miércoles, 6 de junio de 2018

Carta a la Laura del pasado de hace un año exactamente.


Que desnudarse es mucho más que quitarse la ropa, que la confianza se ha escondido por todos los golpes que recibió y ahora es muy difícil dar con ella, que la libertad fue violada por un hombre que siempre tuvo miedo a ella, que los gritos se han apoderado del maldito silencio impuesto y ahora todo el mundo se ha dado cuenta de que ocurría.
Que hay muchas casas y muy pocos hogares, que el frío es mucho más que una baja temperatura y que el calor está perdiendo con los años la batalla, que el amor es amor y nadie tiene derecho a poner normas o condiciones, que los miedos están yéndose velozmente porque saben que nos hemos dado cuenta que nosotros somos sus dueños, aún así, siguen teniendo en su posesión algunas víctimas que desconocen esto último, por eso debemos seguir alzando la voz, porque es lo que deberíamos haber hecho durante mucho tiempo y no lo hicimos, pero, hoy, mañana o pasado saldremos ahí fuera y seremos lo suficiéntemente valientes para mostrar el color de nuestra alma, para no aguantar ni un segundo más esa mano en el cuello que va apretando más fuerte cada día.
Que ya se han ido muchos y se seguirán yendo, pero, los de siempre, los que sabían que este momento llegaría seguirán ahí, cuidándote las espaldas, llenándote de fuerza.
También te dirán que has cambiado, que vuelvas a ser la de siempre, que así ya no es igual, y tú todavía seguirás quedándote en silencio aunque te mueras de ganas de alzar la voz, tal vez, el miedo por sentir que las cosas están cambiando te invada las entrañas, pero por primera vez, eres consciente de que necesitas ese cambio para tomar aire, que por primera vez lo estás haciendo por ti, y claro, eso debe dar rabia a personas que siempre te han tenido para ellos y ellas.
Así que a ti te digo que ni se te ocurra dejar este camino, que el miedo esta vez no va a poder con nosotras y que para nada estás sola, siempre ha sido algo que te han hecho creer, pero no lo estás.
 Que no vas a perder a nadie, tan sólo empezaras a quedarte con los que siempre te animaron a que no aguantaras ciertas a cosas, a que gritaras, bailaras y te volvieras completamente loca si eso es lo que necesitabas, y por fin lo estás haciendo, pasito a pasito, con las inseguridades de siempre ahí detrás, pero, están perdiendo la batalla, están haciéndose pequeñitas, pero aún están ahí, intentando controlar la situación, así que ten cuidado, todavía no han desaparecido.
Ahora mismo, en ese momento en el que estás no ha comenzado nada y sé que crees que no lo conseguirás y que te espera quedarte otro año entero en el instituto... para nada, no te rindas, sé que estás en ese momento en el que resulta una opción tentadora, pero te aseguro que merecerá la pena no hacerlo, estás a punto de conseguir llegar a la carrera universitaria que creías que no ibas a llegar y aquí, ahora, hay muchísimas cosas que te harán ir por este camino, que vamos a saborear el sabor de la libertad, sí, esa que siempre quisimos y que por no tenerla siempre nos pesó demasiado, ha llegado, bueno, una pequeña parte de ella ha llegado, la otra deberemos ir lográndola juntas, poco a poco.

De verdad, sé que hay una Laura que siempre nos ha hecho sentir pequeñas, que nos ha recordado y que a veces nos sigue recordando todos los defectos y torpezas delante del espejo, que siempre nos ha impuesto ese maldito silencio, que su mayor objetivo era estar a la altura de lo que le pidieran todas las personas y la sociedad, pero, ahora somos nosotras, la que siempre quiso gritar muchísimas cosas, romper las paredes y no lo hizo, la que se sigue emocionando e ilusionando con facilidad, los pies en el suelo, pero, la cabeza en las nubes, la que sueña con con los ojos abiertos, la que se muere de ganas de llenarse de felicidad y fuerza, esa... esa Laura que siempre hemos escondido está ahí, tal vez con algo de miedo, ya la conoces, demasiado temerosa ante las cosas nuevas, pero está ahí... sonriendo delante del espejo y empoderándose como persona tan sólo con esa sonrisa, sigue teniendo la "magnífica" capacidad de ver todos los pequeños y mayores defectos que le gustaría corregir, pero, han parado de ser la razón por la que no mirarse demasiado en el espejo.
Querida Laura del pasado:
Te conocí hace unos años y fue delante de un espejo, no fue ese el mejor día, pero tuve la oportunidad de conocerte en el fondo de esos ojos llorosos y creo que nos dimos cuenta que este cambio que he empezado y que tú empezarás en nada era necesario, romper las normas, las barreras, los silencios impuestos a la fuerza y las pequeñas injusticias que tuvimos que aguantar bajo la frase de: -La cosas son así, -es lo que te ha tocado.
Y no te estoy diciendo que vaya a ser fácil o que esta batalla ya está casi ganada...
esto no ha hecho más que comenzar, pero por fin ha empezado, dando luz a esa Laura luchadora y, sobre todo, llena de ganas, con un ejército enorme por si acaso los miedos nos capturasen y nos hicieran retroceder; ¿te acuerdas cuándo por la noche, tiradas en la cama, nos hacían sentir completamente solas en esa habitación?, estuvimos a nada de creérnoslo y aceptarlo, menos mal que no lo hicimos.
Mucho ánimo, hace un año, en ese momento en el que estás, estuve a punto de mandarlo todo a la mierda y, sinceramente, no sé que fue lo que me lo impidió, pero no sabes lo orgullosa que estoy ahora de no haberlo hecho, así que no lo hagas, sé que te han dicho esto muchísimas veces, pero, aguanta un poco más, sólo unos meses más, te aseguro que muchas de las cosas que siempre hemos necesitado para poder respirar están a punto de llegar.
Y, que nadie te haga sentir pequeña, no lo eres, no lo somos, es hora de empezar a ganar batallas a este mundo muerto.


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