de lo que has sentido, de lo que sientes y de lo que te gustaría sentir, esa siempre ha sido tu mejor forma de mirarte hacia dentro sin hacerte demasiado daño.

Ya os dije que es una amiga que siempre sabe qué hacer y/o decir cuando todo se desmorona; no sabía que responderle, tan sólo permanecí unos minutos más escuchando el latido de su corazón y le dije que me gustaba sentirme cuidada y querida, ella me respondió que aprendió a hacerlo de la mejor y, entonces, nos fue imposible no rompernos a la vez.
Tengo a personas en mi vida a las que quiero con todo el corazón, que suerte sentir esto que siento con ellas y de que sigan estando muy cerquita de mí, algo muy bueno debí hacer en otro vida para seguir sintiendo sus brazos rodeándome hasta cuando soy más complicada de acompañar. 

Gracias ♡

miércoles, 15 de mayo de 2024

A quien está por llegar


No me conoces, ni tú a mí ni yo a ti, pero ojalá poder conocernos pronto y crear una esfera, aunque sea un ratito, en la cual el mundo y la vida parezcan algo más sencillas de lo que son en realidad. Te voy advirtiendo que no soy fácil de conocer ni de cuidar/querer, intento ponerlo fácil, te lo prometo, pero sigo sin conseguirlo, supongo que por esto mismo me hace tan feliz fantasear con la posibilidad de conocer a personas con ganas de hacerlo, no sé, me gusta la posibilidad de conectar con las personas y sentir cada emoción y sentimiento tanto como mi corazón y tripas me permitan.
Es cierto que, al igual que lo bueno lo siento aquí dentro intensamente, con lo malo me pasa igual y a veces algunas zonas me duelen más de lo que me gustaría, pero no me arrepiento de ser como soy, desde hace años conseguí reconciliarme con mi sensibilidad del todo y apreciar toda la belleza que esta me muestra, un mundo invisible a los ojos de gran parte de personas.
No quiero pedirte nada, no quiero pedirte que te quedes, ni que me entiendas, ni que todo te parezca bien ni una atención desmesurada, solo quiero pedirte algo.
Tengo aquí dentro a una niña preciosa pintando corazones y flores en las paredes de una habitación llena de luz, a veces perceptible por parte de otros;
algunas personas nunca han entrado aquí, otras entraron tras años de ternura y cuidados, y otras con tan sólo una sonrisa, tres o cuatro de mis amigas ya son capaces de llegar a esa niña sin problemas, son expertas en mimarla y quererla bien. 
No sé si tú conseguirás llegar, ni siquiera sé si en algún momento nos conoceremos o no, pero... por favor, si quieres irte despídete antes. No hacen falta gestos grandilocuentes ni actos muy formales, sólo despídete, como quieras o como puedas, sé que no nos han enseñado demasiado esa movida de soltar, pero hazme ese pequeño favor, me suele costar el tema de soltar a quien me hace sentir a salvo de los monstruos de aquí dentro, y las despedidas, aunque no las gestione bien, me lo ponen algo más fácil.
Ah, y gracias, porque si me cuesta soltarte es porque antes hemos sabido agarrarnos desde el amor y la ternura, y eso vale todo malestar y sufrimiento de la despedida. 
Ya te he dicho que he venido a sentirlo todo bien adentro, sé que no es lo habitual y que si de algo sirven las corazas es de autoprotección, pero es que mi abuela me enseñó el amor así, permitiéndose sentirlo todo para que así, en el momento de la despedida, me quede un corazón repleto de amor, ternura y de pequeñas y mayores historias realmente preciosas. 
No nos conocemos, ya lo haremos, antes tengo mucho que limpiar y ordenar, pero por favor, hazme ese favor si algún día nos toca despedirnos.

Gracias y hasta pronto.