domingo, 23 de agosto de 2020

Minutos antes del despegue


Deberíais estar aquí o ya allí, pero deberíais estar, aunque sé que esto no lo habéis elegido y que si por vosotros fuera estaríais, algo dentro de mí todavía os está buscando por aquí creyendo que apareceréis mágicamente, menuda masoquista que estoy hecha, sería muy de película, pero sería un puntazo que ocurriera, aquí dentro duele un poquito (mucho) vuestra ausencia, ojalá poder abrazaros muy fuerte ahora mismo.
Y sí, también siento un puñado de nervios, otro de miedos y un cosquilleo incesante con una ilusión entremezclada que me ha hecho ir sonriendo a la nada hasta llegar aquí, pero es mucho menor de lo que me creía que sería, nada ha salido como me imaginaba, este verano ha sido totalmente un: "La realidad supera a la ficción".
Los miedos e inseguridades siguen capturándome en ocasiones haciendo que no disfrute tanto como me gustaría algunas sensaciones nuevas, aún así lo estoy intentando. 
Me gusta mucho esta zona del aeropuerto, está al fondo de todo y por alguna razón nadie llega hasta aquí solo por sentarse, así que disfruto mucho de mi burbuja, apenas se escucha nada, por lo que se respira cierta paz y tranquilidad en esta zona del aeropuerto, ojalá poder venir hasta aquí más veces aunque no fuera a coger ningún avión, no es un lugar especial y ni siquiera creo que se pueda calificar como bonito, pero me gusta asomarme a través de una cristalera enorme, tiene cierto grado de encanto y nostalgia, sino fuera por lo incómodo que es llevar aquí la mascarilla ya sería perfecto.
Un pequeño sonido procedente de mi móvil rompe la burbuja en la que estaba y escucho no muy lejos de mí el barullo de la gente; me paso los siguientes minutos observando a cada persona, sus gestos, sus manías, el tono de sus voces, las prendas de ropa que llevan e imagino de dónde viene y hacia dónde se dirige cada una.
Hay veces que me encantaría que alguien me observara a mí con la misma atención y admiración con la que yo lo hago, pero me cuesta creer que eso pueda ocurrir.
No muy lejos de mí veo a un hombre de avanzada edad con unas gafas idénticas a las de Harry Potter leyendo un libro, me fijo en la portada y leo: "El secreto de la felicidad", le veo tan concentrado y fascinado que hasta siento cierta envidia de la burbuja en la que se encuentra inmerso, yo ya me siento incapaz de volver a la mía y lo único que hago es mirar el reloj nerviosa e imaginar como una idiota el momento del reencuentro para intentar no acabar como una magdalena, por favor que no pase.
Quedan 5minutos para averiguar cual es la puerta de embarque, esto es una locura, demasiado locura, y me asusta la idea de pensar que no ha sido una buena idea, se me da mal no tener las cosas bajo control, aunque en el fondo me gusta la sensación pese a no estar muy acostumbrada a ella.
Miro dentro de mí y veo a una niña saltando en cada órgano como si de camas elásticas se tratase, le pregunto asombrada si no tiene miedo y me dice:
-Un poco, pero como ocurre siempre antes de vivir una nueva aventura, ¿no?.
No sé que decirle, me siento muy orgullosa de todo lo que ha logrado en sólo unos meses, aún recuerdo cuando creí haberla perdido; siento un poco de vergüenza, siempre he sido yo la que ha cuidado de ella y la que sabía que decir para tranquilizarla, en cambio ahora parece como si nos hubiéramos intercambiado los roles.
- "Todo va a salir bien Lau", me dice mientras vuelve a acurrucarse en el órgano que tenemos a la izquierda de nuestro pecho; no sé cómo lo hago, pero por primera vez me lo creo del todo y no a medias, ojalá que sea la primera de muchas más veces. 
Y ahora sí que sí, el puñado de ilusión es mucho más grande que el de miedos e inseguridades, pero siguen haciendo acto de presencia, aunque con menor intensidad.
Las cosas no han salido de la manera en que me imaginaba que ocurrirían, pero bueno, así empiezan las historias de aventuras, al menos la del niño de Up empieza así ¿no?.
Yo que sé... a ver si despegamos ya.

miércoles, 12 de agosto de 2020

La fidelidad con los libros de mi mesilla


De verdad que lo intento, pero no lo consigo; me paso cerca de una hora en cualquier librería o biblioteca leyendo los títulos y la contraportada de cientos de libros con muchas ganas de que alguno de ellos me parezca lo suficiéntemente llamativo como para querer leerlo entero y no perder el interés y las ganas antes de haber llegado a la mitad, pero siempre pasa lo mismo y me siento algo culpable, como si  ese libro que tengo entre mis manos fuera realmente interesante o tuviera algo realmente especial, y que yo no he sabido encontrar por unas altas expectativas iniciales o por no haberle dedicado el tiempo suficiente, y como no quiero volver a esa sensación desagradable vuelvo a los mismos cinco o seis libros de mi mesilla de hace años, es ir por el camino seguro, por el camino sin imprevistos ni nuevas experiencias, y pese a haber perdido ya el número de veces que los he leído me siguen gustando tanto como la primera vez, pero me quedo con las ganas de que ocurra algo que no me espero, algo que me sorprenda y que no había leído antes, así que vuelvo a intentar probar con alguno nuevo con la esperanza de conseguirlo, pero son tan pocas las veces en que esto ocurre que me rindo fácilmente si no consigue atraparme con la suficiente intensidad como para llegar a la última página.
Creo que con las personas me pasa algo parecido.
Acabo siempre con los cinco o seis libros de mi mesilla como mis únicas opciones de éxito, pero me tienta la idea de volver a buscar alguno nuevo que consiga engancharme lo suficiente como para no querer llegar al final o que cuando esto ocurra querer volver a empezar. 

domingo, 9 de agosto de 2020

Lo estoy intentado

 

Respira hondo, de verdad, hazlo.

Todo va a ir bien

Y si no, lo volvemos a intentar.

Pero todo va a ir bien, te lo mereces después de todo. 

viernes, 7 de agosto de 2020

La verdad y nada más que la verdad


La verdad es que, aunque haya conseguido mejorar en muchos aspectos, estoy muerta de miedo en muchas ocasiones.

La verdad es que no me da igual cuando digo que algo sí da igual.
La verdad es que me sigo sintiendo algo insuficiente, aunque haya disminuido el número de veces en los que me siento así.
La verdad es que a veces me siento algo vacía cuando me rodean demasiadas personas.
La verdad es que en un futuro me gustaría una rutina, un lugar estable al que volver cuando anochezca, pero me aterroriza la idea de que nadie esté esperándome, por lo que viajando, estando en continuo movimiento me siento a salvo.
La verdad es que estoy harta de decir "no te preocupes" o "pero bueno" cuando termino de contar algo que en el fondo sé que me duele o me importa.
La verdad es que sigo sin creerme del todo las alabanzas que recibo o que esa tía que se sube al escenario sea yo.
La verdad es que este año cierro mucho más que un curso o una etapa.
La verdad es que sigo reviviendo recuerdos pasados con la esperanza de hacerlos eternos, sé que no pasará.
La verdad es que a veces vivo instantes tan mágicos e intensos que se cuela entremezclado el pensamiento de: "Como voy a echarlo de menos y como va a doler cuando todo se acabe".
La verdad es que tengo miedo a sentir mucho o a no sentir nada, miedo a subir demasiado porque sé que en algún momento tocará bajar.
La verdad es que me parecen demasiado increíbles algunos días, algunas personas y algunos planes de futuro como para fantasear con la idea de que pueda ser real.
La verdad es que me cuesta creer que me queráis tanto y me aterroriza la idea de que en algún momento dejéis de hacerlo.
La verdad es que no quiero otra historia, ni otros lugares, ni otros sentimientos ni emociones que no sean estos.
La verdad es que algunas noches sigo tocando ahí justo donde duele y no dejo de hacerlo hasta que siento que no puedo más o hasta que caigo dormida.
La verdad es que tengo mucho miedo.
La verdad es que prefiero el dolor antes que no sentir nada o a irme de aquellos lugares de los que no quiero irme.
La verdad es que yo no me imaginaba nada de esto; perder el control de absolutamente todo tiene cierto grado de adicción que desconocía, y tal vez me vuelva a estampar, y tal vez nadie lo vaya a entender nunca, pero necesito hacerlo como prueba de que estoy viva, de que puedo sentir.
La verdad es que escribo porque soy una cobarde y no me atrevo a hablar demasiado o a destapar mis zonas en ruinas.
La verdad es que no tengo ni la menor idea de cómo se hace eso que las personas racionales llaman "soltar" y tampoco estoy muy por la labor de aprender aún sabiendo que es necesario.
La verdad... yo que sé, la verdad es que quiero quedarme a vivir aquí; en este instante, en este lugar, en este sentimiento, en este segundo que ya acaba de pasar, pero cada noche, a oscuras, recuerdo que eso es imposible, que el tiempo pasa, y vuelvo a sentirme muy muy pequeña mientras los miedos vuelven a capturarme y a alejarme de la vida.